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Antonio Gutiérrez de los Ríos y Díaz Morales

Biografía

Gutiérrez de los Ríos y Díaz de Morales, Antonio. Córdoba, 8.XI.1815 – 20.III.1873. Político, jurista y periodista.

Hijo de Antonio Gutiérrez de los Ríos y Rubio (hijo a su vez del vizconde de Sancho Miranda), y de María del Rosario Díaz de Morales y Bernuy, tras aprender las primeras letras, muy joven ingresó en el seminario conciliar de San Pelagio (1824), donde cursó estudios de Filosofía y Teología, y una vez concluidos se incorporó como docente al mismo.

Al iniciarse el reinado de Isabel II abandonó la carrera eclesiástica, pasando a estudiar Jurisprudencia, obteniendo el título de licenciado y empezando a ejercer como abogado. Precisamente, en esta época exteriorizó opiniones políticas liberales cercanas al Partido Progresista.

En la segunda mitad de la década de 1830, viajó por primera vez a Madrid, donde gracias a sus relaciones familiares entró en contacto con importantes personalidades de la época de origen cordobés, como el duque de Rivas y el marqués de Guadalcázar, modificando su ideología política, tendiendo ahora hacia el moderantismo. Además, dada su preparación literaria, entró a trabajar como redactor jefe del diario político conservador El Español, fundado por Andrés Borrego y en el que colaboraba el conde de San Luis, período en el que entabló estrecha amistad con el futuro ministro de Gobernación Manuel Beltrán de Lis, concurría a tertulias frecuentadas por varios de los prohombres del momento, como Pidal, Mon, Pacheco, Gironella, Galiano o Barzanallana, y entabló amistad con Juan Bravo Murillo y Lorenzo Arrazola. Continuando con su labor periodística en la Corte, en 1838 fue director y redactor del Diario de Sesiones de Cortes y colaborador de La España.

En 1843 obtuvo su primer puesto en el funcionariado estatal, al ser nombrado oficial de la Secretaría de Hacienda, pasando al año siguiente a desempeñar igual puesto en la de Gracia y Justicia, ministerio del que en 1850 fue jefe de negociado. Posteriormente, fue designado ministro honorario del Tribunal Especial de las Órdenes Militares y, desde 1862 y al menos hasta 1868 fue ministro del Tribunal de Cuentas del reino.

Al mismo tiempo, desarrolló una meteórica carrera política siendo elegido diputado en Cortes, primero como suplente electo por la circunscripción de Ciudad Real en las elecciones de 1840 y poco tiempo después como titular de un escaño, convirtiéndose en uno de los representantes por antonomasia de la provincia de Córdoba, siendo diputado por la circunscripción de Córdoba (1844-1846) y, por los distritos cordobeses de Hinojosa del Duque (1847-1851), Pozoblanco (1857-1858 y 1863-1865) y la capital (1867-1868), desempeñando una activa labor parlamentaria en la que no descuidó los intereses cordobeses, impulsando, entre otras medidas, la construcción de la carretera Córdoba-Málaga. Tras numerosas legislaturas en el palacio de la Carrera de San Jerónimo, a principios de 1868 dejó su escaño en la Cámara Baja para tomar posesión como senador vitalicio, cargo que ocupó sólo durante unos meses, hasta la caída de Isabel II, quedando apartado de la vida pública y trasladándose definitivamente a su patria chica, donde falleció. Además, ostentó diversos honores, siendo caballero de las Órdenes de Santiago y San Juan de Jerusalén, comendador de las Órdenes de Carlos III y Pío IX, Gran Cruz de la Orden Americana de Isabel la Católica, secretario de Su Majestad con ejercicio de decretos y gentilhombre de Cámara de Isabel II.

A su actividad administrativa, política y periodística hay que unir una de sus mayores aficiones, los viajes, visitando buena parte de España, Suiza y Bélgica, así como Berlín, París y Londres. No obstante, según uno de sus biógrafos, Francisco de Borja Pavón, precisamente debido a sus ocupaciones profesionales y políticas, escribió menos de lo que se esperaba de un hombre con su alta preparación.

Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 19 n.º 3, 24 n.º 35, 25 n.º 12, 28 n.º 15, 39 n.º 10, 47 n.º 3, 51 n.º 1 y 57 n.º 15; Archivo del Senado, exps. personales, HIS-0215-06.

Semblanzas de los 340 diputados a Cortes que han figurado en la legislatura de 1849 a 1850, Madrid, Imprenta de Gabriel Gil, 1850, pág. 92; F. de B. Pavón, Necrologías de varios contemporáneos distinguidos, especialmente cordobeses, dadas a luz con anterioridad en varias fechas y publicaciones, y ahora coleccionadas por su autor Francisco de Borja Pavón Cronista de Córdoba, Córdoba, 1892, págs. 27-38; E. Aguilar Gavilán, Vida política y procesos electorales en la Córdoba isabelina (1834-1868), Córdoba, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1991, págs. 189 y ss.

 

Francisco Miguel Espino Jiménez

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