Teudis. Flavius Teudis Rex. ¿Italia?, f. s. v-p. s. vi – ¿Toledo?, 5-18.VI.548. Rey de España (531-548).
El contemporáneo historiador bizantino Procopio ofrece datos precisos sobre el linaje de Teudis. Pertenecía éste a la más alta nobleza militar ostrogoda del Reino de Teoderico el Amalo (fallecido en 526). Según esta fuente Teudis era tío del posterior rey ostrogodo Hildebado (540-541), cuya misma elección real se vio favorecida por la esperanza de que su pariente pudiera ayudarle en la guerra contra los bizantinos. Es más, el ante último rey ostrogodo Totila (541-552) era sobrino de Hildebado y sobrino-nieto de Teudis. La repetida aliteración en t- de los nombres de este linaje es semejante a la presente en la rama del gran linaje greutungo de los Amalos al que pertenecía Teoderico. Y lo cierto es que una pertenencia, más o menos secundaria, de la familia de Teudis al linaje Amalo explicaría varias cosas.
Desde la misma elección de Hildebado como sucesor de Vitiges (536-540), pero sin necesidad de casar con una princesa amala, a la de Teudis, como sucesor del Balto y Amalo Amalarico (muerto en 531), y la enorme independencia de la que gozó como jefe militar en la Península en tiempos de Teoderico el Amalo.
Noble y posiblemente miembro del linaje Amalo era normal que Teudis formara parte del séquito noble (Gefolgschaft) de Teoderico el Amalo, y se beneficiara de la constitución del Reino ostrogodo de Italia. En una fecha indeterminada Teudis sería destinado por Teoderico el Amalo para que ejerciera el mando supremo de las decisivas fuerzas militares ostrogodas de guarnición del protegido Reino visigodo, así como de tutor de su nieto Amalarico. La gran autonomía con que Teudis ejerció ambas funciones rayó casi en la independencia efectiva, y sin duda que facilitó el que pudiera crearse una importante base social y política en la Península. Ésta no sólo se componía de miembros de la aristocracia militar ostrogoda, enriquecida con su asentamiento en tierras hispanas y septimanas, o de la nobleza visigoda, sino también de la aristocracia hispanorromana. El matrimonio con una rica dama hispana le permitió constituir un séquito personal de dos mil jinetes pesadamente armados; al decir de Procopio, clave en su posterior control del Reino visigodo.
En estas circunstancias, asesinado el derrotado rey Amalarico en Barcelona a finales del 531, no le resultó difícil a Teudis ser elegido rey por el Ejército godo del que era jefe, máxime si, además, corría sangre de los Amalos por sus venas. Y ello a pesar de que su actitud pasiva en el desgraciado final de Amalarico pudiera resultar un tanto sospechosa cuando menos.
La política exterior de Teudis como rey se centró en dos frentes muy distintos: frente a los francos merovingios en la frontera de Septimania y de los Pirineos, y en el sur contra las veleidades independentistas de la poderosa aristocracia hispanorromana de la Bética y frente a los bizantinos, que ya asomaban en la vecina Mauritania Tingitana tras haber destruido el Reino vándalo en 534, e iniciaban uno año después la guerra contra los ostrogodos de Italia.
Frente a los primeros Teudis mostró una eficaz actitud defensiva, logrando fijar una frontera en Septimania que se mantendría con escasas variaciones hasta el final del Reino godo hispano en el siglo viii. Es más, gracias a la operación envolvente realizada por su lugarteniente, el futuro rey Teudiselo, en 541 terminó en un rotundo fracaso la gran expedición dirigida por los merovingios Quildeberto y Clotario sobre la Tarraconense, con un primer objetivo en la toma de la importante y estratégica plaza de Zaragoza. Sería el último intento merovingio de invasión de la Península dominada por los godos.
De gran significación histórica fue la acción de Teudis en el mediodía peninsular. Con ella el Reino godo mostraba claramente su intención de controlar todo el espacio hispano, convirtiendo a éste en el centro de su poder y olvidando el síndrome del perdido Reino de Tolosa. Teudis residiría en ciudades como Barcelona, y, sobre todo, en Sevilla y Toledo, que comenzó a convertirse entonces en la capital y sede de la Cancillería.
Especial importancia tenía el control de la rica Bética y de las costas meridionales y levantinas de la Península en prevención de un intento de ataque bizantino desde la reconquistada África. Sin tiempo para prestar ayuda al rey vándalo Gelimer (530-534) en el mismo 533 ocupó la plaza de Ceuta, auque lo escaso de la guarnición goda no pudo impedir su inmediata conquista bizantina. Por eso, y aprovechando la crisis del poder imperial en África a mediados de la siguiente década, Teudis realizó una importante campaña para conquistar Ceuta, que al final terminó en un evidente fracaso.
En el interior Teudis continuó la política de su gran mentor Teoderico el Amalo en lo tocante a la centralización y refuerzo del poder real. En este contexto se explica la desaparición en el mismo 531 del cargo de prefecto de las Españas, creado hacía unos años. La famosa ley de las costas judiciales, conservada en un palimsesto legionense, del 24 de noviembre del 546 testimonia el esfuerzo del Rey por la unidad jurisdiccional y la territorialidad de la Ley. La utilización, por vez primera por un monarca godo, del apelativo de Flavio imitaba un uso de Teoderico el Amalo y, en todo caso, daba un toque imperializante a la figura y función regias. Las actas de varios concilios provinciales conservadas —Barcelona (541), Lérida (546) y Valencia (546)— testimonian también los esfuerzo de Teudis por llevarse bien con la influyente jerarquía e Iglesia católica hispanas.
Inopinadamente en junio de 548 Teudis encontró la muerte en su palacio, víctima, a lo que parece, de la venganza personal de alguien de su entorno o séquito armado.
Bibl.: F. Dahn, Die Könige der Germanen, vol. V, Würzburg, Breitkopf und Härtel, 1870, págs. 118-121; F. Fita, “La ley de Teudis y los concilios coetáneos de Lérida y Valencia”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, 14 (1889), págs. 491-495; A. Fernández Guerra, Historia General de España escrita por individuos de número de la Real Academia de la Historia bajo la dirección del Excmo. Sr. D. Antonio Canovas del Castillo. Monarquía visigótica, vol. I, Madrid, El Progreso Editorial, 1890, págs. 232-235; F. de Cárdenas y F. Fita, Legis Romanae Wisigothorum fragmenta ex codice palimpsesto sanctae legionensis ecclesiae, Madrid, Real Academia de la Historia, 1896, págs. xx -xxvi ; C. Diehl, L’Afrique Byzantine. Histoire de la domination byzantine en Afrique, Paris, Leroux, 1896, págs. 36-38; K. Zeumer, “Ubre zwei neuentdecte westgothische Huestéese: I. Das Prozesskostengesetz des Königs Theudis von 24 Nov. 546”, en Neues Archiv für ältere deutsche Geschihctskunde, 23 (1896), págs. 75-77; R. Ureña y Smenjaud, La Legislación gótico-hispana (leges antiquiores- Liber iudiciorum). Estudio crítico, Madrid, 1905 (2.ª ed.), págs. 320-323; F. Fita, “Ceuta bizantina y visigoda durante el reinado de Teudis”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, 68 (1916), págs. 622-628; K. Zeumer, Historia de la Legislación Visigoda, Barcelona, Universidad, Facultad de Derecho, 1944, pág. 72; R. Grosse, Las fuentes de la época visigoda y bizantinas (Fontes Hispaniae Antiquae IX), Barcelona, Librería Bosch, 1947, págs. 126-137; E. Stein, Histoire du Bas Empire, vol. I, Paris-Brujas, Les Presses de Brouwer, 1959, pág. 560; M. Torres López, [“Las invasiones y los Reinos germánicos de España (años 409-711)”], en España visigoda, I. Las invasiones. Las sociedades. La Iglesia, intr. de R. Menéndez Pidal, pról. de M. C. Díaz y Díaz, en J. M.ª Jover Zamora (dir.), Historia de España Menéndez Pidal, t. III, Madrid, Espasa Calpe, 1963 (2.ª ed.), págs. 91-94; K. Schäferdiek, Die Kirche in den Reichen der Westgoten und Suewen bis zur Errichtung der westgotischen katholischen Staatskirche, Berlin, Walter de Gruyter, 1967, págs. 85-89; E. A. Thompson, The Goths in Spain, Oxford, Clarendon Press, 1969, págs. 13-16; E. Zöllner, Geschichte der Franken bis zur Mitte des sechsten Jahrhunderts, Munich, C. H. Beck, 1970, págs. 88-96; D. Claude, Geschichte der Westgoten, Stuttgart-Berlín-Colonia-Maguncia, Verlag W. Kohlhammer, 1970, págs. 55-56; L. García Iglesias, “El intermedio ostrogodo en Hispania (507-549 d.C.)”, en Hispania Antiqua, 5 (1975), págs. 97-103; J. Orladis, Historia de España. La España visigótica, Madrid, Editorial Gredos, 1977, págs. 73-75; E. Gozálbez, “Ceuta entre el 429 y el 711: contribución a su historia”, en África, 422 (1977), pág. 39; L. García Iglesias, Zaragoza, ciudad visigoda, Zaragoza, 1979, pág. 33; M. Rouche, L’Aquitaine des wisigoths aux arabes 418-781, Paris, Éditions de l’École des Hautes ÉtudesÉditions Jean Touzot, 1979, pág. 60; J. Orlandis, Hispania y Zaragoza en la Antigüedad Tardía, Zaragoza, Caja de Ahorros de la Inmaculada, 1984, pág. 20; R. Collins, Early Medieval Spain. Unity in Diversity, 400-1000, London-Basingstoke, The Macmillan Press, 1983, págs. 36-38; L. A. García Moreno, “Algunas cuestiones de Historia navarra en la Antigüedad tardía (siglos v-viii)”, en Príncipe de Viana [= Primer Congreso General de Historia de Navarra, 2], 48 (1987), págs. 412-413; L. A. García Moreno, “Ceuta y el Estrecho de Gibraltar durante la Antigüedad Tardía (siglos v-viii)”, en Congreso Internacional “El Estrecho de Gibraltar” Ceuta, 1987, vol. I, Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1988, págs. 1102-1105; E. Gozalbes, “El ataque del rey visigodo Teudis contra Septem”, en Cuadernos del Archivo Municipal de Ceuta, 5 (1989), págs. 41-54; L. A. García Moreno et al., España visigoda, I. Las invasiones. Las sociedades. La Iglesia, intr. de R. Menéndez Pidal, pról. de M. C. Díaz y Díaz, en J. M.ª Jover Zamora (dir.), Historia de España Menéndez Pidal, t. III, Madrid, Espasa Calpe, 1991, págs. 154- 157; M. Vallejo, Bizancio y la España tardoantigua, Alcalá de Henares, Universidad, 1993, págs. 49-70; L. A. García Moreno, “La talasocracia protobizantina en el Occidente mediterráneo”, en P. Badenas y J. M. Egea (eds.), Oriente y Occidente en la Edad Media, Vitoria, Universidad del País Vasco, 1993, págs. 100-102; L. A. García Moreno, “En las raíces de Andalucía (ss. v-x): los destinos de una aristocracia urbana”, en Anuario de Historia del Derecho Español, 65 (1995), pág. 867; J. Alvarado, El problema del germanismo en el Derecho español. Siglos v-xi, Madrid, Marcial Pons, 1997, págs. 40- 42; J. Montenegro y A. del Castillo, “Precisiones sobre Ceuta antes de la conquista musulmana (siglos vi-vii), en Byzantion, 67 (1999), págs. 70-83; P. M.ª Giusteschi Conti, La regina nell’Alto Medioevo, vol. I, Bolonia, Edizioni Nautilus, 2000 (2.ª ed.), págs. 146-148; L. A. García Moreno, “El África bizantina y España (siglos vi y vii): intercambios políticos y culturales”, en Quaderni Catanesi di Studi Antichi e Medievali, 1 (2002), págs. 139-148; M. Vallejo, “Las relaciones políticas entre la España visigoda y Bizancio”, en M. Cortés (ed.), Toledo y Bizancio, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2002, págs. 83-89; F. J. Presedo, La España bizantina, Sevilla, Universidad, 2003, págs. 27-32; L. A. García Moreno, “Les relations entre l’Église des Gaules et l’Église d’Espagne du Ve au viie siècles. Entre suspicion et méfiance”, en Revue d’Histoire de l’Église de France, 90 (2004), págs. 41-42.
Luis Agustín García Moreno