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Pascual de Real y Reina

Biografía

Real y Reina, Pascual de. Fuentelapeña (Zamora), 13.VII.1796 – ?, s. xix. Mariscal de campo y caballero Laureado de San Fernando.

Era hijo del brigadier de Infantería Pascual de Real y González. Ingresó en el Ejército en clase de cadete en el mes de noviembre de 1809, siguiendo sus estudios en el Regimiento del Príncipe y a partir de julio de 1811 en el de Veteranos de la Isla de Santo Domingo, de donde partió en ese mismo año con la expedición a Caracas.

En marzo de 1814, finalizada dicha expedición y ya con el empleo de subteniente, regresó a la Península, ofreciéndose voluntario para formar parte de la expedición a Ultramar mandada por el general Pablo Morillo, desembarcando en Puerto Cabello y pasando a prestar sus servicios en los Llanos de Calabozo.

En 1815 fue nombrado ayudante de órdenes de su padre, entonces coronel y segundo jefe de operaciones, a cuyas órdenes se trasladó al año siguiente a la provincia de Barcelona para luchar contra los insurrectos, a los que se enfrentó el mes de febrero en la acción de la Casa Fuerte de dicha ciudad.

El 12 de febrero de 1818 se halló en la batalla de Calabozo, en la que resultó destruida toda la caballería realista; intervino dos días después en la retirada llevada a cabo por todo el ejército y en el combate de la Sabana de la Uriosa, el día 15, formando a continuación la retaguardia de las tropas propias y deteniendo las continuas cargas que daba el enemigo, hasta llegar el 16 al poblado del Sombrero, donde se generalizó el combate comenzado por la guerrilla que mandaba, ganando por su valeroso comportamiento en estas acciones el grado de capitán y alcanzando en junio de 1819 el empleo de capitán.

Tras el armisticio firmado por Morillo y Bolívar en noviembre de 1820, permaneció en Costa Firme hasta que al año siguiente fue nombrado ayudante de su padre, a la sazón capitán general de Santo Domingo.

En febrero de 1822, al ser invadida Santo Domingo por Haití, fue expulsado y embarcado junto con otros oficiales con destino a Inglaterra; desembarcó en Liverpool, de donde regresó a la Península, trasladándose a Madrid para pasar a desempeñar allí el cargo de ayudante de campo del general Morillo, capitán general del Distrito de Castilla la Nueva.

Al producirse, en 1823, la rendición de ejército del general Ballesteros ante las tropas francesas, fue comisionado junto con otros oficiales para realizar su desarme, pasando sus componentes al Depósito de Caballos de Almagro, cuya dirección le fue confiada por el duque del Infantado.

En el mes de octubre de 1824 fue destinado al Regimiento de Lanceros de la Guardia Real, con el que, en 1827, pasó a Cataluña, volviendo al año siguiente a Madrid, donde prestó servicio de guarnición. En 1829 obtuvo el empleo de comandante de Caballería y al año siguiente se trasladó a Vicálvaro, regresando a Madrid en 1832.

En marzo de 1834 fue separado del servicio y se le dio la licencia ilimitada para la ciudad de Ávila, donde permaneció hasta que en el mes de noviembre se trasladó a Navarra, presentándose a don Carlos en Lumbier, siendo agregado a un escuadrón con el que participó en ese año en las acciones de Mendaza y del puente de Arquijas.

Tras hallarse en 1835 en las acciones de Larraga y Arróniz, se le dio el mando de la Caballería Carlista de Navarra, con la que combatió el 2 de abril a Espartero en la acción de Villaro (Vizcaya), en la que resultó gravemente herido, recibiendo como premio el empleo de coronel y la Cruz de San Fernando de 2.ª Clase, Laureada, por juicio contradictorio. Volvió a combatir en el mes de junio, haciéndolo en Ochandiano y posteriormente en Los Arcos, Arrigorriaga, Cirauqui y Mañeru, y Guevara.

En 1836 se le dio el mando del Regimiento de Lanceros de Navarra, a cuyo frente se batió en Alza, Lodosa, Sesma y Ametzagaña; en el mes de junio obtuvo por sus servicios el empleo de brigadier. Al año siguiente formó parte de la Expedición Real al mando de la Brigada de Castilla, compuesta por el 3.er y 4.º Regimiento de Caballería, hallándose en la batalla de Huesca, en la que recibió dos balazos y ganó la Cruz de San Fernando de 3.ª Clase. Una vez recuperado, el general Urbistondo, comandante general de Cataluña, le encargó de la reorganización de la Caballería, formando el Regimiento de Lanceros del Rey.

Se encontró en 1838 en los dos sitios de Pont de Armentera, trasladándose al año siguiente desde Cataluña por Andorra a Francia, para volver a España por Elizondo y unirse a don Carlos en Llodio, permaneciendo sin mando en el Cuartel General hasta que Maroto le puso al frente de la Caballería que se hallaba en la Llanada de Álava, con la que combatió en Allo y Dicastillo, Arróniz y Astigarraga. A la firma del Convenio de Vergara se retiro por Lecumberri con don Carlos, quien le encargó que pasase a Francia para acordar la entrada en ese país de los restos del Ejército Carlista.

Entre 1840 y 1849 permaneció emigrado, regresando en ese último año a España, donde se le reconoció el empleo de mariscal de campo, tras lo cual fijó su residencia en Madrid en situación de cuartel.

Hasta enero de 1854 no obtuvo destino alguno, siendo entonces nombrado comandante militar de la provincia de Toledo, cargo del que dimitió en el mes de agosto para volver de cuartel a Madrid. Dos años después pasó a ser segundo cabo de Burgos, y en 1858 cesó, regresando a Madrid y pasando en 1860 a Oviedo.

En 1865 se encargó de la Capitanía General de Galicia, pero se mantuvo escasos días en este cargo, siendo al año siguiente nombrado capitán general de las Islas Canarias. Poseía las grandes cruces de San Hermenegildo (1856) e Isabel la Católica (1867).

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. R-417.

A. de Ceballos-Escalera y Gila, J. L. Isabel Sánchez y L. Ceballos-Escalera y Gila, La Real y Militar Orden de San Fernando, Madrid, Palafox & Pezuela, 2003.

 

José Luis Isabel Sánchez

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