Tello de Sotomayor, Juan. Salteras (Sevilla), c. 1519 – Huanuco (Perú), 1.III.1587. Conquistador, fundador de Lima, encomendero.
Fue uno de los jinetes designados por Francisco Pizarro para inspeccionar el sitio más aparente para la fundación de la capital de Nueva Castilla en los valles de la costa, y se halló por consiguiente entre los vecinos fundadores de la Ciudad de los Reyes o Lima (18 de enero de 1535). En virtud de su matrimonio inicial con Catalina Riquelme, hija del famoso tesorero Alonso Riquelme, le tocó recibir la encomienda de indios de Chinchaycocha, que comprendía la laguna de Junín y sus contornos. Todavía en la década de 1570, durante la visita general del virrey Francisco de Toledo, esta encomienda brindaba una renta de más de 6600 pesos al año.
En las guerras civiles de los conquistadores, abrazó decididamente la causa almagrista: participó de la conferencia sobre límites que se realizó en el pueblo de Mala y asistió junto a Almagro a la batalla de las Salinas (6 de abril de 1538). Por ese entonces, Manco Inca dispuso una gran ofensiva en los Andes, encargando al general Illatopa las acciones de hostigamiento en la amplia zona de Piura hasta Huánuco.
Como reacción, Francisco Pizarro envió desde Lima una expedición a cargo del capitán Gómez de Alvarado, a fin de sofocar la resistencia de Illatopa y a la vez fundar una ciudad en el mismo reducto de aquel guerrero inca, es decir, Guanuco Pampa. Integraban dicha expedición Tello de Sotomayor y una serie de personajes importantes que serían los primeros vecinos de la ciudad de León de Huánuco de los Caballeros del Perú, el 15 de agosto de 1539.
Apostando a su mejor provecho, se pasó al bando defensor de la Corona cuando la rebelión de Gonzalo Pizarro hubo caído en desgracia. En el reparto de Guaynarina (1548) fue confirmado como titular del repartimiento de Chinchaycocha y cargado con una pensión de 800 pesos. El 12 de enero de 1549 recibió del “pacificador” Pedro de La Gasca una encomienda adicional, la de los indios Yaros y Chaupihuarangas, que le brindaban 700 pesos de oro, 150 fanegas de maca y 50 fanegas de papas entre los rubros de su tributo. Desde entonces incentivó los trabajos en el cercano yacimiento minero de Golguejirca, productor de plata.
Se avecindó definitivamente en Huánuco y se alistó en las filas realistas cuando llegó a esta ciudad la noticia del levantamiento de Francisco Hernández Girón, aportando tres caballos y una cota con mangas. Participó en el apresamiento de este caudillo, en el pueblo de Tambo, cerca de Jauja, en noviembre de 1554. Por esta lealtad a la Corona española, recibió el grado de capitán y el emperador Carlos V confirió a la ciudad de Huánuco el título de “muy noble y muy leal”, ordenando que en su escudo de armas se agregue el busto de Hernández Girón, presionado en el pecho por las garras de un león.
Tello de Sotomayor fue elegido alcalde de León de Huánuco en dos oportunidades: 1571 y 1577, y solicitó el hábito de la Orden de Santiago cuando ya era un anciano y venerable baquiano, en 1582. De su segundo matrimonio, con Constanza de Contreras y Bobadilla, natural de Segovia, nieta del gobernador Pedrarias Dávila, tuvo una larga e ilustre descendencia, que se vinculó con las familias más distinguidas del Perú colonial.
Bibl.: J. de la Riva-Agüero y Osma, El primer alcalde de Lima, Nicolás de Ribera el Viejo, y su posteridad, Lima, Librería e Imprenta Gil, 1935; H. López Martínez, “El alarde de Huánuco y la prisión de Francisco Hernández Girón”, en Cuadernos del Seminario de Historia (Lima, Instituto Riva-Agüero), n.° 8 (1965-1967), págs. 34-40; G. Lohmann Villena, Amarilis indiana: identificación y semblanza, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 1993, págs. 311-323; M. León Gómez, Paños e hidalguía: encomenderos y sociedad colonial en Huánuco, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 2002, págs. 227-228; C. Mena García, “Doña Isabel de Bobadilla y Peñalosa: una dama de ‘ánimo varonil’ en la conquista de Tierra Firme”, en IX Congreso Internacional de Historia de América, t. II, Mérida, Junta de Extremadura, 2002, págs. 161-172.
Teodoro Hampe Martínez