Soler y Rovirosa, Francisco. Barcelona, 24.VI.1836 – 27.XI.1900. Escenógrafo.
Hijo de un acaudalado naviero que pretendió por todos los medios que se dedicara al comercio, pero que nunca lo consiguió, a pesar de que durante unos años le ayudara en sus tareas. Siendo todavía un niño le impresionan mucho las escenografías que hicieron para el Liceo Cambón y Phylastre y todo parece indicar que esta impresión decidió su vocación.
En 1854 con su amigo Ballester, también futuro escenógrafo, se matricula en la Escuela de la Lonja y ambos frecuentan los distintos talleres que los escenógrafos ya consagrados tenían en los distintos teatros de Barcelona, Félix Cagé en el Liceo, Luis Rigalt en el Principal, pero sobre todo Carreras en el Odeón e incluso realiza su primera escenografía para La dicha en el bien ajeno en el Teatro Principal y otros trabajos con su amigo Ballester cuando, a pesar de la oposición familiar, tomaron una sala de baile que había cerca de la plaza del mercado en Gràcia, donde realizaban escenografías para diversos teatros de Barcelona, de Gràcia y de Mataró, así como participan en la fundación de algún taller de pintura de Teatro. En 1855 hacen ambos el primer viaje a Francia, Bélgica e Inglaterra y Soler y Rovirosa se instala en París para perfeccionar su técnica, donde están ambos hasta 1860 año en que regresan ya como profesionales a Barcelona, donde trabajan para varios teatros. En 1862, Soler y Rovirosa vuelve a París, donde está siete años en el taller de Cambón y Thierry, que era entonces el más importante de la ciudad que trabajaba fundamentalmente para el teatro de la Ópera, aunque también para otros teatros. Sin duda esta experiencia le dio una visión y un bagaje que fue lo que le permitió, a su regreso definitivo a Barcelona en 1869, renovar la escenografía catalana. Realiza entonces las escenografías para el Liceo de las obras La Pasión y Don Carlo en colaboración con F. Plá (Ballester murió en 1868).
Trabajan también para Teatro del Circo en Barcelona y asimismo para el Teatro Principal de Sabadell para el que hacen las decoraciones de todo su repertorio.
Por estos años hace también figurines, entre los que cabe destacar los realizados para La hija del Celeste Imperio, un ballet que se estrenó en París en 1872. Al año siguiente Plá marcha a Madrid y a partir de este momento Soler y Rovirosa trabaja individualmente en una labor ingente que le lleva a hacer decoraciones no ya para los teatros de Cataluña, sino para teatros de Madrid y de Latinoamérica, por ejemplo el Teatro de Puerto Cabello en Venezuela, el Paynet de La Habana.
En este mismo año va a Nueva York en compañía del empresario del Teatro del Liceo barcelonés y con Vilomara como escenógrafo auxiliar para montar Castillos de España, un mosaico de diversas escenografías para comedias de magia del teatro Haverly’s Niblo’s Garden.
En 1881 diseña el escenario, el telón de boca, la ornamentación interior y exterior además de la dotación escenográfica del modélico teatro Lírico en el Paseo de Gracia del que será escenógrafo titular. Para estas fechas ya ha montado su propio taller, al que acuden alumnos y colaboradores de la generación siguiente, como Salvador Alarma, Yunyent, perspectivistas y figurinistas.
Francesc Soler y Rovirosa es un artista de prestigio y es requerido dentro y fuera de la ciudad.
En 1888 se le nombra asesor artístico de la Exposición Universal de Barcelona. Su labor es amplísima e incesante, comedias, óperas cómicas, obras de Wagner, Glück y otros autores pero además, preocupación docente que expresa no sólo con sus alumnos en el taller sino en conferencias, como, cabe destacar, la que dictó sobre “La Escenografía, noticia histórica”.
En el verano de 1899 realiza un viaje por Alemania a fin de conocer los avances técnicos en relación con el montaje de las obras wagnerianas. Al volver escribe Notas sobre las artes escénicas de Alemania: escenografía de Tristán e Isolda. De 1900 datan sus últimas escenografías las de Ifigenia en Áulide de Glück para el Liceo y El Conde Arnau de Soler para el Romea.
No cabe duda de que la obra de Francesc Soler y Rovirosa representa una síntesis magistral de fuerza y lirismo tanto en el tratamiento de los volúmenes como en la utilización del color que puede decirse que es a la vez dramático y sutil. Además fue gran figurinista y el más grande renovador catalán de toda la maquinaria teatral.
Obras de ~: Escenografías para: La dicha en el bien ajeno, 1854; Los Magiares y El Caudillo de Baza, 1860: Semíramis, en el Liceo y Macbeth, en el Principal, 1866: La Pasión y D. Carlo, 1869; La Hija del Celeste Imperio, 1872; Los polvos de la madre Celestina, 1873; La pata de Cabra y La Redoma encantada, 1874; La magia nueva, 1876; La Almoneda del Diablo, 1878; Aida, 1878; De la tierra al Sol, 1879; La Virgen del Pilar, 1880; Clorinda, 1881; La rondalla del infierno, 1884; Alcestes y Orfeo, 1890; M.ª Magdalena, 1891; Jesús de Nazaret, 1894; Falstaff, 1896; Sansón y Dalila, 1897; Don Carlos, 1897; Nerón, 1898; La Walkiria, 1899; Ifigenia en Áulide y El Conde Arnau, 1900.
Escritos: Escenografía: Notas históricas, Barcelona, 1893; Notas acerca de las artes escenográficas en algunos teatros de Alemania, Barcelona, 1899.
Bibl.: J. Morillejo, Escenografía española, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1923; J. Francés, Un maestro de la escenografía: Soler y Rovirosa, Barcelona, Diputación Provincial, 1928; E. Feliú, La vida i l’obra de Soler i Rovirosa, Barcelona, Seix Barral Germans, 1931; J. M. Garrut, Dos siglos de pintura catalana, Madrid, Ibérico Europea de Ediciones, 1974; I. Bravo y G. Graells, Teatri de l’escenografia de F. Soler i Rovirosa per a la Sirena, Barcelona, Institut del Teatre, 1984; I. Bravo, Francesc Soler i Rovirosa, 1836-1900, Barcelona, Institut del Teatre, 1986; I. Bravo, L’Escenografía catalana, Barcelona, Diputación, 1986; A. M.ª Arias de Cossío, Dos siglos de escenografía en Madrid, Madrid, Mondadori, 1991.
Ana M.ª Arias de Cossío
