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Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos

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Biografía

Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos, Emilio. Santander (Cantabria), 1.X.1934 — Madrid, 9.IX.2014. Banquero.

Hijo primogénito de Emilio Botín-Sanz de Sautuola López. Estudió Derecho en Valladolid y Derecho y Economía en la Universidad de Deusto. Siguiendo los pasos de su padre ingresó en el Banco Santander a los veinticuatro años y recorrió los diferentes niveles de la organización —apoderado de los servicios centrales y subdirector general—. En 1960 fue nombrado consejero del Banco Santander, pasó a formar parte de la Comisión ejecutiva en abril de 1964 y, sin perjuicio de continuar desempeñando ambos cargos, fue nombrado también director general en septiembre del mismo año. En agosto de 1971 se lo nombró vicepresidente segundo del Consejo de Administración del Banco Santander, cargo que simultaneó con el de director general. En octubre de 1977 ascendió a consejero delegado y comenzó a representar al Banco Santander en diversas empresas de las que fue consejero, como Bankinter, Electra de Viesgo, Cepsa, Fecsa y otras. Fue aficionado al golf, a la caza y a la pesca, y el Ateneo de Santander lo designó “Montañés del Año” en 1976. A principios de la década de 1990, Emilio Botín era ya el máximo responsable del Grupo Banco Santander. Casó con Paloma O’Shea, concertista de piano, madre de seis hijos y mecenas de cultura, y que sobresalió desde muy joven por su talento de pianista de rango internacional, con premios reconocidos y estudios en París. Su personalidad tiene luz propia, ha promovido los estudios musicales en España y ha creado la Fundación Albéniz; en 1991 fundó la Escuela Superior de Música Reina Sofía, dedicada a formar instrumentistas de excelencia. Con sus conocimientos y medios es una de las más importantes promotoras de música clásica en España.

La política europea, después del Tratado de Adhesión de España a la Unión Europea, indujo a los principales bancos españoles a adoptar acuerdos de fusión para defenderse ante la competitividad de los bancos de otros países, que se iban estableciendo en España en igualdad de condiciones que los nacionales; ante esto el Santander se limitó aparentemente a observar y dejar pasar. Hay que recordar que el Banco de Bilbao, pilotado por Sánchez Asiaín, se fundió con el Banco de Vizcaya y los tanteos de fusión entre el Banco Central y el Banesto, que no prosperaron. Aquél terminó fusionándose con el Banco Hispano Americano. El movimiento fusionista también alcanzó a los bancos públicos, con la creación de Argentaria. Estos acontecimientos precipitaron las conversaciones entre el Hispano y el Central que firmaron un acuerdo de fusión el 14 de mayo de 1991.

La operación de compra de Banesto por el Banco Santander estuvo precedida de algunas circunstancias. El Banesto requirió una ampliación de capital para dotar de liquidez a sus cuentas, que autorizó el Banco de España, lo cual era una garantía para la situación patrimonial de Banesto; sin embargo, la crisis financiera había hecho estragos en este banco y el Santander, en cambio, había hecho un gran negocio con el resultado de sus innovaciones financieras.

Precisamente cuando se produjo la compra de Banesto, los Botín habían procedido a la venta de activos empresariales, la venta de bancos filiales y habían obtenido liquidez con otras operaciones. Desde esta plataforma, los Botín rechazaban las fusiones, puesto que al ser los dueños del Banco Santander no querían compartir poder, al menos por entonces, y argumentaban que esta filosofía era favorable para los accionistas.

El Santander, de la mano de don Emilio, fue innovador por la importancia que dio al tamaño del banco. La banca tradicional situaba en primer término la rentabilidad y el control; pero los Botín apostaron también a favor de las grandes dimensiones bancarias. Otra característica del perfil del Banco Santander ha sido la dimensión internacional.

Es también indicio de la filosofía bancaria de don Emilio Botín la importancia que se da a la liquidez; así, no dudó en vender el Banco Comercial Español y la Banca Jover al Credit Lyonnais; y el Banco de Murcia, resto del patrimonio financiero de Rumasa adquirido en su día por el Santander, a una Caja de Ahorros, con lo que se logró además una plusvalía en la operación.

A principios de 1999, el Santander, pero también el Central Hispano, sorprendieron con la noticia de la fusión de ambas entidades financieras. La sorpresa fue mayúscula si se tiene en cuenta que los Botín habitualmente se habían mostrado reticentes a las fusiones y eran partidarios en cambio de fundar su ascenso empresarial en la compra de otras entidades bancarias y las participaciones en el accionariado de otros bancos. Asimismo, la fusión permitía un mayor control y capacidad de actuar eficazmente ante la crisis en países hispanoamericanos y ganar tamaño en Europa.

Además, la fusión afianzaba las posibilidades de liderazgo de ambas entidades en el mercado europeo, al integrar su poder económico financiero en una nueva entidad: el Banco Santander Central Hispano (BSCH), hoy simplemente Banco Santander, que es un poderoso grupo de intermediación financiera de los países de Europa.

En una perspectiva mundial, Emilio Botín tuvo observatorios en casi todos los continentes; destacó su posición hegemónica en Hispanoamérica, donde su acción fue importante para los nuevos retos económicos de América Central y del Sur. La presencia del Santander fue especialmente estratégica en Estados Unidos y en Europa. El Grupo Santander jugó con la ventaja de los ciclos cambiados que tienen el dólar y el euro, lo cual le permitió crecer siempre en un área y controlar, en su caso, el ritmo de crecimiento aminorado en la otra.

Un aspecto indiscutible de Emilio Botín fue su liderazgo y sus dotes de mando, así como la fuerza con que ejerció su gobierno en el banco. Otra característica del perfil de Emilio Botín fue su capacidad de confiar en sus fieles colaboradores, comenzando por la confianza que depositó en sus hijos. Su hija, Ana Patricia Botín, siguió una fructífera preparación para el oficio de banca en un banco norteamericano y ocupó diversos cargos de responsabilidad en el Grupo, donde acumuló gran experiencia, lo cual permitió que al fallecer don Emilio, fuese Ana Patricia la substituta indiscutible, por méritos propios, de la Presidencia del Banco Santander.

Quizás una de las claves del modelo financiero de Emilio Botín fue la importancia dada al capital humano y a la preparación técnica de su personal. Esta actitud trascendió los límites del Banco; así, don Emilio apostó por la nueva economía y por la aplicación de las nuevas tecnologías informáticas, cuya mediación técnica es determinante en el mundo de los negocios y particularmente en el financiero.

Son ilustrativas las palabras de Emilio Botín sobre el sistema financiero europeo: “Como dije recientemente en Junta General de Accionistas del Santander, en la Europa de la próxima década seguirán existiendo bancos pequeños, bancos medianos y bancos grandes; bancos especialistas y bancos universales. Y, para estar entre ellos, sólo habrá que cumplir un requisito: ser rentables. Dadas las enormes diferencias que existen entre los sistemas financieros de los países europeos, pretender que sólo el aumento de tamaño vía fusiones garantiza ese objetivo de rentabilidad es, a mi juicio, erróneo” (“Euro y sistema financiero”, en Prensa Española, 1999). A juzgar por estas palabras, la filosofía favorable al tamaño propia de los Botín parecía terminada y se imponía la rentabilidad, como único objetivo explícito, donde se da cabida a la diversidad y, por tanto, también la banca regional.

No es atrevido decir que la fusión del Santander con el Central Hispano supuso un giro en la política expansiva del Santander.

Don Emilio fue un hombre que valoró la gran importancia, con la visión puesta en el siglo XXI, de los medios de comunicación, como ya se ha señalado, y en sus novedades tecnológicas, coincidiendo la gran etapa del desarrollo internacional del Banco Santander con el auge innovador de la publicidad bancaria, por la que Botín apostó firmemente; pero en términos societarios, dejando al margen su protagonismo personal entre los medios de comunicación.

Al Banco Santander no le afectó de modo importante la crisis económico-financiera que estalló en 2008, habiendo sabido su presidente contrarrestar las dificultades financieras y sus costes, saliendo airoso de los problemas concretos provenientes de la deflación internacional.

Don Emilio trabajó con el ánimo de impulsar la economía española en términos prácticos y también profundos con visión de futuro, preocupándose por el desarrollo del humanismo en su país, en el ámbito de la enseñanza y de la investigación científica; así como por la conservación del patrimonio histórico y el estudio de las ciencias sociales. De manera que abrió las puertas a los portales de una red de cooperación universitaria denominada Internet Universia y a la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Don Emilio dejó como legado a la nueva presidenta, su hija Ana Patricia, un Banco reconocido como uno de los primeros bancos comerciales del mundo, habiendo ganado, no sin un inteligente esfuerzo, la internacionalización de una empresa financiera singular como es el Banco Santander.  Un reto para la nueva presidenta podría ser el establecimiento del Banco en los países asiáticos, cuya gran influencia internacional en el mundo de los negocios es imparable, como lo es la marcha del Banco Santander de la mano de los Botín.

Bibl.: VV. AA., Gran enciclopedia de Cantabria, ts. I, II y III, Santander, Cantabria, 1985; F. González Urbaneja, Banca y Poder. La pasión por ser banquero, Madrid, Espasa Calpe, 1985; M. Amigot, Los Botín: Nacidos para la banca, Barcelona, Planeta-Agostini, 1994; E. Torres (dir.), Los 100 empresarios españoles del siglo xx, Madrid, LID-Círculo de Empresarios, 2000; R. Ansón y J. Iranzo “Presentación” y “Emilio Botín. Presidente de Banco Santander” en Cuenta y Razón (Madrid, Fundación de Estudios Sociológicos), n.º 15 (mayo-junio-julio de 2010), págs. 7-11 y 13-20 respect.; J. Velasco Kindelán, Emilio Botín y el Banco Santander. Historia de una ambición, Madrid, Conecta, 2014.

Juan Hernández Andreu

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