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Fausto Otazu Balenzegui

Biografía

Otazu Balenzegui, Fausto. Vitoria (Álava), 18.IX.1789 – 11.XII.1869. Político.

Hijo de Saturnino Otazu Salamanca Moyúa y Ruiz del Castillo, natural de Briviesca (Burgos), maestrante de Ronda, y de María Agueda Balencegui Araoz Lazarraga Dávalos, natural de Segura. Estudió Leyes en la Universidad de Valladolid, pero a raíz de la guerra desatada por la ocupación de las tropas napoleónicas en 1808, abandonó los estudios.

Soltero e hipocondríaco, viajó por países europeos (Francia, Bélgica, Inglaterra “Prusia Rhiniana”), lo cual le permitió comprender los cambios sociales y económicos de Europa. Residía de forma itinerante por las casas de su propiedad en el País Vasco. Entre 1834 y 1842 vivió en Madrid y frecuentaba las tertulias del conde de Salazar, organizadas por la marquesa de Montehermoso, Amalia, casada con el conde de Ezpeleta de Veire. Asimismo, participaba en la de los condes de Vervellón o la compuesta exclusivamente por navarros, el conde de Parcent y Joaquín de Ezpeleta. Asimismo, cultivó la amistad de su primo Luis Salamanca.

Fausto Otazu era una de las mayores fortunas de Álava (30.000 ducados de renta anual en 1838) con bienes raíces en Álava, Guipúzcoa y Navarra.

Fue uno de los políticos e ideólogos que en 1834 formuló una nueva corriente política, la defensa del fuerismo o régimen foral de autogobierno del País Vasco desde los principios del liberalismo constitucional. Ocupó diversos cargos públicos en su ciudad natal, tal y como correspondía a su rango social. El 5 de marzo de 1817 se le concedió el título de natural de Navarra porque heredó el privilegio de llamamiento a Cortes de Navarra por el estamento nobiliario y se le reconoció la residencia en Viana. El 4 de mayo de 1817, la Junta General de Álava se reunió en su casa palacio de Zurbano. En las Juntas de 1818 fue procurador general en representación de la hermandad de Vitoria. En l821 fue alcalde constitucional de Vitoria y el 10 de junio de 1822 vocal de la Diputación Provincial de Álava. Durante el Trienio Liberal, manifestó una actitud liberal moderada frente a los liberales exaltados y combatió la insurgencia armada de los realistas. En l823, restablecida la Monarquía absoluta, sufrió persecución política por su adscripción liberal. Residió en San Sebastián y procuró pasar desapercibido. Sin embargo, a partir de 1826 recuperó el protagonismo político, como se manifiesta en su intervención en las Juntas Generales y en la ostentación del cargo de teniente de diputado de la provincia, cuando el patricio V. Verastegui ejercía el diputado general de Álava. En 1828 fue nombrado por la Diputación comisionado en Corte y representante ante el rey Fernando VII durante su visita. El 25 de noviembre de 1829 fue elegido maestre de campo comisario diputado general y para teniente el nombramiento recayó en Diego Manuel de Arriola Esquivel, sobre quien recayó la gestión ordinaria de la Diputación. En la Junta General de 1830, alegó diversas enfermedades para que le aceptaran la renuncia de su cargo.

En l831 también rehusó la alcaldía de Vitoria, aduciendo una vez más motivos de salud. Pero estaba sano, pasando una temporada en San Sebastián, donde poseía tres casas en el casco urbano. Al fin, tuvo que regresar a Vitoria y juró su cargo. Durante la Guerra Civil Carlista fue comisionado en Corte y dirigió una copiosa correspondencia dirigida al diputado general y amigo Íñigo Ortes de Veslaco, que trasluce el pensamiento político y la capacidad de juicio sobre la actualización de la constitución foral en términos liberales. Junto al consultor Blas López e Íñigo Ortes de Velasco defendieron desde 1834 la coexistencia y compatibilidad del régimen foral y el nuevo régimen liberal constitucional español. Resulta elocuente y renovador el proyecto político de inserción que defendieron para Álava y demás provincias de Vizcaya y Guipúzcoa a raíz de la proclamación del Estatuto de 1834. La alternativa que defendieron en su escrito del 8 de mayo de 1834 “Apuntes sobre el modo de conciliar la convocación de las Provincias de Vizcaya, Guipuzcoa y Álava a las Cortes generales del Reyno, con la conservación de las especiales Ynstituciones administrativas”, de forma que los procuradores en Madrid fueran representantes electos de las Juntas Generales, puede considerarse como el momento fundacional en términos doctrinarios y políticos de una nueva tendencia política, la del liberalismo fuerista.

Fue procurador a Cortes desde 1834 a 1835. El 22 de diciembre de 1837, fue propuesto para senador con 451 votos, junto a Íñigo Ortes de Velasco, que obtuvo 471 votos, y Manuel Aranguren, conde de Monterrón, con 412 votos. Por R. D. de 4 de enero de 1838, la Reina Gobernadora, le nombró senador por la provincia de Álava.

En 1839, restablecidas las Juntas Generales fue nombrado Padre de Provincia. Fue elegido comisionado de las Juntas Generales en 1839 para la negociación del régimen foral de acuerdo con la ley del 25 de octubre de 1839. En el proceso de negociación acerca de la constitucionalización del régimen liberal, los comisionados navarros limitaban el nuevo régimen foral a la esfera económico-fiscal-administrativa. Las reuniones con los navarros no lograron la formación de un frente foral común, ya que, en opinión de F. Otazu, “adolecían algo del espíritu de teoría, cuando mas debía en mi concepto dominar un espíritu conservador”. En su opinión estaban entregados a las modificaciones que deseaba imponer el Gobierno central. Manifestó su oposición al proyecto de ley de modificación de los fueros de Navarra: “He visto las bases bajo las quales han convenido con la Comisión del Govierno que puede presentarse a las Cortes el proyecto de ley sobre modificación de sus fueros: son escandalosas y no tendrán valor, ni honor, sus Paisanos si no las rechazan y declaran a su Comisionados enemigos del país” (15 de agosto de 1840). Defendió, desde un prisma liberal, la conservación política y económica del Régimen Foral.

Desde 1841 su intervención política se redujo, sin embargo, participó activamente en las comisiones y demás encargos de las Juntas Generales. De este modo, intervino en favor de la formación del tercio alavés para su envío a la guerra de África en 1860 y la consecución de la sede episcopal en 1862, las juntas de instrucción pública y la granja modelo. No ostentaba ninguna cruz, ninguna distinción ni gracia alguna, excepto el de Padre de Provincia.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Senado, Exps. personales, HIS-0326-03; Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 10 n.º 1; Archivo Otazu. Casa Otazu. Zurbano (Álava); Información aportada por Alfonso Otazu.

“Necrológica”, en Irurac bat, 14 de diciembre de 1869; E. Velasco, Crónicas y biografías alavesas, Vitoria, Imprenta Provincial, 1910; E. Serdan Aguirregavidia, Vitoria. El Libro de la Ciudad, Bilbao, Editorial Amigos del Libro Vasco, 1985; J. Vidal Abarca, F. Verastegui y A. Otazu, Fausto de Otazu a Iñigo Ortés de Velasco. Cartas 1834-1841, Vitoria, Diputación Foral de Álava, 1995, 2 vols.; J. Agirreazkuenaga, “Fausto Otazu”, en M. Urquijo (dir.), Diccionario biográfico de los Diputados generales consulores y secretarios de Gobierno de Álava (1800-1876), Vitoria, Diputación Foral de Álava, 2004.

 

Joseba Agirreazkuenaga Zigorraga

 

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