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Jerónimo Balaguer y Balgañón

Biografía

Balaguer y Balgañón, Jerónimo. Madrid, 1859 – 1910. Médico y vacunador.

Hijo del doctor Jerónimo Balaguer y Gascón (1820-1887), cirujano de la Beneficencia Municipal de la Villa y Corte, fundador del Instituto de Vacunación Balaguer en 1868, primer centro privado de estas características en la capital. A los veintiún años, acabada la carrera de Medicina, trabajó con su padre y, en 1882, obtuvo la plaza de médico supernumerario del Cuerpo Médico de la Beneficencia del Ayuntamiento de Madrid. El mismo año de la muerte de su padre, Jerónimo Balaguer y Balgañón consiguió la dirección del Servicio de Vacunación Municipal, sin remuneración alguna, tan sólo con un presupuesto de dos mil pesetas para ayudantes, material y terneras. En 1901 decidió renunciar al número seis de su escalafón y solicitar el nombramiento de médico vacunador del Ayuntamiento, cargo que se creó especialmente para él por sus méritos científicos.

Al mismo tiempo, continuó impulsando el Instituto Balaguer, trasladando su sede de las calles Hilera y Duque de Alba a la calle Preciados, número 25, en 1891, siendo éste su lugar definitivo hasta su desaparición a mediados del siglo XX. El Instituto mantuvo siempre dos características durante su existencia; por una parte, fue un centro esencialmente familiar, ya que, a la muerte de Balaguer, la dirección pasó a su viuda, que lo traspasó a un sobrino, Adolfo Roncal Soria, ayudado por su tío Arturo Balaguer y Mayo. Por otra, todos los propietarios trabajaron como médicos o como veterinarios en la administración municipal y en las Casas de Socorro. En 1908, los locales del negocio se ampliaron al comprar la sede del Instituto de Vacunación del doctor G. González Araco, uno de sus competidores.

El prestigio del doctor Balaguer le proporcionó una ingente clientela privada —desde la propia Real Casa y Patrimonio hasta personas particulares de provincias— y la cesión de campañas de vacunación por parte de la Diputación Provincial de Madrid, en una época en que la administración necesitaba contratar los servicios médicos privados por la escasez de recursos del Instituto Nacional de Vacunación. De esta manera, entre 1883 y 1920, el Instituto Balaguer inoculó o vendió cerca de quinientas cincuenta mil vacunas. La calidad de los productos elaborados en sus laboratorios fue confirmada cuando sus vacunas obtuvieron dos medallas de oro en la Exposición Farmacéutica Española y en la Exposición Internacional de Higiene de 1898.

En un siglo donde las ligas de médicos vacunadores luchaban contra las críticas de las sociedades antivacunación, Balaguer defendió siempre la importancia de este método de lucha contra las enfermedades contagiosas. Desde sus puestos oficiales, luchó por la implantación de la revacunación en los hospitales militares, en los hospicios de niños y en la inclusa, ya que la inmunidad de la primera inoculación podía perderse a los seis o siete años. El éxito de la revacunación aplicada durante la epidemia de viruela de 1890 —entre la población militar e infantil— hizo que el concejal director del Servicio de Beneficencia ordenara al doctor Balaguer la revacunación de todos los acogidos en el segundo y tercer asilo de San Bernardino, en Alcalá de Henares. Tres años más tarde, el doctor Balaguer procedió a la vacunación de los presos de las cárceles de hombres y mujeres de la capital.

Entre 1896 y 1903 Madrid volvió a sufrir dos epidemias de viruela, y la victoria de la revacunación quedó confirmada en estas instituciones, al no ser necesario cerrar ninguna de las escuelas municipales, ya que no se registró ningún caso entre sus más de diez mil alumnos. El 15 de enero de 1903, un real decreto —obra del ministro de Gobernación, Antonio Maura— estableció la vacunación y revacunación obligatorias.

Jerónimo Balaguer, monárquico y liberal, fue médico visitador del Instituto Nacional de Vacunación, miembro de la Sociedad Española de Higiene, socio de mérito de la Academia de Higiene de Cataluña y director de la consulta de vacunación de la Orden Hospitalaria de los Caballeros de Malta en 1898. Contrajo matrimonio con Mercedes Soria Carralero, hija de Basilio Soria Verde, y, aunque no tuvieron descendencia directa, prohijaron a su sobrina Rosario Carralero Otero. Un accidente de caza ocasionó una ceguera absoluta al doctor en los últimos años de su vida.

 

Obras de ~: Viruela, inoculación, vacuna. Estudio médico, Madrid, Est. Tipográfico de Ramón Angulo, 1885.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Balaguer (Madrid), carpetas 1883-1910; Archivo de la Villa (Madrid), ASA, docs. 5-209-13; 7-58-19; 8-23-6; 8-29-3; 8-33-61; 10-63-27; 10-188-12; 18-158-32; 18-160-28; 1-260-28; 19-217-116 y 31-1-1912.

A. Fernández García, Epidemias y Sociedad en Madrid, Barcelona, Vicens-Vives, 1985; A. M. Moral Roncal, “Los comienzos de la vacunación variolosa en Madrid (1875-1903)”, en Torre de los Lujanes, 19, (1992), págs. 92-105; “La lucha contra la viruela en el Madrid de la Restauración”, en Aportes. Revista de Historia Contemporánea, 30 (1996), págs. 13-26; V. Crespo (dir.), Madrid en 1898: una guía urbana, Madrid, La Librería-UAM, 1998.

 

Antonio Manuel Moral Roncal

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