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José Beulas Recasens

Biografía

Beulas Recasens, José. Santa Coloma de Farnés (Gerona), 7.IX.1921 - Huesca, 3.VIII.2017. Pintor.

Alguna vez recordó el pintor José Beulas cómo su formación primera tuvo lugar en el “Casal d’estiu”, en su pueblo natal y de la mano de su primer maestro, el tendero Carlos Vilallonga, con el que inició salidas dominicales a los alrededores del pueblo para transformar sus sensaciones en ejercicios de plástica.

Los trece años vieron al joven Beulas convertido en aprendiz de sastre y pintor dominguero que, por ser cuatro años más tarde del tercer trimestre de la quinta del 42, quedó felizmente a las puertas de ser llamado a la guerra. Beulas inició el servicio militar en Tarragona, pero fue trasladado a la agrupación de montaña de Barbastro. Es el tiempo de los maquis y con sus compañeros recorrió los barrancos de la Sierra de Guara, Rodellar, Otín, Nasarre, en una primera toma de contacto con la región que escogerá como tema central de su obra. En el estudio oscense de Jesús Pérez Barón, discípulo de Félix Lafuente, Beulas se enfrentó al paisaje de la Hoya de Huesca, el Isuela, Salas, el Salto de Roldán. Su primera cocina, en la Torreta del Secretario, ganó el Premio Provincial de Pintura que se convertirá, en el año 1947, en el Nacional de Educación y Descanso. Camón Aznar apostó fuerte por el nuevo pintor y el alcalde Vicente Campo, desde el ayuntamiento, propició la beca con la que inicia el aprendizaje oficial.

Previsor, Beulas asistió a un curso de corte en Barcelona y a las clases de dibujo de la academia Baixas. Pagó el curso con dibujos de figurines para una edición de modas y, en cuanto obtuvo la beca municipal, se trasladó a Zaragoza, al estudio que Leopoldo Romo mantenía en la plaza del Carbón, para preparar el examen de ingreso que lo embarcó en su aventura madrileña.

Tras los estudios en San Fernando, y después de ganar la correspondiente oposición, inició su etapa de pensionado en la escuela de Roma. Si José Beulas no pasó desapercibido para la crítica en su etapa de estudiante de San Fernando, su estancia romana cuenta asimismo con abundantes comentarios en los periódicos transalpinos y españoles. Las participaciones en diversos concursos de pintura, en los que fue premiado, como los de Via Frattina (1957), San Vito Romano (1957) en la capital; o el Acitrezza, en Catania (1958); el Alla Riva, en Viareggio (1959); y las frecuentes exposiciones con otros de los pensionados de la Academia, motivaronn comentarios como los de Carlo Bataglia, en el Giornale di Sicilia, con motivo de la exposición que del pintor oscense y de Francisco Echauz presenta, en 1958, la Galleria d’Arte Flaccovio.

El regreso a España, en 1960, coincidió con la concesión a José Beulas de la Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes celebrada aquel año en Barcelona. En 1962, Ángel Azpeitia en el Heraldo de Aragón distingue en el pintor una “fiel y personalísima interpretación del paisaje aragonés, del mejor de nuestros paisajes: seco, árido, con fuertes contrastes de luz, monótono en la gama pero lleno de armonías insospechadas”. El año 1964, Juan Contreras y López de Ayala, el marqués de Lozoya, advierte el proceso de simplificación formal y cromática que iba a presidir la trayectoria del pintor gerundense de nacimiento y oscense de vocación. La concesión de la Primera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes, en 1968, hace que Rafael Santos Torroella le dedique un comentario especialmente significativo: “Paisajista ante todo, Beulas ha afirmado rotundamente, con sus obras, la perdurabilidad de este género pictórico, que para algunos dejó de tener vigencia después de los impresionistas. Es más: él le ha abierto posibilidades nuevas al plantear el paisaje no desde la vulgar anécdota naturalista o los ya fatigosos análisis cromáticos y lumínicos, sino desde un sentimiento cósmico del espacio que es justamente lo que ha renovado hoy las posibilidades de dicho género”.

Los casi cuarenta años transcurridos fueon la demostración de que, en efecto, el paisaje ha adquirido, con Beulas, una nueva dimensión. Su obra ha sido comentada a lo largo de las sucesivas exposiciones por el marqués de Lozoya, Camón Aznar, José Hierro, Joaquín de la Puente, Manrique de Lara, Enrique Azcoaga, Campoy, Salvador Espriu, Fernández-Braso, Fernando Huici, Wenley Palacios, Antonio Crosa, Paco Zueras, Ángel Azpeitia y Juan Cortés.

Sus exposiciones se produjeron con especial regularidad en Huesca, Barcelona y Madrid, acudiendo en ocasiones a salas de otras ciudades españolas y de otros países europeos o de Norteamérica. A lo largo de los años, acumuló una interesante colección de pintura y escultura que, legada al Ayuntamiento de Huesca a primeros de los años noventa, supuso el germen del Centro Aragonés de Arte Contemporáneo, cuya sede diseñó Rafael Moneo en las afueras de Huesca, junto al estudio del pintor.

 

Obras de ~: Cristo del Perdón, 1947; Parque de Huesca, 1948; Calle Palacio, 1950; Retrato de María Solanes, 1952; Ordesa, 1954; Colosseo, 1957; Bolonia, 1958; Retrato del general Samaniego, 1960; Ávila, 1961; Gerona, 1964; Torla, 1965; Tierras rojas, 1970; Catedral de Huesca, 1973; La Sotonera, 1974; Salto de Roldán, 1981; Guatizalema, 1982; Desertización, 1984; Bosque de Hayas, 1988; Rastrojos, 1989; Toledo, 1990; Torres Secas, 1991; Nocturno. Blanes, 1991; Campos quemados, 1991; Cártamo, 1998; Campo de trigo, 1999; Toledo, 2000.

 

Bibl.: J. Gaya, La pintura española del siglo XX, Madrid, Ibérico Europea de Ediciones, 1970; A. Campoy, Diccionario crítico del arte español contemporáneo, Madrid, Ibérico Europea de Ediciones, 1973; J. Manrique, Beulas, Madrid, Dirección General de Patrimonio Artístico y Cultural, 1976; M. García Viño, Dibujos de Beulas, Madrid, Ibérico Europea de Ediciones, 1977 (col. Cuadernos de Arte, vol. 59); VV. AA., José Beulas, Madrid, Guadalimar, 1978 (col. Cuadernos Guadalimar, vol. 26); F. Alvira, Beulas, obra antigua, Huesca, Ayuntamiento, 1991; J. Benosa Lalaguna, El minimalismo mágico de José Beulas, pintor abstracto del paisaje altoaragonés, tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, 2005.

 

Fernando Alvira Banzo