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Catalina de Ribera y Mendoza

Biografía

Ribera y Mendoza, Catalina de. Señora de Las Aguzaderas y El Coronil. ?, m. s. XV – Sevilla, 13.I.1505. Noble, fundadora de hospitales.

Hija segundogénita de Per Afán de Ribera, I conde de los Molares y III adelantado y notario mayor de Andalucía, que había casado en 1443 con María de Mendoza.

Fueron sus abuelos paternos, Diego Gómez de Ribera, II adelantado mayor de Andalucía, y Beatríz de Portocarrero y los maternos, Íñigo López de Mendoza, I marqués de Santillana y Catalina de Figueroa.

Casó finalizando el año 1474 con su cuñado Pedro Enríquez, señor de Tarifa y segundogénito de Fadrique Enríquez de Mendoza, II almirante de Castilla y de Teresa de Quiñones, condesa de Melgar. Pedro Enríquez había casado en 1460 con la primogénita, Beatriz de Ribera, matrimonio que había concertado su madre, María de Mendoza, viuda ya de Per Afán de Ribera, con el apoyo de su progenitor, Íñigo López de Mendoza. En dicho enlace, Pedro aportaba el señorío de Tarifa y Beatriz el oficio de adelantado mayor de Andalucía que, por merced real, María de Mendoza había conseguido conservar para quien desposara a su primogénita. Al fallecimiento de Beatriz de Ribera y Mendoza heredó la casa su hijo Francisco Enríquez de Ribera que no dejó descendencia, por lo que pasaría a sucederle la línea de su tía Catalina de Ribera y Mendoza.

El matrimonio de Pedro Enríquez con Catalina reforzaba por tanto la alianza de ambos linajes, si bien, en un principio, Pedro se había decidido a contraer nuevas nupcias con la hermana de su difunta esposa por presiones paternas, obteniendo dispensa pontificia para ello en diciembre de 1474, y a pesar de la oposición de su suegra, María de Mendoza. Por estos dos enlaces de Pedro Enríquez con las dos hermanas herederas de la casa de Ribera, entró en ésta la línea masculina de los Enríquez, almirantes de Castilla.

Gracias a una mezcla de azar, de poderosos apoyos políticos y a la obtención de importantes ingresos de la Hacienda Regia vinculados a los oficios del Adelantamiento, Pedro y Catalina lograron reconstruir y acrecentar el patrimonio del linaje Ribera que diversos conflictos sucesorios habían dispersado a lo largo del siglo XV. Los apoyos políticos eran consecuencia de la calculada estrategia matrimonial de ambos linajes: Pedro era tío del rey Fernando el Católico y hermano del almirante mayor de Castilla, Catalina era sobrina del duque del Infantado y del gran cardenal Mendoza, y cuñada del duque de Medinasidonia. De hecho, durante esa época, Pedro Enríquez comenzó una activa política de apoyo en Sevilla al duque de Medinasidonia, ya que los Reyes Católicos le habían apartado de la guerra con Portugal para encargarle la pacificación de la región andaluza. Después colaboró en las guerras de Granada, hasta que enfermó durante un duro invierno de guerra, cuyas dolencias le llevaron a la muerte el 8 de febrero de 1492.

Tras el fallecimiento de su esposo, Catalina se dedicó intensamente a acrecentar y administrar sus bienes muebles e inmuebles concentrándose especialmente en la adquisición de haciendas de olivar en las cercanías de Sevilla (Huerta del Rey, Quintos, Gómez Cardeña y otras) para servir la creciente demanda de aceite de las Reales Almonas, monopolio del que fue adquiriendo sucesivas cuotas hasta controlar aproximadamente la mitad de las rentas del estanco del jabón en el Reino de Sevilla. En 1493 obtiene licencia real para instituir sendos mayorazgos a favor de sus dos hijos, Fadrique y Fernando y a ambos les procuró nuevas “casas mayores”.

Para el primogénito continuó adquiriendo nuevas casas que añadir a la que, desde 1483, había sido su residencia y que con el paso del tiempo se conocerá como Casa de Pilatos. Y, para el segundo, compró, en 1496, la casa de Pedro Pineda, germen del Palacio de Dueñas.

Los últimos años de su vida los dedicó a obras piadosas, entre las que destaca la fundación del Hospital de las Cinco Llagas, en memoria de su madre María de Mendoza, al que dotó de fabulosas rentas que permitieron a su hijo encargar un edificio, el mayor de la Sevilla de su tiempo, hoy sede del Parlamento de Andalucía.

Falleció en 1505 y fue enterrada en la Cartuja de Santa María de las Cuevas, patronato del linaje Ribera y su sepulcro, encargado por su hijo en Génova en el taller de Pace Gaggini, fue una de las primeras obras de arte renacentistas que vio Sevilla. Su hijo primogénito, Fadrique Enríquez de Ribera sucedería además en el condado de los Molares y en los principales bienes de la casa, así como en el oficio de adelantado mayor de Andalucía, incluida la notaría, a la muerte de su hermanastro Francisco Enríquez de Ribera sin herederos en 1509. Fadrique Enríquez de Ribera recibiría además el título de marqués de Tarifa en 1514.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Ducal de Medinaceli (ADM), Sección Alcalá-Ducado, leg. 6, doc. 7.

J. González Moreno, Las Reales Almonas de Sevilla, Sevilla, Instituto de la Grasa, 1975, págs. 31-44; Catálogo de documentos sevillanos del Archivo Ducal de Alcalá de los Gazules, Sevilla, 1976, págs. 217-226; M. Á . Ladero Quesada, “De Per Afán a Catalina de Ribera. Siglo y medio en la historia de un linaje sevillano (1371-1514)”, en La España Medieval (Universidad Complutense de Madrid), vol. IV (1984), págs. 471-477; M. Fernández Gómez, “Aproximación al Adelantamiento de Andalucía en el siglo xv”, en Archivo Hispalense (Sevilla), n.º 221 (1989), pág. 44 y ss.; R. M.ª Montero Tejada y M.ª J. García Vera, “La alta nobleza en la Cancillería real castellana del siglo xv”, en Espacio, Tiempo y Forma (Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid), Serie III, t. V (1992), págs. 200-203; El Parlamento de Andalucía, Sevilla, Parlamento de Andalucía, 1997, págs. 57-64 y 213; M. A. Ladero Quesada, Los señores de Andalucía, Cádiz, Universidad, 1998, págs. 294-317; V. Lleó Cañal, La Casa de Pilatos, Sevilla, Fundación Casa Ducal de Medinaceli, 1998, págs. 23-24.

 

Juan José Larios de la Rosa y Juan Manuel Albendea Solís