Teoderico I. Teodericus Rex. ¿Península Balcánica?, f. s. iv – Campos Cataláunicos, entre Châlons-sur- Marne y Troyes (Francia), 20.VI.451. Rey de los godos (418-451).
El rey godo de Tolosa conocido tradicionalmente como Teoderico I tenía como nombre verdadero el de Theoderid. Miembro de uno de los dos más nobles prestigiosos linajes godos, el de los Baltos, aunque se ignore si por vía agnaticia o cognaticia. Aunque lo más probable es que lo fuera por ambas lo seguro es que había casado con una hija del gran Alarico I (fallecido en 410), creador de la “monarquía militar” y etnogénesis visigodas. Fruto de ese matrimonio fue con seguridad el futuro rey Teoderico II (muerto en 466), y probablemente el hermano mayor de éste, Turismundo (fallecido en 453), y los menores Federico (muerto en 463), Eurico (fallecido en 484), Ritimer, Himnerit, y tres chicas de nombre desconocido. De las cuales una habría casado con el famoso generalísimo imperial romano Ecio (muerto en 454), otra lo haría con el rey vándalo Hunerico, y la tercera con el suevo Requiario (fallecido en 456).
Teoderico I sucedió como rey godo a su pariente Valia, a la muerte de éste a finales del 418. Por tanto a Teoderico I se debe en gran medida el mérito de haber llevado a término lo acordado en el tratado (foedus) firmado entre su antecesor y el gobierno imperial de Honorio, con el asentamiento de los godos en las provincias de Novempopulania y Aquitania II, el reparto de tierras, y el establecimiento de una Corte goda autónoma con sede en Tolosa. Pronto en su reinado, en 421 o 422, Teoderico en cumplimiento de ese tratado dirigió una campaña militar en la Península Ibérica contra los vándalos. Sin embargo la muerte de Honorio en el 423 condujo a un nuevo enfrentamiento de los godos con el gobierno imperial, reticente a realizar nuevas concesiones a los bárbaros federados. La política en ese momento de Teoderico I consistió en tratar de extender su dominio hacia el Mediterráneo, por la Narbonense y la Provenza, presionando sobre la estratégica Arlés, capital de la prefectura del pretorio de las Galias (425). Sin embargo la firme política del general Ecio, auténtico jefe del gobierno imperial en Occidente, con su leal tropa de hunos impidió el avance godo, a pesar de las dificultades imperiales en el Nórico (430), o las intrigas contra Ecio de la emperatriz Gala Placidia (433). Es más, en 439 el general romano Liborio, lugarteniente de Ecio, puso sitio a la propia Tolosa, aunque tras derrotar repetidamente a los godos al final lo fuera él y perdiera también la vida.
El nombramiento como prefecto del pretorio galo del senador Avito (439) permitió un restablecimiento de la alianza entre el rey godo y el Gobierno imperial, fortalecido con el matrimonio de Ecio con una hija de Teoderico. De nuevo tropas federadas godas harían campaña en España a favor de los intereses del Imperio contra los suevos (446) y los rebeldes bagaudas del alto valle del Ebro y Navarra. Aunque Teoderico I también tratase en esos años de mantener cierta independencia política, muestra de la cual sería el matrimonio de una hija suya con el vándalo Hunerico (442), que terminó en un fracaso y con la princesa goda desfigurada en su rostro, y el más afortunado de otra hija de Teoderico con el suevo Requiario (449).
El ataque del huno Atila (muerto en 453) sobre Occidente, y su intento de invadir las provincias galas en una cierta connivencia diplomática con los vándalos africanos, unió de nuevo A Teoderico I y sus godos con Ecio y el Imperio contra sus mismos mortales enemigos. El 20 de junio del 451 se enfrentaron en la gran batalla de los Campos Cataláunicos o de Mauriac los dos grandes ejércitos de Atila y sus aliados y Ecio y los suyos. En ambos bandos los godos constituían un elemento muy importante, pues con Atila militaban los godos greutungos sometidos a vasallaje y liderados por miembros del linaje de los Amalos.
Atila y los suyos sufrieron una pesada derrota, gracias sobre todo del bravo comportamiento de los godos dirigidos por Teoderico I. Sin embargo éste perdió en combate la vida, según se dice mortalmente herido por la espada empuñada por el amalo Andagis.
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Luis Agustín García Moreno