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Luis Pareja Aycuéns

Biografía

Pareja Aycuéns, Luis. La Coruña, 11.IX.1892 – Madrid, 5.XI.1936. Militar y héroe de las campañas de Marruecos.

Procedía de una familia de militares. Su bisabuelo, José María Pareja, luchó en la Guerra de la Independencia, mientras su abuelo, Félix Pareja y Fernández de Bobadilla, lo hizo en las guerras del siglo XIX.

Su padre, Félix Pareja Mesa, último gobernador de Guantánamo, participó en la Tercera Guerra Carlista y en la de Cuba, consiguiendo todos sus empleos por méritos de guerra y llegando a alcanzar el empleo de general de división.

Los cuatro hijos varones del matrimonio formado por Félix Pareja y Asunción Aycuéns Moyano fueron militares, habiendo fallecido de peritonitis el mayor de ellos, Félix, cuando era alumno de la Escuela de Guerra; otro, Federico, sería asesinado en 1936 en Málaga cuando era comandante de la Guardia Civil, y el último de ellos, Fernando, se retiraría con el empleo de comandante de Infantería.

En 1906 ingresó en la Academia de Infantería a la temprana edad de trece años, formando parte de la XIII Promoción de la 2.ª época, a la que también perteneció su hermano Federico.

Promovido a segundo teniente en 1909, fue destinado al Regimiento de Pavía, del que pasó en 1911, ya con el empleo de primer teniente, al del Serrallo, de guarnición en Ceuta, consiguiendo al año siguiente ser agregado al Batallón de Cazadores de Segorbe, acuartelado en Melilla, en el que se mantuvo por escaso tiempo pues ambicionaba otra vacante de mayor riesgo, consiguiendo su deseo al ser destinado al poco tiempo a las recién creadas Fuerzas Regulares Indígenas.

Enseguida entró en operaciones, recibiendo como recompensa a su comportamiento durante el año 1912 una Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo.

En junio de 1913 se trasladó a Ceuta para incorporarse a la columna del general Berenguer, interviniendo en multitud de combates en los que demostró su gran valor, cayendo herido el 19 de junio por una bala que le entró por la espalda y le atravesó el vientre, durante la toma de la posición de Laucién al acudir en auxilio del capitán Fernando Torres Martínez, que había sido herido de gravedad y quedado a merced del enemigo, y que por esta acción sería recompensado con la Cruz Laureada de San Fernando. El haber recibido una herida muy grave no le impidió salvar la vida al capitán Torres y dirigir el repliegue con el mayor orden; su destacado comportamiento haría que se le concediese el empleo de capitán por méritos de guerra cuando todavía no había cumplido los veintiún años.

Tras dos meses de convalecencia se le confió el mando de una compañía, con la que volvió a entrar en combate, ganando una segunda Cruz al Mérito Militar en el mes de febrero de 1914, en Beni Salem, y la Cruz de María Cristina en el de abril, en Yebel Darsa.

El 8 de octubre de 1914 ocupaba con su compañía la posición de Izarduy, mandada por el capitán Ladislao Ayuso Casamayor, cuando uno de sus tenientes, Fernando Montilla y Pérez Escrich, tuvo que efectuar una descubierta al mando de su sección, momento en que sufrió la agresión de un grupo de moros emboscados, teniendo que acudir en su ayuda el capitán Pareja, quien consiguió rechazar al enemigo y dirigir el repliegue, no pudiendo salvar la vida de su teniente, a quien se recompensaría con la Cruz Laureada de San Fernando a título póstumo, y recibiendo él mismo dos heridas de bala en las piernas, de tal gravedad que le obligaron a estar separado del servicio durante año y medio.

Tan destacada actuación fue recompensada con el ascenso a comandante por méritos de guerra, cuando tan solo contaba veintidós años recién cumplidos, convirtiéndose así en el jefe más joven del Ejército, con una carrera más precoz que la de Francisco Franco, tres meses más joven y perteneciente a la Promoción siguiente a la suya, quien no obtuvo el empleo de comandante hasta 1916, a los veintitrés años de edad.

Una vez recuperado ocupó diversos destinos en la Península, todos ellos tranquilos, aprovechando para obtener el título de observador de aeroplanos. En 1917 volvió a establecer contacto con Marruecos al ser nombrado ayudante de campo del general Miláns del Bosch.

Por fin, en 1920 pudo ser destinado a Regulares de Ceuta, convirtiéndose en la mano derecha del teniente coronel González Tablas, que un año antes había ganado la Cruz Laureada de San Fernando. Al mando del 3.er Tabor volvió a entrar en combate, derrochando el valor que le había caracterizado en su etapa anterior, interviniendo en el mes de octubre en la toma de Xauen y siendo recompensado con una Cruz roja al Mérito Militar en dicho año y otra en 1921.

En marzo de 1922 quedó en situación de disponible y, tras su ascenso a teniente coronel en el mes de noviembre, pasó destinado al Regimiento de Gravelinas, de guarnición en Badajoz, en el que permanecería hasta el mes de agosto de 1923, siendo entonces designado para mandar el Grupo de Regulares de Larache, al que se incorporó en Alcazarquivir.

En agosto de 1924 asistió en Ben Tieb a la reunión en la que Primo de Rivera expuso su plan de repliegue, con el que se mostró en total desacuerdo, por lo que como muestra de su rechazo decidió pedir destino a la Península, siendo trasladado al Regimiento de Tetuán, que guarnecía Castellón, pero su vida estaba en Marruecos y consiguió que se le confiase el mando del Batallón Expedicionario de su Regimiento, con el que marchó a Larache.

De nuevo en operaciones, en enero de 1925 recibió otra Cruz roja al Mérito Militar por su participación en la protección de la retirada de Xauen a Alcazarquivir, en la que salvó del cerco a unidades de su antiguo Grupo; en marzo tuvo que regresar a Castellón, pasando en el mes de noviembre al Regimiento de Borbón, en Málaga, y asistiendo en septiembre al desembarco de Alhucemas invitado por Alfonso XIII a bordo del acorazado Jaime I, cooperando al bombardeo de las baterías enemigas señalando los objetivos desde el puesto del vigía, lo que le valió ser condecorado con la Cruz al Mérito Naval.

Una vez asegurada la cabeza de playa tomó parte en el avance con su Batallón, el de Cazadores de África, hasta enlazar con las tropas francesas, siendo el primero que penetró en la tienda de Abd el Krim. Capturado por los franceses, Pétain le otorgó la Legión de Honor y pidió a Primo de Rivera su ascenso a coronel, teniendo éste que ceder y concedérselo.

Puesto al frente del Regimiento de Melilla, en 1928 pasó al de Álava y en ese mismo año se reconoció su gran prestigio al ser nombrado por Alfonso XIII gentilhombre de Su Majestad.

Al llegar la República continuaba al mando del Regimiento de Álava, de guarnición en Málaga, encargándole Azaña que sofocase los disturbios que había ocasionado en dicha ciudad la quema del Palacio Arzobispal y de muchas de sus iglesias, dando fin a éstos y declarando a continuación el toque de queda. Azaña le felicitó y recompensó con la Encomienda de la República, lo que no impidió que fuese relegado desde el puesto número tres que ocupaba en el escalafón de coroneles para el ascenso a general, a los últimos puestos, al haberse anulado los ascensos por méritos de guerra.

Al producirse la revolución de Asturias estaba destinado en el Centro de Movilización y Reserva n.º 1, siendo entonces reclamado por el general Franco para ocupar el cargo de jefe de personal en el Ministerio de la Guerra y seguidamente el de delegado gubernamental de Madrid, con la misión de sofocar la huelga general y mantener en funcionamiento los servicios municipales.

Nombrado director de la Escuela de Aplicación de Infantería, fue destituido por el Frente Popular al ganar las elecciones de 1936, privándosele también de la dirección de la Revista de Infantería, a cuyo frente llevaba dos años, y quedando en situación de excedente.

Al producirse el levantamiento militar del 18 de julio se encontraba veraneando en Águilas (Murcia), fue apresado en el mes de agosto, conducido a Madrid y encerrado en la checa de Porlier, de la que en la noche del 4 al 5 de noviembre fue sacado, maniatado con alambres y subido, en unión de otros militares procedentes de diversas checas madrileñas, a camiones del 5.º Regimiento con el pretexto de llevarles a Chinchilla, pero fueron fusilados y abandonados sus cuerpos en el cementerio de Rivas Vaciamadrid, donde los vecinos del pueblo les dieron sepultura en una fosa común, de la que al terminar la guerra sería trasladado al Valle de los Caídos. La República justificó su desaparición asegurando que se había pasado al bando nacional. Estuvo casado con Guadalupe Muñoz García, con quien tuvo tres hijos, de los que uno de ellos, Fernando, siguió la carrera militar.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar, Secc. 1.ª, leg. P-509.

J. M.ª Gárate Córdoba (dir.), España en sus héroes: historia bélica del siglo xx, Madrid, Ornigraf, 1969.

 

José Luis Isabel Sánchez

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