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Pedro Agustín Valencia y Fernández del Castillo

Biografía

Valencia y Fernández del Castillo, Pedro Agustín de. Popayán (Colombia), 1711 – 17.III.1788. Político colonial, empresario, minero, hacendado, mecenas de la cultura y del arte, benefactor de obras sociales.

Hijo del hidalgo Pedro de Valencia y Aranda, oriundo de Málaga, y de la dama payanesa María Josefa Fernández del Castillo, descendiente directa del gobernador de la provincia de Popayán, Francisco de Mosquera y Figueroa. En 1738 fue nombrado síndico procurador general de Popayán. Al año siguiente, contrajo matrimonio con Jerónima Rosa Sáenz del Pontón, nacida en Santafé, y de cuya unión nacieron diecisiete hijos.

Los acontecimientos más importantes en la vida de Valencia discurrieron a partir de la segunda mitad del siglo xviii, cuando la ciudad de Popayán era la capital de la gobernación del mismo nombre, la cual abarcaba un vasto territorio desde el norte del Ecuador hasta el hoy departamento de Antioquia. Esta ciudad sobresalía por personajes ilustrados y por la acumulación de riquezas que le permitieron contribuir a su desarrollo en todos los órdenes. La gobernación detentaba una hegemonía socioeconómica y política en el virreinato de la Nueva Granada gracias al auge del comercio, de la minería y de la actividad productiva de las haciendas. La preeminencia en aquella época se la disputaba con Santafé, la capital virreinal.

En 1748 Pedro Agustín de Valencia fundó la Real Casa de Moneda de Popayán, mediante licencia concedida por Fernando VI, el 15 de agosto de ese mismo año. Por los cuantiosos recursos que de su propio peculio invirtió en esa empresa, el Monarca le confirió el cargo de tesorero a perpetuidad y por juro de heredad de la mencionada ceca.

En 1752, estando lista la materia prima que se destinaría para la acuñación de la moneda de cordoncillo, el virrey ordenó la suspensión de las actividades adelantadas allí, debida, entre otras razones, a la presión ejercida por la viuda de José Prieto de Salazar, fundador de la Casa de Moneda de Santafé. De inmediato, Valencia se desplazó a la capital del virreinato, donde encontró a buena parte de los habitantes en contra suya, incluyendo a los oidores de la Real Audiencia y al mismo virrey. Las gestiones realizadas en esa ciudad resultaron fructíferas, pues en 1758 se logró la reapertura de la Casa de Moneda payanesa en iguales condiciones a las estipuladas en 1749. No obstante esta decisión real, la Casa permaneció activa sólo cuatro años, pues en 1753 se decretó un nuevo cierre de la misma.

Los sucesos antes mencionados motivaron a Valencia a otorgar poder a su hijo Francisco, el 11 de septiembre de 1763, para que se presentase personalmente ante la Corona española, junto con su yerno Andrés José Pérez de Arroyo, quienes lograron llevar a feliz término las diligencias, para que la Casa de Moneda reiniciara labores en 1768. Por otra parte, en el mismo 1763 donó los terrenos para la erección del templo de San Francisco de Popayán, mediante compra hecha a Sebastián Lanchas de Estrada (M. A. Méndez Valencia, 1992: 175-176; Archivo Central del Cauca, doc. notarial, 1763, fols. 65-70). Las obras se iniciaron en 1765 y para el efecto, contrató los servicios del arquitecto español Antonio García (M. A. Méndez Valencia, 1992: 179-182; Archivo Central del Cauca, Colonia e Independencia, Obras Pías, libro 8, sign. 49-66). La iglesia franciscana hoy en día es considerada como uno de los ejemplos más importantes del barroco en América (M. A. Méndez Valencia, 1992: 178-179). Pedro Agustín la dotó con valiosas alhajas y con un órgano, que hasta bien entrado el siglo xx fue considerado como un instrumento musical de los más representativos del país.

El 12 de septiembre de 1770, cuando Pedro Agustín de Valencia recién empezaba a recuperarse de las pérdidas ocasionadas por las interrupciones de la dinámica de la casa, se recibió una Cédula Real en la cual se le informaba de que, a partir del 30 de enero de 1771, la Casa de Moneda pasaba a ser dirigida por el Reino español y Pedro podría continuar desempeñándose como tesorero, con una asignación de 2000 pesos anuales y con la promesa de cancelarle las grandes erogaciones producidas por el funcionamiento de la Casa. Asimismo, se concedía otorgar protección a su hijo Francisco, ya radicado en España, y al resto de la familia.

En 1777, Valencia fue designado como juez de residencia del gobernador de Popayán, Zelaya, cargo que según las crónicas de la época, ejerció con honestidad, brindando protección a los necesitados de ella, y sin cobrar honorarios (A. Valencia de Valencia, información personal, Popayán, 1975). En el mismo año a otro de sus hijos, de nombre Joaquín, se le adjudicó el derecho de suceder a su padre en la tesorería.

En 1784, Joaquín recibió el cargo de tesorero de la Casa de Moneda, y a Valencia se le otorgó, a solicitud suya, una pensión de jubilación de 1000 pesos anuales, equivalentes a medio sueldo. Por su parte, Francisco obtuvo reconocimiento del propio Rey, por los cuantiosos gastos que su padre hiciera en la Casa de Moneda de Popayán y por los innumerables daños y perjuicios que este cometido le reportó, los cuales se le cancelaron con un rédito del cinco por ciento anual.

El 7 de junio de 1786, Pedro Agustín de Valencia y su esposa establecieron el mayorazgo a favor de su hijo Francisco y los descendientes de éste, favoreciendo a los hijos varones sobre las hijas mujeres, por la suma de 4000 pesos de la tesorería; otros 1000 pesos se destinaron para un montepío a favor de los hermanos de Valencia. En el documento se estipulaba que, en caso de faltar Francisco y sus hijos, el mayorazgo se traspasaría a los demás hijos de Pedro Agustín.

El 19 de julio de 1786 Pedro Agustín redactó su codicilo testamentario, el cual, en un aparte del mismo, reza textualmente: “lego los dos espejos grandes que tiene la casa, son destinados para en parte de adorno el camarín del santo; lo que verificarán mis albaceas, en el caso de no estar ejecutado antes de mi fallecimiento. Y lo mismo con el relicario de reliquias y lignuncrucis grande que contiene, engastándole, lo mejor que se pueda, lustraron los pisos de las edificaciones de Popayán, entre otros usos. Sus conocimientos en metalurgia, le fueron útiles, a la hora de fundir la campana mayor dedicada a San Antonio de Padua, y destinada al Templo de San Francisco, la cual fue costeada por él y fundida una en plata” (M. A. Méndez Valencia, 1992).

En el mismo testamento dejó consignada como su última voluntad que su cuerpo fuese vestido con el hábito franciscano y enterrado debajo del altar de San Antonio de Padua, sito en la iglesia de San Francisco, al igual que a todos los miembros de su familia, Durante toda su vida promovió numerosas obras sociales y otorgó, al igual que su padre, el español Pedro de Valencia y Aranda, capellanías, censos, limosnas y otras donaciones a los conventos de Popayán.

Construyó a sus expensas el acueducto, de cajetas de ladrillo (M. Méndez Gutiérrez, 2003), para proveer inicialmente de agua a la Casa de Moneda y al Monasterio de monjas de la Encarnación, y más tarde y a petición del Cabildo secular, extendió sus servicios a toda la ciudad. También a él se debe el beneficio de la cera de laurel (Myrica pubescens), con la que se fabricaron velas y se lustraron los pisos de las edificaciones de Popayán, entre otros usos. Sus conocimientos en metalurgia le fueron útiles a la hora de fundir la campana mayor dedicada a san Antonio de Padua, y destinada al templo de San Francisco, la cual fue costeada por él y fundida una parte en el interior de la citada iglesia (M. Méndez Gutiérrez, 2003) y otra parte en la Casa de Moneda (M. A. Méndez Valencia, 1992), y para el proceso de amonedación de los metales ejecutado en la mencionada Casa.

Pedro Agustín de Valencia es considerado como el payanés más notable en la Popayán de la segunda mitad del siglo xviii, y uno de los personajes más destacados e influyentes del virreinato en esa época.

El montepío creado en 1786 fue revocado por el matrimonio Valencia-Sáenz el 26 de junio de 1787, quedando los 5000 pesos en su totalidad para Francisco. Por otra parte, el 3 de agosto 1787 se logró el restablecimiento de la tesorería libre y a perpetuidad para el mayorazgo de la familia, en documento fechado el 13 de septiembre de ese mismo año y aprobado por Cédula del 17 de enero de 1788.

Pedro Agustín de Valencia, pasó sus últimos días promoviendo y estableciendo compañías para la explotación de minas de plata.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Central del Cauca (Popayán, Colombia), Fondos Notariales de la Colonia, la Independencia y la República; Libros Eclesiásticos de la Colonia e Independencia referidos a Obras Pías y Templos, Órdenes Sagradas y Asuntos Varios y Fundición y Casa de Moneda; Archivo Parroquial del Templo de San Francisco (Popayán).

A. Aragón, Popayán, Popayán, Imprenta del Departamento, 1930; J. Arroyo, Historia de la Gobernación de Popayán, Bogotá, Santa Fe, 1955; G. Arboleda, Diccionario Biográfico y Genealógico del Antiguo Departamento del Cauca, Bogotá, Librería Horizontes, 1962; S. Sebastián, Guía Histórica de Popayán Colonial, Popayán, Producciones Latinoamericanas, 1964; M. A. Méndez Valencia, Rasgos Antropológicos e Históricos de la Orden Franciscana en Popayán, Popayán, Subdirección de Patrimonio Cultural, Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura), 1992; M. A. Méndez Valencia, Aspectos de la Historia Documental del Claustro de Nuestra Señora de La Encarnación de Popayán, Cali, Editorial Feriva-Fondo Nacional de Proyectos de Desarrollo (Fonade), 1994 (también en Archivo Agustiniano. Revista de Historia Eclesiástica, Valladolid, 1994-1997); M. Méndez Gutiérrez, Historia y Arqueología de la Unidad Conventual de San Francisco de Popayán, Popayán, 2003.

 

María Alexandra Méndez Valencia

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