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Bartolomé Talarn Baigés

Biografía

Talarn Baigés, Bartolomé. Tortosa (Tarragona), 1.IX.1790 – Las Rozas (Madrid), 21.IX.1846. Brigadier y caballero Laureado de San Fernando.

Era hijo de José Antonio Talarn y de María Baigés.

En febrero de 1810 se alistó como soldado en la 1.ª Compañía de Voluntarios Observadores del Ebro, más tarde Batallón Ligero de Guipúzcoa, en la que consiguió los ascensos a cabo segundo, primero, sargento segundo y primero.

Se enfrentó a los franceses durante la Guerra de la Independencia en treinta y siete acciones, cayendo prisionero en tres ocasiones y destacando en las del Carrascal (Navarra), en la que fue el primero en llegar a las trincheras enemigas, y Ayerbe, en la que al frente de veintitrés hombres hizo prisioneros a un coronel, tres oficiales y veintiocho soldados. Realizando labores de espionajes, arriesgó su vida entrando varias veces disfrazado en las plazas de Jaca, Zaragoza, Tortosa y Pamplona.

Al finalizar la guerra se licenció y marchó a su casa, llevando una existencia tranquila hasta que la Junta Realista provisional del Priorato y Campo de Tarragona le eligió en agosto de 1822 como jefe de las tropas por ella reclutadas en apoyo de Fernando VII.

A continuación mandó con el empleo de coronel el Regimiento de Infantería del Priorato, con el que se integró en la Columna Volante del Ebro, interviniendo en la provincia de Tarragona, entre otras, en las acciones de Castellvell, Monsant, Montbrió y Cornudella.

En 1823 combatió en Aragón, destacando en la acción de Albalate (Teruel), en la que, tras levantarse de la cama, donde se recuperaba de las heridas sufridas, obtuvo la victoria en enfrentamiento con tropas del brigadier Velasco y del barón de Carondelet, siendo recompensado por ello con el empleo de brigadier. A continuación participó con la División Bessières en la expedición a Aragón y Castilla, luchando en Albalate, donde fue herido de un bayonetazo, Torrero, Zaragoza, Calatayud, Ateca, Torija y Brihuega, donde recibió otro bayonetazo, pasando a la provincia de Guadalajara, donde se enfrentó a los constitucionalistas en Guadalajara, Sacedón, donde fue herido de bala, Huete, Priego y Beteta, resistiendo en Taravilla tres cargas de la caballería de El Empecinado.

Operando en la provincia de Zaragoza, en el mes de febrero de 1824 cayó prisionero en Almonacid de la Sierra y fue conducido a la capital, donde fue encerrado, sometido a Consejo de Guerra y condenado al patíbulo, pero finalmente fue conducido a Vitoria, donde a la entrada del Ejército de Angulema fue llevado a Valls (Tarragona) y posteriormente embarcado hacia Cartagena, de donde pasó a Almería y de allí a Vélez-Málaga, consiguiendo en las proximidades de esta población sorprender a sus guardianes y recuperar la libertad, no sin antes haber sufrido tres intentos de fusilamiento.

Ya libre, se incorporó a la Comandancia Realista de Priego (Córdoba), de donde se trasladó al Depósito de Jaén, pasando seguidamente a la provincia de Albacete.

Recuperado el poder por Fernando VII, el Consejo Supremo de Guerra declaró que de las acciones en las que había intervenido se consideraban distinguidas las de Castellvell (Tarragona), el 8 de septiembre de 1822; Mombrió (Tarragona), el 30 de septiembre de 1822; Monsant (Tarragona), el 9 de octubre de 1822; Cornudella (Tarragona), el 30 de noviembre de 1822; 1.ª y 2.ª de Brihuega (Guadalajara), el 24 de enero de 1823; Sacedón (Guadalajara), el 29 de enero de 1823; Peralejos de las Truchas (Guadalajara), el 13 de febrero de 1823, y Arenales de Rioseco (Málaga), el 24 de julio de 1823.

En todas estas acciones luchó contra triplicadas fuerzas enemigas, haciendo en algunas muchos prisioneros, cogiendo en otras multitud de armas, y con especialidad en la de Brihuega, en la que apresó a un brigadier, siete jefes, treinta y siete oficiales, mil doscientos soldados, cinco piezas de artillería con sus caballos, trenes, carros de munición, y dos mil fusiles, acreditando en todas un extraordinario y heroico valor, a pesar de haber sido herido en varias ocasiones, rechazando en todas a los enemigos, dispersándolos y haciéndolos encerrar en las plazas.

En premio a su destacado comportamiento se le concedió la Cruz de San Fernando de 4.ª Clase, Laureada, cuya Real Orden firmaría el Monarca en Sacedón (Guadalajara) el 8 de julio de 1826, siéndole impuesta con toda solemnidad por el capitán general de Castilla la Nueva el 16 de julio siguiente.

Finalizada la guerra pasó a la situación de cuartel en Madrid, siendo desterrado a Ceuta al comenzar la primera guerra civil al conocerse sus simpatías por el pretendiente. Terminó su vida como fraile en el Convento de San Francisco el Grande.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. T-64.

A. de Ceballos-Escalera y Gila, J. L. Isabel Sánchez y L. Ceballos-Escalera y Gila, La Real y Militar Orden de San Fernando, Madrid, Palafox & Pezuela, 2003.

 

José Luis Isabel Sánchez

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