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Petronila de Aragón

Biografía

Petronila de Aragón. Huesca, 11.VIII.1136 – ¿Barcelona?, 1173. Reina de los aragoneses y condesa de los barceloneses (1137-1164), esposa de Ramón Berenguer IV.

Hija del rey de Aragón Ramiro II el Monje y de Inés de Poitiers, y sobrina de Alfonso I el Batallador, fue comprometida al año de su nacimiento, en agosto de 1137, con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, para cuando adquiriese la mayoría de edad, que eran los catorce años, sentándose las bases de la unión dinástica de la casa real aragonesa con la casa condal barcelonesa que conformó la Corona del rey de Aragón, o Corona de Aragón, en la persona del descendiente de dicho enlace esponsalicio, Alfonso II el Casto o el Trovador.

Concebida para reinar como transmisora de la potestad real heredada de su progenitor y evitar la discontinuidad de la realeza aragonesa al carecerse de descendiente legítimo varón, su vida estuvo consagrada a procurar la sucesión sin solución de continuidad y buscar la alianza más conveniente a través del matrimonio con Ramón Berenguer IV. Matrimonio que se llevó a cabo según la institución aragonesa del llamado “matrimonio en casa”, por la que Petronila estaba obligada a mantener la herencia patrimonial y familiar; de manera que si no engendraba descendencia, a su muerte, su cónyuge, el conde barcelonés, recibiría la plena potestad sobre la herencia aragonesa.

Lo que no sucedió, porque Petronila sobrevivió a Ramón Berenguer, considerado príncipe de Aragón, y, en el momento del fallecimiento del mismo, cedió todos sus derechos al hijo de ambos (Ramón) Alfonso, que se intituló rey de Aragón y conde de Barcelona sin impedimento jurídico alguno.

El “matrimonio en casa” suponía, según el Derecho aragonés, concebir la “casa” no sólo como algo material, sino comprendiendo también en el conjunto las tierras, bienes y propiedades familiares, la amplia parentela de ascendientes y descendientes, más los dependientes incluidos en la residencia familiar. Y en la “casa” se designaba al heredero de su patrimonio; con la condición de contraer matrimonio para asegurar la continuidad familiar y de la propia “casa” solariega.

Por tanto, las capitulaciones matrimoniales firmadas el 11 de agosto de 1137 respetaban la tradición y eran aceptadas por el conde barcelonés; entregándole Ramiro II a su hija Petronila con la herencia familiar íntegra y heredada de sus antepasados; considerándose a Petronila como reina de los aragoneses pero sin poder ejercer la potestad real que sí transmitiría al heredero y que tampoco podía ejercer el conde; quien sí lo haría en el caso de la muerte de su esposa, aunque contrajera nuevas nupcias, y si no hubiese descendencia.

Quedando tan sólo dos problemas a resolver: la aceptación de Ramón Berenguer por los aragoneses y la disolución del testamento de Alfonso I el Batallador, que había dejado sus dominios a las recientemente creadas Órdenes Militares, que reclamaban sus derechos apoyados por Roma, la cual tampoco aceptaba, en principio, el matrimonio de Ramiro como eclesiástico que era, y tampoco la legitimidad de Petronila. Cuestiones que la habilidad de Ramón Berenguer IV acabaría solventando a favor de Petronila y de sí mismo, con las compensaciones oportunas al respecto.

Las nupcias se celebraron en la Catedral de Lérida en 1150, contando Petronila catorce años de edad y Ramón Berenguer cincuenta; pero en el tiempo transcurrido entre el compromiso inicial y el enlace definitivo, la infanta de Aragón estuvo tutelada por la hermana del conde, Berenguela, esposa a su vez de Alfonso VII de Castilla; no faltando en algún momento las dudas de Ramón Berenguer, que llegó a pensar en un matrimonio con Blanca, hija del rey de Navarra García Ramírez el Restaurador.

Consumado el matrimonio, debió de nacer un primer varón en 1152, aunque tal suceso es incierto porque se basa tan sólo en un primer testamento de Petronila antes del supuesto parto primerizo; aunque el alumbramiento de Alfonso, el heredero, se produjo el 24 de marzo de 1157, el mismo año del fallecimiento de Ramiro II, padre y suegro de ambos cónyuges. Si bien, hasta la desaparición de Ramón Berenguer en 1162, pudo aumentar la descendencia en tres varones y dos hembras, aunque con alguna incertidumbre al respecto. En efecto, los Gesta Comitum Barcinonensium mencionan a tres hijos: Alfonso (Alfonso II); Sancho, que casó con Sancha, hija del conde Nuño de Castilla, y Dulce, que lo hizo con Alfonso I de Portugal. Aunque también se consideran otros descendientes, como Pedro, conde de Cerdaña.

Pero, a la muerte de Ramón Berenguer IV en agosto de 1162, aún siendo el heredero menor de edad, Petronila confirmó el testamento del fallecido y cedió todos sus derechos al ya nuevo Soberano, su hijo Alfonso II, para acabar testando finalmente ella misma en octubre de 1173 y muriendo poco después sin conocer la ubicación de sus restos, que fueron depositados inicialmente en la Catedral leridana, según unos, o en algún lugar de Barcelona, según otros.

 

Bibl.: B. L. Miron, Doña Petronila, Las reinas de Aragón. Sus vidas y sus épocas, Valencia, Prometeo, s. f., págs. 49-58; A. Ubieto Arteta, Los esponsales de la reina Petronila y la creación de la Corona de Aragón, Zaragoza, Diputación General de Aragón, 1987; M.ª J. Sánchez Usón, Petronila, Los Reyes de Aragón, Zaragoza, Caja de la Inmaculada, 1993, págs. 59-66.

 

Esteban Sarasa Sánchez