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Jerónimo Secano

Biografía

Secano, Jerónimo. Zaragoza, 1638 – 15.X.1710. Pintor y escultor.

Jerónimo Secano nació en Zaragoza en 1638, pero según Palomino completó su formación en Madrid. Si esta afirmación se confirmara se explicaría la patente influencia de la pintura del barroco madrileño en sus obras, en las que aparecen una pincelada suelta y unas formas elegantes que muestran el estudio de la pintura flamenca, especialmente de Rubens y Van Dyck o, por decirlo con las palabras de Ceán, en su pintura se aprecian “buen gusto de colorido y regular correccion”.

El 29 de mayo de 1672 contrató los lienzos laterales, el retablo y la pintura de la cúpula y la linterna de la capilla de San Miguel de la iglesia de San Pablo de Zaragoza. El contrato se canceló el 24 de abril de 1679, fecha en que la obra debía estar ya terminada.

El 20 de abril de 1679 recibía el último pago por las pinturas de la capilla que la Hermandad de la Sangre de Cristo tenía en el Convento de San Francisco de Zaragoza, que había contratado por doscientas libras jaquesas con el mayordomo menor de la cofradía, José de Romanos. El 23 de marzo de 1682 contrató con Bernardo José Peralta, canónigo de la iglesia colegial de Santa María de Calatayud, las pinturas del retablo mayor y laterales de la iglesia del convento de las madres Capuchinas de dicha localidad, recibiendo 320 libras jaquesas por la obra. La iglesia, costeada por el mismo canónigo, sólo se acabó en 1684, aunque el lienzo del altar mayor está firmado y fechado en 1683. La obra, que muestra una arquitectura fingida, con una bóveda de casetones y unas columnas salomónicas enmarcando las imágenes de la concepción y de la Trinidad, tendrá cierta repercusión en la zona, como muestran los retablos fingidos del altar mayor del convento de concepcionistas de Miedes y de la capilla de la Concepción de la iglesia de Illueca.

El 5 de julio de 1686 actuó como supervisor en la fábrica del retablo mayor de la iglesia de San Lorenzo de Zaragoza, contratado por los hermanos José y Pedro Villanova con José Alberto Tudela de Lanuza, lo que parece refrendar la afirmación de Palomino de “con más de cincuenta años de edad, se aplicó a la Escultura, en que logró con facilidad el salir eminente”. El mismo tratadista le atribuye las estatuas “de la capilla de San Lorenzo de aquella ciudad”. El retablo, que algunos autores dan por perdido, al parecer es el que hoy se encuentra muy transformado en el altar mayor de la iglesia de San Juan en Alagón. Su fama en esas fechas debía ser considerable, pues sabemos que incluso contó con un discípulo, Simón Francisco Martínez, quien en 1688 pagó al pintor cien reales por el tiempo que había durado su aprendizaje, indicando Ceán que “dexó discípulos en las dos profesiones”. El propio pintor en su testamento señalaba que poseía “un campo [...] en el término de la Romareda regante de la huerta que tiene cinco caíces de tierra”.

El 10 de abril de 1695 refrendó el informe presentado por el arquitecto Pedro Cuieo sobre las obras del Pilar aduciendo que los cimientos eran insuficientes para soportar el empuje de las bóvedas.

Casó en primeras nupcias con Clara Martínez y posteriormente con Juana González Lapizcueta, con la que tendría cuatro hijos. Falleció en Zaragoza el 15 de octubre de 1710 siendo enterrado provisionalmente en la iglesia de San Felipe, junto al cadáver de su primera esposa, hasta el momento en que se llevara “a enterrar a la sepultura suya que está en la iglesia parroquial del señor San Pedro de esta ciudad de Zaragoza”.

 

Obras de ~: Pintura mural de la cúpula de la capilla de San Miguel del Tercio, Iglesia de San Pablo, Zaragoza, 1672-1679; retablo de la Inmaculada Concepción, Calatayud (Zaragoza), 1683; retablo de santa Clara, Calatayud (Zaragoza), 1683; retablo de San José y San Francisco, 1683; retablo de San Lorenzo, Zaragoza, c. 1686 (atrib.).

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico de Protocolos (Zaragoza), Notario Braulio Villanueva, 1678, 1679 y 1710; Archivo parroquial de la iglesia de San Felipe (Zaragoza), libro 5.º de defunciones.

A. A. Palomino y Velasco, El Parnaso español pintoresco laureado, Madrid, 1724 (Madrid, Aguilar 1988, págs. 549-550); A. Ponz, Viage de España, t. IV, Madrid, Viuda de Ibarra, 1772-1794 (Madrid, Aguilar 1988, pág. 207); J. A. Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las bellas artes en España, t. IV, Madrid, Ibarra, 1800, págs. 361-362; T. Ríos, “Algunos datos para la historia de las obras del actual Santo Templo Metropolitano de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza”, en Boletín del Museo de Zaragoza, n.º 11 (1925), págs. 1-79; J. L. Morales y Marín, La pintura aragonesa en el siglo XVII, Zaragoza, Guara Editorial, 1980, págs. 100-101; VV. AA., Las artes en Zaragoza en el último tercio del siglo XVII (1676-1696). Estudio documental, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1983, págs. 77, 150, 226, 266, 273, 287, 290, 300 y 301; A. E. Pérez Sánchez, Pintura barroca en España, Madrid, Cátedra, 1992, págs. 60, 398-399 y 428.

 

Miguel Hermoso Cuesta