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Luis de Bolaños

Biografía

Bolaños, Luis de. El apóstol del Paraguay. Marchena (Sevilla), 1550 – Buenos Aires (Argentina), 11.X.1629. Franciscano (OFM), fundador de reducciones guaraníticas del Paraguay y Río de la Plata, creador de la grafía y gramática guaraní.

Muy joven ingresó en la Orden franciscana en el convento de Santa Eulalia, próximo a su pueblo natal. Ordenado diácono y con apenas veintidós años, Bolaños embarcó rumbo a Paraguay invitado por fray Alonso de San Buenaventura, con una docena de religiosos más en la expedición de Juan Ortiz de Zárate, el 17 de octubre de 1572. Después de una azarosa travesía de siete meses y no pocas pérdidas de vidas se detuvieron en la isla de Santa Catalina, a las orillas de Brasil. Realizaron varios intentos por entrar en el río de la Plata para subir hasta Asunción, pero por causa de diversos obstáculos tuvieron que conformarse con permanecer en el lugar más de dos años. Al cabo, arribaron a Asunción el 8 de febrero de 1575. Muy pronto, dejando de lado el hacerse de convento, despreocupados de sí mismos, se dedicaron a vivir la vida apostólica Alonso y Bolaños, unidos siempre en la máxima pobreza, predicando a los indios comarcanos de los alrededores de Asunción, a pie, durmiendo donde les tomara la noche, aprendiendo al mismo tiempo el idioma guaraní. Bolaños con su maestro Alonso serán los “primeros” que adoctrinen y evangelicen a los guaraníes en su idioma propio haciéndose entender. Bolaños ideó la grafía y escribió la primera gramática y diccionario, y tradujo al guaraní el catecismo limense. Se le reconoce como un gran conocedor del idioma nativo, al decir de propios y extraños, “maestro de todos los misioneros”, según cuenta el provincial jesuita padre Romero (1610).

Las primeras actividades apostólicas se desarrollaron en el entorno de Asunción con colonos españoles e indígenas (1575-1580). Al ver la realidad de los indios de Río Arriba, que se hallaban rebelados y maltratados por los conquistadores, Alonso y Bolaños se trasladaron a pacificar y adoctrinar en la fe a Pitum, Guarambaré, Atyrá y Tobatí, entre otros lugares, ocho o nueve poblados que se hallaban entre los ríos Jejuí e Ypané, las actuales Villa de Concepción y San Pedro. Después de varias experiencias itinerantes “porque se pasaba mucho trabajo en juntar los indios [...] determinaron reducirlos a poblados”, se propusieron estrenar en Paraguay el método de las reducciones ya experimentado en otras regiones de América. A Bolaños se le reconoce, por tanto, haber sido el apóstol que supo crear las dos claves básicas para evangelizar a los guaraníes: el idioma y la reducción. De este modo, el año 1580, con unos mil doscientos indios fundaron la reducción de Los Altos, la que será la primera reducción del Paraguay y Río de la Plata. Una vez puesta en marcha Los Altos, vuelven a adoctrinar y pacificar los pueblos de Río Arriba: Guarambaré, Pitum (Ypané), Tobatí, Atyrá, Perico Guazú y Yvyrapariyara, entre otros. Con su presencia se logró mitigar la violencia y la muerte de muchos indios y consiguieron cristianizarlos mediante la doctrina.

Entre 1582 y 1585 surge una epidemia en el Guairá, actual zona brasileña, en Ciudad Real y Villarrica del Espíritu Santo, poblados que se hallaban más al nordeste, en áreas del actual Brasil. Enterados de la circunstancia, se trasladaron allí y se dedicaron a acompañar a esos pueblos material y espiritualmente, al propio tiempo que penetraban en la selva “sin armas ni protección de soldados” a evangelizar a los indios, de los que fueron, a pesar de los temores de los españoles, bien acogidos. En esa estadía en el Guairá reciben en 1584 la compañía de dos jóvenes de Ciudad Real, Juan y Gabriel Guzmán, quienes solicitan ingresar en la vida franciscana, en la que son aceptados; vienen a ser los primeros religiosos nativos de Paraguay. Alonso de la Torre, custodio franciscano de Tucumán y Paraguay, habiendo terminado de levantar la casa de Asunción iniciada por su predecesor, el padre Juan Rivadeneira, los llama y pone a su cuidado el primer convento de San Francisco en Asunción (1585).

Bolaños se hace cargo de la formación de los dos novicios “hijos de la tierra” que profesan en 1585 y con esta nueva sangre nativa reanuda, además de la vida al frente del convento, una nueva etapa de evangelización en las cercanías de Asunción. Por el mes de septiembre de ese mismo año recibe Luis Bolaños la ordenación sacerdotal de manos de monseñor Alonso Guerra, pues todavía era sólo ordenado de “evangelio”. En esa misma ocasión, seguramente, el obispo, en conocimiento de los estudios en guaraní ya realizados, le encomienda la traducción a ese idioma del catecismo del Concilio limense (1582-1583) recientemente celebrado y en el que estuvo presente él mismo. A ello se abocará Bolaños con la compañía de sus dos novicios franciscanos nacidos en la tierra. De ellos se dice que ayudaban a Bolaños a saber bien el idioma. Ese catecismo vendrá a ser la “carta magna del guaraní”, es decir, el primer escrito en el idioma. Entre 1585 y 1587 emprende, con sus hermanos, la erección de las reducciones de Itá y Yaguarón, mientras que también visita y adoctrina los otros pueblos. En estos quehaceres fueron de gran ayuda los paraguayos fray Gabriel y fray Juan Bernardo.

El año 1587 partió Alonso rumbo a España con la intención de traer nuevos apóstoles para Paraguay, por lo que Bolaños quedó al frente de toda la misión como su máximo exponente, respetado y querido por los religiosos, las autoridades y los indios. En 1594 ocurre un grave problema con los paranáes rebelados: apresan a un hermano dominico. Ante la gravedad del caso, Bolaños, como superior y a petición del cabildo, envía a Juan Bernardo en su salvación, pero es martirizado. La misión guaraní quedaba más diezmada todavía en espera de nuevos refuerzos, que sólo llegarían en 1596 en la expedición que preparó Alonso de San Buenaventura haciéndose el viaje vía Chile. Aunque en San Francisco del Monte fallece Alonso, de los arribados en esa expedición llegan cinco refuerzos para Paraguay, entre ellos fray Martín Ignacio de Loyola, que será nombrado primero custodio y luego obispo de Asunción y Río de la Plata. Su actuación más importante será el primer Sínodo, que se celebró en octubre de 1603.

En él participó Bolaños y se aprobó y recomendó oficialmente el Catecismo Guaraní de Bolaños para enseñanza de todas las doctrinas y reducciones. Entre finales de 1606 y comienzos de 1607, respaldado por Hernandarias, con los indios paranáes, que estuvieron rebelados más de cuarenta años, erigió la reducción más importante: la de San José de Caazapá (1607) y más tarde la de Yuty (1611).

Dadas las prendas que distinguían a Bolaños, tanto Hernandarias como el gobernador Diego Marín Negrón le propusieron para obispo ensalzándolo con expresiones como “Santo varón y persona de muy ejemplar vida y de tantas y tan buenas partes que si las hubiéramos de decir, sería menester mucho papel”. Aunque no le cupo el episcopado, en cambio dentro de la Orden fue nombrado guardián y custodio de Paraguay en varias ocasiones y posteriormente definidor. En 1611 entregó en la curia de Asunción, ante notario, el original de su Catecismo Guaraní. En la época de fundar la reducción de Yuty, que sería la definitiva de Paraguay, ocupaba el cargo de custodio (1612). Ese mismo año, con la unión de las custodias de Tucumán y Paraguay en el Capítulo General celebrado en Roma al erigirse la provincia de la Asunción Luis Bolaños fue nombrado definidor de la provincia. Se tiene una firma autógrafa de ese tiempo con el añadido de definidor. En 1615 inicia su camino de descenso de Paraguay hacia Buenos Aires, y con Luis Gámez y los indios por él adoctrinados fundan la reducción de la Limpia Concepción de María de Itatí, en el nordeste argentino. Llegado a Buenos Aires, a pesar de sus muchos años, no desistió en su labor misionera, y con el apoyo y la amistad de Hernandarias, erigió la reducción de Santiago de Baradero en 1617, que continuó visitándolo, anciano como era, hasta más allá del año 1620.

Los últimos años, ya enfermo y achacoso, se retira al convento de San Francisco de Buenos Aires. De 1628 se conserva el documento pastoral más valioso sobre la Validez de los matrimonios indígenas y de 1629, el testimonio sobre la vida santa de Roque González de Santa Cruz. Ocho días después fallecía lleno de méritos y rodeado de la aureola de la santidad, el 11 de octubre de 1629. “Al par de San Francisco Solano es la figura más eminente de los misioneros andaluces. Es más: su talla de misionero explorador aventaja al santo de Montilla.” Se le reconoce como “el apóstol del Paraguay y Río de la Plata”, es el “padre” del guaraní escrito, “el santo viejo”. A Bolaños le acompañan la fama de santidad y no pocas leyendas que hacen de él el misionero más emblemático y mítico que sobrevive a los años y se le recuerda en Paraguay como si fuera de hoy mismo. Dadas sus cualidades y su excepcional vida, se trata de llevarlo a los altares.

 

Obras de ~: Catecismo Guaraní, Asunción, 1611; Escrito sobre la validez de los matrimonios indígenas, s. f.

 

Bibl.: A. Daza, Crónica General de Nuestro Padre San Francisco y su apostólica Orden, Valladolid, 1611; P. Otero, Dos Héroes de la Conquista. San Francisco Solano y fray Luis Bolaños, Buenos Aires, 1906; El Plata Seráfico, n.º único, homenaje a fray L. Bolaños (octubre de 1913); R. Carbia, Fray Luis Bolaños. 1629-11 de octubre 1929. Aporte de elementos históricos para servir al de su beatificación, Buenos Aires, 1929; A. Córdoba, Los franciscanos en el Paraguay, 1537-1937, Buenos Aires, 1937; R. A. Molina, “La obra franciscana en el Paraguay y Río de la Plata”, en Missionalia Hispánica, 11 (1954), págs. 329-400; I. Calzada Macho, Biografía de Fray Luis de Bolaños, Asunción, Ediciones Franciscanas, 1975; M. Durán Estrago, Presencia franciscana en el Paraguay (1538-1824), Asunción, Universidad Católica, 1987; J. Heras, “Fray Luis de Bolaños. Iniciador de las reducciones de Paraguay”, en R. Ballán, Misioneros de la primera hora: grandes evangelizadores del Nuevo Mundo, Madrid-México, Mundo Negro-Esquila, 1990, págs. 203-206; L. Necker, Indios guaraníes y chamanes franciscanos. Las primeras reducciones del Paraguay, 1580-1800, Asunción, Universidad Católica, Centro de Estudios Antropológicos, 1990; B. Oro, Fray Luis Bolaños, Apóstol del Paraguay y Río de la Plata, Valencia, Unión Misional Franciscana, 1991; M. Durán Estrago, El Hechicero de Dios fray Luis Bolaños, Asunción, Don Bosco, 1995; J. L. Salas, La evangelización franciscana de los guaraníes. Su apóstol fray Luis Bolaños, Asunción, Ediciones y Arte S.R.L., 2000.

 

José Luis Salas