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José Pidal y Rebollo

Biografía

Pidal y Rebollo, José. San Fernando (Cádiz), 6.VI.1849 – Madrid, 4.V.1920. Capitán general de la Armada y ministro de Marina.

Nació en una familia natural de Villaviciosa (Asturias) tenida y reputada de reconocida honradez y nobleza, gozando en este concejo del estado de hijosdalgo.

Fue su padre José Pidal y Solares, administrador de Rentas de Villaviciosa, y su madre Rosalía Rebollo y González, de Cádiz. Sentó plaza en el Colegio Naval Militar (San Fernando, Cádiz) como aspirante de número el 6 de junio de 1862, ascendió a guardia marina de 2.ª clase (12 de diciembre de 1863) y embarcó en el buque escuela Esperanza, navegando integrado en la escuadra de Juan Bautista Lazaga, hasta su traslado a la urca Santa María surta en los caños de La Carraca (Cádiz). Con este barco salió de Cádiz el 8 de noviembre con destino a Manila, fondeando allí el 17 de julio de 1865. A primeros de noviembre, camino de Hong Kong, les sorprendió un fuerte temporal en el que perdieron varias velas y las anclas de leva con sus cadenas, teniendo que arribar a Batangas para reparar las averías.

Cuando regresó a España (Cádiz, 29 de junio de 1866), Pidal había aprobado ya su examen de dos años.

Pasó voluntariamente a la fragata Concepción, que salió el día 10 de julio para Río de Janeiro, a fin de unirse a la escuadra de América del Sur que mandaba Casto Méndez Núñez, recién venida del Pacífico.

Una vez en puerto, se examinó y ascendió a guardia marina de 1.ª (21 de diciembre de 1867). En Río trasbordó a la fragata Numancia para regresar a España por trastornos estomacales y llegó a Cádiz el 21 de septiembre. Después de doce días de observación, pasó a la fragata Lealtad, donde disfrutó de un permiso de cuatro meses de licencia. Luego embarcó sucesivamente en el vapor Francisco de Borja y en las fragatas Lealtad, Almansa y Esperanza, para volver a la Almansa. En este buque le sorprendió la Revolución de septiembre, iniciada por Prim a bordo de la fragata Zaragoza y secundada por Topete, que provocó la caída del Trono, el exilio de la Familia Real y un debilitamiento de la disciplina en la escuadra. El movimiento revolucionario se extendió rápidamente por diversos puntos de España y a su frente se fueron instalando las Juntas revolucionarias. Las fuerzas de los sublevados, mandadas por el general Serrano, que se dirigían a Madrid, se enfrentaron con las gubernamentales dirigidas por Novaliches en la llamada batalla del puente de Alcolea (Córdoba), derrotándolas y asegurando así el triunfo de la Revolución. Pidal, todavía de guardia marina, tomó parte en la batalla (28 de septiembre de 1868) mandando la 2.ª sección de la compañía de marineros escolta del duque de la Torre, y por su actuación se le concedió el grado de capitán del Ejército. Durante la insurrección republicana de Cádiz, mandó el material de artillería del castillo de la Cortadura, rechazando un ataque de los insurrectos y recuperando los carabineros presos en San José. En enero de 1869 se examinó y fue promovido a alférez de navío (antigüedad de 31 de diciembre de 1868). Embarcó en el vapor San Francisco de Borja y salió de Cádiz para La Habana (29 de enero de 1869) conduciendo el batallón de cazadores de Simancas, en un viaje de diecinueve días.

La isla de Cuba estaba en estado de guerra, guerra llamada de los diez años, que había comenzado con el manifiesto de Yará. Allí tomó Pidal unos doscientos deportados cubanos insurrectos y se dirigió a Fernando Poo, pero por haber tenido una avería en la máquina al norte de las Bermudas, arrumbó a vela hacia Puerto Rico, donde después de reparar la avería, continuó el viaje. A su regreso embarcó a ochenta deportados de color indultados para Madeira, pero al no dársele entrada en ese puerto, siguió hasta Cádiz, donde fondeó, quedando en observación en la canal (5 de julio de 1869). El día 28 embarcó en la fragata Berenguela, fondeada en el golfo de Cádiz, y salió con ella para Valencia (13 de octubre de 1869) en la que, al igual que en otras provincias, se habían levantado en armas algunos grupos radicales del republicanismo federal. Pidal llevaba una batería de sitio compuesta de morteros y obuses que se emplazó dotada por la tripulación de la fragata. El 14 rompieron el fuego contra los insurgentes republicanos y el 18, vencida ya la insurrección, volvió a Cartagena. El día 27 salió la fragata para Filipinas, tocando una serie de puertos por necesidades de carbón, fondeando en Manila el 16 de marzo de 1870. Al día siguiente se trasladó a la corbeta Wad Ras, con la que desempeñó diversas comisiones, persiguiendo expediciones piratas, hasta que pasó al apostadero de Cebú. El barco estuvo varios días anclado en Ilo Ilo trabajando con su gente en las operaciones de salvamento del vapor Marqués de la Victoria. Luego salió para Zamboanga para unirse a la escuadra del general Mc Crohon con la que participó en las operaciones contra Joló. Obtuvo por ello la Cruz de Caballero de la Orden Real de Cambodge impuesta por el rey Novorodón I (1872). En Manila mandó interinamente el cañonero Pampanga con el que navegó por aquella bahía hasta que se le dio el mando en propiedad del cañonero Balanguingui (11 de febrero de 1873). El 6 de julio, cumplido ya de condiciones y enfermo del estómago, fue pasaportado para la Península, llegando a Cádiz el 5 de octubre.

Se encontró una España sin Rey y una profunda crisis política. Los carlistas de nuevo en armas, con la entrada en España de don Carlos, el Pretendiente, y la oposición republicana federal desestabilizando el sistema.

Amadeo I había abdicado el 11 de febrero y se proclama la Primera República con un gobierno presidido por Estanislao Figueras; la insurrección cantonal en varias ciudades, especialmente grave en Cartagena, y finalmente el hundimiento de la República.

Después de estar cinco días en observación, embarcó Pidal sucesivamente de oficial de detall y de derrota en el vapor Vigilante y en la corbeta Trinidad, con la que salió para Guinea (8 de septiembre de 1874) con deportados cantonales y otro personal, llegando a Santa Isabel de Fernando Poo el 31 de diciembre. El día 29 se pronunciaba en Sagunto el general Martínez Campos y proclamaba la restauración de la Monarquía en la persona de Alfonso XII de Borbón, primogénito de Isabel II. El barco se desaparejó y convirtió en un pontón y Pidal fue pasaportado para la Península. Por los méritos contraídos en la campaña de Joló (Filipinas) obtuvo el grado de comandante de Infantería.

Embarcó en la corbeta Doña María de Molina en el arsenal de La Carraca y, más tarde, en el aviso Marqués del Duero, que iba destinado a la escuadra del Cantábrico, donde continuaban las operaciones contra los carlistas. Salió este aviso para Santander (26 de junio de 1875) y, después de sufrir varios incidentes por causa de la mala mar, fondeó allí el 14 de julio, pasando a San Sebastián al día siguiente, puerto que con el de Pasajes utilizó como refugio, aun cuando eran bombardeados constantemente por el enemigo.

Asistió a las operaciones de la Vitoria, como aviso, haciendo un desembarco de noche sobre Zarauz, maniobra de diversión que dio buen resultado, ya que permitió que el ejército tomase Vera a los carlistas y quedase despejado el camino de Bayona. Ascendió a teniente de navío (6 de septiembre de 1875), y el 2 de enero del año siguiente desembarcó por no tener destino en la escuadra y estar enfermo.

Después de embarques de corta duración en las fragatas Concepción y Villa de Madrid y en la corbeta Doña María de Molina, se trasladó de Cádiz a Cartagena por mar. Allí embarcó sucesivamente en las fragatas Méndez Núñez y Vitoria; de ésta desembarcó en Barcelona (22 de septiembre de 1876) y se trasladó a Cádiz por mar por haber sido destinado al Apostadero de La Habana.

El 18 de octubre salió de Cádiz en la Villa de Madrid, conduciendo a mil hombres del Ejército y entró en La Habana el 24 de noviembre (en junio había llegado el general Martínez Campos con veinticinco mil). Días después se trasladó a la fragata Zaragoza, luego a la Villa de Madrid y, más tarde, a la Concepción (16 de febrero de 1877). Con este buque hizo salidas recorriendo diferentes puertos de la zona. El 24 por la noche desembarcó por Punta Sal con la compañía de desembarco de su buque y en unión de las de los otros de la división y fuerzas del Ejército, marchó a proteger la villa del Cobre atacada por los insurrectos, haciendo retirar al enemigo. A causa de su enfermedad desembarcó y fue pasaportado para la Península (2 de enero de 1878), y al llegar a Cádiz el 10 de febrero, pasó a disfrutar dos meses de licencia por enfermo.

El 20 de marzo contrajo matrimonio con Ana María Lobatón y Aranda. Tres días después el rey Alfonso XII también contrajo matrimonio con su prima María de las Mercedes, hija de los duques de Mompensier.

El Gobierno de la nación ofreció a Cuba una amnistía general y se firmó la Paz de Zanjón; murió la joven Reina y el Rey sufrió un atentado en la calle Mayor de Madrid por el catalán Joan Oliva, quien fracasó en su intento de muerte. En mayo embarcó Pidal en la fragata Villa de Madrid y se pasó cuarenta y cinco días cruzando entre cabo San Vicente y cabo Trafalgar. Pasó el barco a Cartagena y quedó incorporado a la Escuadra Real: fragatas Numancia y Blanca y vapor Tornado. El crucero Aragón le llevó de nuevo de transporte a Filipinas, adonde llegó el 22 de octubre.

Allí tomó parte constantemente en operaciones de castigo sobre pueblos de la costa por las piraterías cometidas, con desembarcos al frente de la tropa de la compañía de desembarco de su buque y moviéndose de un fondeadero a otro: Joló, Zamboanga, La Isabela, Tataan, Bacungán… Pasó a la corbeta Vencedora de segundo comandante y continuó conduciendo tropas y material. En la tarde del 9 de noviembre tomó a remolque el Pampanga en Polloc y lo llevó a La Isabela. Continuó navegando por estos puertos y el 28 de diciembre salió para carenar el barco en Java, regresando a La Isabela el 23 de mayo. Allí tomó el mando del cañonero Paragua y permaneció cruzando por el archipiélago hasta que el 29 de junio se encargó interinamente de la estación naval de Joló. De allí salió para Maibun en comisión urgente de servicio con el gobernador de la isla y algunos jefes y oficiales del Ejército. Al amanecer del 3 de septiembre y en funciones de correo, le falló la máquina de babor al sur del banco grande de Santa Cruz, y al encontrarse la otra de estribor en muy mal estado fue arrollado por la mar gruesa y arrastrado por la corriente, viéndose obligado a tomar remolque por la Valiente, ya que llevaba a bordo setenta y cuatro transportes con sus equipajes. El 6 de noviembre, reparada la avería, salió para Bongao con dinero y efectos para Joló y Tataan, y el 9, nada más fondear, entregó el mando del cañonero y se hizo cargo del pontón Santa Lucía, que compartió con la Estación Naval de Bongao, hasta que cesó definitivamente para regresar a la Península por haber cumplido el tiempo y estar enfermo (1 de febrero de 1886). Además de dárseles las gracias por Real Orden a las dotaciones de los buques que participaron en estas operaciones llevadas a cabo en octubre y en noviembre de 1883, se le concedió a Pidal una Cruz de 1.ª Clase del Mérito Naval con distintivo rojo por méritos de guerra en Joló (1882) y otra igual por el hecho de Tabligui (Joló) (1883).Ya en Cádiz, solicitó, y le fue concedida, una licencia de cuatro meses para restablecer la salud (1886).

El 29 de septiembre tomó el mando del vapor Gaditano, con el que estuvo desempeñando servicio de guardacostas en la división de Algeciras tomando a remolque a la Diana, de La Carraca a Algeciras, y al místico Isabelita, en el recorrido inverso. A finales de mayo ascendió a teniente de navío de 1.ª clase (29 de mayo de 1887) y al mes siguiente entregó el mando. Luego se le dio el mando interino de la corbeta Nautilus, que estaba carenando en el Arsenal de La Carraca, y después la 2.ª comandancia del crucero D. Antonio de Ulloa, en armamento en el mismo arsenal.

El 15 de septiembre tomó el mando del cañonero- torpedero Nueva España también en armamento, hasta realizar las pruebas oficiales y quedar listo en 1.ª situación. Mandando este buque, salió de Cádiz (11 de julio de 1892) para La Habana, vía San Juan de Puerto Rico, llegando a su puerto de destino el 27 de octubre. Continuó en el mando (9 de febrero de 1893) “por el buen resultado obtenido de las máquinas y la economía de carbón en este primer viaje”. El 15 de abril salió de La Habana remolcando la carabela Niña en escuadra con el Regente, que remolcaba a la Santa María, y el Infanta Isabel, que remolcaba a la Pinta, todos bajo la insignia del contralmirante Gómez Loño, para asistir a la Revista Naval de Nueva York (27 de abril de 1893), aguantando un fuerte temporal del SO en la boca de la bahía de Chesapeak. A su regreso sufrió un fuerte temporal de carácter ciclónico sobre cabo Hatteras que le obligó a capear durante catorce horas sobre los bajos, corriendo grave peligro y sufriendo importantes averías.

Por la mañana arribó a Savannah para hacer carbón y llegó a La Habana el 17. Su Majestad le mostró su agrado por el buen desempeño de estos remolques (Real Orden de 7 de junio de 1893) y se le concedió una Cruz Roja del Mérito Naval por haber salvado el cañonero Nueva España (1895). El 8 de agosto entregó el mando por encontrarse enfermo y fue pasaportado para la Península, donde disfrutó de una licencia de cuatro meses. Una vez terminada ésta, se le dio el mando interino de la Brigada Torpedista del Departamento (29 de diciembre de 1893), que entregó dos meses después.

Al ser nombrado gobernador político-militar de la Región Oriental de Carolinas y Palaos (Real Decreto de 20 de abril de 1894), se presentó en Manila el 24 de junio y con el pontón Doña María de Molina tomó el mando de la división naval de dicha región e inició visitas a los puertos de su jurisdicción. Por Real Orden ascendió a capitán de fragata (27 de junio de 1894), y por otra (18 de junio de 1894) se le concedió la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo con fecha de mayo de 1884. Durante ese tiempo obtuvo tres Cruces del Mérito Naval de 2.ª Clase con distintivo blanco por la sumisión de la tribu de Melelaní y la pacificación de la isla de Ponapé (1895). El 23 de 1896 entregó el mando por haber cumplido las condiciones para el ascenso, recibiendo la satisfacción de Su Majestad el Rey por el celo, lealtad e inteligencia con que había desempeñado el destino (20 de marzo de 1896). A su llegada a Manila, desembarcó y quedó en Cavite a disposición del comandante general del Apostadero, en ese momento en estado de sitio por la insurrección de los indios.

Ya en Cádiz, pasó a disfrutar los cuatro meses de licencia que se le concedieron por la campaña de Las Carolinas (19 de noviembre de 1896), pero al ser nombrado ayudante de Marina, capitán del puerto de Mayagüez (Puerto Rico), salió para su destino, del que tomó posesión el 16 de mayo. Allí organizó y equipó, sin gasto alguno para el erario público, una compañía para la vigilancia y defensa del puerto a sus órdenes, a la que denominó “Voluntarios de Marina de Mayagüez”. Llamado a la capital, se le dio el mando del trasatlántico, habilitado de crucero auxiliar, Alfonso XIII (25 de mayo de 1898), cuya tripulación, con su capitán, se había negado a salir a la mar desobedeciendo las órdenes del comandante general de Marina. Sustituido el personal mercante por gente de los buques de guerra, cargó víveres del comercio y de la administración militar para Ponce y Mayagüez, conservando a bordo las cien mil raciones que tenía para la escuadra de Cervera, que debía descargar en ambos puertos al recibir la orden, por estar bloqueada la isla de Cuba a causa de la guerra con Norteamérica desde el 25 de abril. Por estos hechos se le concedió la Cruz del Mérito Naval con distintivo rojo. Ya en Cádiz, salió a cruzar entre las Azores y cabo San Vicente.

A primeros de agosto se integró en la 1.ª división de cruceros auxiliares que mandaba el capitán de navío José Barrasa, quien arboló su insignia en este barco.

Junto con el Buenos Aires, salió para Vigo con cargamento de torpedos y material de guerra, después de lo cual se disolvió la división, entregando los buques a la Compañía Trasatlántica. Pidal se presentó en Cádiz y embarcó de 2.º comandante en el crucero Princesa de Asturias, que estaba en primera situación en el arsenal de La Carraca, y en mayo siguiente se hizo cargo de la Ayudantía Mayor de este arsenal, hasta que dejó este destino y pasó una época en distintas comandancias de Marina: Comandancia de Marina y capitanía del puerto de Almería (22 de abril de 1901); Comandancia de Marina y capitanía del puerto de Ibiza (22 de mayo de 1903) y, luego de ascender a capitán de navío (24 de enero de 1905), Comandancia de Marina de Mallorca. En 1902 se le concedió una Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco por su actuación en el incendio del vapor inglés Mayfield, cargado de esparto. Su siguiente mando fue el guardacostas Numancia (19 de junio de 1907), por entonces escuela de cabos de cañón, que tomó en Cádiz.

Con este barco estuvo en Vigo integrado durante poco más de un mes en la escuadra del general Morgado; luego pasó a Tánger en comisión especial de servicio. El 10 de febrero llevó a Cádiz el cadáver del ministro en Marruecos señor Llavería. En Melilla embarcó quinientos moros y en Tánger tomó más gente y embarcó material de artillería del sultán, desembarcándolos en Rabat. Aparece de nuevo en Melilla embarcando otros cuatrocientos cincuenta moros y su impedimenta y, a su paso por Tánger, cogió más gente y se dirigió también a Rabat. Continuó en Tánger a las órdenes del ministro de España en Marruecos hasta su desembarco por haber cumplido las condiciones (19 de junio de 1909). Como recompensa por este mando se le concedió la Cruz del Mérito Naval de 3.ª Clase, pensionada, por servicios especiales.

El año siguiente lo pasó en distintos destinos de tierra: de comisión en Cádiz para “proponer las reformas que sea necesario introducir en el Reglamento de Fondos Económicos de buques con arreglo al material moderno”; jefe de Armamentos del Arsenal de Cartagena (1909); director de la Escuela de Aplicación, en Cádiz (1910) y 2.º jefe del Estado Mayor Central, ya de capitán de navío de 1.ª clase (27 de febrero de 1910) y con la Gran Cruz de San Hermenegildo.

Durante los meses de febrero y marzo desempeñó el destino de general jefe del Arsenal de La Carraca, volviendo a Madrid para jurar los cargos de ministro y de senador vitalicio (4 y 5 de abril de 1911) en el Gobierno liberal de José Canalejas, continuador de la política naval de Maura-Ferrándiz. Pidal se encontró con la Escuela Naval cerrada, con la guerra de Marruecos que absorbía todos los recursos, y una grave protesta social a causa de esta guerra que contagió a la Marina. Así, se produjo un motín a bordo de la fragata Numancia, fondeada en Tánger, protagonizado por el fogonero Sánchez Moya y seis marineros, con el fin de alcanzar Málaga y proclamar la República.

Durante los meses siguientes le fue concedida la Gran Cruz de San Carlos (Mónaco) e hizo varios viajes en el Giralda con Su Majestad el Rey, entre ellos a Ferrol, uno para asistir a la botadura del acorazado España.

Ascendió a vicealmirante (11 de diciembre de 1912) en vacante por ascenso del marqués de Arellano; días antes le había sido concedida la Gran Placa de Honor y Mérito de la Cruz Roja.

Poco después del asesinato de Canalejas en una librería de la Puerta del Sol (Madrid), y de hacerse cargo del Gobierno el conservador Eduardo Dato, José Pidal dejó la cartera de ministro (2 de enero de 1913) por haber sido nombrado para hacerse cargo de la Comandancia General del Apostadero de Cádiz, destino que desempeñó sólo tres meses, porque pasó a mandar la Escuadra de Instrucción (8 de abril de 1913), arbolando su insignia en el Carlos V. En este año se le nombró gran oficial de la Legión de Honor (Francia) y se le concedió la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco. Durante los años 1913 y 1914 la escuadra estuvo principalmente a las órdenes del alto comisario de España en Marruecos, recorriendo la costa de Melilla a Larache, con esporádicas operaciones de castigo sobre algún poblado. En Cartagena, adonde había ido la escuadra para repostar, fue revistada ésta por Su Majestad el Rey y por el presidente de la República Francesa (10 de octubre de 1913). En noviembre pasó su insignia al Cataluña por salir el Carlos V para México, y continuó mandando la escuadra hasta que por haber ascendido a almirante (12 de diciembre de 1914) entregó el mando y salió para Madrid para hacerse cargo de la Jurisdicción de Marina en la Corte. Por los “distinguidos servicios que ha prestado como comandante general de la Escuadra cooperando eficazmente en las costas de nuestra zona del protectorado en Marruecos y a las operaciones militares realizadas en la ocupación de Larache y Alcázar, vengo en concederle la Gran Cruz del Mérito Militar, con distintivo rojo, pensionada” (1914).

José Pidal fue nombrado jefe del Estado Mayor Central (16 de enero de 1915), destino que desempeñó también los dos años siguientes, compatibilizándolo con la presidencia de la Junta Mixta para la conducción de aguas potables a las bases navales y con el Consejo de Estado (1917), hasta que siete días después de ascender a capitán general de la Armada (15 de marzo de 1918) se hizo cargo del Ministerio de Marina en el Gobierno de Antonio Maura, en relevo de Gimeno, cesando en los destinos anteriores. Por derecho propio como capitán general de la Armada, se le concedieron las Grandes Cruces del Mérito Naval con distintivos blanco y rojo. Pocos meses estaría de ministro, ya que en julio siguiente presentó la dimisión, aconsejado por Maura, como consecuencia del choque con Juan de la Cierva, entonces ministro de la Guerra, a causa de la Ley de Reformas Militares, que estimaba Pidal que podría perjudicar a la Armada, cesando en el cargo (20 de julio de 1919). Sería relevado por Augusto Miranda.

El capitán general de la Armada José Pidal y Rebollo murió en Madrid el 4 de mayo de 1920, dejando viuda e hijas, a quienes en 1922 se les concedió una pensión de 5000 pesetas, sin perjuicio de las que pudieran corresponderles por razón del Montepío.

Estuvo embarcado treinta y cinco años y diez meses, en total, en cuarenta y siete buques, en los que mandó once años y diez meses. Navegó por los mares de Asia y Oceanía más de diez años, por los de América más de cinco y por los de África unos tres. En la corbeta Wad Ras, formó parte de la Comisión Hidrográfica y contribuyó a levantar el plano de la bahía de Manila.

Durante su estancia en el Ministerio, en noviembre de 1911, se contrató el dique flotante de Mahón y se firmó el decreto asentando la Escuela Naval Militar en San Fernando (Cádiz) (1912), convocando las veinticinco primeras plazas de aspirantes de Marina desde el cierre de la Escuela Naval Flotante en 1906.

Durante este tiempo Pidal propugnó algunas disposiciones referentes al personal y a la mejora del armamento y de los servicios, entre las que son de señalar la designación de los primeros oficiales de la Armada para especializarse como pilotos de aviones, el cambio de denominación de empleos en el Cuerpo General de la Armada, con la adopción de los grados de capitán general, contralmirante y capitán de corbeta, antes inexistentes (1912), y la introducción de la coca, ya establecida en 1909, como distintivo del Cuerpo.

En cuanto a las bases navales, hay que convenir en lo acertado de su visión a largo plazo, ya que fijó su atención en Rota como posible base futura, que se haría realidad en 1955 por los norteamericanos.

José Pidal estaba en posesión, además, de las siguientes condecoraciones: Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco, por la ocupación de Larache y Alcázar; Gran Cruz del Mérito Militar roja, pensionada, por el salvamento de buques extranjeros en las costas del Estrecho y operaciones de guerra en África, durante el mando de la Escuadra; Medalla de Alfonso XIII y otras. Fue asimismo declarado Benemérito de la Patria por haber tomado parte en las campañas contra los carlistas, las insurrecciones republicanas y, en Cuba y Filipinas, contra los insurrectos de dichos países. Se le nombró también senador vitalicio del Reino (1911) y consejero de Estado.

Su ciudad natal le ha erigido un monumento por suscripción popular, rematado con un busto de bronce de Borrás.

 

Fuentes y bibl.: Archivo-Museo D. Álvaro de Bazán (El Viso del Marqués, Ciudad Real), Cuerpo General, Exp. personal, leg. n.º 620/932; Catálogos del Museo Naval (Madrid), Real Compañía de Guardias Marinas, Probanzas, n.º de catálogo 5.449, sign. E.4654.

Gaceta de Madrid, n.º 76, 17 de marzo de 1910, págs. 573- 574; n.º 76, 17 de marzo de 1918, págs. 782 y 785; n.º 82, 26 de marzo de 1918, pág. 838; “El capitán general Don José Pidal”, en Revista General de Marina, t. LXXXVI (mayo de 1920), págs. 715-716; J. Guillén y Tato, Iconografía de los capitanes generales de la Armada, 1750-1932, Madrid, Imprenta del Ministerio de Marina, 1934; “Pidal y Rebollo, José”, en VV. AA., Enciclopedia General del Mar, Barcelona, Editorial Garriga, 1982, págs. 1252-1253 (3.ª ed.); R. Cerezo Martínez, Armada Española, siglo XX, t. I, Madrid, Ediciones Poniente, 1983; M. A. Serrano Monteavaro, “Los planes navales de principios de siglo. Aspectos políticos”, en Cuaderno Monográfico (Instituto de Historia y Cultura Naval), n.º 15 (1991), págs. 65-84; VV. AA., Atlas Histórico de España II, Madrid, Istmo, 1999; J. I. González-Aller Hierro, “Retrato de José Pidal y Rebollo”, en Catálogo-guía del Museo Naval de Madrid, t. III, Madrid, Ministerio de Defensa, 2003, pág. 383.

 

José Antonio Ocampo Aneiros

 

 

 

 

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