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Agustín Remiro Manero

Biografía

Remiro Manero, Agustín. Épila (Zaragoza), 28.VIII.1904 – Madrid, 21.VI.1942. Campesino dirigente anarcosindicalista aragonés y jefe militar de batallón del Ejército del Este.

Con una extracción social rural y un corto aprendizaje escolar, Agustín Remiro se convirtió en campesino jornalero y dirigente sindical, además de improvisado guerrillero, jefe y estratega militar durante la Guerra Civil, en el curso de una impresivible trayectoria.

Nacido en una larga familia campesina dedicada a las labores del campo, apenas pudo asistir hasta los diez años a la escuela de su pueblo, Épila, donde a duras penas comenzó su afán lector. Las lecturas le llevaron al posicionamiento anarquista, y a la afiliación, con quince años, a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), sindicato que en 1919 se había extendido rápidamente a las áreas rurales del valle de Ebro, a través de la organización de secciones de obreros azucareros. En su pueblo, Épila, también una fábrica azucarera ofrecía trabajo y permitía la pervivencia de la sección sindical. Remiro puso a prueba allí su carácter arriesgado, desde su temprana experiencia laboral y en dos años de servicio militar (hasta 1925) en Marruecos —en lo más álgido del conflicto del Rif, con el duro sometimiento de Ab-el Krim, y la no menos dura experiencia de Remiro en un batallón disciplinario—. A su vuelta a Épila y antes del hundimiento de la dictadura de Primo de Rivera, Remiro constituyó con otros jóvenes lugareños un grupo anarquista y se implicó en trabajos de organización y recuperación de contactos para una red clandestina de cuadros sindicales rurales en el valle del Jalón (Zaragoza).

La labor de sindical de Agustín Remiro en esa área zaragozana salió a primer plano con la caída de la dictadura y la instauración de la Segunda República, entre 1930 y 1931. Remiro adquirió entonces un protagonismo inusitado en el valle del Jalón: intervino en mítines junto a líderes anarquistas nacionales, como Francisco Ascaso y Vicente Ballester, dio charlas y desarrolló un activismo sindical destacado, que produjo desde Épila un fortalecimiento del núcleo anarcosindicalista comarcal. El líder jornalero desplegó una intensa actividad en la villa — centro azucarero, con demandas de huelguistas de su fábrica; que fueron drásticamente reprimidas por fuerza armada de Guardia Civil; y refriega con varios obreros muertos— con ocasión de la huelga azucarera en enero de 1932.

En un entorno social crecientemente más receptivo entonces a la actividad de la CNT en las localidades del Jalón —donde los sindicatos cenetistas crecieron aún en implantación durante 1933— Remiro intervino en el movimiento regional de su sindicato, en la insurrección de diciembre de ese año.

Después de procesos, detenciones y vigilancia, además de su boda civil —la primera en la población— así como su rechazo a una oferta caciquil desde Zaragoza —para incorporarse a una jefatura provincial de Falange—, la figura de Remiro tomó más relieve para sus paisanos. A fines de 1934 en Épila, Agustín Remiro coordinó los trabajos de edificación de la sede sindical de la CNT, levantada por los socios a sus expensas.

En julio de 1936, el golpe militar de los generales coincidió para Remiro con sus labores de siega en Used (Zaragoza), lo que no le impidió dirigirse a Épila y ponerse al frente de la respuesta popular en la villa; que fue anulada —el 26 de julio, después de dura resistencia— por columnas militares de castigo, desde Zaragoza, dispersando a un gran número de combatientes improvisados. Para Agustín Remiro y muchos de los fugitivos comenzó entonces una arriesgada escapatoria a través de las comarcas ribereñas del Ebro —que cruzaron— internándose en los llanos de la margen izquierda, para alcanzar Tardienta (Huesca) a finales de agosto. Desde allí Remiro y un número de cenetistas comarcanos se incorporaron a la Columna Durruti. En dicha unidad miliciana, Remiro pasó a dirigir una agrupación guerrillera —de “la Noche”— que operó en alto número de incursiones en el área sublevada. Operaciones que Remiro continuó con una nueva agrupación —como “Los Iguales”— integrada al sur del Ebro en la Columna Carod —luego 118 Brigada— que se implicó en acciones de rescates de grupos e infiltraciones republicanas, así como en sabotajes en la Zaragoza del levantamiento.

La actividad guerrillera y militar de Remiro dio paso, a fines de agosto y comienzos de septiembre de 1937, a una actividad militar más convencional, dentro de la ofensiva republicana y los asaltos sobre Belchite.

Combatió después en la ofensiva por Teruel a fines de aquel año, y también con su unidad en Cedrillas, con la pérdida para la República, en marzo de 1938. De allí pasó a actuar con su unidad en la batalla del Ebro, al quedar cortado en dos el territorio republicano por los ejércitos de Franco. Formó entonces con supervivientes guerrilleros y veteranos aragoneses un batallón de ametralladoras, bajo órdenes del Ejército del Este, que operó desde el verano de 1938 en el frente leridano de Seo d’Urgell (donde Remiro fue herido y operado) de retirada, tras lo que hubo de internarse en territorio francés con su unidad. A la caída de Cataluña en manos de Franco, Remiro ya en el exilio vigilado por las autoridades francesas, inició unas memorias —curiosamente, en verso— que dejaría inconclusas.

El comienzo del exilio de Agustín Remiro nunca fue bajo el signo de los vencidos. Internado en el campo de concentración francés de Maceres, huyó y se incorporó a la resistencia antinazi organizada por su compatriota, el líder cenetista Francisco Ponzán. Éste dirigente fue el artífice de una red que se encargó de la evasión de refugiados y combatientes extranjeros contra los alemanes en Francia, y también hizo posible las incursiones de la primera resistencia antifranquista en España.

Integrado en un grupo de libertarios oscenses (como Catalá o Laguarta, etc.) Remiro se comprometió desde marzo de 1940 a llevar adelante los planes de Ponzán de colaborar con los aliados y combatir a los alemanes en España; simultaneándolo con una inusitada actividad orgánica, para dar operatividad a la CNT en España.

Produciéndose su detención en Portugal y con su entrega a los agentes españoles de Franco en enero de 1941, Remiro fue encarcelado y en espera de condena a muerte, en abril de 1942. Y al intentar una desesperada evasión en un Madrid represivo y de delaciones resultó muerto, tiroteado en plena calle por fuerzas del nuevo orden de la dictadura franquista.

 

Bibl.: G. Kelsey, Anarcosindicalismo y Estado en Aragón: 1930-1938, Madrid, Fundación Salvador Seguí-Institución Fernando el Católico, 1994, págs. 117-18, 430-32; A. Téllez Sola, La red de evasión del grupo Ponzán, Barcelona, Virus Ed., 1996, págs. 70, 112-13, 144, 148, 156-57, 159, 174, 177, 179-81, 188, 205-06, 208-10, 262; Agustín Remiro. De la guerrilla confederal a los servicios secretos británicos, Zaragoza, Diputación, 2006, págs. 33-36, 40-49, 55-62, 63, 67, 69, 73-75, 83-84, 95-112.

 

Alejandro R. Díez Torre

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