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San Pedro Pascual

Biografía

Pedro Pascual, San. Valencia, c. 1227 – Granada, 6.XII.1300. Mercedario (OdeM), teólogo, escritor, obispo, mártir y santo.

Pedro Pascual nació hacia el año 1227, en el seno de una familia mozárabe que tenía su domicilio en la ciudad de Valencia, cerca del hoy llamado “Portal de Valldigna”. Es tradición que la familia Pascual conoció y brindó amable hospedaje a fray Pedro Nolasco, fundador de la Orden de la Merced para la redención de cristianos cautivos, en las redenciones que realizó en Valencia, durante la dominación musulmana, antes de ser conquistada la ciudad por Jaime I. En su infancia y primera juventud, Pedro Pascual asistió con su familia a los cultos católicos que se celebraban en la capilla del Santo Sepulcro, que permaneció abierta al culto bajo el dominio de los seguidores de Mahoma y adoradores de Alá. Después de la entrada triunfal de Jaime I en la ciudad, el 9 de octubre de 1238, el adolescente Pedro Pascual formó su espíritu y enriqueció su mente asistiendo a la escuela-estudio de la propia Catedral de Valencia, de la que, por su inteligencia superior, por sus dotes morales y por su inclinación al estado clerical, fue nombrado canónico “de gracia”, cuando apenas contaba veinte años. Para perfeccionar sus estudios de Filosofía y Teología, se trasladó a París, en cuya célebre Universidad, en los años 1246-1248, conoció y trató a Tomás de Aquino y a Buenaventura de Bagnoregio, y obtuvo la borla de doctor en Teología.

Fue ordenado de presbítero por el obispo de París en 1249.

A su regreso a Valencia, la obra de misericordia de la redención de cautivos que practicaban con caridad heroica los frailes de la Merced, ya instalados fuera de la “Puerta de la Boatella” de la ciudad, por donación del Rey Conquistador, le movió a solicitar el hábito de dicha Orden, que recibió el año 1250 de manos del comendador, fray Arnaldo de Carcasona. De la condición de “religioso” de Pedro Pascual no se puede dudar, por cuanto él mismo lo declara en la primera frase de su Biblia Parva con estas palabras: “Como yo el dicho religioso y obispo”; y su profesión de religioso “mercedario” se patentiza en el hecho de haber redimido a niños y mujeres cautivos con el dinero que la diócesis de Jaén le había enviado para su propio rescate, cumpliendo así con la exigencia del cuarto voto mercedario: entregar la propia vida por los cautivos, si fuere preciso, “como Cristo la entregó por nosotros” (Constitucions de 1272).

Ya religioso mercedario, enseñó “por espacio de treinta años teología y otras ciencias”; predicó la palabra de Dios con gran competencia y celo; procuró la extensión de su Orden, promoviendo la fundación de los Conventos de Toledo, Baeza, Jerez de la Frontera y Jaén; realizó un viaje de redención de cautivos a Granada, en 1256; e, incluso, en 1294 se hizo cargo del beneficio de San Miguel de Transmuros, cerca de la ciudad de Braga (Portugal). Pedro Pascual, muy conocido en la diócesis de Jaén y en otras diócesis hispanas, se trasladó a Roma, en 1296, por asuntos relacionados con su Orden y con el beneficio de San Miguel de Transmuros. Estando él en la Ciudad Eterna, ocurrió el fallecimiento de don Juan, obispo de la diócesis jienense; y, al no ponerse de acuerdo los componentes del Cabildo catedralicio sobre la elección de sucesor, cuya confirmación correspondía al arzobispo de Toledo, el papa Bonifacio VIII se reservó, por aquella vez, la elección del obispo, y eligió para pastor de la Iglesia de Jaén a Pedro Pascual, al que permitió retener, por un trienio (1296-1299) el beneficio de San Miguel de Transmuros de Braga. La designación de fray Pedro Pascual para el obispado de Jaén fue el 13 de febrero de 1296; y la consagración episcopal tuvo lugar asimismo en Roma, el 27 de febrero de dicho año, por el franciscano Mateo de Aquasparta, cardenal obispo de Oporto. El ya obispo Pedro Pascual todavía se hallaba en Roma el 6 de septiembre de 1296, pues en esa fecha prometió entregar 1000 florines para el común servicio de la Cámara Papal y del Colegio Cardenalicio, en el plazo de un año, a partir del día 1 del diciembre próximo. Y formalizada la promesa del donativo, el nuevo obispo salió de Roma con destino a su diócesis de Jaén. Se hace constar aquí que los detalles de la elección y consagración episcopal de Pedro Pascual, así como las circunstancias de su posterior cautiverio, constan, documentalmente probadas, de once cartas del papa Bonifacio VIII que se custodian en el Archivo Secreto Apostólico Vaticano y de las que el día 13 de febrero de 1774 se remitió una copia, autenticada por el prefecto de dicho archivo, Marino Zampirio, al Archivo del Real Monasterio de los Religiosos Mercedarios de El Puig de Santa María (Valencia).

El celo por la salvación de las almas devoraba al nuevo pastor de la diócesis de Jaén, y, dadas las oportunas disposiciones concernientes al gobierno y administración de la diócesis, decidió realizar la visita pastoral a todos sus diocesanos. Visita de la que ya no regresó a la sede pontifical, porque, al volver contento y satisfecho de la misma y cuando estaba cerca de la ciudad de Jaén, fue cautivado, en una emboscada que le habían preparado sarracenos de lugares limítrofes.

El apresamiento y cautiverio del obispo Pedro Pascual tuvieron lugar en la segunda mitad del año 1297 o a los comienzos del año 1298; porque a ese acontecimiento se refiere el papa Bonifacio VIII en carta del 15 de marzo de 1298, con estas palabras: “No hace mucho que, por parte de tu fraternidad, nos hemos enterado de que, hace algún tiempo, mientras visitabas tu diócesis predicando al pueblo y animándolo a la defensa de la fe y de la patria y fortaleciendo a los fieles, la crueldad de los sarracenos te apresó a tí y a algunos otros clérigos de tu comitiva y a laicos, y te condujeron a tí y a los otros al rey de Granada, en cuya cárcel estáis miserablemente esclavizados”.

El obispo Pedro Pascual, estando cautivo en Granada, seguía con solicitud la marcha de su diócesis y estaba atento a la correcta y eficaz organización de la misma. Nombró, desde su cautiverio, a Fernando Juan arcediano de Baeza, a García Pérez arcediano de Úbeda, a Fernando Martín chantre de Úbeda, y a Juan Sánchez tesorero de la Iglesia de Úbeda. Como, estando cautivo el obispo, esos nombramientos correspondían al Cabildo de la Iglesia de Jaén, Pedro Pascual rogó al papa Bonifacio que confirmara los nombramientos por él realizados. El Pontífice confirmó y ratificó lo hecho por el obispo, en un breve datado en el palacio de Letrán el 29 de enero de 1300.

El obispo Pedro Pascual, los clérigos de su comitiva y algunos laicos fueron cautivados, antes del 11 de diciembre de 1297, porque en esa fecha expiraba el plazo para que el obispo entregara a la Cámara Papal y al Colegio Cardenalicio los 1000 florines que había prometido en Roma, después de su consagración episcopal. Ahora bien, el papa Bonifacio, enterado del cautiverio del obispo, le escribió, el 15 de marzo de 1298, exonerándole de la obligación por él contraída de contribuir al servicio de la Cámara Apostólica y del Colegio Cardenalicio, para que pudiera procurar más cómodamente su propio rescate y el de los cautivos.

De lo cual se deduce que Pedro Pascual no pudo cumplir su promesa, en el término prefijado, pues ya había sido cautivado.

Bonifacio VIII, en cartas datadas en el palacio de Letrán el 29 de enero de 1300 y dirigidas a los arcedianos de Baeza y Úbeda y a los arzobispos y obispos, abades y priores exentos y no exentos de España, rogó, exhortó y suplicó “en el Hijo de Dios Padre” que procuraran pronta y liberalmente socorrer al obispo cautivo para que, por la oportuna aportación, fuera liberado de las cadenas del cautiverio y reanimado con el dulce sabor de la libertad.

La Iglesia de Jaén, la Orden de la Merced y obispos de varias diócesis aportaron suficiente dinero para el rescate del obispo fray Pedro Pascual, pero él lo invirtió todo en rescatar niños y mujeres, personas más expuestas a la pérdida de la fe, y optó por quedarse cautivo entre los cautivos, a los que de palabra y por escrito instruía en las verdades de la santa fe católica, a fin de que supieran responder a los “judíos y moros que entraban en el patio de la prisión interrogándoles acerca de nuestra fe y no sabiéndoles responder; de manera que, todos los días, uno u otro se pasaban a la mala secta de los moros” (Biblia Parva).

Así es que, durante su cautiverio, el santo obispo Pedro Pascual escribió, al menos, la llamada Biblia Parva, en forma de catecismo, en el que, utilizando profusamente textos bíblicos defendió las verdades de la fe católica contra las impugnaciones de los judíos.

Pero, al mismo tiempo, iba instruyendo a los cautivos acerca de los errores dogmáticos y morales que creían y propalaban los seguidores de la secta mahometana (El Obispo de Jaén sobre la seta mahometana). Su actitud combativa en defensa de la fe católica frente a judíos y musulmanes concitó contra el santo y sabio obispo la ira de judíos y moros, que no pararon hasta que las autoridades granadinas dictaron sentencia de muerte contra el atrevido Pedro Pascual que ponía en solfa la vida y las enseñanzas del profeta Mahoma, desacreditándolo ante sus seguidores. Condenado a muerte, Pedro Pascual mereció la palma del martirio, en Granada, el 6 de diciembre del año del Señor de 1300, siendo decapitado mientras celebraba el sacrificio eucarístico en el cercado o “baño” en el que se hallaban los cautivos.

Muerto en Granada el obispo Pedro Pascual, el deán y Cabildo de Jaén eligieron, para sucederle al frente de la diócesis, a García Pérez. Y el 3 de marzo de 1301, en la solicitud dirigida al arzobispo metropolitano de Toledo, Gonzalo Palomeque, para que confirmara la elección, dicen el deán y el Cabildo: “Constatamos por relación de personas fidedignas que el 6 de diciembre del año de la Encarnación del Señor 1300, don Pedro, que fue obispo de Jaén de buena memoria, murió en Granada mientras estaba cautivo en poder del rey de dicha ciudad, y que allí mismo los cristianos le dieron sepultura a su cadáver con reverencia” (Ximena Jurado, 1654). El lugar de su enterramiento en Granada fue el más tarde llamado Cerro de los Mártires, en el que, después de la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos, se construyó una iglesia en honor de los Santos Mártires.

Probablemente, en el último tercio del siglo XVI o en los primeros años del siglo XVII, los restos del obispo Pedro Pascual, mártir, fueron trasladados a la Catedral de Baeza, en cuyo retablo del altar mayor se veneran, colocados dentro de humilde urna forrada de damasco rojo. El culto que los fieles cristianos tributaban al obispo de Jaén, Pedro Pascual, desde la hora misma de su glorioso martirio en su diócesis de Jaén, en la Granada de su sacrificio, y en su Orden de la Merced, fue solemnemente ratificado y declarado inmemorial por el papa Clemente X, en su bula Ecclesiae catholicae regimini, dada en Roma, en Santa María la Mayor, el 14 de agosto de 1670.

Por su formación académica y por sus treinta años de enseñanza de “teología y otras ciencias”, san Pedro Pascual es un autor medieval de gran interés por los escritos considerados suyos que llegaron hasta nuestros días y que la Orden de la Merced ha considerado como un tesoro de inapreciable valor, que ha procurado conservar con esmero. Este deseo de que no pereciera ninguna de las obras atribuidas al santo mercedario, obispo y mártir, movió al maestro general de la Orden, fray Pedro Armengol Valenzuela, a publicar las Obras de San Pedro Pascual, Mártir, en cuatro volúmenes (Roma, 1906-1908), con interesantes prolegómenos críticos en los que se dan las signaturas de los códices que utilizó: el Codex Vaticanus 2056, el Codex Escurialensis II. I. 12 y otro del antiguo Convento de carmelitas descalzos de Barcelona, hoy en la Biblioteca Universitaria de Barcelona, de los que se custodian copias en el Archivo de la Curia General de la Orden de la Merced, en Roma.

En sus escritos, san Pedro Pascual se muestra buen teólogo escolástico, dialéctico hábil, apologista contundente contra judíos y seguidores de Mahoma, gran conocedor de las Escrituras Santas y de los libros sagrados, doctrinales y jurídicos de los judíos y de los musulmanes, y al tanto de los movimientos teológicos, culturales y sociales de su tiempo. Como notas de su originalidad se pueden señalar las siguientes: su teología es eminentemente pastoral; su apologética es práctica; su método se cifra en el recurso a la Escritura, la tradición de los apóstoles y santos padres y el discurso racional. Pero es la nota del “mercedarismo” la que, de verdad, aflora en sus escritos y es como el retrato espiritual del redentor fray Pedro Pascual, quien, además de dar la libertad y la vida por los cautivos, trató, en sus escritos, con especial relieve, los tres grandes temas espirituales de la Orden de la Merced en el siglo XIII, a saber: imitación de Cristo Redentor, María Inmaculada, instrumento de la Redención, y la Eucaristía, pan de vida para los redimidos.

 

Obras de ~: Obras en valenciano: Istories Religioses del Bisbe de Jaen Sant Pere Pasqual, s. l., s. f. (I. Istoria de Sant Latzer; II. Contemplacio del dimecres sant; III. Ystoria de la sancta corona de Ihesu Christ; IV. Ystoria del sant lladre, apellat Dimas; V. Ystoria dels sants ignocents; VI. Perque dix Sanct Johan Babtiste lo primer “Agnus Dei”; VII. Com Sanct Johan Babtiste vista la visio del primer “Agnus Dei” desijaba la segona; VIII. Lo segon “Agnus Dei” e com Sant Johan vee part de la Passió; IX. Lo tercer “Agnus Dei”); Llibre de Gamaliel, lo cual tracta largament de la mort e passio de Iesu Christ, s. l., s. f.; La destrucció de la ciutat de Hierusalem, s. l., s. f.; Biblia parva o Disputa del bisbe de Jaén contra els iueus, sobre la fe catholica, s. l., s. f. Obras en castellano: Los diez mandamientos con su glossa, s. l., s. f.; Glossa del Pater Noster, s. l., s. f.; Tractado contra los que dicen que ay fadas et ventura, et oras menguadas et signos et planetas en que nascen, s. l., s. f.; Tratado del libre albedrío contra los fatalistas mahometanos, s. l., s. f.; El Obispo de Jaén sobre la seta mahometana, s. l., s. f. (ed. de P. A. Valenzuela, Obras de San Pedro Pascual, Obispo de Jaén y religioso mercedario, Roma, Tipografía della Pace di F.Cuggiani, 1906-1908, 4 vols.).

 

Bibl.: A. Remón, Historia General de la Orden de Ntra. Sra. de la Merced Redención de cautivos, t. I, Madrid, Luis Sánchez, 1618; B. de Vargas, Chronica Sacri et Militaris Ordinis B. Mariae de Mercede [...], t. I, Palermo, 1619; P. de San Cecilio, Vida y Martirio de san Pedro de Valencia, obispo de Jaén, de la Orden de la Merced, Granada, Bartolomé de Lorenzana, 1629; J. Figueras Carpi, Compendio histórico de la vida y martirio de S. Pedro, Obispo de Jaén [...], Venecia, 1642; M. de Ximena Jurado, Catálogo de los obispos de las iglesias de Jaén y Anales eclesiásticos de este Obispado, Madrid, Domingo García y Morras, 1654 (ed. facs., est. prelim. e índices de J. Rodríguez Molina y M.ª J. Osorio, Granada, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1991); J. de la Presentación, El machabeo evangélico. Vida del glorioso Doctor San Pedro Pascual, de Valencia, Madrid, Imprenta Real, 1671; B. de Anento y Peligero, Vita Sancti Petri Paschasii, Epíscopi et Martyris [...], Madrid, 1676; P. Fombuena, F. Colombo y J. B. Merega, Resumen de la vida del glorioso mártir San Pedro Pascual de Valencia [...], Valencia, 1704; M. Mariano Ribera, Alegación apologética contra el licenciado D. Juan Ferreras, sobre la impertinente duda de si S. Pedro Pascual, mártir, Obispo de Jaén fue religioso, Barcelona, 1720; J. Interián de Ayala, Examen diligente de la verdad. Demostración histórica del estado religioso de San Pedro Pascual de Valencia [...], Madrid, Gregorio Hermosilla, 1721; P. A. Valenzuela, Vida de S. Pedro Pascual, religioso de la Merced, Obispo de Jaén y Mártir glorioso de Cristo, Roma, Federico Setth, 1901; A. Bellino, “San Pedro Pascual: nuevos datos biográficos”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, XLI (octubre de 1902), c. IV, pág. 345; P. J. Ferrada, Apuntes biográficos sobre San pedro Pascual, Barcelona, 1911; R. Sanlés, “Pascual, Pedro”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. III, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1973, pág. 1885; J. Devesa Blanco, “Un cuadernillo con las cartas del Papa Bonifacio VIII que se refieren a San Pedro Pascual” y “El códice podiense (C. Puig) de la Biblia Parva de San Pedro Pascual”, en Obra Mercedaria (OM) (Valencia), 226 (2000), págs. 13-38 y págs. 95-119, respect.; J. Costa Catalá, “La Biblia Parva de San Pedro Pascual”, J. Sancho Andreu, “Las imágenes de San Pedro Pascual”, y J. Millán Rubio, “San Pedro Pascual. Aportes para un estudio crítico”, en OM, 226 (2000), págs. 39-57, págs. 71-79 y págs. 121-289, respect.

 

Juan Devesa Blanco, OdeM

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