Pedro de Arbués, San. Épila (Zaragoza), 1441 – Zaragoza, 17.IX.1485. Canónigo, inquisidor de Aragón, santo.
Hijo de los nobles Antonio Arbués y Sancha Ruiz, Pedro estudió Filosofía en Zaragoza, pero en 1469 pasó al Colegio de San Clemente de los Españoles de la Universidad de Bolonia (Italia), donde fue catedrático de Filosofía desde 1471 hasta 1474, adquiriendo el grado de doctor en 1473. Al año siguiente volvió a España y fue nombrado canónigo de la Catedral de Zaragoza. Comisionado por el Cabildo, el maestro Épila, como era normalmente conocido, fue uno de los encargados de redactar los primeros estatutos del Estudio General cesaraugustano, elevado a la categoría de Universidad por el papa Sixto IV.
En 1484, las Cortes de Tarazona aceptaron en los territorios de la Corona de Aragón, donde los judeoconversos eran muy numerosos, la jurisdicción del inquisidor general de Castilla, Juan de Torquemada.
El 4 de mayo de ese mismo año constituyó un tribunal en Zaragoza, nombrando jueces inquisidores a Gaspar Juglar y a Pedro Arbués. El primero murió muy pronto, al parecer envenenado, quedando Arbués como único inquisidor ante la creciente oposición de los conversos y de muchos cristianos viejos, que veían el nuevo tribunal como contrario a sus tradicionales fueros. A pesar de todos los esfuerzos en contra, la Inquisición se estableció también en Teruel y los conversos zaragozanos empezaron a temer por sus bienes, su libertad y sus vidas. Convencidos de que el asesinato del inquisidor acabaría con la Inquisición, se preparó una conjura contra él, pero primero se intentó atentar, aunque sin éxito, contra sus colaboradores más inmediatos. Finalmente, Juan de Esperandeu, cuyo hermano había sido arrestado por la Inquisición, en compañía de otros sicarios lo apuñaló la noche del 14 de septiembre de 1485 mientras rezaba arrodillado en las gradas del altar mayor de la Seo. El maestro Épila murió tres días después a consecuencia de las heridas recibidas.
Su asesinato produjo el efecto contrario al que se pretendía, ya que el pueblo llano se volvió contra los judíos y los conversos, a quienes acusaban de su muerte. Los culpables fueron perseguidos y finalmente nueve de ellos fueron ejecutados, dos se suicidaron, trece fueron quemados en estatua y otros cuatro fueron condenados por complicidad. Juan de Esperandeu, con otros culpables, fue ajusticiado el 30 de junio de 1486, siéndole cortadas las manos ante las puertas de la catedral, arrastrado por las calles hasta el mercado y allí decapitado en la horca, siendo luego descuartizado y los trozos de su cuerpo distribuidos por los caminos. Las más importantes familias de judeoconversos (como los Sánchez, los Montesa, los Paternoy o los Santángel) también sufrieron las consecuencias de la represión.
Pedro de Arbués fue inmediatamente aclamado como mártir; Gil Morlanes el Viejo labró para él un magnífico sepulcro, pero su culto no fue autorizado hasta el 17 de abril de 1668 por el papa Alejandro VII. Fue finalmente canonizado por Pío IX el 29 de junio de 1867.
Sus restos reposan en la magnífica capilla barroca que tiene dedicada en la Seo zaragozana.
Bibl.: J. de Colmenares, Sermo quem fecit reuerendus pater Abbas d’Aguilar excellens in sacra theologia magister et inquisitor generalis [...] quando fuerunt traditi brachio secularii sacrilegi magistri Petri Arbues de Epila, beati inquisitoris urbis Cesarauguste, Burgos, F. Biel de Basilea, 1498; V. Blasco de Lanuza, Peristephanon seu De coronis sanctorum aragoniensium, vita, morte, miraculis Beati Petri Arbuesi [...] libri quinque, Zaragoza, J. de Lanaja, 1623; J. Gracián y Salaverte, Triunfo de la fe, vida y prodigios de S. Pedro Arbués, Zaragoza, D. Galcón, 1690; Ch. H. Lea, A History of the Inquisition of Spain, vol. I, New York, Macmillan, 1906, págs. 243-260; J. A. Araguás, “Arbués, Pedro”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 78; P. Sánchez Moya, “Carta Autógrafa de San Pedro Arbués a los Inquisidores de Teruel”, en V. Muñoz Garrido, Repertorio de nombres geográficos. Teruel, Valencia, Anubar, 1974, págs. 341-351; M. Combescure-Thiry, “Saint Pedro Arbués, l’inquisiteur assassiné”, en M. Vitse (coord.), Homenaje a Henri Guerreiro: la hagiografía entre historia y literatura en la España de la Edad Media y del Siglo de Oro, Madrid, Iberoamericana, 2005, págs. 405-420.
Miguel C. Vivancos Gómez, OSB