Almodis de la Marca. ?, c. 1020 – Barcelona, 1071. Condesa de Barcelona.
Tercera esposa de Ramón Berenguer I de Barcelona, hija de los condes lemosinos Bernardo de la Marca y Amelia. Antes había sido esposa del conde Pons II de Tolosa, que la repudió en 1053, a pesar de haberle dado cuatro hijos. De éstos, dos fueron gemelos y llegaron a convertirse en Guillermo IV, conde de Tolosa, y Ramón VI, también conde de Tolosa a la muerte de su hermano, y fundador durante la primera Cruzada del condado de Trípoli. Por causa de parentesco, también había sido repudiada anteriormente por Hugo el Piadoso de Lusiñán. Un texto del geógrafo andalusí Abū Ubayd al‑Bakrī, muerto en 1094, describe las causas del repudio de Almodis por el conde de Tolosa por causa de la pasión que se desató entre ella y Ramón Berenguer I a su paso por Narbona camino de Tierra Santa. De regreso de su viaje, Ramón Berenguer I se llevó —la fuente musulmana dice que la raptó— a Almodis a Barcelona, donde se casó en 1053, y un año después tuvieron dos gemelos, los futuros condes Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II. La actuación de Almodis y, sobre todo, el hecho de que su marido la hubiese otorgado en 1056 el condado de Gerona, así como la paria recaudada a la taifa de Lérida, y cien mancusos mensuales sobre la de Zaragoza, disgustó a la condesa- abuela Ermesinda (Ermessenda) que se sintió lesionada en sus derechos; ésta consiguió del pontífice Víctor I la excomunión de la pareja condal. Hay que hacer constar que la Santa Sede no veía con buenos ojos a Ramón Berenguer I ya antes de su tercer matrimonio, a causa haber repudiado a su segunda esposa Blanca, que entró en un monasterio. La situación familiar no mejoró hasta 1057 cuando Ermesinda redactó su testamento y vendió a su nieto la soberanía que retenía sobre los condados y obispados por mil onzas de oro, obteniendo el levantamiento de la excomunión.
Desde entonces, Ramón Berenguer I asoció al gobierno a Almodis dotándola espléndidamente, a la vez que ella aportó a su marido una serie de valiosos ligámenes familiares sobre territorios del sur de Francia.
Hay constancia documental de que Almodis gestiona, sin control aparente de su marido, los señoríos que le pertenecen a título de esponsales.
Ramón Berenguer I demostró una confianza ciega en esta mujer excepcional de la que sacaba provecho por sus ligámenes familiares, en un momento de coyuntura económica favorable y en plena monetarización de la economía catalana.
Los ingresos proporcionados por las parias cobradas a los musulmanes sirvieron a Ramón Berenguer I para adquirir, junto a su esposa, una serie de castillos a los barones más poderosos de Cataluña, a la vez que también se compraron los derechos sobre condados y abadías del sur de Francia, entre los que destacaron los condados de Carcasona y Razés. Al frente del condado de Carcasona, como condesa viuda, estaba una hermana de Almodis, Rangarda de la Marca, que fue la que transmitió los derechos de dicho condado a su hermana la condesa de Barcelona. Muestra de la buena situación económica de la casa condal barcelonesa es el hecho de que junto a su esposo en 1058 consagró el nuevo edificio de la catedral de Barcelona.
En la política de consolidación del poder del conde de Barcelona, como príncipe de Cataluña, figuraron sin duda alguna las alianzas matrimoniales, y en este sentido una hermana de Almodis, Lucía de la Marca fue casada primero con el conde Guillermo II de Besalú y después con Artau I de Pallars Sobirá, matrimonios que sirvieron para consolidar las fronteras y el poderío del conde de Barcelona; ya que los dos sucesivos cuñados juraron fidelidad al conde de Barcelona y reforzaron la posición de Almodis frente a su enfrentamiento con la Santa Sede y la condesa-abuela Ermesinda.
Pasados los años de incertidumbre por la excomunión papal, en el sínodo de Gerona de 1068, Almodis aparece junto a su esposo presidiéndolo. Es cuando se establece la famosa Paz y Tregua (Pau i Treva), núcleo originario de los futuros usos y costumbres del Principado de Cataluña, conocidos como los Usatges. Sin duda, Ramón Berenguer I y Almodis de la Marca tejieron un verdadero principado territorial, transfiriendo a su palacio la autoridad real, repartida hasta entonces entre numerosas castellanías independientes.
Almodis es la que estableció las sólidas bases de la presencia barcelonesa en el sur de Francia; su fama trascendió incluso al ámbito musulmán, ya que el rey de la taifa de Dénia-Baleares, Mugahid, la denomina “reina preclara y gloriosa”. Pero su ambición, protagonismo y egoísmo familiar crearon en más de una ocasión graves problemas en el seno de la familia condal barcelonesa.
El hecho más relevante fue cuando pretendió la sucesión condal a favor de sus dos hijos, en perjuicio del hijo mayor de Ramón Berenguer I, Pedro Ramón, habido en su primer matrimonio con Isabel. Pedro Ramón, sintiéndose postergado, en extrañas circunstancias en una grave disputa familiar asesinó personalmente a su madrastra. El papa Gregorio VII, a pesar de la poca simpatía que tenía por Almodis, condenó al parricida, el cual huyó de Cataluña y desapareció en la Península Ibérica, muriendo antes que su padre. Los bienes de Almodis pasaron de modo indiviso a sus dos hijos gemelos. Su asesinato precedió apenas una década el fratricidio perpetrado por Berenguer Ramón II contra su hermano gemelo Ramón Berenguer II. Las intrigas familiares coinciden en el condado de Barcelona con su gran expansión iniciada en 1020.
Los restos de Almodis y de su esposo Ramón Berenguer I descansan en la catedral de Barcelona, que ellos renovaron.
Bibl.: S. Sobrequés, Els grans comtes catalans, Barcelona, Vicens Vives, 1961; J. M.ª Salrach, El procés de feudalització (segles iii-xii), Barcelona, Editions 62, 1987; F. Cheyette, “The sale of Carcassonne to the counts of Barcelona (1067-1070)”, en Speculum, 63 (1988), págs. 826-864; Ph. Wolff, “Deux maîtresses dans la Marche d’Espagne au xi siècle: Ermessende et Almodis”, en VV. AA., Media in Francia. Recueil de melanges offerts a KF Werner, Paris, 1989, págs. 525-537; M. Aurell i Cardona, Les noces del comte. Matrimoni i poder a Catalunya (785-1213), Barcelona, Ediciones Omega, 1997.
Salvador Claramunt Rodríguez