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Juan Nicolás Böhl und Lütkens

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Biografía

Böhl und Lütkens, Juan Nicolás. Juan Nicolás Böhl de Faber. Hamburgo (Alemania), 9.XII.1770 – El Puerto de Santa María (Cádiz), 9.XI.1836. Bibliófilo, antólogo y crítico literario.

Juan Nicolás Böhl und Lütkens, nacido en una familia protestante, realiza los primeros estudios, junto con su hermano Amadeo, en Hamburgo bajo la guía de un prestigioso pedagogo alemán afín a las ideas de Rousseau, José Enrique Campe, al que los dos hermanos, huérfanos de padre, consideraban como su segundo padre. Ambos van a figurar como personajes de una novela escrita por dicho pedagogo, muy celebrada en su tiempo: Robinson der Jüngere (1879). Juan Nicolás mantendrá por largo tiempo, a través de su relación epistolar, una estrecha amistad con el maestro y algunos miembros de su familia (su mujer, Dorotea, su sobrino Augusto, y la esposa de éste, Elisa Campe), epistolario que utilizará esta última para escribir una biografía de Juan Nicolás (Versuch einer Lebensskizze von Johan Nicolás Böhl von Faber nach seinen eigenen Briefen, Leipzig, 1858), que ha sido la fuente principal de los biógrafos posteriores.

En el verano de 1784, Juan Nicolás es enviado por su familia a Andover (Inglaterra) para continuar sus estudios y aprender inglés. En mayo de 1785 se mediados del siglo XVIII una casa de comercio, afamada por su solidez económica, de la que se hará cargo en 1891, ayudado por su hermano Amadeo. En realidad, será éste quien lleve el mayor peso del comercio, ya que Juan Nicolás, más interesado por el mundo de la cultura que el de los negocios, hubiera preferido hacer una carrera universitaria y dedicarse al estudio de la literatura.

En 1790 conoce a Francisca Javiera Ruiz de Larrea, nacida en Cádiz en 1775, de padre español y madre irlandesa, con la que se casa el 1 de febrero de 1796. En otoño de ese año, la pareja se traslada a Alemania para que los familiares de Juan Nicolás conozcan a Francisca. A su paso por Suiza, hacen un alto en la aldea de Morgues, donde el 25 de diciembre nace su hija Cecilia, la futura escritora conocida por el seudónimo de Fernán Caballero. Después se dirigen a Hamburgo, donde conviven una temporada con la madre de Juan Nicolás y visitan a los Campe. Dadas las dificultades de aclimatación de Francisca a la vida y costumbres germanas, deciden volver a España en el otoño de 1797. Entre 1800 y 1803 nacen tres hijos más: Aurora, Juan Jacobo y Ángela.

Juan Nicolás alterna la dedicación al negocio familiar con su pasión por los libros y el estudio de la literatura. Sin embargo, la muerte de su hermano Amadeo, como consecuencia de una fiebre amarilla que asoló Cádiz en 1800, hace que la responsabilidad de dicho negocio recaiga íntegra sobre él, que, además, será nombrado en 1804 cónsul de las ciudades de la Hansa en Cádiz. Pero los conflictos surgidos en el comercio internacional debido a la política imperialista de Napoleón dificultan el tráfico de mercancías y afectan negativamente al negocio de los Böhl, que deciden trasladarse a Alemania en 1805. Juan Nicolás y Francisca viajan con sus dos hijos Cecilia y Juan Jacobo, mientras Aurora y Ángela quedan a cargo de la abuela en Cádiz. En 1806 compran, con la idea de quedarse indefinidamente en el país, una finca nobiliaria en Görslow (Meclemburgo) a Martín J. von Faber, consejero real de Prusia, con quien se había casado la madre de Juan Nicolás en segundas nupcias. Su padrastro le adopta, vinculando al apellido Böhl el aristocrático Von Faber, y consiguiendo para Juan Nicolás un título de nobleza del Sacro Imperio Romano. Por su parte, Francisca sigue sin aclimatarse al ambiente alemán y termina por volver a España, quedando Juan Nicolás al cuidado de sus hijos Cecilia y Juan Jacobo. Ya en España, Francisca hace apremiantes llamadas para que regresen su marido e hijos, pero Juan Nicolás retrasa la vuelta, tanto por apego a su tierra como por desavenencias religiosas y de carácter con su mujer, católica exaltada. A ello se unen las dificultades de viajar por Europa, invadida por las tropas de Napoleón, que en 1808 ocupan España.

Entre 1806 y 1808 aparece, en las cartas de Juan Nicolás a Francisca y a Elisa Campe, una creciente preocupación religiosa, que coincide con su progresivo entusiasmo por el Romanticismo alemán (lee los Vorlesungen de Schlegel, y las obras de Schelling, Goethe, Schiller y Novalis, entre otros) y por los clásicos españoles (especialmente los místicos), preocupación que le lleva a abandonar el racionalismo y el deísmo naturalista en el que había sido educado por Campe y a interesarse por el cristianismo. En 1809 conoce al doctor Julius, un médico judío de Hamburgo, hombre de gran cultura y convertido al catolicismo, con quien mantiene una extensa relación epistolar, a través de la cual y de la de Elisa Campe, se puede seguir la evolución religiosa de Böhl, que termina convirtiéndose oficialmente al catolicismo en julio de 1813. A partir de este momento, se hace más vehemente su rechazo de los ideales de la Ilustración y de la Revolución Francesa, causantes, a su juicio, de la desorientación de la conciencia europea y de la pérdida de la fe cristiana, e inductoras de los desórdenes sociales y políticos que están convulsionando los pueblos de Europa, invadidos por Napoleón.

Por otra parte, el pensamiento filosófico y la estética del Romanticismo, con su exaltación del espíritu de los pueblos, le ayuda a descubrir el valor de la literatura popular y nacional. En lo tocante a España, cree que, superada la etapa ilustrada de sujeción a la normativa neoclásica, la reacción romántica habría de suponer una vuelta a la tradición literaria del Siglo de Oro y un redescubrimiento de los valores épicos, religiosos y populares de dicha tradición. Desde esta perspectiva romántica y católica, comienza a interpretar Böhl el pasado de la cultura española y a enjuiciar la situación política nacional con la que se encuentra a su vuelta a España en 1813. Una situación en la que se hallaba comprometida su esposa, que, en el período de sesiones de las Cortes de Cádiz, se había decantado por la defensa de los ideales del Antiguo Régimen, hasta el punto de convertir su casa en sede de una tertulia a la que acudían representantes de los grupos conservadores gaditanos. Esta toma de posición y la defensa consiguiente de la política represiva de Fernando VII hacia los liberales va a influir en la evolución política de Juan Nicolás y en su interpretación del pasado de la cultura española.

Una muestra de esta evolución es la conocida como “Querella calderoniana” (1814-1820), en la que participan los Böhl, enfrentados a José Joaquín de Mora y Antonio Alcalá Galiano, defensores de la estética neoclásica. Juan Nicolás, que mostraba un gran entusiasmo por el teatro de Calderón en consonancia con la valoración estética y literaria realizada por los románticos alemanes, influenciado por su esposa, cree ver en dicho teatro una expresión de los ideales épicos y religiosos y del espíritu colectivo del pueblo español. En opinión de ambos esposos, ese espíritu habría resurgido al producirse la invasión francesa en 1808, provocando el alzamiento contra el ejército invasor y, a la vez, contra la mentalidad afrancesada de los ilustrados españoles. Esta opinión se manifiesta en un folleto publicado por Böhl y J. Vargas Ponce en 1814 (Donde las dan las toman), y más en concreto, en su artículo titulado “Contrastes que me ocurrieron al leer la crítica de Mirtilo”, en el que se pone en relación ese “espíritu caballeresco” de los dramas calderonianos con el “espíritu” que animaba a los luchadores contra Napoleón, movidos por “un entusiasmo sin límite por su religión, y su rey, su honra y su dama”. Desde este planteamiento, infiere Böhl que quienes, apoyándose en la estética neoclásica, desprestigian a Calderón incurren en una notable falta de patriotismo. La manipulación política de los textos literarios es más incisiva en folletos posteriores, como el titulado Pasatiempo crítico en que se ventilan los méritos de Calderón, publicado en 1818, en el que, al ensalzar la obra y el espíritu del mencionado dramaturgo como ejemplo de ortodoxia religiosa, acusan a Mora de introducir un “contrabando filosófico” enciclopedista y de “seducir a los inocentes con la manzana sobredorada de la ilustración”, de la que derivan las doctrinas neoclásicas y el germen de la revolución. Esta mezcolanza de estética y política, tan peligrosa en el contexto represivo del absolutismo fernandino, obliga a Mora y Alcalá Galiano a abandonar, por seguridad personal, dicha polémica, desleal por parte de los Böhl, según manifestó el propio Alcalá Galiano, que recuerda haber sido acusado “de jansenismo y amor a las reformas, cargos infundados si era como consecuencia de lo que en el litigio habíamos dicho” (A. Alcalá Galiano, 1886: 419).

En 1818, Böhl de Faber es nombrado delegado en España de la firma importadora de vinos Duff Gordon y Cía., sin tener que renunciar por ello a su cargo consular, lo que redunda en su seguridad y bienestar económicos. No obstante, lamenta en carta al doctor Julius, de 7 de julio de 1820, que estas ocupaciones le dejan “poco tiempo para la literatura”, a la que, como bibliófilo apasionado (llegó a crear “una de las más excelentes bibliotecas de literatura española de que se tiene memoria” (M. Menéndez Pelayo: I, XXXI), se había dedicado desde su juventud, recogiendo textos de poesía popular y culta, así como de teatro. Por otra parte, la mencionada polémica y los artículos y libros publicados a raíz de ella le habían proporcionado un prestigio intelectual en los círculos literarios que le permitían aspirar a un mayor reconocimiento público. En 1817, Böhl había contactado con el bibliotecario de la Real Academia Española, M. Fernández Navarrete, en busca de asesoramiento bibliográfico para sus estudios sobre poesía y teatro español, y le había enviado algunos de los trabajos que pensaba publicar. En una de sus cartas (18 de febrero de 1819), Böhl le manifiesta su deseo de ser admitido en la Academia como recompensa a su “celo por las glorias de la literatura española”. Este deseo se verá satisfecho al ser nombrado, el 20 de abril de 1820, académico honorario “en consideración a la decidida afición de V. S. a la lengua castellana y a los eficaces medios con que se ha procurado su esplendor y fomento, de que no pocos testimonios ha dado con sus escritos y con la remisión de algunas obras que han de publicarse en obsequio de dicho idioma” (apud S. Montoto, 1961: 132-133).

Ese mismo año se produce el levantamiento del coronel Riego y la implantación del Régimen Constitucional, motivo de disgusto para los Böhl, manifestado en las cartas de Juan Nicolás al doctor Julius, en las que afirma que le provoca “náusea” “tanta palabrería sobre derechos que nadie reclama” (31 de octubre de 1820) y lamenta la “apatía del pueblo” ante la supuesta “destrucción de la Iglesia y del Trono” (21 de febrero de 1821). La intervención de la Santa Alianza en 1823 para restablecer el Régimen Absolutista de Fernando VII supone un alivio para los Böhl, que reciben a los soldados franceses del ejército de ocupación como “salvadores”. Hay documentos que comprueban que Böhl intervino como intermediario en la entrega de dinero procedente de la Casa Rothschild al Ejército francés “para financiar la estancia en España” de dicho ejército, “que pagaba religiosamente sus suministros en evitación de que la táctica napoleónica de depredar el país invadido pudiera provocar una revuelta popular” (G. Carnero, 1978: 106-110). Es claro que Böhl apoya la política represora de Fernando VII, convencido de que “si España quiere vivir en paz, debe cortar de raíz lo malo; todos los que ocupaban cargos importantes han de abandonar el territorio español, los masones ser condenados a muerte y reprimida severamente cualquier propaganda de ideas liberales” (carta al doctor Julius, 12 de agosto de 1823). A pesar de lo cual, acepta de buen grado que su hija Cecilia se case con un joven liberal de la aristocracia sevillana, el marqués de Arco Hermoso.

Por otra parte, la relación de Böhl con altos mandos del Ejército francés facilita que uno de ellos, el barón y general Chatry de la Fosse, conozca a Ángela Böhl, con quien se casará en 1825. Ese año, la tercera hija, Aurora, se une en matrimonio con Tomás Osborne, miembro de una acaudalada familia de El Puerto de Santa María, consolidándose así el prestigio social de los Böhl.

A pesar de sus compromisos económicos y sociales, Juan Nicolás sigue dedicándose a la recolección de textos de la tradición poética y teatral española, fecunda labor que da su fruto en la publicación de su magna Floresta de rimas antiguas castellanas, tres volúmenes, editados en Hamburgo en 1821, 1823 y 1825. Esta obra abarca un millar de composiciones poéticas, de las cuales sólo 138 figuraban en las colecciones anteriores (Estala, Sedano o Quintana), según el crítico coetáneo Agustín Durán, para quien esta “rica, copiosa y bien escogida antología”, formada con “un criterio sabio” y con “verdadero y buen gusto” (apud G. Carnero, 1978: 33), recoge los más diversos tipos de poesía castellana, a los que clasifica en cuatro grupos: poemas sacros, doctrinales, amorosos y festivos. No obstante, hay que advertir que esa exigencia de buen gusto le mueve a seguir un método ya censurado por Agustín Durán y más tarde por Marcelino Menéndez Pelayo, que critica el “funesto sistema de enmendar y rejuvenecer los textos, extremando esta licencia hasta el punto de omitir sin decirlo versos y aún estrofas enteras que le parecían débiles o de mal gusto, confundiendo a cada paso su oficio de colector con el de refundidor”, defecto al que se añaden la ausencia de “método crítico”, el “arbitrario y confuso orden de géneros” y la “falta o escasez de notas críticas”. A pesar de lo cual, Menéndez Pelayo considera de valor inestimable dicha obra “como archivo”, por “la riqueza extraordinaria de su contenido” (“extractos de libros rarísimos, nombres que jamás habían sonado en nuestras historias literarias”), que la hacen superior a las antologías anteriores y posteriores, referidas a los siglos xvi y xvii, incluida la de la Biblioteca de Autores Españoles (M. Menéndez Pelayo, 1890: I, XXIX-XXXI). En 1832, Böhl publica, también en Hamburgo, Teatro anterior a Lope de Vega, libro en el que se reúnen obras de Juan del Encina, Gil Vicente, Torres Naharro y Lope de Rueda. Faltan, según ya advirtió su coetáneo Bartolomé José Gallardo, los textos de Lucas Fernández y algunos pasos de Lope de Rueda recopilados por Juan de Timoneda en su obra El Deleitoso.

En 1828 había llegado a Cádiz Washington Irving con el objetivo de conocer directamente las costumbres, el folclore y los tipos peculiares del pueblo español, motivo por el que entra en contacto con Böhl. Éste, a su vez, le pone en relación con su hija Cecilia, que entrega a Irving algunos manuscritos y una redacción de “anécdotas de la vida lugareña de España, su modo de ver las cosas y su vivir”, que el escritor agradece y elogia. Después de su partida, se mantiene una relación epistolar entre Irving y Juan Nicolás, de especial interés, a raíz de la publicación de Los cuentos de la Alhambra (1832), para datar el comienzo de las obras de Fernán Caballero.

En 1833, Böhl, que sigue de cerca tanto la recolección de material folclórico que lleva a cabo Cecilia como sus primeros escritos literarios, envía uno de éstos, Sola (“cuadro de costumbres sevillanas”), al doctor Julius, que será publicado en 1840 en el Literarische und Kritische Blätter der Börsenhalle de Hamburgo. En 1835 muere el marqués de Arco Hermoso. Cecilia, para superar esta crisis, emprende en marzo de 1836 un viaje por Europa, acompañada de su hermana Ángela; al volver, encuentra gravemente enfermo a su padre, “cuyo incomparable corazón cesó de latir horas después de mi llegada” (apud S. Montoto, 1961: 394). Böhl de Faber muere el 9 de noviembre de 1836 en El Puerto de Santa María (Cádiz). Desaparecía con él “uno de los mejores críticos” de la España de su época (Agustín Durán) y una figura básica en la introducción del Romanticismo en España. Menéndez Pelayo, a pesar de las deficiencias apuntadas, considera a este “bibliófilo incansable”, “alemán de origen y español de alma” (“hispanis hispanior”), “digno de perdurable renombre” por “los servicios insignes prestados a nuestra literatura” (M. Menéndez Pelayo, 1890: I, XXXI).

 

Obras de ~: “Reflexiones sobre la poesía”, en Variedades de Ciencias, Literatura y Arte (Madrid), 4, 22 (1805), págs. 247- 252; con J. Vargas Ponce, Donde las dan las toman, Cádiz, Imprenta Tormentaria, 1814; “Reflexiones de Schlegel sobre el teatro [...]”, en Mercurio Gaditano (Cádiz), 121 (1814), y Minerva o el Revisor General (Madrid), 26 de febrero de 1818; “Artículo remitido”, en Crónica Científica y Literaria (Madrid), 3 (1817), págs. 3-4; con F. Ruiz Larrea, Pasatiempo crítico en que se ventilan los méritos de Calderón, Cádiz, Imprenta Carreño, 1818; Tercera parte del Pasatiempo crítico en defensa de Calderón, Cádiz, Imprenta Carreño, 1819; Vindicaciones de Calderón y del teatro antiguo español contra los afrancesados en literatura, Cádiz, Imprenta Carreño, 1820; Floresta de rimas antiguas castellanas, Hamburgo, Perthes y Besser, 1821, 1823 y 1825, 3 vols.; Teatro anterior a Lope de Vega, Hamburgo, Perthes, 1832; con F. Ruiz de Larrea y J. B. Cavalieri, Segunda parte del Pasatiempo crítico, Cádiz, Imprenta Carreño, 1919.

 

Bibl.: E. Campe, Versuch einer Lebensskizze von Johan Nicolás Böhl von Faber nach seinen eigenen Briefen, Lepzig, 1858; A. Alcalá Galiano, Memorias de D. Antonio Alcalá Galiano, publicadas por su hijo, Madrid, Imprenta de Enrique Rubiños, 1886; M. Menéndez Pelayo, “Prólogo”, en Antología de poetas líricos castellanos desde la formación del idioma hasta nuestros días, vol. I, Madrid, Librería de la Viuda de Hernando y Cía., 1890 (ed. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1945); C. Pitollet, La querelle calderonienne de Johan Nicolás Böhl von Faber et José Joaquín de Mora, reconstituée d’après les documents originaux, París, 1909; T. Heinermann, Cecilia Böhl de Faber (Fernán Caballero) y Juan Eugenio Hartzembusch. Una correspondencia inédita, Madrid, Espasa Calpe, 1944; S. Montoto, Cartas inéditas de Fernán Caballero, pról. y notas de ~, Madrid, S. Aguirre Torre, 1961; E. Caldera, Primi manifesti del romanticismo spagnolo, Pisa, Instituto di Letteratura Spagnola e Hispano-Americana dell’Università di Pisa, 1962; J. Herrero, Fernán Caballero, un nuevo planteamiento, Madrid, Gredos, 1963; V. Llorens, Liberales y románticos. Una emigración española en Inglaterra (1823-1834), Madrid, Castalia, 1968; Fernán Caballero. Algo más que una biografía, Sevilla, Gráficas del Sur, 1969; G. Carnero, Los orígenes del romanticismo reaccionario español: El matrimonio Böhl de Faber, Valencia, Universidad, 1978; El Romanticismo español, Madrid, Castalia, 1980; “Documentos relativos a Juan Nicolás Böhl de Faber en el Ministerio español de Asuntos Exteriores”, en Anales de Literatura Española (Universidad de Alicante), 3 (1984), págs. 159-186; “El teatro de Calderón como arma ideológica en el origen gaditano del Romanticismo español”, en Cuadernos de Teatro Clásico (Madrid), 5 (1990), págs. 125-139; “La polémica romántica en España. Juan Nicolás Böhl de Faber”, en V. García de la Concha (dir.) y G. Carnero (coord.), Historia de la Literatura Española. Siglo XIX (I), Madrid, Espasa Calpe, 1997, págs. 110-123.

 

Demetrio Estébanez Calderón