Martínez Vicente, Servet. Zaragoza, 16.XII.1904 – Santiago (Chile), 1957. Vidriero, líder anarcosindicalista aragonés y consejero de economía y abastos del Consejo de Aragón (1937).
Aunque se desconocen los primeros avatares vitales de Servet Martínez, puede deducirse su aprendizaje de adolescente como obrero vidriero en Zaragoza.
Desde muy joven, el que sería artífice del orden económico del Consejo de Aragón, debió militar en los cuadros clandestinos de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) de Zaragoza durante la dictadura de Primo de Rivera. Apareció en abril de 1931 como secretario del reformado Sindicato del Vidrio zaragozano y lo representó como delegado en el Congreso Nacional de la CNT en Madrid de junio de aquel año.
Como muchos militantes anarcosindicalistas, Servet Martínez fue un autodidacta, que superó deficiencias alfabetizadoras o culturales, a base de continuadas lecturas, para las que siempre encontró, mal que bien, huecos fuera de prolongadas jornadas laborales.
Se comentaba en ese sentido que siempre llevaba un libro en su bolsillo. A menudo ello quedó patente en su faceta de conferenciante —frecuente y solicitado, y uno de los más cultos—, así como su integración en la comisión organizadora —junto a Alfonso Idiago y Zanón Canudo— del Ateneo de Divulgación Social de Zaragoza desde 1932. En fines de semana, Servet Martínez también frecuentaba la tertulia social de la Peña Salduba —en el céntrico café del mismo nombre en Zaragoza— al lado de Migel Abós, los médicos libertarios Miguel y Moisés Alcrudo o el abogado Luis Mainar y otros destacados anarcosindicalistas zaragozanos.
Evelio Martínez fue miembro del comité nacional de la CNT entre 1934 y 1936, cuando aquel órgano sindical pasó a radicarse en Zaragoza. Fue un período en el que contribuyó a reforzar, como dirigente “posibilista”, una orientación organizadora de aquel comité anarcosindicalista y la proyección a España desde la capital aragonesa. Como representante nacional de la CNT, Martínez recorrió diversas zonas, estuvo presente en el primer congreso de la regional balear en agosto de 1934 y, al mes siguiente, se trasladó a una conferencia en Sama (Asturias), tras un pleno sindical regional. Influencia y eficiencia que, a menudo, Servet Martínez hubo de pagar con frecuentes estancias en las prisiones gubernativas: la última —y más dolorosa, por las posibles secuelas que arrastraría para su salud futura— después de cuatro meses en la fatídica —y hedionda— prisión medieval de Pina de Ebro, que Martínez denunció en la prensa republicana en diciembre de 1935. Servet Martínez escribió con ese seudónimo colaboraciones frecuentes en El Pueblo de Huesca, Solidaridad Obrera de Barcelona y —entrada la guerra— en Fragua Social de Valencia (y en el exilio, en Tierra y Libertad y Solidaridad Obrera de México).
No obstante la opresión y las privaciones sufridas, también volvió a encontrarse Martínez con el triunfo de la sublevación militar de julio de 1936. Pasada la resistencia sorda y la desfalleciente huelga general —que los cenetistas no pudieron prolongar más de dos semanas—, se encontró buscado por los militares rebeldes. Durante aquellos dramáticos días del golpe militar en Zaragoza, Servet Martínez apoyó las tesis del veterano dirigente Abós, de esperar ante la sublevación y ofrecer una contención y resistencia de fuerzas obreras de CNT, dentro de su medio sociolaboral.
Martínez fue rescatado al cabo de tres meses —de fugitivo permanente en la ciudad— al quedar incluido en una de las operaciones de evasión montadas, desde el otro lado de las líneas del Aragón “leal”, por los milicianos desde Fuendetodos.
A partir de diciembre de 1936 fue designado por su organización como consejero de Economía y Abastos del segundo Consejo de Aragón en Caspe (aunque en un pleno regional de la CNT en Alcañiz, de marzo de 1937, Martínez fue criticado e incluso hubo voces de militantes que pidieron su dimisión). Desde enero de 1937 y con sede en la capital oficial del Aragón republicano, Servet Martínez estableció un sistema de mercado social —siguiendo el modelo de Sociedad de Exposición Perpetua, ideado por Proudhon— en el que, para surtir las necesidades de las colectividades, mancomunaba los pueblos entre sí y sus ofertas o necesidades de productos con el Departamento de Economía, a través de almacenes, contabilidad y créditos transparentes en Caspe. De esta forma ideó un orden económico que —evitando pérdidas en la riqueza regional— favorecía intercambios internos y externos, así como precios bajos y preservación de mercado negro e inflación. Junto al consejero cenetista de agricultura, Adolfo Arnal, logró en abril de 1937, durante un Pleno de colectividades de Aragón en Caspe, la creación de un órgano de crédito para las colectividades (que se preparaba como Instituto de Crédito e Intercambio: un “banco del pueblo” al modo proudhoniano).
Las colectividades fueron sometidas a una dura prueba de supervivencia tras la disolución del Consejo de Aragón, el 11 de agosto de 1937, tras el arrasamiento del orden y la economía colectiva en la región por fuerzas militares comunistas y republicanas de las divisiones 11, 27 y 43, y al aceptar la autoridad y directrices del nuevo gobernador de Aragón, el republicano —filocomunista— y anterior comisario José Ignacio Mantecón.
Antes de la caída de los frentes aragoneses, en marzo de 1938 Evelio Martínez se enroló como “miliciano de la cultura” en el batallón Remiro, una solución castrense, que permitió a algunos cargos libertarios conservar su integridad física, a resguardo de incidencias de sus oponentes y prepotentes mandos o cargos comunistas en Aragón. Tras la derrota, Servet Martínez se exilió, consiguiendo, después de no pocas zozobras, un pasaje a Chile.
Murió en Santiago de Chile en 1957, sin disponer apenas de medios para pagar su entierro, del que se hicieron cargo sus antiguos colegas zaragozanos —Isidro Miralles, Luis y Rafael Muñoz, Joaquín Ascaso— llegados de largas distancias desde distintos puntos del continente.
Fuentes y bibl.: Registro Civil, Certificación en Extracto de Inscripción de Nacimiento, Zaragoza, Sección 1ª, t. 167, pág. 190.
J. Zafón Bayo, El Consejo revolucionario de Aragón, Barcelona, Planeta, 1979, págs. 36 y 40; J. Borras, Aragón en la revolución española, César Viguera Editor, 1983, págs. 65, 94, 155 y 160-161; G. Kelsey, Anarcosindicalismo y Estado en Aragón: 1930-1938, Madrid, Fundación Salvador Seguí-Institución Fernando el Católico, 1994, págs. 181-182, 198, 252, 306-307, 364, 402 y 427; A. Téllez Sola, La red de evasión del grupo Ponzán, Barcelona, Virus Editorial, 1996, págs. 41 y 46; A. R. Díez Torre, Orígenes del cambio regional y Turno del Pueblo. Aragón, 1900-1938, Madrid, UNED y Prensas Universitarias de Zaragoza, 2003, vol. I (Confederados), págs. 110, 118-119, 137, 156, 287 y 451, y vol. II (Solidarios), págs. 14, 28, 31, 47, 157, 162-163, 168, 174, 178, 193, 212, 227-228, 234, 320, 351, 353, 357-358, 360, 362, 364, 366, 368, 371, 373-374, 400, 403, 470, 480, 484, 494, 515 y 549.
Alejandro R. Díez Torre