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Cándido María Trigueros

Biografía

Trigueros, Cándido María. El Poeta filósofo, Melchor María Sánchez de Toledo, Melchor Díaz de Toledo, Maestro Crispín Caramillo, EADLM. Orgaz (Toledo), 4.IX.1736 – Madrid, 20.V.1798. Subdiácono, polígrafo, humanista, filólogo, botánico, dramaturgo, poeta, novelista, bibliotecario, crítico literario. Académico de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y de la Real Academia de la Historia.

En la vida de este ilustrado escritor se pueden apreciar seis etapas diferenciadas, según su lugar de residencia. Los tres primeros años transcurrieron en su pueblo natal, en una familia de labradores (1736- 1739) hasta el traslado de su padre a Madrid, como empleado en la Contaduría del Palacio Nuevo, sin duda por influencia de su hermano, ya instalado en la Corte, Juan Trigueros, oficial de la Secretaría de la Cámara de Aragón, que llegó a ser secretario real, académico de la Española y caballero de la Orden de Carlos III y que tradujo la tragedia de Racine Britanicus, bajo el anagrama de ‘Saturio Iguren’, algunas veces atribuido a su sobrino Cándido María.

La segunda etapa (1739-1752), ya instalada la familia en Madrid, se corresponde con sus años de formación, completada en el colegio dominico de Santo Tomás, en la calle Atocha. Cumplidos los dieciséis años, acompaña en calidad de paje o familiar al recién elegido obispo de Córdoba, Francisco de Solís Folch de Cardona, hijo del duque de Montellano, estudiando en el Seminario cordobés de San Pelagio, donde se interesa por la historia antigua de España y escribe sus primeras poesías y comedias (1752-1755). Al ser promovido el obispo Solís a la diócesis sevillana como arzobispo, primero, y después cardenal, se convierte en mecenas del joven escritor, y le instala en su palacio sevillano como familiar, concediéndole dos beneficios eclesiásticos que le ayudarían a vivir como investigador, humanista y literato, sin necesidad de seguir la carrera eclesiástica, ya que nunca pasó del subdiaconado.

Esta cuarta etapa (1755-1771) supone para él la convivencia con intelectuales y políticos relevantes de la Sevilla de Olavide, como Jovellanos, con quien entabla una estrecha amistad, lo mismo que con el conde del Águila, o el propio asistente, a cuya tertulia acude con puntualidad, lo mismo que a las sesiones semanales de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, en la que ingresó con poco más de veinte años. También pasa grandes temporadas en Madrid, con sus padres, y asiste a la tertulia literaria de Agustín de Montiano, donde hace amistad con los literatos madrileños de la época, como Iriarte, Llaguno, García de la Huerta y el marqués de Valdeflores. Su curiosidad enciclopédica le lleva a estudiar lenguas muertas como el griego y el hebreo, de las que será un gran defensor e incluso maestro con una Gramática de la lengua hebrea (1771) inédita. Estudioso y lector infatigable, traduce del latín a Horacio y a Virgilio, a Columela, Salustio y Estrabón, del griego a Teócrito, Conon y Anacreonte, imitando en su teatro a los trágicos griegos; estudia y comenta inscripciones epigráficas latinas, griegas y hebreas; habla en la Academia sobre la antigüedad, proyectando una inacabada Historia de la religión de los primitivos españoles, y con el mismo entusiasmo que diserta sobre la etimología fenicia de la voz ‘Hispania’ o las peculiaridades de la piedra imán, propone un avanzado ‘Plan de estudios’ o defiende la rima en la composición poética. Publica los primeros versos del Poema del Cid (1766) según la copia de un manuscrito que poseía, años antes de la edición de Tomás Antonio Sánchez, que no lo cita. Una de sus más interesantes disertaciones académicas es una primicia de literatura comparada: el cotejo entre el Quijote de Cervantes y el Telémaco de Fenelon (1761). Tres años más tarde, vio rechazada en la Academia sevillana su biografía de Montiano, director de la Real Academia de la Historia, por razones que él mismo explica en su correspondencia, aunque vio publicado un poema a la muerte de su mentor y amigo en el II tomo de Memorias (1843).

Su larga estancia en el convento de carmelitas descalzos de Carmona (1771-1785) ciudad a poca distancia de Sevilla, a la cual se retira por motivos de salud, es quizás la más fecunda en actividades creativas, desde la búsqueda y descripción de nuevas especies botánicas en la vega carmonense y la experimentación química y física en su pequeño laboratorio particular, hasta la composición de toda clase de escritos, tanto eruditos como literarios. Aquí están fechados sus primeros poemas impresos: las Poesías de Melchor Díaz de Toledo (1773), las Poesías filosóficas (1774), San Felipe Neri al clero (1775) y Viage al cielo del poeta filósofo (1777), que le supusieron una feroz crítica de los escolásticos y el sambenito de hereje con que le distinguieron los intransigentes reaccionarios de la época. Crítica que se vio aumentada cuando apareció su extenso poema La riada (1784), que le valió el epíteto de poeta “prosaico”. Para el teatro escribió medio centenar de piezas, la mayor parte en este período, contribuyendo a la historia literaria con una carta-prólogo en cada una, donde expone su teoría dramática. Desde que en 1763 viera representada por María Ladvenant su tragedia La Necepsis, no se ocupó del teatro hasta los años de Carmona, donde, además de lo dicho, traduce e imita obras de autores como Metastasio (Angélica, La muerte de Abel, Endimion y Las furias de Orlando), Voltaire (Don Amador), o Molière (El Gazmoño o Juan de Buen Alma). Contribuye a la reforma del conde de Aranda con tragedias heroicas originales, basadas en la historia de España, como El cerco de Tarifa y La Egilona. Es, con Jovellanos, el introductor de la comedia en prosa, con Cándida o El precipitado (1773), y el primero en llevar a escena un conflicto social, con su obra Los menestrales, comedia premiada por el Ayuntamiento de Madrid (1784). Además, en los últimos meses de su estancia en Carmona, se dedica a refundir seis comedias de Lope de Vega, que no fueron estrenadas hasta quince años después, siendo la más conocida Sancho Ortiz de las Roelas, refundición de La Estrella de Sevilla, actividad encomiada por Meléndez Pelayo, que le considera “el primero de nuestros lopianos”. En temas literarios sufrió la enemistad de algunos autores, como el extremeño Juan Pablo Forner.

Activo colaborador de la Sociedad Económica de Sevilla, en ella lee algunos poemas en los actos públicos, y discursos científicos como los Remedios para fomentar la industria lanar en Sevilla o Tratado de las lanas (1783). Al llegar a Madrid leyó en la Económica Matritense una Memoria sobre el abono de las tierras. En la Academia de Nobles Artes de Sevilla leyó el primer poema dedicado a Murillo (1783). Completa esta su extraordinaria actividad con su Apología de España (1784), borrador que envía a Cavanilles por medio de su amigo Juan Bautista Muñoz, y con su proyectada y perdida en parte Flora carmonense, que le valió el título de primer corresponsal del Botánico de Madrid (26 de abril de 1783) y la recompensa de ver su nombre inscrito en la nomenclatura botánica con una nueva planta, a la que Cavanilles denominó “Triguera”.

La última etapa de su vida (1785-1798) transcurre en Madrid, ganando por oposición una plaza de bibliotecario en los Reales Estudios de San Isidro, donde se ocupa fundamentalmente de estudiar y catalogar su monetario. Junto a Miguel de Manuel, director de la Biblioteca, ocupa la Cátedra de “Historia Literaria”, de reciente creación, leyendo en 1790 en los primeros ejercicios públicos, un Discurso sobre el estudio metódico de la Historia Literaria, que fue impreso, y es la primera aportación a la bibliografía de esta materia. Algo menos conocida es su participación en el periodismo, ya que pretendió, sin éxito, la aprobación de una Gaceta literaria de Madrid (1788) y colaboró, como crítico teatral, en el Diario de Madrid, con las siglas E.A.D.L.M., cuyo desglose él mismo, irónicamente, dio a elegir entre “El Autor de Los Menestrales” o “El Amigo de Las Musas”.

En la Real Academia de la Historia ingresa como académico supernumerario en 1792, versando su discurso de ingreso sobra la Importancia de la Epigrafía la Numismática para el estudio de la Historia, que ha permanecido inédito hasta 2001. Perteneció al departamento académico de las Antigüedades, junto a Banqueri y Guevara de Vasconcelos. Dos años más tarde firma un proyecto académico de gran envergadura, que no llegó a ver: Inscripciones geográficas de España, papeletas que años más tarde fueron entregadas al investigador alemán Hübner, que las publicó a su nombre, no sin tachar de falsificador al infatigable académico toledano, que ha sido muy recientemente reivindicado por el profesor José Remesal (2003). Su partida de defunción se puede ver en el archivo parroquial madrileño de San Justo, donde fue enterrado de limosna. La Real Academia de la Historia, según su costumbre, sufragó veinticinco misas en su memoria.

Después de su muerte, repentina, a los sesenta y dos años, aparecieron algunas de sus obras: Los enamorados o Galatea y sus bodas (1798) continuación de la obra cervantina, las refundiciones de Lope, el Teatro español burlesco o Quijote de los Teatros (1802) y una colección de cuentos y novelas cortas, en dos tomos, que intitula Mis pasatiempos (1802). Su nombre figura entre las ‘autoridades’ admitidas por la Real Academia Española (1874) y en el Refranero general español de Sbarbi (1876), que le consagra como uno de los mejores escritores en lengua castellana.

 

Obras de ~: Discurso sobre los dioses de España, 1758 (inéd.); Disertación sobre las palabras Chresto y chrestiano, 1758, (inéd.); Observaciones sobre el imán, 1758, (inéd.); Ensayo de comparación crítica entre el Telémaco de M. Fenelon y el Don Quijote de la Mancha de Cervantes, 1761 (ed. de F. Aguilar Piñal, Madrid, 1960); La Necepsis, tragedia, c. 1762, [f. s. XVIII]; El mísero y el pedante, comedia, 1763, (inéd.); Disertación sobre el verso suelto y la rima, 1766, (inéd.); Disertación sobre el versículo 11 del cap. 10 del libro de Josué, 1766, (inéd.); Ciane de Siracusa, tragedia, c. 1767, (inéd.); Disertación sobre el nombre de España y la palabra ‘cuniculus’, 1767 (ed. de F. Aguilar Piñal, Madrid, 2001); Memoria sobre la religión de los antiguos españoles, 1767, (inéd.); Viting, tragedia, 1768 [Barcelona, 1799]; Don Amador, comedia, 1768, (inéd.); Guzmán el Bueno, tragedia, 1768, (inéd.); Vida de Don Alfonso Pérez de Guzmán el Bueno, primer Señor de Sanlúcar de Barrameda, 1768, (inéd.); Egilona, tragedia, 1768, (inéd.); Plan de un nuevo método de estudios, 1768 (ed. de F. Aguilar Piñal, Barcelona, 1984); Egilona, tragedia, 1768 (ed. de Patrizia Garelli, Bologna, Panozzo Editore, 2005); El pleito del cuerno, farsa cornuda, c. 1770, (inéd.); Rudimentos o Instituciones gramáticas de la lengua hebrea, 1771, (inéd.); Oración para estimular al estudio de la lengua hebrea, 1773 (ed. de F. Aguilar Piñal, Madrid, 2001); La muerte de Abel, oratorio, 1773, (inéd.); Los ilustres salteadores, comedia lastimosa, 1774, (inéd.); El precipitado, 1774 [Sevilla, Alfar, 1988, ed. de Piedad Bolaños]; El Poeta filósofo o Poesías filosóficas en verso pentámetro, Sevilla, 1774-1778; San Felipe Neri al clero. Poema, Sevilla, 1775; El Gazmoño o Juan de Buen alma, comedia, 1775 (ed. de L. P. Carrol Ann Arbor, 1985); Los Theseides, tragedia, 1775, (inéd.); Endimion, égloga teatral, 1775, (inéd.); Poesías de Melchor Díaz de Toledo, poeta del siglo XVI, hasta ahora no conocido, Sevilla, 1776; Las furias de Orlando, pastoral, 1776, (inéd.); El viage al cielo del Poeta filósofo, Sevilla, 1777; Tratado del gobierno de las cosas del campo, 1777 [trad. de Columela], (inéd.); La Electra, tragedia trad. del francés, 1781, (inéd.); La riada, Sevilla, 1784 (ed. de Benito Valdés, Sevilla, 2001); Establecimiento de Hospicio en Sevilla, 1784, (inéd.); Los menestrales, comedia, Madrid, 1784 (ed. de F. Aguilar Piñal, Sevilla, 1997); Sancho Ortiz de las Roelas, comedia refundida de Lope de Vega, c. 1785 [Madrid, 1800]; La moza de cántaro, refundida de Lope de Vega, c. 1785 [Madrid, 1803]; La buscona o El anzuelo de Fenisa, refundida de Lope de Vega, c. 1785 [Madrid, 1803]; La melindrosa o Los esclavos supuestos, refundida de Lope de Vega, c. 1785 [Madrid, 1803]; La esclavizada, refundida de Lope de Vega, c. 1785, (inéd.); Teatro español burlesco o El Quijote de los Teatros, c. 1785 [Madrid, 1802], [Universidad de Salamanca, 2001, ed. de M.ª José R. Sánchez de León]; Memoria sobre los abonos de la tierra, 1786, (inéd.); Plan de una Gazeta literaria de Madrid, 1788, (inéd.); Ifigenia en Aulide, tragedia corregida, 1788, (inéd.); Las majas, poema chusquiheroico, Madrid, 1789, [usando el seudónimo de Melchor María Sánchez Toledano]; Discurso sobre el estudio metódico de la Historia Literaria, Madrid, 1790 (ed. de F. Aguilar Piñal, Madrid, 2001); Medallas españolas antiguas de la Real Biblioteca de San Isidro, 1790, (inéd.); Importancia de la Epigrafía y Numismática para el estudio de la Historia, discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia, Madrid, 1792 (ed. de F. Aguilar Piñal, Madrid, 2001); Los enamorados o Galatea y sus bodas, Madrid, 1798; Mis pasatiempos o Almacén de fruslerías agradables, Madrid, 1804, 2 vols.

 

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Francisco Aguilar Piñal

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