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Blas Taracena Aguirre

Biografía

Taracena y Aguirre, Blas. Soria, 1.XII.1895 – Madrid, 1.II.1951. Arqueólogo, director del Museo Arqueológico Nacional.

Hijo de Blas Taracena de Ispízua y de Enriqueta Aguirre Hercilla. Estudió el bachillerato en el Instituto de Soria, siendo uno de sus profesores Antonio Machado. A los quince años se trasladó a estudiar Filosofía y Letras, sección de Historia, a la Universidad Central de Madrid, que terminó en 1914 con Premio Extraordinario, obteniendo también la licenciatura en Derecho, en 1917. En la Facultad tuvo como profesores a destacados investigadores, como Antonio Ballesteros, Manuel Gómez Moreno y José Ramón Mélida, profesor de Arqueología y director del Museo Arqueológico Nacional. Su relación con este último, al que conocía ya por sus trabajos en Numancia, fue decisiva para la elección de su especialidad.

Sus estudios y orientación profesional estuvieron abonados y alentados por la tradición familiar — reflejo de la influencia arqueológica e histórica que impregnaba la sociedad soriana culta—, iniciada por su abuelo Lorenzo Aguirre, abogado, historiador y numísmata, compañero de Eduardo Saavedra en las primeras excavaciones oficiales que se hicieron en Numancia (1861-1867), y continuada después por su tío Mariano Granados y Campos, también abogado y vocal de la Comisión de las Excavaciones de Numancia, presidida por José Ramón Mélida (1906-1924), a quien Taracena acompañaba al yacimiento arqueológico y con quien asistía, siendo todavía niño, a las tertulias mantenidas por los miembros de la Comisión de Excavaciones y otros intelectuales sorianos.

Terminada la licenciatura, con tan sólo diecinueve años, ganó la oposición al Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, en 1915, y fue destinado al Museo Numantino, del que será su primer director, haciéndose cargo también del Museo Celtibérico y de la Biblioteca Provincial. La actividad museística de Taracena se centró, con la ayuda de su maestro J. R. Mélida, en la organización del Museo Numantino —inaugurado por el rey Alfonso XIII, en 1919— y en la publicación de su primera guía. En los veinte años que rigió el Museo consiguió formar una buena biblioteca especializada en arqueología, sin referencia en otros museos provinciales. El tema de su tesis doctoral se centró en la sistematización y estudio de las cerámicas numantinas, con el título La cerámica ibérica de Numancia (1923), con la que obtuvo la máxima calificación y el Premio Extraordinario, en Ciencias Históricas, por la Universidad Central.

Una vez inaugurado el Museo se incorporó enseguida a la Comisión de Excavaciones de Numancia, donde aprendió la técnica de la excavación, en las campañas que se hicieron desde 1920 a 1924. Como director del Museo Numantino, fue nombrado vocal de la Comisión de Monumentos de Soria (1916- 1936); desde 1921, se encargó también de dirigir el Archivo Municipal; en abril de 1929 fue nombrado secretario de la Junta Provincial de Turismo; en el período 1932-1936 fue magistrado del Tribunal de lo Contencioso-Administrativo de Soria; en 1934, tras la marcha a Madrid de José Tudela de la Orden, hubo de hacerse cargo de la Dirección del Archivo de Hacienda, así como de la Biblioteca Provincial; en marzo de 1936, el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes le nombró comisario-director de la Escuela de Artes y Oficios de Soria.

Como fruto de estos nombramientos cabe destacar el catálogo, inédito, realizado con el archivero Moreno Ayora, de los documentos existentes en los archivos municipales y parroquiales de la provincia.

Como archivero municipal comenzó la ordenación y clasificación de sus papeles y como bibliotecario ejecutó la transformación de la Biblioteca Provincial en Biblioteca Pública. Llevó a cabo, con su amigo y compañero José Tudela el montaje de los trajes populares aportados por Soria para la Exposición del Traje Regional Español, en Madrid (1925). Como delegado en Soria de la Junta Nacional de Turismo formó un fichero de monumentos, bellos paisajes y fiestas populares de la provincia y montó un servicio de información para turistas, publicando la primera Guía de Soria con José Tudela (1928), una de las pioneras, tratando de cubrir las necesidades de un turismo incipiente en España. Fue nombrado académico correspondiente de la Real Academia de la Historia (1930), ya anteriormente había sido nombrado de la Real de San Fernando (1919) y lo fue de otras nueve instituciones científicas españolas y extranjeras.

Finalizadas las excavaciones de Numancia, emprendió una incesante e intensa labor de exploración y estudio del territorio soriano, a lo largo de veinte años, marcando un antes y un después en la arqueología de esta provincia, abarcando el mundo prerromano de los castros y la cultura celtibérica (tribus celtibéricas: los Pelendones, 1933), el mundo romano (las vías romanas, la villa de Cuevas de Soria y la ciudad de Tiermes), así como sus investigaciones sobre la época visigoda en las necrópolis de Suellacabras, Deza, Taniñe y Vadillo (1932-1933). Estos trabajos serán la base de la Carta Arqueológica de Soria (Madrid, 1941), que recoge cuatrocientos yacimientos, correspondientes a doscientos ochenta y cuatro pueblos, frente a los dieciséis puntos arqueológicos citados en publicaciones anteriores. Su actividad se extendió también por la zona riojana (excavaciones en las provincias de Soria y Logroño, 1926 y 1929). Además, estudió y publicó temas artísticos sobre la Edad Media (ermita de San Baudelio, iglesia de San Esteban de Gormaz, las galerías románicas porticadas) y, sobre otros, variados temas históricos y artísticos.

Tras el inicio de la Guerra Civil, en noviembre de 1936, fue suspendido de empleo y sueldo. Repuesto en su cargo, pero con un traslado obligado al Museo Arqueológico de Córdoba (julio de 1937-1938), fue miembro destacado de los Servicios de Recuperación Artística y posteriormente inspector general de los Museos Arqueológicos de la zona nacional (1938-1939).

Terminada la Guerra fue nombrado director del Museo Arqueológico Nacional, puesto en el que estuvo hasta su muerte (1939-1951), iniciando el montaje provisional del mismo, especialmente de las salas de Colonizaciones, Arte Ibérico y el Patio Romano.

Paralelamente realizó excavaciones en Córdoba (el mosaico romano de Baco, 1941), Rioja (en El Redal), Navarra, en colaboración con Vázquez de Parga (Castejón de Arguedas, Echauri, Castellar de Javier y Castilletes de Callipinzo, Fitero, la villa romana de Liédena y del Ramalete, de 1943 a 1949), Vizcaya, en colaboración con Fernández de Avilés (Castro de Navárniz, 1945, y Cueva de Forúa, 1946), Burgos (Clunia, 1946), Palencia (la necrópolis romana), Santander, en colaboración con Jesús Carballo (excavaciones de Juliobriga) y fue nombrado conservador de las ruinas de Numancia, a partir del 22 de julio de 1940.

Junto a Juan Cabré, fue uno de los arqueólogos que más excavó en España hasta su muerte.

Como secretario del Instituto Diego Velázquez de Arte y Arqueología, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) (1943), dado el aislamiento internacional de España, tuvo a su cargo la responsabilidad de coordinar y encauzar dos viejos proyectos arqueológicos de corte internacional, como Corpus Vasorum será convertido en Hispanorum, del que se publicaron los volúmenes sobre las cerámicas de Azaila y Liria y el mapa del mundo romano, Forma Urbis Romani, que se vio reconvertido en el proyecto de la Carta Arqueológica de España, en el que Taracena se volcó aspirando a convertirlo en su obra cumbre, aunque se quedó sólo en la publicación del tomo de la provincia de Soria, realizado por él (1941), y el de Barcelona, realizado por M. Almagro (1946).

Poco antes de su muerte, el 1 de febrero de 1951, se le concedió el ingreso en la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, con la categoría de Encomienda con placa (13 de diciembre de 1950). Como científico ni se anticipó a su tiempo ni tampoco se ancló en modelos periclitados del pasado. Estuvo con corrección y pragmatismo en su momento y en su lugar preciso. Fue sin duda un eslabón significativo en la compleja transición hacia esa primera arqueología científica de la posguerra.

 

Obras de ~: “Inauguración Del Museo Numantino de Soria”, en Revista de Archivos Biblioteca y Museos (1919); con J. R. Mélida, Excavaciones de Numancia, Memoria de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, 1921; con J. R. Mélida, Excavaciones de Numancia, Memoria de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, n.º 36, 1922; Guía del Museo Numantino, 1923; con J. R. Mélida, Excavaciones de Numancia, Memoria de la Junta Superior de excavaciones y Antigüedades, n.º 49, 1923; con C. Sáenz, “Exploración arqueológica de la Cueva del Asno”, en Coleccionismo (1924); La cerámica Ibérica de Numancia, Madrid, 1924; “La estatua menhir de Villar del Ala”, en Actas y Memorias de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria (1924); con J. R. Mélida, A. Álvarez y S. Gómez, Excavaciones de Numancia, Memoria de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, n.º 61, 1924; “Notas folklóricas de Soria”, en Actas y Memorias de la Sociedad española de Antropología, Etnografía y Prehistoria (1924); “San Baudelio de Berlanga”, en Revista de Soria, n.º 9 (1924); con M. Gómez Moreno, “Epigrafía Soriana”, en Boletín de la Real Academia de la Historia (1924); “Arte Ibérico”, en Jahrbuch für prehistorische und etnographische Kunst (Colonia) (1925); Excavaciones en la Provincia de Soria, Memoria de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, n.º 75, 1925; “Noticia de un despoblado junto a Cervera del Río Alhama”, en Archivo Español de Arte y Arqueología (1926); Excavaciones en la provincia de Soria y Logroño, Memoria de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, n.º 86, 1926; Excavaciones en la provincia de Soria y Logroño, Memoria de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, n.º 103, 1929; Numancia, Barcelona, 1929 (eds. en esp., fr.y al.); con J. Tudela, Guía Artística de la ciudad y su provincia, Soria, 1929; La iglesia de San Esteban en San Esteban de Gormaz, Soria, 1929; “La villa romana de Cuevas de Soria”, en Investigación y Progreso (1930); “Los estudios históricos en Soria”, en Revista de Soria (junio de 1931); “Cerámica de Clunia”, en Anuario de Prehistoria Madrileña (1932); Excavaciones en la provincia de Soria, Memoria de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, n.º 119, 1932; “Cadáveres atravesados por clavos en el cementerio judío de Deza”, en Investigación y Progreso (1933); “Las galerías porticadas románicas”, en Boletín de la Sociedad Menéndez Pelayo (1933); “Los Romera, arquitectos, tallistas y decoradores de retablos”, en Archivo Español de Arte y Arqueología (1933); “Tribus Celtibéricas. Pelendones”, en Homenaje a Martins Sarmento, Porto, 1933; “Vías romanas del Alto Duero”, en Anuario del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos (1934); “Las tumbas visigodas en España”, en Revista de Occidente (octubre de 1934); “Arquitectura hispánica rupestre”, en Investigación y Progreso (1934); “Sistema de construcción de los campos atrincherados romanos, según el de Navalcaballo (Soria)”, en Las Ciencias (1939); “Sobre los amuletos visigodos de bronce”, en Archivo Español de Arqueología (AEA) (1940); “Una superchería gráfica (un dibujo de los toros de Guisando)”, en El Correo Erudito (1940); “Pierre Temple: La Prehistoire du Departement de l´Abeyron” (nota bibliográfica), en aea (1940-1941); “Augusto constructor de los caminos de España”, en Semana, n.º 16 (1940); “Las nuevas instalaciones del Museo Arqueológico Nacional”, en Investigación y Progreso (1941); “La antigua población de La Rioja”, en aea (1941); “Acerca de la Patria segoviana de Teodosio”, en Correo Erudito (1941); Carta Arqueológica de España. Soria, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Diego Velázquez, 1941; “Una cabaña circular en Vinuesa (Soria)”, en aea (1941); El mosaico romano de Baco descubierto en la bodega cordobesa de Cruz Conde, 1941; “El tocado de las damas ibéricas”, en Correo Erudito (1942); “Restos romanos en La Rioja”, en aea (1942); “El primer bronce español”, en aea (1942); “Las murallas romanas de Carmona”, en aea (1942); “Los comienzos del cristianismo en la Península Ibérica”, en aea (1942); “Nuevas notas de las excavaciones de Herculano”, en aea (1942); “Estela funeraria de un caballero hispánico”, en Correo Erudito (1943); “Barro saguntino y terra sigillata”, en aea (1943); con L. Vázquez de Parga, Excavaciones en Navarra. Exploración del Castejón de Arguedas, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1943; “A. do Paço: Revisao dos problemas do paleolítico, mesolítico e asturiense” (nota bibliofráfica), en aea (1943); “El Museo Provincial de Prehistoria de Santander”, en aea (1944); con L. Vázquez de Parga, “Excavaciones en Navarra. II. Una prospección en los poblados de Echaúri”, en Revista de la Institución Príncipe de Viana (1944); “Un ajuar de herramientas visigodas”, en Actas y Memorias de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria (1945); con Fernández de Avilés, Memoria sobre las excavaciones en el castro de Navárniz (Vizcaya), Madrid, Junta de Cultura de la Excelentísima Diputación de Vizcaya, 1945; Excavaciones en La Rioja, La Rioja Industrial, 1945; “Madrid: The Nacional Archaeological Museum”, en The Burlington Magazine (diciembre de 1945); “Una torre medieval en las Bárdenas Reales”, en Revista de la Institución Príncipe de Viana (1948); con L. Vázquez de Parga, “Excavaciones en Navarra. III. Prospecciones en Castellar de Javier y los Castilletes de San Juan de Callipienzo”, en Revista de la Institución Príncipe de Viana (Pamplona), n.º 22 (1946); “El palacio romano de Clunia”, en aea (1946); La Sociedad Económica Numantina de Amigos del País, San Sebastián, Publicaciones de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, 1946; “Notas folklóricas de la divisoria entre Duero y Ebro”, en Revista Berceo, n.º 1 (1946); “El Arte Romano en España”, vol. II, en Ars Hispaniae (1947); “Una nueva época de la Revista de Archivos Bibliotecas y Museos”, en Revista de Archivos Bibliotecas y Museos, n.º 1 (1947); “Las vías romanas en España”, en Crónica del II Congreso Arqueológico del SE español, Cartagena, 1947; “La necrópolis romana de Palencia”, en aea (1948); “Las fortificaciones y la población de la España Romana”, en Crónica del IV Congreso Arqueológico del SE español, Cartagena, 1948; “Noticia histórica de los Museos Arqueológicos Españoles”, en Revista de Archivos Bibliotecas y Museos (1949); “La villa romana de Liedena y el campo español en el Bajo Imperio”, en Crónica del I Congreso Nacional de Arqueología, Almería, 1949; con L. Vázquez de Parga, “Excavaciones en Navarra. VI. La villa romana de Ramlete, término de Tudela”, en Revista Príncipe de Viana (1949); “La villa romana de Liédena”, en Revista Príncipe de Viana (4.º tr. de 1949); P. Graziosi, “Pintura rupestre nella Libia”, en aea (1949); “Notas de Protohistoria navarro-vascongadas”, en Homenaje a Menéndez Pidal, t. II, 1951, págs. 643-663.

 

Bibl.: J. Tudela de la Orden, “Dos vidas ejemplares: D. Santiago Gómez Santacruz y D. Blas Taracena Aguirre”, en Revista Celtiberia, 1 (1951), págs. 141-155; L. Pericot García, “Blas Taracena Aguirre (1895-1951)”, en Rivista di Scienze Preistoriche, 6A, 1-2 (1951), pág. 87; A. Beltrán Martínez, “Don Blas Taracena y Aguirre”, en Caesaraugusta, 1 (1951), págs. 37-47; W. W. S. Cook, “Blas Taracena y Aguirre (1895-1951)”, en College Art Journal, 10, 4 (1951), págs. 418-420; R. Olmos, D. Plácido, J. Sánchez-Palencia y A. Cepas, “El origen de las cartas arqueológicas y el Mapa del Mundo Romano”, en A. Jimeno, J. del Val y J. J. Fernández (eds.), Inventarios y Cartas Arqueológicas. Homenaje a Blas Taracena (1993), págs. 45-64; J. A. Gómez Barrera, El Ateneo de Soria. Medio siglo de cultura y reivindicación social (1883-1936), La Rioja, Soria Edita, Ochoa Impresores, 2006, págs. 336-338.

 

Alfredo Jimeno Martínez