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Joaquín de Toledo y Parra

Biografía

Toledo y Parra, Joaquín de. Tarifa (Cádiz), 1778 – Cabo de Hornos, 1819. Capitán de navío graduado del Cuerpo General de la Armada.

Por información testifical en Arcos de la Frontera (Cádiz), se acredita la genealogía y su hidalguía por sus cuatro bisabuelos, en posesión y goce de caballeros hijosdalgo. Su padre era Álvaro de Toledo y Gatón, nacido en Tarifa en 1743, abogado de los Reales Consejos y regidor perpetuo de Tarifa, y su madre, nacida también en Tarifa en 1744, Isabel Parra y Arcos. Por su afición a la mar, le indujo a seguir la carrera naval, por lo que solicitó y obtuvo carta-orden de guardia marina y sentó plaza en el departamento de Cádiz el 11 de diciembre de 1794. Por haberse declarado la guerra en 1793 a la República Francesa, el joven Toledo, después de hacer los estudios elementales fue embarcado en la escuadra del teniente general Juan de Lángara y Huarte, con la que asistió al sitio de Rosas, bloqueo de Santa Margarita y otras operaciones navales hasta que se firmó la Paz de Basilea, que con el navío Monarca regresó a Cádiz. A finales del año de 1796, embarcó en el navío San Joaquín, de la escuadra del teniente general José Solano marqués del Socorro, con la que salió para América septentrional al romperse la guerra con Gran Bretaña. Estando en La Habana transbordó a la fragata Palas, con la que cruzando en el canal viejo de Bahama, se perdió y naufragó en los arrecifes de la Cruz del Padre el 29 de diciembre del año de 1797. Vuelto al arsenal de La Habana, fue embarcado en las fuerzas que operaban en la costa de la isla La Española, siendo ascendido a alférez de fragata el 9 de junio de 1800.

Regresó a España a principios de 1801, embarcando en la fragata Paz, saliendo el 9 de abril para el Río de la Plata; efectuó diversas comisiones en dichas aguas y regresó a Cádiz el 4 de agosto del año siguiente de 1802 embarcado en la fragata Astrea. El 15 de enero de 1803 pasó a la fragata Ascensión, con la que salió para el Pacífico el 3 de febrero, con escalas en las islas Malvinas y Valparaíso llegó al apostadero de Callao de Lima.

Después de cruzar sus aguas con diversas comisiones, volvió al Río de la Plata, fondeando en Montevideo el 5 de junio de 1804. Ascendió a alférez de navío el 8 de diciembre de dicho año, y el 6 de febrero de 1805 trasbordó a la corbeta Atrevida, con la que salió junto a la de la misma clase Descubierta para las Malvinas el 23 de marzo; regresado a Montevideo, embarcó en la Fuerte, y posteriormente a la goleta Paz, el 6 de febrero de 1806. En el primer crucero efectuado con dicho buque y navegando con un fuerte pampero, naufragó en la costa de Maldonado, salvándose Toledo milagrosamente.

En junio del mismo año se le dio el mando de la balandra cañonera San José, de la escuadrilla del capitán de fragata Juan Gutiérrez de la Concha, con la que salió el 27 de junio de Montevideo para la reconquista de Buenos Aires, que ocupaban los ingleses; Toledo desembarcó con las tripulaciones, y a las órdenes del capitán de navío Santiago Liniers, después de duros combates consiguieron la reconquista de la capital del virreinato. En estas acciones Toledo fue herido. Ascendió a teniente de fragata el 24 de febrero de 1807 y de ayudante del ya brigadier Liniers, concurrió los días 4 y 5 de julio siguiente a la defensa de Buenos Aires contra el ejército inglés del general Wittelok, rechazando sus ataques y haciendo capitular a las fuerzas de invasión.

Por estos hechos de armas, se le concedió el ascenso a teniente de navío el 23 de noviembre del referido año de 1807. En el año siguiente de 1808, al conocerse la noticia del levantamiento contra los franceses, fue pasaportado en un buque mercante para Chile y Perú con pliegos de importancia para las autoridades; llegado a Callao embarcó como comandante de una fragata mercante para conducirla a la Península. Por el mal estado del casco del buque, éste hacía mucha agua, y estando al norte de las Azores, determinó Toledo abandonarla y salvar a la gente en las embarcaciones menores. Llegaron a una playa de la isla de San Miguel, y una vez repuestos regresaron a España el 16 de enero de 1810.

Permaneció en la defensa de Cádiz y de la Isla de León, hasta el 18 de octubre de 1812, en que embarcó en la fragata Efigenia, que salió para Lisboa y Portsmouth en busca de víveres y pertrechos de guerra, regresando a Cádiz el 15 de junio de 1813. A principios de 1814 se le confirió el mando del bergantín de guerra Cazador, con el que efectuó dos viajes de correo a América; quedando después a las órdenes del brigadier Rodríguez de Arias en el Mediterráneo, una vez que finalizó la guerra con Francia. Al ascender a capitán de fragata el 26 de octubre de 1816, cesó en el mando quedando asignado al departamento de Cádiz, hasta que a fines de 1818 se le comisionó a mandar el convoy que condujo a los puertos del Báltico las tripulaciones de la escuadra comprada a Rusia. Por dicha comisión Toledo obtuvo el ascenso a capitán de navío graduado el 15 de diciembre de 1818, y el Zar de Rusia lo condecoró con la Cruz de la Orden de Santa Ana. Por insistencia de las autoridades españolas en el Pacífico, de envío de fuerzas navales a aquellas aguas, el Gobierno español a principios de 1819 organizó en Cádiz una división naval compuesta de los navíos San Telmo y Alejandro, de setenta y cuatro cañones, y la fragata Prueba de cuarenta, con dos buques mercantes para transporte de tropas y pertrechos. Esta fuerza naval se puso al mando del primero del comandante de los citados navíos el brigadier Rosendo Porlier, que iba también como comandante general del apostadero de Callao, y como 2.º comandante del buque y mayor general del mismo, el capitán de navío Toledo. Los buques salieron de Cádiz el 11 de mayo, teniendo que regresar el Alejandro por hacer mucha agua. Llegados los buques a las regiones australes, se separaron; la Prueba, consiguió llegar al Perú el 9 de octubre, al igual que las fragatas mercantes, sin embargo nunca lo hizo el San Telmo, que desde el 2 de septiembre en que se separaron no se tuvieron más noticias. En el momento de la separación se observó en la fragata que éste tenía averías en el timón, tajamar y verga mayor. Mucho tiempo se esperaron noticias, pero sin resultado. En estos mares procelosos de cabo de Hornos, terminó su vida el capitán de navío graduado Joaquín de Toledo y Parra, náufrago en varias ocasiones y, que en ésta no pudo salvarse. Con él y con toda su dotación compuesta de seiscientos cuarenta y cuatro hombres se quedó el misterio y la incógnita de los momentos finales del buque.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Museo Naval (Madrid), Catálogo Real Compañía de Guardias Marinas, Probanzas, n.º 2688, sign. E.2.062, año 1794.

F. de P. Pavía Pavía, Galería Biográfica de Generales de Marina, Madrid, Imprenta F. López, 1873; C. Fernández Duro, Armada española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón, Madrid, Museo Naval, 1973.

 

Hermenegildo Franco Castañón

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