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Pedro Antonio Salazar y Salazar

Biografía

Salazar y Salazar, Pedro Antonio. Herramélluri (La Rioja), 19.II.1782 – Madrid, 11.IV.1861. Militar, mariscal de campo, coronel de Ingenieros.

Entró a servir en el Ejército en la clase de subteniente en el Batallón Provisional de Logroño, el 26 de marzo de 1798. Ingresaba en el Cuerpo de Ingenieros, después de completar los estudios reglamentarios en la Real Academia de Matemáticas de Barcelona, el 29 de diciembre de 1799, siendo destinado a la Comandancia de Ingenieros de Madrid. En 1801 participó en la expedición a Portugal (llamada “Guerra de las Naranjas”), asistiendo al sitio y toma de la plaza de Campo Mayor, donde construía una batería de sitio para diez cañones.

El 24 de junio de 1802 era ascendido a teniente de Ingenieros, con destino a San Sebastián. El 30 de mayo de 1804, ascendía a capitán segundo de Ingenieros, y en junio de ese año, estaba como primer ayudante en el recién organizado Regimiento Real de Zapadores Minadores, con guarnición en Alcalá de Henares. El 18 de junio de 1805 se le promovía a capitán primero, participando en el bloqueo a Gibraltar, pasando posteriormente a servir en Cádiz, donde estuvo empleado en la dirección de varias obras, hasta principios de 1808 en que pasaba a Ceuta, en donde intervenía activamente en la defensa de la plaza, ante un nuevo ataque de los “moros”.

Iniciada la Guerra de la Independencia el 2 de mayo de 1808, se incorporó al ejército de Andalucía, integrándose con un batallón de zapadores en el Ejército del general Castaños, con el que tomaba parte en la batalla de Bailén. Batalla en las que, como ingeniero, construyó baterías y fortificaciones de campaña. Combatía, más tarde, en la campaña del Ebro, seguida de la retirada de Tudela a Cuenca. El 13 de enero de 1809 tomó parte en la batalla de Uclés y el 5 de agosto, a las órdenes del general Francisco Javier Venegas de Saavedra y Venegas, en la acción de Aranjuez.

Siempre con su batallón de zapadores, Salazar asistió a la defensa de Sierra Morena retirándose en enero de 1810 a Gibraltar y de allí a Cádiz, donde fue nombrado sargento mayor de brigada de ejército el 8 de abril (los oficiales de Ingenieros podían ascender en dos escalas distintas, una la del Ejército, por elección y otra en el Cuerpo, por antigüedad) y el 25 de junio, a sargento mayor de Ingenieros. En la plaza trabajó activamente en la mejora de las defensas ante el asedio del ejército francés. Las tropas que para el servicio del Cuerpo hubo en Cádiz en 1810, se organizaron con base en los restos de su batallón de zapadores, con el que había asistido a la batalla de Uclés. Con estas fuerzas que llegaron, como se ha señalado desde Gibraltar, se formaron dos compañías con un efectivo total, en septiembre de aquel año, de cinco jefes y oficiales y 164 individuos de tropa. Más adelante, a principios de 1811, se organizó un nuevo batallón al que se le dio el número 4, cuyo mando se confió al ya teniente coronel de ingenieros Pedro Antonio Salazar. Había ascendido a teniente coronel el 27 de febrero del último año citado. Continuó participando en la guerra contra los franceses, defendiendo Cádiz, hasta diciembre de 1812, año en el que fue destinado con su batallón al 3.er ejército.

Finalizada de la contienda, fue destinado al 4.º ejército, y durante los “Cien Días” pasó al ejército de Observación de la Izquierda, en Francia, interviniendo en acciones de apoyo en la batalla de Waterloo.

En 1816 ascendía a coronel graduado de ejército, y el 22 de diciembre de ese año, era nombrado secretario particular del virrey de Navarra, con el que permaneció hasta que, en 1820, durante el “Trienio Liberal”, fue depurado (desaparece del Estado Militar de España de 1821), posiblemente por sus ideas absolutistas. Rehabilitado en 1828, y ascendido a coronel de Ingenieros el 20 de marzo, se le destinaba al ejército de Ultramar, en Filipinas, en la secretaría de la Capitanía General. El 23 de noviembre de 1829 era promovido a brigadier del Ejército, continuando con el mismo cargo, y dos años después regresaba a la Metrópoli, comisionado por el capitán general para informar de la situación de las islas Filipinas.

En 1834 volvía destinado a las islas Filipinas, como segundo cabo (cargo inmediato en el mando al de capitán general) y subinspector de las tropas, permaneciendo en tal destino hasta 1837, aunque se mantuvo en aquellas tierras hasta 1842 en que regresó a la Península, quedando en la situación “de cuartel” en Madrid.

Durante su estancia en Flipinas, y en el periodo que abarca desde 1835 a 1838, ejerció el mando de la Capitanía por fallecimiento del anterior capitán general, hasta el nombramiento del nuevo mando. Durante esa época, desarrolló una brillante labor actuando con gran habilidad, librando a las Filipinas de numerosos problemas. En este sentido es de destacar su intervención, más política que militar, en la lucha contra los piratas del mar de Joló, concluyendo un Tratado de Paz con el sultán de ese espacio territorial y marítimo en septiembre de 1836, consiguiendo convencer al citado sultán de que la colonización traería paz y prosperidad a su pueblo. El 23 de septiembre de 1836 se firmaron en el palacio real de Joló las “Capitulaciones de paz, protección y comercio” entre los reinos de España y de Joló (Filipinas), representados por el sultán Mohamad Diamalul Quiram y los 12 jefes principales de Joló, y el capitán de fragata José María Halcón, plenipotenciario de Pedro Antonio Salazar, quien lo ratificó en Manila el 20 de enero de 1837.

Con este acuerdo de pacificación de la zona, Salazar pretendía potenciar el comercio, permitiendo a España mantener el equilibrio entre los intereses de Inglaterra y Holanda, facilitando al mismo tiempo el comercio chino, de gran interés económico para la corona española. Fue miembro de la Sociedad de Amigos del País de Filipinas.

Regresaba a la Península en 1842, y en 1844 era ascendido a mariscal de campo y nombrado consejero extraordinario del Consejo de Ultramar, al tiempo que se le concedía la Gran Cruz de Isabel la Católica. Además de esta última condecoración, estaba en posesión de la Gran Cruz de la real Orden de San Hermenegildo.

 

Obras de ~: Datos y noticias relativas a Joló y demás Islas mahometanas del Sur y examen de las relaciones que conviene tener con ellas, considerándolas tanto con relación al comercio como en relación al comercio de cautividad, Filipinas, c. 1836.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Exps. personales; Archivo Histórico Nacional (AHN), Ultramar, Filipinas.

“Estados mayores”, en El Militar español: periódico científico y literario, 14 de julio de 1846, pág. 1; W. E. Retana, Breve Diccionario Biográfico de los Ingenieros Militares que han estado en las Islas Filipinas, Madrid, Memorial de Ingenieros, 1923; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1994; A. Calderón Quijano, Las Fortificaciones Españolas en América y Filipinas, Madrid, Editorial Mapfre, 1996; I. Granado Hijelmo y M.ª C. Fernández de la Pradilla y Mayoral, “El Excmo. Sr. D. Pedro Salazar y Salazar, Gobernador y Capitán General de las Islas Filipinas (1835-1837)”, en El lejano Oriente español: Filipinas (siglo XIX), VII Jornadas de Historia Militar, Sevilla, Cátedra General Castaños, 1997; I. Granado Hijelmo y Mª. C. Fernández de la Pradilla y Mayoral, Un ilustre militar riojano, hasta ahora desconocido, el Mariscal de Campo Excmo. Sr. D. Pedro Antonio Salazar y Salazar, natural de Herramélluri, Gobernador y Capitán General de las Islas Filipinas (1835-1837), Logroño, Berceo, 1997; L. M. de Diego Pareja, La Academia de Ingenieros y el Regimiento de Zapadores de Alcalá de Henares (1803-1823), Alcalá de Henares, Institución de Estudios Complutenses, 1999; L. de Sequera Martínez, Historial de las Unidades de Ingenieros en Ultramar (la Campaña de 1898), Madrid, Talleres del Centro Geográfico del Ejército, 1999; F. de la Puente Sicre, “El Real Cuerpo de Ingenieros del Ejército en la Guerra de la Independencia: Andalucía”, en A. Quesada Gómez (coord.), El Real Cuerpo de Ingenieros del Ejército en la Guerra de la Independencia, 1808-1814, Madrid, Ministerio de Defensa, 2009; A. Martín-Lanuza Martínez, Diccionario Biográfico del Generalato Español. Reinados de Carlos IV y Fernando VII (1788-1833), Madrid, Foro para el Estudio de la Historia Militar de España, 2012; M. Luque Talaván y J. Mª. Fernández Palacios, “Del país de los igorrotes al establecimiento de provincias y gobiernos políticos-militares en la Cordillera Central de la isla de Luzón, durante el siglo XIX”, en Revista Hispanoamericana, 4 (2014).

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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