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José Espinosa y Tello

Biografía

Espinosa y Tello, José de. Sevilla, 25.III.1763 – Madrid, 5.IX.1815. Marino científico, teniente general de la Armada, astrónomo, cartógrafo, hidrógrafo, primer director del Depósito Hidrográfico.

Sus padres, pertenecientes a la nobleza, fueron Miguel de Espinosa Maldonado Saavedra, segundo conde del Águila, de la Orden de Santiago, alcalde mayor de la ciudad de Sevilla y provincial de la Santa Hermandad de su tierra y provincia, e Isabel María Tello de Guzmán Portugal Fernández de Santillán, marquesa de Paradas y de la Sauceda. El conde del Águila era un caballero de la Ilustración, con buen gusto por la literatura y las artes; bibliófilo que llegó a tener la mejor biblioteca privada de Sevilla y una de las mejores de la España de la época. Tuvieron seis hijos y dos hijas, el mayor Juan Baustista Ignacio, y el año en que finalizó la Guerra de los Siete Años nació José (nombre que en su partida de bautismo es compuesto de otros seis más), precisamente cuando España perdía Sacramento y hacía cesión de Florida, la bahía de Pensacola y el fuerte de San Agustín, unos lugares que posteriormente se trataron de recuperar y en alguna de aquellas acciones participó precisamente Espinosa y Tello.

Después de haber recibido una primera y brillante educación familiar, el joven sevillano ingresó, a los quince años, en la Real Compañía de Caballeros Guardia marinas de Ferrol (agosto de 1778); demostró tener predisposición para las ciencias exactas, constante aplicación al estudio y conducta ejemplar. España y Francia declararon la guerra (1779) a Inglaterra para apoyar a las trece colonias británicas norteamericanas en su guerra de independencia; fue sobre todo una guerra naval y España tenía que proteger sus dominios. José Espinosa estuvo en las principales campañas de América y Europa, pasando de la etapa de formación científica a la vida práctica y a los peligros de marino castrense; especialmente colaboró en la conquista de Florida con la toma definitiva de Pensacola (1781), incursión que le permitió viajar por primera vez por unos mares en los que desempeñaría su labor científica y cartográfica. En 1782 se embarcó de nuevo participando en el bloqueo de Gibraltar y en el reñido combate naval de cabo Espartel. Alférez de fragata desde julio de 1779, ascendió a alférez de navío en diciembre de 1782.

Interesado por intensificar el estudio de la astronomía, fue destinado (1783) al Observatorio Astronómico de Cádiz; el director era Vicente Tofiño, a quien se le había encargado levantar la carta hidrográfica de las costas de España y uno de los oficiales por él elegidos fue José Espinosa, lo cual sirvió al sevillano para perfeccionar sus conocimientos siguiendo una metodología rigurosamente científica. Se destacó en las operaciones astronómicas y geodésicas y, de forma singular, en el trazado de las cartas correspondientes al mar Cantábrico (1787). Simultáneamente, consiguió una formación de astrónomo e hidrógrafo que le fue reconocida por el propio Tofiño, a la vez que ampliaba su currículum con una experiencia que le vinculó a la hidrografía para el resto de su vida. El resultado de la labor de equipo de la comisión (1783- 1788) fue la publicación en 1789 del Atlas Marítimo de España, para el que se habían introducido y utilizado métodos geodésicos e hidrográficos consiguiéndose un mapa científico de las costas de España (equivalente a los mejores de su época) que contrastaba con los métodos de gabinete empleados por Tomás López.

En el transcurso de esta comisión, Espinosa, junto con A. Belmonte, J. M. Lanz y D. Alcalá Galiano, redactó un plan para formar astronómicamente la carta náutica de América septentrional “con el deseo de contribuir al bien general” y navegar con menor dificultad por dicha zona, que presentó en enero de 1787; el plan fue aprobado (noviembre de 1788). Sin embargo, José Espinosa solicitó un aplazamiento porque por esas fechas había sido propuesto por Alejandro Malaspina, director de la expedición políticocientífica transoceánica aprobada un mes antes, en la que deseaba participar y así conseguir una superior experiencia para, posteriormente, desarrollar su proyecto cartográfico norteamericano.

La expedición jefaturada por Alejandro Malaspina fue el proyecto más ambicioso de la Ilustración española (el Museo Naval de Madrid conserva la mayor parte de la documentación original, así como el diario de navegación del propio Espinosa) y se enmarca en el período de los grandes viajes marítimos científicos. Espinosa colaboró destacando incluso en los preparativos de la expedición, pero su salud hizo que quedara “segregado” en España cuando las corbetas Descubierta y Atrevida zarparon (julio de 1789) rumbo a América. Ya restablecido, se incorporó a ella en Acapulco, pero este primer viaje autónomo de José Espinosa, de Cádiz (noviembre de 1790) a Veracruz y de aquí a Acapulco (febrero de 1791), lo convirtió en útil y complementario de la expedición, pues aprovechó la travesía haciendo numerosas observaciones y mediciones que ayudarían a un mejor conocimiento de la referida zona marítima (como la Sonda de Campeche y varios bajos peligrosos); el viaje por tierra le permitió determinar las coordenadas geográficas de Veracruz, México y Acapulco, además de otros lugares, y obtener información sobre el virreinato neohispano.

Se integró con los expedicionarios en Acapulco (24 de febrero de 1791) y aportaba varios instrumentos que Malaspina no había podido llevar consigo. El principal objetivo de la expedición era la construcción de cartas hidrográficas; asi pues, Espinosa realizó trabajos de su competencia y efectuó importantes observaciones científicas en el Pacífico y Filipinas para levantar dichas cartas, en muchos casos corrigiendo posiciones y precisando líneas costeras en zonas de difícil cartografía (por ejemplo, hizo reconocimiento de los canales de Nutka y concluyó que Nutka era una isla), estudios de eclipses, mediciones y experiencias diversas, también obtuvo datos interesantes para hacer descripciones de los indígenas (ejemplo, estando en Vavao, Espinosa hizo una singular visita, junto con Bustamante, a Leyafu con el cacique Vuna) y de lo que acontecía, asimismo, en su diario sugiere cómo hacer mas fácil la recalada o la travesía al surcar espacios peligrosos. Es más, durante su estancia en Manila elaboró un plan para realizar el “mapa geométrico” de España peninsular, algo necesario y que él mismo deseaba llevar a cabo, y lo envió al ministro de Marina (1792).

Cuando la expedición navegaba de regreso y arribó a la costa pacífica suramericana (El Callao), Espinosa se encontraba afectado de escorbuto; ante la recomendación médica de restablecerse desembarcó (1 de septiembre de 1793), al igual que Bauzá (aquejado de asma). Las corbetas pusieron rumbo al cabo de Hornos. Repuestos en parte, los dos marinos se desplazaron a Valparaíso; aquí Espinosa preparó su segundo viaje independiente y complementario al de Malaspina, e iniciaron la marcha dirigiéndose a Santiago de Chile (enero de 1794), atravesaron la cordillera de los Andes y la pampa hasta Buenos Aires (abril de 1794); los medios de transporte coetáneos no hacían fácil cruzar el continente, pero se vieron compensados con el paisaje que tuvieron ante sus ojos y porque el recorrido sirvió para corregir y situar muchos puntos por sus latitudes y longitudes y realizar estudios de la velocidad del sonido, barométricos, termométricos, sobre eclipses y calcular la duración del crepúsculo y el amanecer, además de recoger gran cantidad de noticias. Parte de todos estos trabajos realizados en el segundo viaje autónomo de Espinosa, así como otras actividades científicas, se han publicado en las Memorias de Espinosa (1809), en la edición de Novo y Colson (1885) y en la primera mitad del siglo xx, incluso el opúsculo fruto de la investigación sobre la velocidad del sonido se tradujo al francés y se editó con el titulo de Observations sur la vitesse du Son (1817); además, los resultados, fundamentalmente de interés geográfico, permitieron levantamientos cartográficos magníficos: Plano de la dirección del Camino principal de la Cordillera que guia de la ciudad de Santiago a la de Mendoza levantado por el propio Espinosa, que era un excelente cosmógrafo, y Carta esférica de una parte de la América Meridional para manifesar el camino que conduce de la ciudad de Valparaiso à la de Buenos Ayres [...] (ésta en colaboración con Bauzá), ambos mapas publicados conjuntamente en 1810.

Se trasladaron a Montevideo, donde estaba el grueso de la expedición, y se incorporaron de nuevo a ella, aunque José hizo el viaje de regreso a España en la fragata Santa Gertrudis. Las naves arribaron a Cádiz en septiembre de 1794. Los logros científicos de la empresa dirigida por Malaspina fueron muchos para la geografía, cartografía, astronomía, física, botánica, zoología, química, geología, etnografía e historia.

La experiencia y los conocimientos de José Espinosa eran los de un profesional extraordinariamente competente y, por ello, requerido para diversos cometidos importantes. Había ascendido a capitán de fragata en enero de 1794 y, de vuelta en España, fue ayudante del general Mazarredo, que mandaba las fuerzas navales del océano. En mayo de 1797 le nombraron ayudante secretario de la Dirección General de la Armada, pero Espinosa y Tello era sobre todo un hombre de ciencia y, en ese mismo año, el ministro Lángara lo designó para la dirección del Depósito Hidrográfico (Madrid), actividades que compatibilizó. Esta institución se creaba el 6 de agosto de 1797 para conseguir una navegación más segura y permitir fijar con certeza los límites de los dominios españoles, ya que la cartografía marítima, gracias a las expediciones hidrográficas de las últimas décadas, venía exigiéndolo. El sevillano organizó todo de forma ejemplar; la labor científica desarrollada fue muy provechosa, se editaron cartas muy exactas, derroteros y otras publicaciones, promovió comisiones hidrográficas y formó una selecta biblioteca; por Real Orden de 18 de diciembre de 1799, el Depósito se denominó Dirección de Trabajos Hidrográficos (pero coexistieron ambos nombres). Aunque en 1807 se suprimía la Dirección General de la Armada, se creaba el Consejo del almirantazgo y Espinosa fue elegido con funciones de secretario.

Durante la invasión francesa se negó a reconocer a José Bonaparte y dimitió de sus cargos. Preparó un plan para sacar de Madrid los valiosos fondos del Depósito, pero tuvo que huir precipitadamente; no obstante, la Suprema Junta Central Gubernativa (Sevilla) le repuso en todos sus cargos y, además, le envió comisionado a Londres (1810-1814); mientras en Cádiz quedaba Bauzá como interino al mando de los trabajos hidrográficos. En su estancia londinense Espinosa dirigió y mandó grabar nuevas cartas marítimas: la carta general del océano Atlántico septentrional, la carta general del océano Atlántico meridional, la de las Antillas Mayores y del Seno Mexicano, la de las costas de España y del Mediterráneo hasta Sicilia, la del Mediterráneo hasta el mar Negro, la de Baleares y la carta de las navegaciones a la India Oriental; también se ocupó de la impresión del Almanaque náutico español y cumplió con cuanto se le requería desde España. En julio de 1814 se daba orden de restituir la Dirección de Trabajos Hidrográficos en Madrid como única sede. Cuando Espinosa y Tello regresa a España (1815), retomó su cargo de la Dirección Hidrográfica, que en definitiva siempre ocupó, pero le quedaban sólo unos meses de vida; murió, repentinamente, el 5 de septiembre del mismo año, en Madrid.

El ilustre marino alcanzó la categoría de teniente general (octubre de 1814) y estaba en posesión de la cédula de caballero pensionado de la real y distinguida orden española de Carlos III. Consiguió justa reputación entre los marinos españoles y extranjeros. Es una personalidad de gran interés para la historia de la hidrografía y, por ello, de la cartografía y de la geografía; también para la historia de la navegación y de la historia militar.

Autor de varias obras, alguna póstuma, se encargó además de la edición de algunas otras; fue editor literario de la obra de Dionisio Alcalá Galiano titulada Relacion del viaje hecho por las goletas Sutil y Mexicana en el año 1792 para reconocer el estrecho de Fuca [...], publicada en Madrid en 1802. Incluso es autor, con Bauzá, de cuatro obras atribuidas erróneamente al científico y naturalista Tadeo Haenke, que en 1794 estaba haciendo investigaciones en el interior de América del Sur, pero en otra zona diferente a la del recorrido de Espinosa y Bauzá (de Valparaíso a Buenos Aires); cuando se publica en Lima, en 1901, la Descripción de Perú por Tadeo Haenke se desencadenó la “polémica hankeana” y, pese a ello, hasta salieron otras tres relaciones manteniendo el error, cuando los autores sólo podían ser José Espinosa y Felipe Bauzá. Entre sus manuscritos se hallan correspondencia y documentación diversa relacionada con su actividad, además de otras noticias y documentos privados. Sin duda alguna, lo más importante de la obra científica de Espinosa y Tello fue su labor cartográfica.

 

Obras de ~: Memoria sobre las observaciones astronómicas que han servido de fundamento á las Cartas de la costa NO. de America, publicadas por la Dirección de Trabajos Hidrográficos, á continuación del viage de las goletas Sutil y Mexicana al Estrecho de Juan de Fuca, Madrid, ¿1805?; Memorias sobre las observaciones astronómicas hechas por los navegantes españoles en distintos lugares del globo las quales han servido de fundamento para la formación de las cartas de marear publicadas por la Dirección de Trabajos Hidrográficos de Madrid, Madrid, Imprenta Real, 1809 (4 memorias y varios apéndices, en 2 vols.); con F. Bauza, Carta esférica de la parte Interior de la América Meridional para manifestar el camino que conduce desde Valparaiso a Buenos Ayres construida por las obserbaciones [sic] astronómicas que hiceron en estos parages en 1794 Dn. José de Espinosa y Dn. Felipe Bauzá oficiales de la Rl. Armada, Madrid, Dirección Hidrográfica, 1810; “Observations sur la vitesse du son”, en Annales de Chimie, 7 (1817), págs. 93-99; Idea de la marina inglesa, Madrid, 1821; “Viaje de Don José de Espinosa y Tello desde Cadiz hasta Acapulco [...]”, en P. de Novo y Colson (ed.), Viaje político-científico alrededor del mundo por las corbetas Descubierta y Atrevida al mando de los capitanes de navío D. Alejandro Malaspina y Don José de Bustamante y Guerra desde 1789 a 1794, Madrid, 1885, págs. 387-410; “Noticia de las principales expediciones hechas por nuestros pilotos del Departamento de San Blas al reconocimiento de la costa noroeste de América, desde el año de 1774 hasta el de 1791, extractada de los diarios originales de aquellos navegantes”, en P. de Novo y Colson (ed.), Viaje político-científico [...], op. cit., págs. 420-433; “Estudio sobre las costumbres y descripciones interesantes de la América del Sur”, en P. de Novo y Colson (ed.), Viaje político-científico [...], op. cit., págs. 557- 577; con F. Bauza, Descripción del Perú, Lima, 1901 [atrib. por error a T. Haenke]; Relación de un viaje entre Mendoza y Buenos Aires en 1794, Cuyo (Argentina), 1942; Descripción del Reyno de Chile, Santiago de Chile, 1942; Viaje por el Virreinato del Río de la Plata, Buenos Aires, 1943.

 

Bibl.: R. Tamayo y Calvillo, Elogio póstumo del Excelentísimo Señor D. José Espinosa y Tello de Portugal, Teniente General de la Armada, Madrid, 1816; P. Novo y Colson (ed.), Viaje político-científico alrededor del mundo por las corbetas Descubierta y Atrevida, al mando de los capitanes de navío D. Alejandro Malaspina y Don José Bustamante y Guerra desde 1789 a 1794, Madrid, 1885; P. Groussac, “Tropezones editoriales: una supuesta ‘Descripción del Perú’ por T. Haenke”, en Anales de la Biblioteca: publicación de documentos relativos al Rio de la Plata, 2 (1902), págs. 383-403; L. Destefani y D. Cutter, Tadeo Haenke y el final de una vieja polémica, Buenos Aires, Secretaría de Estado de Marina, 1966; H. Capel, Geografía y Matemáticas en la España del siglo xviii, Barcelona, Oikos-Tau, 1982; VV. AA., La expedición de Malaspina 1789-1794: viaje a América y Oceanía de las corbetas “Descubierta” y “Atrevida”, Madrid, Ministerio de Cultura, 1984; Astronomía y cartografía en los siglos xviii y xix, Madrid, Observatorio Astronómico Nacional, 1987; M.ª P. Cuesta Domingo, “El ‘Atlas Marítimo de España’ de Tofiño”, en Boletín de la Real Sociedad Geográfica, 124-125 (1988-1989), págs. 67-77; José Espinosa y Tello y su aportación a la historia de la Hidrografía, Madrid, Editorial de la Universidad Complutense, 1993; “El Depósito Hidrográfico”, en V Congreso Internacional de Descubrimientos y Cartografía (Tordesillas, 1997), Descubrimientos y Cartografía (II), Tordesillas, Universidad de Valladolid, Seminario Iberoamericano de Descubrimientos y Cartografía, 1998, págs. 89-98; “José Espinosa y Tello y su obra cartográfica”, en VIII Jornadas Nacionales de Historia Militar (Sevilla, 1998), Milicia y sociedad en la Baja Andalucía (siglos xviii y xix), Sevilla, Deimos, 1999, págs. 235-259.

 

María Pilar Cuesta Domingo

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