Herreros de Tejada Negro, José María. Granada, 25.IX.1806 – Madrid, 1.IV.1877. Ministro del Tribunal Supremo.
Tras estudiar Leyes en su ciudad natal, en la que se recibió de abogado en 1826, comenzó a ejercer su profesión en estudio abierto. Tras doce años dedicados por entero a la abogacía, el 27 de noviembre de 1837 fue nombrado promotor fiscal de uno de los juzgados de primera instancia de Granada. Fue su primer contacto con la administración de Justicia, y a partir de ese momento se dedicaría en cuerpo y alma a la misma. De esta forma, fue designado juez de primera instancia de Granada (8 de agosto de 1838) y de Sevilla (19 de diciembre de 1840); el 23 de diciembre de 1842 pasó a la Audiencia de Albacete como fiscal y el 23 de abril de 1847 a la Audiencia de Barcelona como magistrado. Ascendido a presidente de Sala en la Audiencia de Zaragoza (31 de diciembre de 1851), al poco tiempo se trasladó a la de Sevilla (11 de junio de 1853).
A finales de la Década Moderada llegó a Madrid como consecuencia de su nombramiento como magistrado de la Audiencia de la Corte, aunque se le mantuvo su categoría de regente (21 de enero de 1854). La subida al poder de los progresistas en septiembre de 1854 provocó su cese y Herreros de Tejada se mantuvo alejado de la vida judicial, aunque aceptó algunos cargos políticos, como el de vocal de la Junta Superior Consultiva de Archivos (20 de junio de 1856). El 10 de octubre de 1856, tras el regreso de los moderados, fue repuesto en su plaza de magistrado de la Audiencia de Madrid. En este cargo permaneció hasta que el 6 de abril de 1868 fue ascendido a ministro del Tribunal Superior de Justicia. Ese mismo año, mediante Real Decreto de 8 de agosto —por el que se aumentó el número de individuos que componían la comisión—, fue nombrado vocal de la Comisión de Códigos de 1856. Sin embargo, no llegó a desempeñar cargo alguno, porque su nombramiento fue suprimido tras la caída de la reina Isabel, mediante Decreto del Gobierno Provisional de 23 de diciembre de 1868, antes de llegar a tomar posesión de su cargo.
Su vida estuvo dedicada por entero al estudio y a la judicatura, lo que fue reconocido mediante la concesión de la Gran Cruz de Isabel la Católica (16 de febrero de 1877). Sin embargo, su vida personal quedó postergada a un segundo plano, no llegando a contraer matrimonio. Al fallecer en Madrid el 1 de abril de 1877, fueron muchos los amigos y colegas, como Cirilo Álvarez, que lamentaron su pérdida.
Fuentes: Archivo Histórico Nacional, Sección Estado (Isabel la Católica), leg. 7511, doc. 13; Sección Fondos Contemporáneos (Magistrados y Jueces), leg. 4491, doc. 3884.
Blanca Sáenz de Santamaría Gómez-Mampaso
