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Ramón de Pignatelli y Moncayo

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Biografía

Pignatelli y Moncayo, Ramón de. Zaragoza, 18.IV.1734 – 30.VI.1793. Canónigo, ingeniero y literato.

Fue hijo segundogénito de los condes de Fuentes, Antonio Pignatelli y María Francisca de Moncayo Fernández de Heredia, Grandes de España de 1.ª Clase y príncipes del Sacro Romano Imperio, según dignidad conferida por el emperador Fernando III en 1648. Sus primeros estudios tuvieron lugar en su ciudad natal; pero, a los diez años, fue enviado para que cursase en Roma la carrera eclesiástica, a las órdenes de su tío el cardenal don Antonio. En el Colegio Clementino estudió Latín y Humanidades, primero, y continuó después con la Filosofía, las Matemáticas y la Física. Hizo los estudios con tal brillantez y rapidez que, al sufrir un examen en presencia del Sumo Pontífice, Benedicto XIV, mereció que éste le felicitase ante la Corte romana y le otorgase una canonjía en la Metropolitana de Zaragoza. Tras regresar a España, tomó posesión de la misma el 18 de marzo de 1753. En la Universidad de Zaragoza se graduó en Derecho, Cánones, Filosofía y Letras, cursando, además, todas las asignaturas de Ciencias Naturales, Físicas y Exactas que en su tiempo podían cursarse en las universidades españolas.

En 1764 fue nombrado por el rey Carlos III “Regidor de la Sitiada”, es decir, director del hospital conocido en Zaragoza con el nombre de Real Casa de Misericordia. Tuvo entonces ocasión de manifestar tanto su actividad como sus conocimientos científicos y económicos. Introdujo en la Casa de Misericordia notables mejoras y reformas, aumentó sus rentas, construyó nuevos talleres, escuelas, aulas, dependencias y oficinas y reconstruyó la totalidad del edificio con planos de su exclusiva invención. Por esta labor se le concedió la Gran Cruz de Carlos III. Uno de los medios empleados para incrementar los recursos de la institución fue la construcción de una plaza de toros destinada a recaudar fondos. La primera corrida en el nuevo coso se celebró el 8 de septiembre de 1764.

Esta iniciativa le granjeó la animadversión del grupo de ilustrados aragoneses opuestos a la fiesta.

Restauró asimismo el palacio episcopal y, en 1771, fue nombrado presidente de la Junta Preparatoria para la creación de la Academia de San Luis, o de las Tres Nobles Artes, que habría de impulsar el arte aragonés en todas sus manifestaciones. Con este motivo manifestó sus conocimientos y aptitudes para el cultivo de las bellas artes. Fue nombrado también miembro de la Real Academia de San Fernando y de la Bascongada de Amigos del País.

Fue uno de los impulsores de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, cuyo primer director fue su primo el conde de Sástago y de la que él mismo fue, desde 1776, censor perpetuo. Pronunció el discurso inaugural el 22 de marzo de ese año.

Pronto se formaron en el seno de la Económica dos facciones enfrentadas, la más conservadora de la nobleza, con la que se alineaba Pignatelli, y la progresista, formada por una burguesía emergente, en la que se encontraban los funcionarios y “golillas”. A partir de 1779, este enfrentamiento se manifestó con motivo del Plan Gremial y determinó que los opuestos al mismo boicotearan durante un tiempo las sesiones.

Fue rector de la Universidad Literaria de Zaragoza en distintos períodos, en 1763, 1783, 1784, 1792 y 1793.

Durante su rectorado se reformaron los estatutos de la Universidad y se introdujeron notables mejoras en las enseñanzas y en el ceremonial escolar de la misma.

La empresa que habría de dar mayor fama a Pignatelli fue la del Canal Imperial de Aragón, que se había construido, en tiempos del emperador Carlos V, como acequia de riego a lo largo de la margen derecha del Ebro, por términos de Navarra y Aragón.

Las obras, se reanudaron hacia 1770, confiadas a una compañía extranjera, para convertir la acequia en canal de navegación. Ante los problemas técnicos y financieros de la compañía, en 1772 Pignatelli se hizo cargo de los trabajos, en calidad de protector, con amplios poderes y facultades. A decir de su sucesor, el conde de Sástago, “por su nacimiento, representación, inteligencia universal, laboriosidad, constancia y sublimidad de ideas, reunía todas las cualidades necesarias para dirigir una obra de esta naturaleza”. Empezó estudiando los trabajos hechos por la compañía, buscó un nuevo emplazamiento a la presa de toma de El Bocal, sobre el río Ebro, y acometió la construcción desde distintos puntos, auxiliado por ingenieros españoles y extranjeros y contando con la mano de obra de varios regimientos militares. Para supervisar todo ello, organizó unos equipos con los que se reunía todos los domingos para programar los tajos de la semana siguiente.

Las obras progresaron durante más de una década y, tras construir el gran acueducto sobre el río Jalón, en 1782, se puso en marcha la navegación y se ampliaron las zonas regables; pero, las dificultades surgidas por las avenidas del río y la mala calidad del terreno, fueron aprovechadas por los partidarios de la antigua compañía para intentar desprestigiar su labor ante la Corte, especialmente tras la rotura de la presa de El Bocal, en 1783. El conde Floridablanca envió a Agustín de Betancourt a efectuar un reconocimiento en 1784 y su informe fue tan positivo que fortaleció la posición del protector. En su concepto, la del canal era “una obra prodigiosa, que no se puede ver sin admiración ni concebir sin osadía”.

El 14 de octubre de ese año fue un día significado en las obras, pues las aguas del canal, tras cruzar el río Huerva por un acueducto de madera, entraron por fin en Zaragoza. Pignatelli mandó construir una fuente con la inscripción “Incredulorum convictioni et viatorum comodo”, que fue llamada la Fuente de los Incrédulos.

Entre tanto, en 1781, se había agregado a la empresa del Canal Imperial otro canal más modesto, el Canal Real de Tauste, que tomaba sus aguas de la misma presa y regaba la margen izquierda del valle.

El 17 de agosto de 1790 se colocó la última piedra en la presa del Bocal y Floridablanca hizo extender a favor de Pignatelli una Real Orden en extremo gratulatoria.

El pueblo aragonés premió también su trabajo y esfuerzo con varios festejos en su honor en Zaragoza y publicó una Corona poética en su alabanza. A la muerte de Pignatelli el canal alcanzaba unos pocos kilómetros aguas abajo de Zaragoza; pero no se pudo continuar a causa de los hundimientos producidos por la disolución de los yesos.

Concibió y desarrolló el proyecto encaminado a enlazar el Mediterráneo con el Atlántico, por medio de las aguas del Ebro y el puerto de Laredo. Este proyecto lo publicó en 1792, pero la exoneración de Floridablanca y su propio fallecimiento impidieron que pudiera abordarlo. Cuando murió, el pueblo de Zaragoza mostró un sentimiento tan unánime como sincero, dedicándole unas honras fúnebres muy solemnes. El conde de Sástago, su sucesor, pidió y obtuvo real licencia para levantar un monumento público en su memoria, y a pesar de haberse recaudado por suscripción popular una suma más que suficiente para terminarlo, por varias circunstancias no pudo erigirse hasta 1857, en que lo inauguró la infanta Luisa Fernanda, duquesa de Montpensier. Es obra del escultor Antonio Palau, y fue fundido en bronce en París por el artífice Durand, levantándose en el sitio llamado la Glorieta del Paseo de Santa Engracia, de Zaragoza. Se terminó en 1858.

 

Obras de ~: Verificación del Real Canal de Tauste; Oración ante la Sociedad Económica de Amigos del País, Zaragoza, 1779; Tratado sobre las obligación que tienen todos los buenos patricios de fomentar las sociedades económicas en España, Zaragoza, 1780; Navegación y plan comprensivo de la comunicación del mar Océano con el Canal Imperial de Aragón, hecha de orden del rey y presentado a S. M. en 1786; La excelencia de las artes, Madrid, 1788; Discurso en que se ponderan las ventajas de la navegación del río Ebro, satisfaciendo a las objeciones y reparos que propusieron el año 1738 los ingenieros ordinarios don Bernardo Lana y don Sebastián Rodulfe, en el Plan que levantaron de orden del rey Felipe V; Planes y diseños sobre los adelantamientos del Canal Imperial de Aragón con explicaciones, instrucciones, etc.; Respuesta a las dificultades y objeciones expuestas por los herederos de diversos términos de la ciudad de Zaragoza, a que domina el Canal Imperial; Solución a otras dificultades pertenecientes al mismo Canal Imperial; Relación completa del Canal Imperial en todo su curso, desde los términos de Fontellas, en Navarra, hasta los de Zaida; Proyecto de navegación del canal imperial aprobado por S. M.; Método y orden de la navegación del Canal Imperial, Zaragoza, 1789.

 

Bibl.: Conde de Sástago, Descripción de los Canales Imperial de Aragón y Real de Tauste, Zaragoza, Francisco Magallón, 1796 (reeds. con est. prelims., Madrid, MOPU, 1984, y Madrid, Ministerio de Medio Ambiente y Ministerio de Fomento, 1998); Elogio del mui ilustre señor D. Ramón Pignatelli que en junta general celebrada el día 18 de Marzo de 1796 por la Real Sociedad Aragonesa de Amigos del País leyó su socio el Conde de Sástago, Zaragoza, Francisco Magallón, 1796 (reprod. con intr. y est. de M.ª-D. Albiac Blanco, Zaragoza, Departamento de Cultura y Educación, 1988); J. Borao, “Don Ramón de Pignatelli”, en El Museo Universal, Madrid, 1858; A. Lasierra Purroy, Apuntes para la biografía de D. Ramón Pignatelli y Moncayo, Zaragoza, Real y Excma. Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, 1923 (reprod. facs., Zaragoza, Diputación, 1993); J. Pasqual de Quinto y de los Ríos et al., Ramón Pignatelli y su época (1734-1793), Sala Corona de Aragón, Espacio Pignatelli, 26 de mayo a 30 de junio de 1993, Zaragoza, Diputación General de Aragón, 1993; Ramón Pignatelli: en el homenaje de su bicentenario, Zaragoza, Diputación General de Aragón, 1994; M. Allué Escudero, “Semblanza de don Ramón de Pignatelli”, en Conferencias Premio Ramón Pignatelli, Zaragoza, Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, 1995; G. Pérez y G. Redondo (dirs.), Los tiempos dorados: estudios sobre Ramón Pignatelli y la ilustración, Zaragoza, Diputación General de Aragón, Departamento de Educación y Cultura, 1996; L. F. Vidal de Barnola, “Semblanza biográfica de Don Ramón Pignatelli de Aragón y Moncayo”, est. prelim. en Conde de Sástago, Descripción de los Canales Imperial de Aragón y Real de Tauste, 1796, op. cit., 1998.

 

Fernando Sáenz Ridruejo

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