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Manuel Bayo y García de Prado

Biografía

Bayo y García de Prado, Manuel. Guadalajara (México), 11.VIII.1782 – Cádiz, 17.I.1861. Militar, mariscal de campo procedente de Ingenieros.

Ingresó en el Ejército como cadete en el Regimiento de Infantería de Zaragoza el 10 de septiembre de 1799, y en el Cuerpo de Ingenieros, como ayudante, después de estudiar en la Academia de Matemáticas de Cádiz (filial de la de Barcelona), con fecha 8 de noviembre de 1800. Destinado a la Comandancia del Cuerpo en Madrid, en agosto de 1801 era destinado a la Dirección de Ingenieros en Andalucía. Fue promovido a teniente el 24 de junio de 1802 y a capitán segundo el 15 de febrero de 1805, pasando a mandar una compañía de zapadores en el Campo de Gibraltar.

En 1808, al comienzo de la Guerra de la Independencia, se encontraba destinado (desde 1807) en la Academia Específica de Ingenieros, en Alcalá de Henares, en donde, además de su labor como profesor de dibujo, estaba encargado de redactar un tratado de Artillería que sirviese de texto para el centro. Poco después de iniciada la contienda, se cerraba la Academia y el entonces capitán primero Bayo (había ascendido el 31 de julio de 1807), junto a parte del profesorado, se marchaba de Alcalá para dirigirse a Aragón, combatiendo en la batalla de Épila y sirviendo posteriormente en la división del general O’Neill, con cuya unidad participó en Caparroso y en la retirada a Zaragoza.

En la “Ciudad Inmortal” estuvo dirigiendo trabajos de fortificación durante los dos sitios que sufrió la plaza, cooperando activamente en su defensa. Al capitular Zaragoza (21 de febrero de 1809), cayó prisionero de los franceses que lo condujeron a Francia, donde permaneció hasta mayo de 1813, fecha en la que consiguió evadirse. Al llegar a España, se presentaba al general Mina, pasando destinado posteriormente a la plaza de Cádiz. El 9 de marzo de 1809, poco después de caer Zaragoza y en ausencia, era promovido, por méritos de guerra, al grado de coronel del Ejército (los Cuerpos facultativos, Ingenieros, Artillería y Estado Mayor, más tarde, podían ascender por méritos hasta en tres escalas: Grado, Ejército e Infantería, y solo por antigüedad en el suyo).

Promovido a sargento mayor de brigada de Ingenieros el 15 de abril de 1811, en ausencia, desde 1814 trabajó como director facultativo de la empresa de navegación del río Guadalquivir (secretario de la Junta de Navegación del citado río), en la que permaneció hasta febrero de 1818, cuando presentó su renuncia.

En noviembre de 1820 fue nombrado vocal de la Junta Superior de Ingenieros, cargo que ejercía hasta septiembre de 1822, fecha en la que se le destinaba nuevamente a Andalucía. En 1821 se formaba una Comisión de Jefes y Oficiales para que, “con sujeción al reglamento aprobado por el gobierno, entendiese de la dirección del mismo”. Estaban al frente de la parte correspondiente al Cuerpo de Ingenieros, el brigadier Blas Teruel de los Herreros, el coronel del Ejército y teniente coronel del Cuerpo Manuel Bayo y el capitán Francisco Benito. Un año después se aprobaba el reglamento redactado por la citada comisión. También, el 29 de mayo de 1822, se redactaba el primer reglamento del Museo Militar (del Ejército), propuesta por varios oficiales de Artillería y los tenientes coroneles de Ingenieros Manuel Bayo y José Cortines.

Al producirse en 1823 la entrada de los Cien Mil Hijos de San Luis en apoyo de la vuelta al absolutismo de Fernando VII, fue nombrado mayor general de Ingenieros del Ejército de reserva y asumió la dirección de los trabajos de defensa de Cádiz. Impurificado por constitucionalista, fue rehabilitado posteriormente (en 1826) y destinado de nuevo a la Real Compañía del Guadalquivir como general protector, cargo que conservaba en 1828, al ser destinado a la Dirección de Ingenieros de Andalucía.

Ascendía a coronel del Cuerpo el 15 de septiembre de 1832 y a brigadier del Ejército el 30 de junio de 1833. En 1834 era nombrado jefe de la Comandancia de Ingenieros de Cádiz y en 1835 pasaba destinado a la Dirección Subinspección del Cuerpo en Aragón. El 5 de mayo de ese año, se le designaba como comandante general de Ingenieros del Ejército del Norte, con el que participó en todas las operaciones relativas al sitio de Morella y posterior retirada.

Permaneció en el cargo hasta diciembre de ese año cuando pasó a la situación “de cuartel”. Permaneció en tal situación hasta junio de 1839, en que fue nombrado comandante general de ingenieros de Andalucía.

Fue promovido a mariscal de campo en 1844, pasando en ese año de nuevo a la situación “de cuartel”.

Manuel Bayo en 1823 escribió un Diario general e histórico de las operaciones de la guerra en la Isla Gaditana…, relativo a la defensa de Cádiz del asedio del ejército francés llamado de “Los cien mil hijos de San Luis”, donde anotó cuantos sucesos y acciones de guerra tuvieron lugar en torno a la defensa de lo que entonces se denominaba la isla Gaditana.

Ante la inminente llegada de los franceses, una de las obras más perentorias que emprendieron los ingenieros militares fueron las reparaciones del castillo de Matagorda, considerado por Bayo como hipotético asilo de los defensores. Optimista a la hora de calibrar una defensa general de la isla gaditana, “una de las posiciones militares más privilegiadas que nos presenta la naturaleza”, consideraba que estaba protegida en sus alrededores inmediatos por multitud de caños y salinas que se interconectaban unos con otros. En cuanto al río Sancti Petri, que denomina “Gran Canal”, lo consideraba como el gran foso de esta formidable posición, sin contar con las garantías que ofrecía el arsenal de la Carraca con todas sus defensas. Menos confiado se manifestó ante una ofensiva por mar, que sería muy peligrosa y exponía a la zona a mil contingencias.

Bayo, en la última parte de su relato, relataba el ataque en profundidad del 16 de septiembre, el incendio de los franceses el arsenal de la Carraca y su entrada dos días después en el castillo de Sancti Petri, del que existía la firme convicción de que era poco menos que inexpugnable. El castillo había resistido hasta el 20 del mismo mes, en el que, a la una de la tarde de ese día: “Se notó con sorpresa que había arriado el Castillo la bandera española, izando dos insignias blancas […] Sin poderse atinar la causa de tan desgraciado acontecimiento, la rendición pareció prematura porque no se vio que se volase el repuesto, ni otra ninguna explosión que obligase a los defensores a entregarse al enemigo”.

Finalmente, con fecha de 4 de octubre de 1823, Manuel Bayo finalizaba así su diario: “Los Regimientos del Ejército fueron este mismo día destinados en acantonamiento a los pueblos inmediatos. El Ejército Francés tomó posesión de los puestos militares a las 4 de la tarde terminando así este memorable sitio”.

Bayo fijó su residencia en la plaza de Cádiz, donde permaneció hasta su muerte.

 

Obras de ~: Diario general e histórico de las operaciones de la guerra en la Isla Gaditana, relativas al Arma de Ingenieros, desde el día 23 de mayo de 1823 hasta el 3 de octubre del mismo año, que por orden de S. M. la ocuparon los Franceses, 1834.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Segovia (AGMS), Exps. personales.

Estados (escalillas del Cuerpo de Ingenieros, 1798-1835; Estado Militar de España, 1833-1845; J. Almirante, Bibliografía Militar de España, Madrid, Imprenta de M. Tello, 1876; VV. AA., Estudio Histórico del Cuerpo de Ingenieros, Madrid, Imprenta del Cuerpo de Ingenieros, 1911; H. Capel et al., De Palas a Minerva, La formación científica y la estructura institucional de los Ingenieros Militares en el siglo XVIII, Barcelona - Madrid, Serbal - Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1988; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; L. M. de Diego Pareja, La Academia de Ingenieros y el Regimiento de Zapadores de Alcalá de Henares (1803-1823), Alcalá de Henares, Institución de Estudios Complutenses, 1999; A. Martín-Lanuza Martínez, Diccionario Biográfico del Generalato Español. Reinados de Carlos IV y Fernando VII (1788-1833), Madrid, Foro para el Estudio de la Historia Militar de España, 2012; C. García Cárdenas, “El diario del TTE. Coronel Manuel Bayo y la defensa del Trocadero”, en Matagorda: Revista de estudios puertorrealeños, 4 (2022), págs. 107-139.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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