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Juan Fernández Fernández

Biografía

Fernández Fernández, Juan. Confurco, Oseira (Orense), 2.I.VI. 1895 – Orense, 1982. Teólogo, canonista, capellán coronel del Ejército.

Vio la primera luz en la aldea de Confurco, situada en las proximidades de Oseira. Sus padres, Ramón y Carmen, supieron inculcar a sus hijos el tesoro inapreciable de la fe. A los once años ingresó en el Seminario de Orense, donde cursó la carrera sacerdotal con notable aprovechamiento. Viendo sus buenas disposiciones para el estudio, el obispo Eustaquio Ilundain le nombró, en 1915, capellán de San Eustaquio del Colegio Español de Roma, con el fin de que se perfeccionara en las ciencias sagradas. Aprovechó muy bien el tiempo, logrando el doctorado en Teología, a la vez que el bachillerato en Cánones. En 1918 fue ordenado sacerdote en Roma y regresó poco después a Orense, para dedicarse a la docencia en el seminario hasta su incorporación a filas en 1920.

En 1921 accede al Cuerpo de Capellanes Castrenses del Ejército, en el que desarrolló una fecunda labor apostólica, mereciendo ascender en el escalafón hasta el grado de coronel en 1955. Participó en la Guerra de Melilla y en la Guerra Civil de 1936, recibiendo numerosas condecoraciones en pago de su brillante hoja de servicios, hasta el momento de su jubilación en 1960, cuando fijó su residencia en Orense.

Aquí siguió trabajando lo que pudo, ayudando a los sacerdotes, mientras le acompañaron las fuerzas. Era persona simpática y muy querida en todos los ambientes.

Gran amigo de Oseira, hasta el momento de su muerte en 1982, todos los años pasaba unos días de retiro espiritual, confundido entre los monjes.

Uno de los recuerdos gratos dejados en Confurco, su aldea natal, fue la construcción, en una finca de su propiedad, de la hermosa iglesia dedicada a la Virgen del Carmen, en la cual los fieles de aquella zona pueden cumplir con sus deberes religiosos, sin necesidad de desplazarse hasta el monasterio de Oseira en que radicaba la parroquia, distante de cinco a ocho kilómetros.

En 1977, cinco años antes de su muerte, cierto día llamó al bibliotecario de Oseira y le dijo: “Como ya casi no puedo leer, he pensado ceder toda mi biblioteca a Oseira, yo me quedaré sólo con la Liturgia de las Horas y algún que otro libro para lectura espiritual, lo demás todo lo ofrezco al Monasterio, sintiendo mucho no tener más libros, porque como toda mi vida la pasé de una parte a otra desempeñando mi cargo de capellán, no pude tener nunca buena biblioteca”.

El agradecimiento de los monjes fue grande ante este rasgo admirable de un gran amigo del monasterio, a cuya sombra transcurrió su infancia y que solía visitar con asiduidad. Éste es el motivo por el que su nombre figura entre los grandes benefactores del monasterio, cuyo recuerdo se conservará siempre con gran aprecio.

 

Obras de ~: Diario, s. l., s. f. (ms.); Crónicas, s. l., s. f. (ms.).

 

Fuentes: Archivo del Monasterio de Oseira, documentos varios; Informaciones aportadas por ~, Oseira, 1982.

 

Damián Yáñez Neira, OCSO