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Marcos de Porras

Biografía

Porras, Marcos de. ?, p. m. s. XVI – ¿Nogales? (León), 25.III.1606. Monje cisterciense (OCist.) de Nogales (León), místico.

Las primeras noticias que tenemos de este gran monje —uno de los más destacados que se forjaron en Nogales— aparecen ejerciendo el cargo de prior en el Monasterio de Monsalud (Guadalajara), donde le sucedió un hecho portentoso que referiremos luego. Ignoramos otros acontecimientos de su vida, y sólo tenemos la noticia de haber desempeñado el mismo cometido en tiempos del abad de Nogales Bernardo Zuazo (1602-1605). Es posible que en su formación tuviera parte aquel gran hombre fray Cipriano de la Huerga, hijo del mismo monasterio, que pasa por ser uno de los exégetas más brillante que ha tenido el Císter, fallecido en 1560, precisamente cuando fray Marcos se estaría formando. Permaneció algún tiempo al lado de los abades como segundo superior.

Fue elevado a la sede abacial en 1605, luego de señalar esta fecha un manuscrito de la época, añade: “Murió el año siguiente día del arcángel san Gabriel (25 de marzo), en opinión de santidad, porque siempre fue querido y respetado por valor de singular virtud y de mucha oración mental, en la que gastaba muchas horas del día y de la noche”. Según el Ilmo. Manrique, fray Marcos de Porras, monje de Nogales, se distinguió por su acierto en el gobierno de los monjes de su monasterio lo mismo que en Monsalud. Crisóstomo Henríquez a su vez, en su Fascículus Sanctorum de la Orden Cisterciense, refiere el caso siguiente. Siendo fray Marcos de Porras prior del Monasterio de Monsalud, cierta noche, al entrar la comunidad en Maitines, en las primeras horas de la mañana, sonó en la iglesia una voz estertórea que asustó a todos los monjes, hasta tal punto que no se atrevían a pronunciar ni una palabra, ni a moverse de sus sitiales. Añadió la voz que bajase solo el prior, porque tenía que comunicarle un mensaje. Fray Marcos, sin el menor sobresalto, salió de su sitial acompañado de algunos monjes, pero la voz insistió en que bajara sólo, porque a él sólo lo necesitaba. Obedeció prontamente, y permaneció largo rato comunicando con el ser que había dado aquellas voces. Se trataba de un monje que había muerto en fecha reciente, manifestando al prior la necesidad en que se hallaba, desapareciendo luego. Se supone que se hallaba en el purgatorio y necesitaba sufragios. El prior regresó al coro sin el menor sobresalto, donde encontró a los monjes llenos de espanto hasta conocer el desenlace.

 

Bibl.: D. Yáñez Neira, “Abadologio del Monasterio de Santa María de Nogales”, en Archivos Leoneses, nº 76 (1984), págs. 70-71; “El Monasterio de Santa María de Nogales, Monjes ilustres”, en Archivos Leoneses, nº 78 (1985), págs. 324-25.

 

Damián Yáñez Neira, OCSO

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