Díaz de Rojas, Pedro. Fuentelencina (Guadalajara), 30.IV.1724 – Alcalá de Henares (Madrid), 1.V.1796. Abad de la iglesia magistral de Alcalá de Henares, visitador, cancelario y reformador de la Universidad de Alcalá, colegio mayor de San Ildefonso y colegios menores, caballero de la Orden de Carlos III.
Hijo de Agustín Díaz, natural de Fuentelaencina, y de Melchora Fernández, natural de Talavera de la Reina. Obtuvo el grado de bachiller en Cánones en Sigüenza, en 1740. Trasladado a Alcalá, siguió sus estudios en el Colegio de Málaga de esta ciudad. El 20 de septiembre de 1744 obtuvo la licenciatura en Cánones y, cinco días después, el 25 de septiembre, el doctorado en la misma disciplina.
Finalizados sus estudios siguió una brillante carrera administrativa en el ámbito del arzobispado de Toledo.
Entre otros cargos eclesiásticos y civiles ocupó los puestos de fiscal de Alcázar de San Juan, visitador del partido de Buitrago, vicario ordinario de Talavera de la Reina, miembro del Consejo de Gobernación del Arzobispado, juez sinodal, vicario general de las parroquias de la ciudad de Toledo y vicario general del Arzobispado, miembro del Consejo de la Inquisición, conservador apostólico de las Órdenes Militares de Alcántara, Calatrava y Santiago y abogado de la Cámara.
En 1771 obtuvo la dignidad de capellán mayor de la iglesia magistral de la ciudad complutense y sólo cinco años más tarde, en 1776, consiguió alcanzar la de abad, máximo rango de esta iglesia y que llevaba aparejado el cargo de cancelario de la universidad alcalaína.
Era éste un momento clave de la política regalista y anticolegial de los gobiernos de Carlos III. A la expulsión de los jesuitas en 1767 iba a seguir la reforma de las universidades y de los colegios mayores.
El ejecutor de las reformas en Alcalá, siguiendo las directrices del Gobierno y el Consejo de Castilla, fue Rojas, para lo que en 1775 fue nombrado visitador de la universidad por el ministro de Gracia y Justicia, Manuel de Roda. A este cargo añadió, en junio de 1776, el de rector de la propia universidad.
Entre otras acciones, Díaz de Rojas, separó la Universidad del Colegio Mayor de San Ildefonso, no sólo sobre el papel, sino que trasladó la sede de la primera al antiguo Colegio de Jesuitas. Además hizo totalmente dependiente al colegio mayor de la universidad, sobre todo en el aspecto económico.
Asimismo, en 1779 refundió los antiguos colegios cisnerianos en el denominado Colegio de la Inmaculada Concepción. También reformó los colegios menores seculares, de modo que, salvo el del Rey y el de los Manriques, unió el resto en otros dos: el de los Verdes y el de Málaga, es decir, sólo sobrevivieron cuatro colegios, a pesar de ser de patronato particular.
La última reforma de Rojas fue el de las pomposas procesiones, ceremonias, fiestas y otros rituales académicos, que tanto gustaban a los colegiales. La supresión de la mayor parte de ellas, y el paso de la preeminencia de las mismas a la universidad en detrimento del colegio mayor, fueron nuevos agravios que Rojas inflingió a los estudiantes complutenses.
Enemistado con la mayor parte del mundo universitario alcalaíno, en 1783, Rojas solicitó su relevo al Consejo de Castilla, petición que no fructificó hasta 1788, año en que fue nombrado visitador regio el arcipreste de la magistral Juan de Lucas López, aunque retuvo el cargo de cancelario, que iba unido a la dignidad de abad del templo complutense.
El 2 de agosto de 1779, Rojas solicitó al Rey la concesión de la Cruz de la Orden de Carlos III, en vista de los sinsabores que su cargo le estaba acarreando, para demostrar la aprobación regia a su labor. La distinción le fue otorgada por Decreto Real de 2 de mayo de 1780.
En 1796, a la edad de setenta y dos años falleció Pedro Díaz de Rojas en Alcalá de Henares. Fue enterrado en la iglesia magistral de la ciudad.
Bibl.: F. Delgado Calvo, Abades complutenses (que ocuparon el oficio de canciller universitario) 1508-1832, Alcalá de Henares, Institución de Estudios Complutenses, 1986; A. Álvarez de Morales, La Ilustración y la Reforma de la Universidad en la España del Siglo XVIII, Madrid, Instituto Nacional de Administración Pública, 1988; L. M. Gutiérrez Torrecilla, “La Universidad de Alcalá; apuntes para una historia”, en C. Bustos Moreno, La Universidad de Alcalá, t. II, Madrid, Colegio Oficial de Arquitectos, 1990, págs. 9-89; L. M. de Diego Pareja, La expulsión de los jesuitas de Alcalá de Henares en 1767 y vicisitudes de sus propiedades hasta su regreso en 1827, Alcalá de Henares, Fundación Colegio del Rey, 1997; “Breves apuntes sobre el abad Rojas y sus reformas en la Universidad de Alcalá. Especial referencia a las de algunas tradiciones universitarias”, en Anales Complutenses, XIII (2001), págs. 155-176; P. Ballesteros Torres, “Pedro Díaz de Rojas y las reformas de la Universidad de Alcalá en el siglo XVIII”, en VV. AA., Ciclo de Conferencias 2002, Alcalá de Henares, Institución de Estudios Complutenses, 2003, págs. 321-349.
Luis Miguel de Diego Pareja