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Rafael Salazar Motos

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Biografía

Salazar Motos, Rafael Antonio. Rafael Farina. Martinamor (Salamanca), 2.VII.1923 – Madrid, 21.XI.1995. Cantaor flamenco.

De raza gitana, vino al mundo en un pajar cuando sus padres, humildes tratantes de ganado, de vida trashumante, viajaban por tierras salmantinas. Cantaba desde niño por las calles y bares de Salamanca, hasta que marchó a Madrid y en 1949 tomó parte en una función-homenaje al veterano cantaor Juanito Mojama. En la capital española llamó la atención por su estilo de fandangos y a los pocos días lo contrató Antonio Márquez, matador de toros y a la sazón representante de su esposa, Conchita Piquer, en cuya compañía estuvo dos temporadas, viajando a Hispanoamérica.

En 1952, ya con compañía propia, se presentó en el madrileño Teatro Pavón, donde repuso La copla andaluza, espectáculo de Quintero y Guillén, que tanto éxito había tenido cuando se estrenó en 1929, con Pepe Marchena por un lado y después por Angelillo. En 1953 presentó Bronce y oro en el Circo de Price y al año siguiente estrenó Luces de feria en el madrileño Teatro Calderón, que le escribieron Quintero, León y Quiroga. Siguió actuando en otros espectáculos, en uno de los cuáles, El cante ya tiene rey, de Ochaíta, Valerio y Solano, que dio a conocer en 1956, “Las campanas de Linares” fue uno de los títulos más conocidos de su repertorio, en recuerdo del matador de toros Manuel Rodríguez Manolete. Rafael Farina cantó mucho a otros toreros: a Joselito, a Juan Belmonte y, sobre todo, a su paisano, Santiago Martín El Viti. Una característica es que en sus cantes, ya fueran a ritmo de pasodobles o zambras, incluía algún fandango, que era una originalidad, lo mismo que en sus grabaciones, al principio, hacía dedicatorias a sus seguidores.

Bien al frente de su propio elenco artístico o formando parte de espectáculos de variedades, Rafael Farina desarrolló una ininterrumpida carrera que duraría hasta pocas semanas antes de su muerte. Así, durante cuarenta y cinco años. Bien cierto que en los últimos quince no estaban en candelero aquellas compañías flamencas y sus actuaciones ya eran en solitario, acompañado en todo caso por un guitarrista o alguna pequeña orquesta.

Las décadas de 1950 y de 1960 fueron las que encumbraron a Rafael Farina como una gran figura del cante. Dominaba varios palos flamencos, pero su popularidad la logró aflamencando canciones de corte popular, entre las que destacaron: “Vino amargo”, “Mi Salamanca”, “Mi perro amigo”, o, “Por Dios, que me vuelvo loco”. Grabó cerca de medio millar, cifra que ni él mismo conocía con exactitud. Algunas estaban firmadas por el propio cantante. Lo anecdótico es que apenas sabía escribir. Alguien cercano transcribía sus improvisaciones hasta convertirlas en letras o bien, llegaba a un acuerdo con los autores para firmarlas a medias. Él después, las estrenaba y de ese modo los compositores se aseguraban un porcentaje en calidad de derechos de autor. Si no eran del todo suyas las letras, las hacía repetir a sus autores o a personas de su confianza, hasta lograr aprendérselas. Cantando, era muy generoso con el público y, si le era posible, alargaba sus actuaciones más tiempo que el previsto en sus contratos. En tres ocasiones salió a hombros de sus admiradores, como si fuera un torero. Ocurrió en Melilla, en 1970; en Valencia, en 1972; y, en el Circo de Price, de Madrid, en 1974.

Alternó con los más grandes de su género: Pepe Marchena, Juanito Valderrama, Antonio Molina, Pepe Pinto, La Paquera de Jerez, La Niña Antequera, entre otros. Y rodó películas muy populares como La copla andaluza, Café de Chinitas, o Puente de coplas. Su última actuación fue el 12 de septiembre de 1995, en Salamanca, su tierra, a la que tanto cantó. Falleció dos meses después.

 

Obras de ~: Discografía: Antología de la canción española (vol. 18), Barcelona, Emi-Odeón, 1987; De caramelo, Barcelona, DCD, 1987; Museo de la copla. Rafael Farina, Madrid, Serdisco, 1989; La Copla. Vino amargo, Barcelona, Divucsa, 1992; Sus canciones más grandes, Barcelona, Emi-Odeón, 1995.

Filmografía: Actor en: A. Momplet (dir.), Café cantante, 1951; D. Siegel (dir.), Aventura para dos, 1958; J. Mihura (dir.), La copla andaluza, 1959; G. P. Delgrás (dir.), Café de Chinitas, 1960; S. Alcocer (dir.), Puente de coplas, 1961; J. M.ª Zabalza (dir.), El milagro del cante, 1966; El vendedor de ilusiones, 1971; E. Manzanos (dir.), Canciones de nuestra vida, 1975.

 

Bibl.: M. Román, Memoria de la copla, Madrid, Alianza Editorial, 1993, págs. 217-224; P. M. Azofra, Mi Salamanca, Salamanca, Ayuntamiento, 1996; M. Ríos Ruiz, “Farina, Rafael”, en E. Casares Rodicio (dir.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, vol. IV, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2001, pág. 942.

 

Manuel Román Fernández