Castillo Torres, Mariano. Ambato (Ecuador), 17.III.1782 – Piura (Perú), 1828. Prócer de la independencia de Ecuador.
Hijo de Francisco Xavier Castillo y de Juana Torres, ambateños. Se ignora sus primeros años. En 1809 vivía en Quito y concurrió a las dos reuniones previas a la revolución del 10 de agosto. Esa madrugada acompañó a Antonio Ante, forzaron a la guardia del palacio de Gobierno y comunicaron al presidente de la Audiencia, Manuel Urríes, conde Ruiz de Castilla, que había sido depuesto. Los sucesos posteriores hicieron fracasar el movimiento y repuestas las autoridades realistas ordenaron numerosas prisiones. Castillo se escondió en una casa del barrio de San Roque pero el 9 de julio de 1810 fue localizado y conducido al primer piso del Cuartel Real de Lima.
Al saberlo su novia, la guayaquileña Manuela Valdés García, que era huérfana de padre y vivía en Quito con su tía Mariana Valdés, decidió salvarlo. Salió de la casa diciendo que iba a confesarse, se cortó el cabello, vistió de hombre y se presentó ante el jefe del cuartel, el coronel Manuel Arredondo, pidiendo que lo tome de soldado. Pronto fue su escribiente y ayudante y cuando tenía planeada la fuga de su novio, la tarde del 2 de agosto, de improviso un grupo de patriotas asaltaron el cuartel para liberar a los detenidos.
Manuela corrió a ayudar a su novio en el instante que los soldados barrieron de un cañonazo la pared divisoria del cuartel y la prisión, un ladrillo la hirió en la cabeza. Ensangrentada subió al primer piso y encontró a un sargento y a varios soldados asesinando a los presos. Les imploró que no siguieran y mató al oficial.
Atacada por la tropa y puesta de rodillas recibió varios disparos y su cadáver fue desnudado y se descubrió que era una mujer. En su celda Castillo era herido en la espalda y aprovechando que la tropa iba asesinando a los demás detenidos se embarró de sangre e hizo el muerto. Recibió varios culatazos y hasta fue repasado con bayoneta, perdiendo el conocimiento. Esa noche los padres de San Agustín amontonaron los cadáveres en el interior de su iglesia y ante el horror de todos, se puso de pie y dio unos pasos, siendo conducido a la enfermería donde permaneció varias semanas y repuesto totalmente pudo dar la bienvenida al comisionado regio Carlos Montufar y se sumó a la campaña militar que éste emprendió para obtener la independencia.
En 1818 ingresó de cadete al Regimiento Numancia destinado a Lima, que a principios de 1820 plegó a los patriotas y fue llamado Voltígero. En noviembre Castillo atacó con otros patriotas el cuartel de Latacunga.
Feliciano Checa le ofreció el grado de capitán, que rechazó por orgullo, pues no era un militar cualquiera.
Después realizó la campaña libertadora hasta triunfar en Pichincha el 24 de mayo de 1822.
El 26 de enero de l827, tras conocerse la dictadura de Bolívar, se produjo en Lima la revolución del general José Bustamante, quien decidió que la Tercera División del Ejército debía abandonar el Perú y regresar a su patria, el puerto de Guayaquil se declaraba peruano y la diplomacia de ese país desconocía el tratado de 1822 con la intención de retenerla, rompiendo sus relaciones diplomáticas con Colombia.
Castillo se encontraba al servicio del Perú y enfrentados los ejércitos en las llanuras de Tarqui, en enero de 1828, venció Colombia. Decepcionado se retiró a Piura y lejos de su patria, solo y en pobreza, se suicidó con un tiro de revólver en la sien. De regular estatura, audaz, marcial y de mirada altiva. Su expresión digna y serena, sus ojos negros relampagueaban, de gallardo parecer, valiente hasta la temeridad y de entendimiento.
Amó la libertad y luchó contra todas las tiranías. Admiró a Bolívar primero y luego aborreció su dictadura.
Bibl.: R. Pérez Pimentel, Diccionario Biográfico del Ecuador, t. XX, Guayaquil, Imprenta de la Universidad de Guayaquil, 2002 (2.ª ed.) (www.diccionariobiograficoecuador.com).
Rodolfo Pérez Pimentel