Colaboró en revistas universitarias y posteriormente en la clandestina Ariel. A pesar de su amplia y diversa producción, siempre se consideró esencialmente poeta. Sus primeros libros poéticos fueron Sota la sang (1947), Aurora per vosaltres (1952), El mèdium (1953) y El país de les meravelles (1956), los primeros aún bajo influencia del surrealismo, pero mostrando una posterior evolución hacia los temas más propios de su mundo imaginativo e intelectual. Posteriormente estos libros se recopilaron en Poesia 1947-1973 (1978).

Sus dos primeras novelas, Llibre de cavalleries (1957) y Les històries naturals (1960), las más sobresalientes e influyentes, son el mejor testimonio de los intereses del autor. La primera es un viaje en el espacio y el tiempo. El personaje, un joven ingeniero industrial, se desdobla en un caballero medieval al servicio del rey de Aragón que emprende la búsqueda del petróleo, oro negro (“aigua de foc”); mientras que la segunda, la más celebrada, introduce en la narrativa catalana el tema del vampirismo siguiendo la mejor tradición clásica. En el contexto de las guerras carlinas, crea un personaje: Onofre de Dip, el vampiro catalán al que abatirá el caballero liberal Antoni de Montpalau llevando la tranquilidad y liberando de su presencia al pueblo de Pratdip. Las dos novelas, por los nuevos referentes que introducían, fueron una sorpresa en el ámbito narrativo y literario catalán en un momento en que el realismo social se planteaba como la única opción literaria necesaria y posible. El mundo erudito, onírico e imaginativo que el autor representaba quedó al margen y no fue hasta la década de 1980 cuando su literatura empezó a ser revalorizada. [...]