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Juan José Rodríguez Medina

Biografía

Rodríguez Medina, Juan José. Hermano Pedro Domingo. Arucas, Gran Canaria (Las Palmas), 22.IV.1926 – Aravaca (Madrid), 3.IV.1984. Religioso de las Escuelas Cristianas, teólogo, catequista, escritor.

Este canario apreció su vocación de religioso de las Escuelas Cristianas mientras era alumno del Colegio La Salle de su ciudad natal. A los trece años ingresó en el Noviciado menor de Griñón (Madrid), una casa muy traumatizada por la contienda civil. Destacó, desde entonces, como una persona con inquietudes por saber y conocer. En 1942, iniciaba su noviciado, recibiendo el 7 de septiembre, víspera de la festividad de la Virgen del Pino, el hábito y el nombre de religioso: hermano Pedro Domingo. Un periodo de probación que concluyó un año después, tras haber aprendido la pedagogía lasaliana, además de una elemental formación científica. Concluido este tiempo comenzó su carrera docente en el barrio de las Ventas, en la Escuela de Santa Susana, donde vivió solamente un curso. Entre 1945 y 1949, fue maestro en el colegio cordobés de “Cultura Española”, realizando la profesión perpetua en Valladolid, en 1951. Antes, en Sevilla y en 1949, preparó el examen de maestro nacional, obteniendo este título con brillantez.

A los veintitrés años se dirigió a Roma, para iniciar sus estudios universitarios en Teología en la Universidad Gregoriana, un acontecimiento infrecuente entre los Hermanos de La Salle de entonces. El que era entonces asistente de España, el H. Guillermo Félix, decidió crear un centro de estudios superiores para los religiosos de La Salle en España, con el fin de que en esa casa pudiesen unirse la Filosofía, la Pedagogía, la Teología y la Espiritualidad en perfecta armonía. Con todo, se conseguiría formar a especialistas en la enseñanza de la Religión. Un proyecto para el cual se necesitaban religiosos capacitados para iniciar y consolidar lo que inicialmente se conocerá como “Estudios Lasalianos” y, después, “Instituto Pontificio San Pío X”. Entre los jóvenes que comenzaron sus estudios en la Ciudad Eterna, en octubre de 1949, se encontraba Saturnino Gallego y José Juan Rodríguez Medina. Como miembro de la comunidad de estudiantes de la Casa Generalicia de los Hermanos, mostró su preocupación por los métodos y las tecnologías que rentabilizaban los saberes. Obtuvo la licenciatura en Teología en 1955, decidiendo sus superiores que continuase su formación en el Institut Supérieur de Pastorale Catéchétique, como centro pionero de la liturgia, la catequesis y la pastoral en París. Ese contacto permitió que Rodríguez Medina contactase con la renovación que se estaba realizando antes de que fuese convocado el Concilio Vaticano II, en un campo tan amplio como la pastoral y delante de unas Facultades de Teología que, como afirma Casiano Floristán, eran “repetidoras de una neoescolástica decadente”.

A partir de entonces, la mayor parte de su vida se iba a encontrar ligada al mencionado Instituto Superior de Catequética “San Pío X”, siendo Rodríguez Medina una figura clave para definir la aportación que este centro ha realizado a la Iglesia. Sus trabajos pueden ser agrupados en varios ámbitos de actuación. En primer lugar, la labor de investigación en el campo de la pastoral y la catequesis; en su tesis doctoral en la Universidad Pontificia de Salamanca, dirigida por Casiano Floristán y escrita al mismo tiempo que la Iglesia celebraba Vaticano II; en la creación de las bases de una catequética fundamental que asumiese lo que había aportado el Concilio, mostrándose sensible en el diálogo entre la fe y la cultura; en la insistencia en la dimensión pastoral de un elemento clave en la teología y la Iglesia, es decir, la Palabra de Dios; en la enfatización de la vocación y la misión de los religiosos educadores, respondiendo a lo que consideraba un atropello a la enseñanza religiosa por parte de un grupo de integristas de la fe católica. Todo ello se plasmó en libros y numerosos artículos, como los publicados en la revista Sinite, creada en el Instituto San Pío X en 1960. Estaba empeñado en dar vida a la expresión de todo ello, haciéndola cercana a los oídos y a la sensibilidad, mostrando su empeño por lograr una liturgia digna. Y aunque no era ni músico, ni poeta, inspiró notabilísimas obras —las dieciocho ediciones de Cantemos al Señor— para la renovación litúrgico-musical, con la colaboración de músicos —los hermanos Aragüés en la composición o las madres benedictinas de Alba de Tormes en la interpretación— y notables hombres de letras —Rafael Artacho o Emilio López Mazariegos—. Además, mostró su convencimiento del papel indispensable de los seglares en la vida de renovación de la Iglesia.

Su dimensión como docente, muy didáctica por otra parte, se vinculó al Instituto lasaliano mencionado desde el curso 1958-59, en las materias propias de la teología pastoral y la catequética. Después de ganar la cátedra de la primera disciplina, fue elegido para ocupar el cargo de presidente del centro. Fue una época muy difícil pues, ante los excesivos centros de formación teológica en Salamanca, trataba de mantener la identidad propia del Instituto, evitar su supresión, defender su autonomía e, incluso, verse obligado a vivir el traslado del mismo a Madrid en octubre de 1977. Antes, la Universidad Pontificia de Salamanca, aprobaba sus nuevos Estatutos (1972). Formó parte del Equipo Europeo de Catequesis, mantuvo contacto con la Comisión Episcopal de Enseñanza y Educación religiosa, participó en el II Congreso Internacional de Catequesis en Roma y en la experiencia de Taizé. Simpatizó con el movimiento carismático, dentro de su convencimiento de la emergencia de los ministerios laicales en la Iglesia. En sus últimos años, con un deterioro de sus emociones y de su corazón, trabajó en el catecumenado de adultos, volviendo a su tierra canaria de nacimiento. Le costó mucho abandonar la actividad académica en el Instituto de San Pío X, muriendo en Aravaca en abril de 1984, tras unos pocos meses de residencia.

 

Obras de ~: Cantemos al Señor: ordinario de la misa con el texto oficial castellano, cantos, y salmos para la Santa Misa, celebraciones de la Palabra y otros actos religiosos, Salamanca, Instituto Pontificio San Pío X, 1965; Introducción a la Teología Pastoral de la Misa, Tejares, Estudios Lasianos, 1960, (col. Sinite, núm. 2); Pastoral y catequesis de la Eucaristía: dimensiones modernas, Salamanca, Sígueme - Instituto Pontificio San Pío X, 1966; Pedagogía de la fe. Situación y contenidos de la catequética hoy, Madrid, Bruño - Sígueme, 1972; con J. Viola y T. Aragüés, La nueva alabanza: libros de horas, Salmos, himnos y oraciones para la plegaria litúrgica durante el año, Tejares, Instituto Pontificio San Pío X, 1967; con J. Viola, El religioso educador: inquietudes, urgencia, soluciones, Salamanca, Sígueme, 1970; Catequética fundamental, Salamanca, Universidad Pontificia de Salamanca - Instituto Pontificio San Pío X, 1970; Asamblea conjunta de obispos y sacerdotes: núcleos más importantes y reflexiones personales, Salamanca, Sinite, 1972, págs. 109-124; con R. Artacho, Los textos de religión: ¿estímulo o tropiezo para la fe?, Salamanca, Instituto Pontificio San Pío X, 1974; Teología pastoral de la palabra de Dios, Madrid, Propaganda Popular Católica - Ediciones San Pío X, 1978.

 

Bibl.: T. García Regidor, José Juan Rodríguez Medina (Breve semblanza de un pionero), s. l., s. f.

 

Javier Burrieza Sánchez

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