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Manuel de la Peña y Ruiz del Sotillo

Biografía

Peña y Ruiz del Sotillo, Manuel de la. Valtierra (Navarra), 11.IV.1762 – Madrid, 14.X.1820. Teniente general y caballero Gran Cruz de la Orden de San Fernando.

Fueron sus padres José Javier de la Peña y Ramírez de Arellano y María Gertrudis Ruiz del Sotillo y Ramírez de Estenoz. Ingresó en el servicio en 1770 como paje de Carlos III, pasando enseguida destinado al Regimiento de América. Tomó parte en el bloqueo y sitio de Gibraltar, en la toma de Menorca a los ingleses, en las campañas del Rosellón y Cataluña y en la de Portugal de 1801.

En 1789 fue ascendido a coronel, en 1793 a brigadier, en 1795 a mariscal de campo y en 1802 a teniente general, pasando entonces como comandante a las Reales Guardias Españolas de Infantería.

Intervino en la Guerra de la Independencia, combatiendo en 1808 en la batalla de Bailén al mando de la División de Reserva; según el parte del general Castaños, su conducta durante la batalla fue digna del mayor elogio. En 1809 fue nombrado sargento mayor de las Reales Guardias.

Su conducta militar durante la batalla de Chiclana (Cádiz) hizo que las Cortes le formaran expediente, a lo que respondió con una obra titulada Representación hecha a las Cortes por el Capitán General de Andalucía y General en jefe interino del Cuarto ejército, Don... Al término de la guerra fue recompensado por su intervención en la misma con la Cruz de San Fernando de 5.ª Clase o Gran Cruz.

En dicha batalla, situado el ejército del mariscal Víctor en los pinares de Chiclana, puso a su izquierda la división del general Ruffin, en el centro la de Leval y a Villatte con la suya en la derecha.

La vanguardia española, al mando de Lardizábal atacó brevemente a las fuerzas de Villatte; la pelea fue reñida y en un principio dudosa, pero la decidió en nuestro favor conteniendo al enemigo y cargándole luego con ímpetu el Regimiento de Murcia al mando de su coronel Juan María Muñoz, y tres batallones de Guardias Españolas que con el Regimiento de África llegaron enseguida y dieron al encuentro feliz remate.

Villatte, repelido así, pasó al otro lado del caño y molino de Almansa, quedando de consiguiente libre la comunicación con la Isla de León.

En el mismo instante, De la Peña, que deseaba aprovechar la ventaja adquirida y continuar tras el enemigo por el espeso y dilatado bosque que va a Chiclana, reunió al mayor contingente de su tropa y dispuso que el general Graham, abandonando el Cerro del Puerco, se acercase al campo de la Bermeja y que cooperase a las maniobras de la vanguardia, dejando en dicho cerro la división de Antonio Begines, un batallón inglés y los de Ciudad Real y Guardias Walonas.

Víctor, que vigilaba los movimientos de los aliados, apareció en el llano y dirigiendo la división de Leval contra Graham, que iba marchando, se adelantó él en persona con las fuerzas de Ruffin al Cerro del Puerco por la ladera de la espalda, posesionándose de su vía, verdadera llave de toda la posición, y cortando así las comunicaciones entre la gente que había quedado apostada en Casas Viejas y las tropas que los españoles acababan de dejar en el Cerro del Puerco, las cuales, precisadas a retirarse, se movieron hacia el grueso del ejército.

El general Graham se vio acometido y, al ser informado de la pérdida de dicho Cerro, contramarchó rápidamente y rompió un intenso fuego contra el general Leval, al que causó grandes destrozos, y envió dos núcleos de fuerzas, uno contra éste y otro contra el general Ruffin.

Arremetiendo los ingleses cuesta arriba el Cerro del Puerco, se empeñaron en un combate porfiado y sangriento en el que fue herido mortalmente el general Ruffin y murió el general Rousseau, huyendo los franceses precipitadamente. Las divisiones de Ruffin y Leval se retiraron y en vano quiso el mariscal Víctor reanudar la refriega.

La batalla de Chiclana duró tan sólo hora y media, pero fue tan mortífera que los ingleses perdieron más de mil soldados y cincuenta oficiales, mientras los franceses dejaron tendidos en el campo dos mil hombres y prisioneros cuatrocientos, entre estos últimos el general Ruffin, que fallecería en el barco que le transportaba a Inglaterra.

Posteriormente fue destinado al Ejército de Galicia, mandó el del Centro y también el 4.º Ejército. Terminada la guerra mantuvo su destino de teniente coronel de Reales Guardias Españolas desde 1815 hasta su muerte.

Estuvo casado con María de la Concepción de Quero y Soria. Poseía las Grandes Cruces de San Fernando, San Hermenegildo y Carlos III.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. P-1024.

J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001; A. de Ceballos-Escalera y Gila, J. L. Isabel Sánchez y L. Ceballos-Escalera y Gila, La Real y Militar Orden de San Fernando, Madrid, Palafox & Pezuela, 2003.

 

José Luis Isabel Sánchez

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