Garnica Herrera, Juan Antonio. Bárcena de Cicero (Cantabria), 12.VI.1802 – Miengo (Cantabria), 19.V.1856. Gobernador civil.
De familia hacendada de Cantabria que, después de recibir la primera educación y cursar Bellas Artes en el colegio de las Escuelas Pías del Valle de Carriedo, estudió Filosofía y Leyes en la Universidad de Valladolid, graduándose de bachiller, respectivamente, en 1818 y 1822. Apoyando entonces con ardor el cambio político del Trienio Liberal, se adscribió en esta ciudad a la milicia nacional y, alcanzando el grado de sargento de Caballería, se enfrentó a la reacción absolutista.
Esto pospuso su recepción como abogado de los Reales Consejos hasta finales de 1827, para ejercer seguidamente la profesión, con escaso éxito, en Santander, Valladolid y Sevilla.
El tímido aperturismo que trajo la regencia de María Cristina le sacó de esta situación al abrirle las puertas de la carrera administrativa con el nombramiento en enero de 1834 de oficial 1.º de la Subdelegación de Fomento de la provincia de Santander. La labor aquí ejercida contra los carlistas le facilitó la promoción a la Secretaría del Gobierno Civil de León y su vinculación al progresismo le llevó, con el acceso al poder de Juan Álvarez Mendizábal, al estamento de procuradores por esta provincia en febrero de 1836 y, con el triunfo de la movilización popular del verano que restableció provisionalmente la Constitución de Cádiz, al frente de la Jefatura Política de la misma ciudad en agosto y de la de Oviedo a partir de abril de 1837.
Además, por los servicios prestados, desde julio contó con la Cruz de caballero de la Orden Americana de Isabel la Católica.
Aprobado entonces el nuevo Código político más templado, pasó como jefe político en comisión a Cáceres en enero de 1838 y, tras sufrir un conflicto de atribuciones con el capitán general, a Burgos en agosto, permaneciendo hasta finales de 1839. Retirado entonces a Santander, no recuperó la carrera hasta que con la Revolución de septiembre de 1840 los progresistas retomaron las riendas del poder, asumiendo la Jefatura Política de Castellón en noviembre y resultando elegido diputado por la misma ciudad en febrero de 1841. Pero este progreso en la carrera pública, durante el mando de civil de Valencia al que se incorporó al siguiente mes sufrió un ligero quebranto en octubre como consecuencia del levantamiento de la capital en respuesta a la insurrección conservadora, mientras él se encontraba de visita en la provincia.
Con todo, no parece que en la separación de este cargo y la formación de causa, que fue sobreseída, se encontrara su distanciamiento del progresismo hegemónico liderado por Baldomero Espartero, dado que desde finales de 1842 pasó a ocupar uno de los puestos de secretario de la mesa del Congreso y en febrero de 1843 revalidó el acta de diputado por Castellón.
De todas maneras, integrado en el sector del progresismo templado, se sumó a la amplia movilización antiesparterista del verano.
Por el momento, el triunfo de ésta no pudo resultarle más fructífero, ya que inmediatamente en agosto fue nombrado magistrado de la Audiencia de Madrid y, reteniéndolo, jefe político en comisión de la misma; además, desde septiembre, fue diputado por Castellón.
Pero fue algo efímero. Así, del segundo de los cargos se vio desplazado al mes por las presiones de las autoridades militares vinculadas al Partido Moderado y, afirmado éste en el poder, la representación perdió su valor con la suspensión en diciembre de las Cortes y de la judicatura, fue exonerado en febrero de 1844 por encontrarse en prisión acusado como otros correligionarios de complicidad en el levantamiento progresista de Alicante. La absolución lograda al año siguiente alteró poco esta situación: con excepción del puesto de diputado por Santander en las Cortes Constituyentes del Bienio Progresista de 1854-1856, Juan Antonio Garnica estuvo retirado de la escena pública durante la primera etapa del reinado efectivo de Isabel II.
Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 12 n.º 25, 20 n. 22, 21 n.º 30, 23 n.º 28, 38 n.º 44.
F. Caballero, Fisonomía natural y política de los procuradores de las Cortes de 1834, 1835 y 1836 por un asistente diario a las tribunas, Madrid, Imprenta a cargo de D. Ignacio Boix, 1836, pág. 90; M. Seijas Lozano, Defensa pronunciada ante la sala tercera de Madrid por D. Manuel Seijas Lozano en la causa formada contra los Señores D. Manuel Cortina, D. Juan Antonio Garnica y D. Joaquín Garrido por suponerles complicidad en los sucesos que tuvieron lugar en Alicante a principios del año de 1844, Madrid, Est. Literario-Tipográfico de P. Madoz y L. Sagasti, 1845.
Javier Pérez Núñez
