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Raimundo de Lantery

Biografía

Lantery, Raimundo de. Niza (Francia), m. s. xvii – ?, p. t. s. xviii. Comerciante, corredor de comercio.

Raimundo de Lantery nació en Niza, cuando ésta pertenecía al ducado de Saboya. Sus Memorias, única obra conocida del mismo y base de la información que existe sobre él, comenzaron a escribirse en 1676, dándose por concluidas en 1704.

No se conoce la fecha de su venida al mundo, ni los nombres de sus progenitores. Eso sí, parece clara la vinculación de los mismos con la pequeña nobleza y los negocios en general.

Prestamista, intermediario y corredor de comercio, llegó a Cádiz para iniciar una nueva etapa en su actividad procedente de Mallorca, tras pasar por Sevilla, en 1673. Aquí, por mano del genovés Domingo Conrado, entró en una primera red de negocios con ramificaciones en Cádiz, donde fue destinado Lantery como elemento de la misma. Antes de su establecimiento en la ciudad, aconsejado por sus amigos había recorrido un número importante de países, teniendo una cualificada presencia en el Levante español, motivada por sus actividades mercantiles. Allí se casó con Jerónima Ferrer, cuya familia habitaba en Mallorca. Pasó también por Argel, dedicado a los negocios, actividad que alternó con la liberación de algunos cautivos cristianos, con algunos de los cuales entabló relación más tarde, tras su llegada a Cádiz.

Su estancia en Alicante estuvo marcada también por el comercio y por la toma de contacto con el mundo mercantil hispano. Sus vínculos fueron allí estrechos con Jacques Loup, a quien consideró su amo, así como con intermediarios de los comerciantes franceses en la ciudad.

A lo largo del período gaditano conocido cambió de vivienda en numerosas ocasiones, sin que se tenga constancia de que llegase nunca a ser propietario.

Lantery decidió traerse a su familia desde Mallorca, una vez consideró que el ajuste de sus negocios allí iba para largo y que no era rentable mantener abiertas dos casas. Volvió a irse la familia en 1685, cuando las cosas le iban mal; a principios de 1690 regresó otra vez de Niza.

De los seis hijos que llegó a tener hasta 1700, a excepción del primero nacido en Melilla, todos nacieron en la ciudad andaluza. Intentó conseguir para ellos puestos seguros y, en la medida de lo posible, relevantes.

Ninguno parece que siguiera la profesión del padre, y los resultados logrados con ellos no parece que fueran exitosos. Entretanto, Lantery había alcanzado un buen grado de integración en la ciudad: en 1684, el Cabildo eclesiástico le había nombrado por unanimidad mayordomo y tesorero de la Mesa Capitular y, dos años después, se le confió la administración de un beneficio y capellanía en Marchena (Sevilla).

En los primeros tiempos de estancia en la bahía, su actividad estaba vinculada a la que ya ejerciera con anterioridad, referida a productos y comerciantes mediterráneos. Sin embargo, a partir de 1677, inició una acción más personalizada. Fruto de ella fue la formación de una compañía con su hermano Octavio, que había llegado un año después que él y se había instalado en la localidad de Chiclana (Cádiz), donde se constituyó junto al viejo Pedro la Percha (Pedro la Perche). El fracaso de la empresa (desavenencias entre los socios y dificultades para la venta de los productos franceses a consecuencia de la guerra), así como la difícil venta de una importante partida de seda en Sevilla, le obligaron a cambiar. Decidió colocarse, pues, al servicio del rico comerciante genovés Juan Bernardo Grasso (1678). Con él recibió y almacenó partidas de trigo, Lantery mantuvo contactos con asentistas de Madrid, que especularon con la moneda aprovechando las variaciones de su valor; además de llevarle los libros de caja, la correspondencia y los cobros. Su trabajo en la casa terminó en 1687, cuando el genovés decidió regresar a su tierra.

Entretanto, aprovechando las relaciones establecidas, mantuvo negocios particulares con Sevilla (envío de partidas de productos agrícolas) a través de varios correspondientes en la ciudad; pero no llegó a obtener resultados satisfactorios. Como tampoco los logró con los préstamos otorgados a particulares. En 1685, tras plantearse abandonar la actividad y volver a su tierra, decidió finalmente continuar y enviar a su familia sola. Los préstamos continuaron a la sazón siendo la fuente de sus ingresos en esta nueva época, junto con la venta de diferentes partidas de productos importados (por ejemplo, cacao).

 

Obras de ~: Memorias de Raimundo de Lantery, mercader de Indias en Cádiz, 1673-1700, ed. de Á. Picardo, Cádiz, Talleres Escelicer, 1949.

 

Bibl.: P. Ponsot, “Au contact de deux Mondes: une chronique gaditana. Les ‘Mémoires’ de Reimundo de Lantery, ‘mercader’ de Cadix, 1673-1700”, en Mélanges en l’honneur de Fr. Braudel, Toulouse, Privat, 1973, págs. 470-486; M. Bustos Rodríguez, Un comerciante saboyano en el Cádiz de Carlos II (Las memorias de Raimundo de Lantery. 1673-1700), Cádiz, Caja de Ahorros, 1983; P. Álvarez de Miranda, “Una autobiografía del tiempo de los novatores: las Memorias de Raimundo de Lantery”, en VV. AA., La Literatura española en los tiempos de los novatores (1675-1726) (jornadas, 6-8 de marzo), Madrid, La Casa de Velázquez, 2006.

 

Manuel Bustos Rodríguez

 

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