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Gregorio Silvestre Rodríguez de Mesa

Biografía

Rodríguez de Mesa, Gregorio Silvestre. Lisboa (Portugal), 31.XII.1520 – Granada, 8.X.1569. Poeta y músico.

Gregorio Silvestre Rodríguez de Mesa nació en Lisboa en la noche del 30 al 31 de diciembre de 1520, motivo por el cual fue bautizado con el nombre del santo de ambas fechas. Fue hijo de María de Zafra y de Juan Rodríguez, quien ejercía el oficio de médico al servicio del rey de Portugal. Por esta razón, la primera infancia del poeta se desarrolló entre Zafra y Lisboa.

En 1527, la familia abandonó la Corte portuguesa para pasar a España con el séquito de la infanta Isabel, quien marchaba al encuentro de Carlos V para sus desposorios.

Juan Rodríguez vio muy pronto recompensado sus buenos oficios: fue ascendido por el Emperador, junto a sus herederos, a la condición de hidalgo.

A los catorce años, Gregorio Silvestre se alejó de la Corte española para entrar al servicio del joven Pedro Suárez de Figueroa, conde de Feria. A la sombra de esta insigne familia vivió entre 1534 y 1541, período en que fijó su lugar de residencia en Zafra, si bien pasaba temporadas en Montilla. Esta época fue clave para su formación poética y musical. Allí leyó con afición los versos de Garci Sánchez de Badajoz, Torres Naharro o Juan Fernández de Heredia, mientras perfeccionaba sus conocimientos musicales y desarrollaba una gran maestría en el manejo de instrumentos de tecla y cuerda.

A comienzos del otoño de 1541 Gregorio Silvestre se trasladó a Granada, donde se presentó para cubrir la vacante de organista de la Catedral. El 12 de octubre de aquel año ganó finalmente la plaza, dotada con un salario de 50.000 maravedís anuales. Desde ese momento, Gregorio Silvestre arraigó en Granada, donde vivió con su mujer y sus hijos hasta el final de sus días. Al amparo del Cabildo catedralicio y de sus modestas rentas, consagró su vida desde entonces al estudio de la música y de la poesía, participando en las distintas academias literarias que en aquel tiempo animaban el ambiente cultural de la ciudad andaluza.

Pocos fueron los viajes que lo sacaron durante aquellos años de su rutina. Entre ellos, es conocido el que lo llevó a Sevilla en 1567 con objeto de informarse de ciertos órganos que el Cabildo deseaba adquirir para la Catedral granadina.

En 1569, pocos meses después de la rebelión de los moriscos, Gregorio Silvestre cayó enfermo. Debido a su precaria situación económica, el Cabildo catedralicio decidió librar en su favor unas modestas ayudas de costa para su mantenimiento. El 8 de octubre de aquel año, finalmente, murió. Fue enterrado en la iglesia del Carmen de Granada.

Trece años más tarde, Juana de Cazorla, su viuda, ante la corrupción que sufrían los versos de su marido al correr de mano en mano en forma manuscrita, promovió la edición impresa de sus obras. Fruto de sus esfuerzos vieron la luz en 1582 las Obras del famoso poeta Gregorio Silvestre, impresas en Granada por Fernando de Aguilar. El volumen, dedicado al arzobispo de la ciudad, Juan Méndez de Salvatierra, reunía por fin para la posteridad los textos guardados en el cartapacio de Silvestre desde hacía décadas. En ellos el modo tradicional castellano convivía, como en tantos poetas de su generación, con el floreciente italianismo.

 

Obras de ~: Obras del famoso poeta Gregorio Sylvestre, Granada, Fernando de Aguilar, 1582 (Poesías, ed. A. Rodríguez- Moñino, Madrid, 1935; Poesías, ed. Ambrosio Marín Ocete, Granada, Herederos de Paulino Ventura, 1938-1939; Poesía, ed. Juan del Rosal, Barcelona, Yunque, 1940).

 

Bibl.: H. A. Rennert, “Gregorio Silvestre and his Residencia de Amor”, en Modern Language Notes, XIX (1899), págs. 457- 465; A. del Arco, “Apuntes bio-bibliográficos de algunos poetas granadinos de los siglos XVI y XVII”, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, XIX (1908), págs. 102-110; M. L. Guzmán, “Algunas poesías atribuidas a Gregorio Silvestre”, en Revue Hispanique, XXXV (1915), págs. 439-475; A. Marín Ocete, Gregorio Silvestre: estudio biográfico y crítico, Granada, Herederos de Paulino Ventura, 1939; A. Rodríguez Moñino, “Tres cancioneros manuscritos”, en Ábaco, II (1969), págs. 127-272; A. Blecua, Aportación a la crítica del siglo XVI. Las poesías de Gregorio Silvestre, tesis doctoral, Universidad de Barcelona, 1973, 3 vols. (inéd.); “Gregorio Silvestre y la poesía italiana”, en Doce consideraciones sobre el mundo hispano-italiano en tiempos de Alfonso y Juan de Valdés, Roma, 1979, págs. 155-173; “¿Signos viejos o signos nuevos? (fino amor y religio amoris, en Gregorio Silvestre)”, en La literatura como signo, Madrid, Playor, 1981, págs. 110-144; P. Correa Rodríguez, “La fábula de Píramo y Tisbe de Gregorio Silvestre”, en Homenaje al profesor Antonio Gallego Morell, vol. I, Granada, Universidad, 1989, págs. 303- 318; M. A. Contreras Morales, Aproximaciones a la poesía de Gregorio Silvestre, Granada, Universidad, 2002.

 

Eduardo Torres Corominas