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Francisco Ignacio Vandergoten Canyuwel

Biografía

Vandergoten Canyuwell, Francisco Ignacio. Bruselas (Bélgica), 1704 – Madrid, 12.I.1774. Maestro tapicero y director de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara.

Fue el mayor de los seis hijos del afamado tapicero bruselense Jacobo Vandergoten y de su esposa Ana María Canyuwell. Francisco tenía 16 años cuando su padre aceptó el ofrecimiento de Felipe V de España para trabajar en su nueva fábrica de tapices; una decisión que le llevó a la cárcel acusado de traición por los austriacos que dominaban los Países Bajos. Jacobo huyo de la prisión y, junto con su familia, emprendió un penoso viaje hasta Madrid, donde ocupó el puesto de maestro tapicero en la Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, fundada en 1721. En 1724 murió Jacobo Vandergoten (el Viejo) y Francisco le sucedió en el puesto de maestro de taller; sus hermanos Pedro, Jacobo, Adrián y Cornelio también trabajarán allí con categorías de oficial y aprendices. La Fábrica estaba administrada por el Intendente Real, Bernardo Cambí, y Procaccini era su Director Artístico.

En aquellos primeros años la situación económica de la Fábrica era mala porque el reino, dañado la por guerra de sucesión, las crisis de subsistencia y la salud del soberano, “tenía otras urgencias que atender”. Se hicieron algunos tapices como la Historia de Don Quijote, con cartones de Procaccini, o La historia de Telémaco pintada por Miguel Angel Houasse, pero los encargos reales escaseaban y eran satisfechos con tanto retraso que en 1729 la Corona adeudaba a la Fábrica 196.666 reales de vellón y 24 maravedises. Francisco mejoraba la precaria economía familiar con la compraventa de cuadros y objetos de plata, en colaboración con el pintor Jaime Alemans, su padrastro desde 1726.

En 1729 la Corte se trasladó a Sevilla, donde se estableció otra Fábrica de Tapices bajo la dirección artística de Procaccini y los maestros tapiceros Antonio Laigner y Jacobo Vandergoten. La estancia de Felipe V en Andalucía fue breve; en 1733 el Rey volvía a Madrid y se cerraba la fábrica sevillana. Los tapices que estaban en realización, una copia de la serie La conquista de Túnez, fueron trasladados a un taller en la calle de Santa Isabel de la capital que, muerto Laigner, dirigió Jacobo Vandergoten, ayudado por su hermano Adrián.

En 1733 moría Francisco Cambí y Basilio Martínez Tineo le sustituyó en el cargo de Intendente en la Fábrica de Santa Bárbara donde el trabajo era tan escaso que se encargaba a Francisco Vandergoten, experto dibujante, la realización y los dibujos de 5 paños de los 12 que formaban la serie de La conquista de Túnez. El nuevo Intendente, a instancias de Francisco, sugirió la conveniencia limpiar y arreglar colgaduras y viejas tapicerías de Palacio como El Apocalipsis de San Juan o Los jardines de Pomona; se iniciaba así una actividad que fue una importante fuente de ingresos para la decaída industria. En 1737 Luis Van Loo fue nombrado Director Artístico de la Fábrica, donde colaboraba su discípulo Andrés de la Calleja. Se realizaron obras como La Historia del Rey Ciro, paños y sobrepuertas a imitación de Tenniers, de altísima calidad.

Tras once años de funcionamiento se cerraron los talleres de la calle de Santa Isabel y los cuatro hermanos Vandergoten volvían a trabajar juntos. A los pocos meses murió Martínez Tineo y de la Fábrica de Tapices desaparece la figura del Intendente Real. Desde ese momento los hermanos Francisco, Jacobo, Adrián y Cornelio (Pedro había fallecido) trabajarán en tan perfecta conjunción que sus nombres figurarán en la mayoría de documentos como “Maestros y Directores de la Real Fábrica de Tapices”.

En 1744 la contrata firmada por la Real Casa con los Vandergoten marcaba un hito importantísimo en la historia de la Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. En síntesis, se disponía que los hermanos Francisco y Jacobo recibirían de por vida un salario de 60 y 30 reales; el alquiler del edificio de la Fábrica seguiría a cargo de la Corona, pero los pertrechos y materiales serían propiedad de los Vandergoten, que gozarían de exenciones de impuestos sobre algunos comestibles y los géneros de lana y seda; también podría atender abiertamente a clientes particulares y recibirían cantidades a cuenta de los encargos importantes de la Casa Real. A cambio, los Vandergoten se comprometían a tomar aprendices para su formación.

En 1750 los Vandergoten consiguieron una nueva e importante contrata con la Casa Real para restaurar todas las tapicerías y alfombras de los Reales Sitios. Se adquirieron más telares, se ampliaron los locales y el dinero fluyó al fin a las arcas de aquella familia de laboriosos flamencos. Bajo la poderosa influencia de la madre, con la que convivieron siempre, y en un entendimiento tan perfecto que excluía todo deseo de liderazgo, los extraños hermanos Vandergoten murieron viejos, ricos y solteros a excepción de Cornelio, que se casó tarde. No obstante, la personalidad de Francisco se imponía en los momentos de crisis, cuando se dirigía a los responsables del Real Oficio de Tapicería, o a los Ministros de Estado, en su personal estilo convincente, suave y digno, y antes de exponer sus peticiones, casi siempre económicas, les recuerda las penalidades de su familia que abandonó su casa, su negocio y su país para acudir al llamado del Rey de España. O cuando en 1739 solicitaba, cargado de razones, para sí y sus hermanos el cargo de Ayudas de dicho Real Oficio de Tapicería, en principio sin sueldo, que elevará su estatus social. Se considera que la obra cumbre de este periodo fueron los tapices con la Historia de Salomón, sobre diseños de Corrado Giacquinto.

Uno de los problemas siempre pendiente fue la escasez de pintores dedicados a la realización de cartones para modelos de tapicería. En 1762, durante el reinado de Carlos III, fue nombrado Director Artístico de la Real Fábrica Antonio Rafael de Mengs, pintor de Cámara, que se encargó de contratar a otros pintores de la Casa Real, como Guillermo Anglois o Antonio Velázquez, a los que siguieron muchos más de la categoría de los hermanos Francisco y Ramón Bayeu, Mariano Salvador Maella, Ginés Andrés de Aguirre, o José del Castillo. Mientras vivieron Francisco y Jacobo Vandergoten, la Real Fábrica mantuvo un nivel estable de calidad y las residencias reales de El Pardo, San Lorenzo del Escorial, el Palacio de Madrid y otros Reales Sitios como la Casa del Labrador, o la Capilla de San Antonio de Aranjuez son decorados con espléndidos paños, sobrepuertas, tapetes y alfombras salidas de sus talleres

Francisco Vandergoten murió el 12 de enero de 1774 y fue enterrado en la Iglesia del Hospital de San Andrés de los Flamencos, fundado por su compatriota Carlos de Amberes en 1594 para socorro de los peregrinos de su nación, en cuya Junta Directiva colaboraban como Diputados los hermanos Vandergoten.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico de la Real Fábrica de Tapices, Vandergoten, Francisco, Jacobo, Adrián y Cornelio. Memorial al Rey Fernando VI, (s.l. s.f.), posterior a 1755, copia, leg. 9/1.3; Real Decreto de la contrata establecida entre la Casa Real y la Fábrica de Tapices, copia. San Ildefonso, 28 de agosto de 1744, leg. 23/8.14; Oferta de los hermanos Vandergoten sobre la contrata de recomposición de alfombras y tapices de la Casa Real en respuesta a la Real Orden comunicada el 3 de enero de 1750 por el Marqués de la Ensenada al Marques de Villafranca, borrador. Madrid, 19 de febrero de 1750, leg. 8/14.1; más noticias sobre las contratas en los legajos 8 /14.1

E. Iparraguirre y C. Davila, Real Fábrica de Tapices. 1721-1971, Madrid, Real Fábrica de Tapices, 1971, págs. 25-39; F y B. Vidal Galache, La Real Fábrica de Tapices en los documentos de su Archivo, Madrid, Real Fábrica de Tapices, 2000, págs. 24-26, 53-60 y 137.

 

Florentina y Benicia Vidal Galache

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