Pedrell Sabaté, Felipe. Tortosa (Tarragona), 19.II.1841 – Barcelona, 20.VIII.1922. Compositor y musicólogo.
Nacido en la ciudad tarraconense de Tortosa, Felipe Pedrell es uno de los compositores esenciales del siglo XIX en España. A su destacada labor como compositor se une la faceta como musicólogo y pedagogo.
Su influencia se dejó sentir en compositores tan relevantes como Granados, Albéniz o Falla, por lo cual se le considera uno de los padres del nacionalismo musical.
Su primera formación musical la recibió en la escolanía de la Catedral de Tortosa, en la que ingresó como tiple segundo bajo la dirección de Joan Antoni Nin i Serra: la instrucción se centró en el estudio del Solfeo, Piano, Armonía, Contrapunto, Instrumentación y Composición. Ya en 1856 compuso su primera obra, un Stabat Mater, estrenada con motivo de la procesión del Viernes Santo de aquel mismo año. Posteriormente amplió su bagaje musical gracias al estudio del Violín y del Trombón, instrumentos que asimismo interpretaba en la banda-orquesta de Tortosa.
En 1859 viajó por primera vez a Barcelona, donde pudo asistir a las representaciones de las óperas Lucia di Lammermoor e I Puritani en el Teatro del Liceo y en el Teatro Principal. Los años siguientes estuvieron dedicados a la composición de breves piezas de salón para piano, música litúrgica y fantasías de ópera. En septiembre de 1873 se asentó definitivamente en Barcelona, donde consiguió trabajo en calidad de segundo director de una compañía de opereta durante los años 1873 y 1874, actividad que compaginó con la investigación musicológica y pedagógica. Un año después estrenó su primera ópera L’ultimo Abenzeraggio (compuesta en 1868) en el Liceo de Barcelona, que fue recibida favorablemente; al año siguiente dio a conocer su segunda ópera, Quasimodo, la cual le valió que las Diputaciones Provinciales de Tarragona y Gerona le otorgaran una ayuda para ampliar estudios en el extranjero: así pues, en abril de 1876 se trasladó a Francia e Italia, país este último donde compuso las canciones Pantoum y Clair de lune, pertenecientes al ciclo Orientales, con texto de Víctor Hugo. Retornó a España el 28 de junio de aquel año y después del verano (durante el cual escribió el ciclo de doce lieder Consolations), regresó a Italia, profundizando en el estudio de las Humanidades en general así como de la Historia y Estética de la Música en Roma. La segunda fase de su viaje de estudios se inició en julio de 1877 y se extendió hasta octubre del año siguiente, fijando su residencia en esta ocasión en París, dedicándose al estudio y a la composición: de la etapa parisina surgieron el poema sinfónico La veu de les muntanyes (luego titulado Lo cant de les muntanyes), la Cançó llatina, la Marche du couronnement y la versión para canto y piano del poema lírico Mazeppa.
Regresó a España a principios de octubre de 1878 estableciéndose en el estudio del pintor Jaime Morera en Lérida, donde compuso el Cuarteto de cuerda y la ópera Cléopatre, así como lieder y obras para piano.
Se trasladó de nuevo a París el 11 de octubre de 1879 y allí permaneció hasta finales de febrero de 1880.
Las obras más relevantes compuestas en 1880 fueron La primavera, los dos poemas sinfónicos Excelsior e I trionfi y la sinfonía dramática Lenore. En 1882 fijó su residencia de nuevo en Barcelona, donde comenzó a publicar Salterio Sacro-Hispano y la revista semanal Notas Musicales y Literarias; también ejerció brevemente en esta época el cargo de maestro de capilla en la Colegiata de Santa Anna de Barcelona.
Durante la etapa de 1884 a 1887 Pedrell cayó en una crisis, pese a lo cual pudo finalizar obras destacadas en su producción ensayística y en su repertorio musical, tales como los dos lieder Avui farà un any y Mai més, Mignon, la “Marcha fúnebre” para la tragedia Otger y dos óperas cómicas, Eda y Little Carmen; también a esta etapa pertenecen los trabajos preliminares del ensayo sobre los músicos españoles antiguos y modernos que daría a conocer dos años más tarde o la colaboración en las biografías de músicos españoles para la afamada obra Celebridades musicales (1886). Sin embargo, a partir de 1888 la personalidad de Pedrell comenzó a consolidarse, prueba de lo cual es la publicación del primer número de la revista La Ilustración Musical Hispano-Americana, publicación quincenal dirigida por nuestro compositor que se mantendría durante nueve años; además, como suplemento de la revista se publicaron sus obras Ensayo bibliográfico, el Diccionario técnico de la música, y el Diccionario biográfico-bibliográfico, aunque tanto la primera como la tercera no se completaron.
El 6 de octubre de 1889 se estrenó con éxito en el Teatre Líric de Barcelona la versión definitiva de su primera ópera, L’ultimo Abenzeraggio. De aquella misma época datan la ópera cómica Mara, la zarzuela Los secuestradores y los dos ciclos de canciones titulados Aires andaluces y Aires de la tierra del cantaor Silverio.
Posteriormente emprendió la composición de la trilogía Els Pirineus, al mismo tiempo que anotaba toda una serie de reflexiones que configuraron “un cuerpo doctrinal que era a la vez una exposición metodológica y el verdadero manifiesto del nacionalismo musical español”, en opinión de Francesc Bonastre (de dichas reflexiones nacería el 1 de septiembre de 1891 su obra Por nuestra música). Los reconocimientos públicos no tardaron en llegar: en 1892 le fue concedido el primer premio de composición de la Societat Catalana de Concerts de Barcelona por el poema sinfónico Lo cant de la muntanya, escrito catorce años antes, y cuya versión integral fue dada a conocer el 19 de octubre de 1892 en el Teatre Líric.
Su actividad como conferenciante en esta época fue incesante y contribuyó decisivamente al mejor conocimiento de nuestra música histórica: parte del interés de sus disertaciones eran las ilustraciones musicales a cargo de diferentes intérpretes.
Un tanto frustrado por la negativa del Teatre del Liceu a representar Els Pirineus y animado sin embargo por el premio obtenido en el concurso del Teatro Real de Madrid en 1891, decidió trasladarse a la capital de España, donde se encadenarán una serie de éxitos: así por ejemplo, en 1895 fue nombrado académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando así como catedrático de Conjunto Vocal del Real Conservatorio de Madrid; cinco años después regentó la cátedra de Historia de la Música en dicho Conservatorio, función que asimismo desempeñó en la Escuela de Estudios Superiores, nueva institución fundada en 1896. Su tarea como docente conllevó una mayor dedicación a la investigación musical, pues de esta etapa de su vida dataron la antología Hispaniae Schola Musica Sacra (1894-1896), Teatro lírico español anterior al siglo XIX (1897-1898), el Diccionario biográfico y bibliográfico (1897), el Emporio científico e histórico de organografía musical antigua española (1901), las Prácticas preparatorias de instrumentación (1902) y numerosos artículos de investigación.
Por otra parte, fundó y dirigió durante tres años (1897-1899) la revista La Música Religiosa en España.
A partir de 1902 acometió la Opera omnia de Tomás Luis de Victoria, encargo de la prestigiosa editorial alemana Breitkopf und Härtel de Leipzig. Por lo que se refiere a la composición, constituyó una actividad menor, pues de su pluma sólo salió la ópera La Celestina (1902). A pesar de las esperanzas depositadas en el posible estreno de Els Pirineus en el Teatro Real, esta ópera no llegó a ser representada en Madrid, aunque sí se interpretó el Prólogo de la trilogía en el Liceo Benedetto Marcello de Venecia. El estreno absoluto de dicha obra tuvo lugar por fin el 4 de enero de 1902 en el Teatre del Liceu de Barcelona con buena acogida por parte del público.
A finales de diciembre de 1904 decidió abandonar Madrid e instalarse de nuevo en Barcelona, llevando consigo una nueva ópera, El comte Arnau, escrita durante los últimos meses madrileños. En la capital catalana, además de ejercer la crítica en La Vanguardia (ya desde 1902), comenzó a colaborar en la Revista Musical Catalana, órgano del Orfeó Catalán, para la que preparó la serie “Músichs vells de la terra”; además compuso la cantata escénica La Matinada, el poema Visió de Randa, el salmo Super flumina Babylonis, la Glossa o sinfonía jubilar con motivo de la inauguración del Palau de la Música Catalana en 1908, Canciones arabescas, Glosa a lo divino y las Coplas “del alma que pena por ver a Dios”. En el ámbito musicológico publicó los dos volúmenes del Catalech de la Biblioteca Musical de la Diputació de Barcelona, la miscelánea Escritos heortásticos, Antología de organistas clásicos españoles, Cancionero musical popular español, P. Antonio Eximeno y la úlima obra, en colaboración con su discípulo Higinio Anglés, Els Madrigals i la Missa de difunts d’En Brudieu.
Felipe Pedrell falleció en Barcelona el 20 de agosto de 1922.
En cuanto a la obra musical, su catálogo comprende un total de doscientas treinta y una obras de diferente factura. Lo cierto es que se observa una dedicación decreciente en la composición de nuevas obras con el devenir de los años, debido al mayor peso de la investigación musical en las prioridades e intereses de Pedrell. Cultivó la mayor parte de los géneros conocidos: obras sinfónicas, escénicas, camerísticas, pianísticas, liederísticas, religiosas, corales, etc. En opinión del profesor Bonastre, especialista en la obra de Pedrell, la producción musical de Pedrell puede dividirse en tres períodos: aprendizaje (1856-1876), consolidación (1876-1891) y madurez (1891-1908).
En la primera etapa (1856-1876), predominan las obras pianísticas frente al resto (sinfónicas, litúrgicas, escénicas, voz y piano, arreglos y fantasías de ópera, etc., todas las cuales son el fruto de su aprendizaje).
Especialmente en las obras para piano cabe percibir un mayor dominio estilístico. Bonastre destaca de esta primera fase el orientalismo, que se mantendría a lo largo de toda su trayectoria compositiva: no puede olvidarse al respecto la impronta que ejerció en su fomación la existencia en Tortosa de canciones populares que han preservado la sustancia de la sonoridad árabe; sin embargo, la creciente influencia de la música de Wagner, tan perceptible en otros compositores españoles de la época, no fue tan crucial en esta etapa inicial de Pedrell.
La segunda etapa (1876-1891) abarca cuarenta y ocho composiciones originales, repartidas entre doce obras liederísticas, once sinfónicas, diez escénicas, cinco camerísticas, cinco para voces y conjunto instrumental, tres para piano, ocho composiciones litúrgicas y una obra coral. Llama la atención en primer lugar la desaparición del piano desde el punto de vista compositivo así como el peso logrado por las piezas religiosas, liederísticas, sinfónicas y operísticas, lo cual confirma un notable cambio de tendencia en los intereses del compositor, a lo que no son ajenos los viajes a Italia y Francia entre 1877 y 1878, que le permitieron no sólo un mayor conocimiento de los estilos musicales imperantes en Europa sino también consolidar su vocación musicológica. Bonastre subraya como elementos distintivos de este segundo período “la tendencia al trabajo temático en los ciclos liederísticos, la consolidación de su escritura sinfónica y la sutilidad de su obra camerística; el wagnerismo, por otra parte, hace acto de presencia con harta frecuencia, así como el cultivo de la canción popular, pasada a veces por el tamiz de la ironía y del folclore imaginario”.
Las obras más destacadas de esta segunda fase de consolidación son: Dieciséis lieder (1879), Lais (1879), La primavera y Aires de la tierra del cantaor Silverio (1889), los poemas sinfónicos La veu de les muntanyes (1877), Excelsior (1880) e I trionfi (1880), obras de cámara como el Cuarteto de cuerda (1878), La festa de Tibulus (1879), Himne a Venus y Jesús als pecadors (1880), y las óperas Cléopatre (1878) y Els Pirineus (1891).
La tercera y última etapa (1891-1908) comprende sólo trece obras: tres de ellas son reducciones para piano o canto y piano de otras composiciones, cuatro obras para coro y orquesta, dos óperas, dos para canto y piano, una obra sinfónica, una obra coral y una adaptación de obras anteriores. Ya se ha comentado la menor intensidad a la composición en contraste con su mayor dedicación a la investigación musicológica.
Como rasgos más definitorios de esta última fase se puede observar, en opinion de Francesc Bonastre, “un mayor grado de abstracción y de estilización en su trayectoria nacionalista, especialmente en las óperas La Celestina (1902) y El comte Arnau (1904), así como un creciente cansancio debido al trabajo, a los desengaños, a la edad y al infortunio de su vida familiar, dramáticamente truncada después de la muerte de su hija Carmen en 1912”. Las dos óperas citadas anteriormente junto a los poemas sinfónico-corales La matinada (1905), Visió de Randa (1905) y Glossa o Sinfonia jubilar (1906), y el ciclo liederístico Canciones arabescas (1906), forman el conjunto creativo de Pedrell más significativo de su última etapa.
La producción musicológica de Pedrell abarca, por su parte, ochenta y dos títulos. De formación autodidacta y sin apenas medios a su alcance, sorprende el nivel de las investigaciones del autor catalán. En su opinión, la musicología es una disciplina científica que debe alejarse de la mera narración o exposición de hechos, tendencia que predominaba durante la segunda mitad del siglo XIX. Mientras que sus primeras obras se centraron más bien en el ensayo, la biografía o la pedagogía, la estancia en Roma fue determinante para consolidar su vocación musicológica, fruto de lo cual será la aparición en 1882 de las publicaciones El Salterio Sacro Hispano y Notas Musicales y Literarias, ambas de corta vida. Mayor alcance y repercusión tuvo años después la presencia de la Ilustración Musical Hispano-Americana; la revista iba acompañada de una serie de suplementos musicales: dos incompletos (Los músicos españoles antiguos y modernos en sus libros o escritos sobre música en 1888 y el Diccionario biográfico y bibliográfico de músicos y escritores de música españoles, en 1897) y uno que sí logró completar, el Diccionario técnico de la música (1892-1895). Entre 1894 y 1896 se publicaron los ocho volúmenes de la colección Hispaniae Schola Musica Sacra, gracias a la cual Pedrell dio a conocer los hitos más importantes del siglo de oro de la polifonía española, incluyendo no sólo la transcripción de las obras musicales sino también un profundo estudio histórico-musical. Esta obra contribuyó al notable prestigio que alcanzó Pedrell en toda Europa.
La siguiente gran empresa musicológica de Pedrell se centró en la publicación entre 1897 y 1898 de los cinco volúmenes del Teatro lírico español anterior al siglo XIX. Junto a la Hispaniae Schola Musica Sacra, la Opera omnia de Tomás Luis de Victoria a partir de 1902 significó para Pedrell el mayor reconocimiento científico, demostrando su dominio de las técnicas paleográficas así como sus profundos conocimientos históricos y musicales sobre el siglo XVI español. Entre 1904 y 1910 Pedrell escribió para la Revista Musical Catalana la serie “Músichs vells de la terra”, un conjunto de monografías sobre compositores catalanes de los siglos XVI y XVIII. Durante los primeros años del siglo XX comienza a ser frecuente la presencia de Pedrell en revistas internacionales como Sammelbände der Internationalen Musik-Gesellschaft de Leipzig, participó en la quinta edición del Musik-Lexikon de H. Riemann (1903) y en la Riemann-Festchrift (1909), y colaboró en catalanas como Anuari de l’Institut d’Estudis Catalans y Estudis Universitaris Catalans. Siguiendo la estela emanada del Motu Proprio de Pío X (1903), publicó El organista litúrgico español (1905) y los dos volúmenes de la Antología de organistas clásicos españoles (1908). En el ámbito de la catalogación de fuentes musicales dio a conocer en 1909 el Catalech de la Biblioteca Musical de la Diputació de Barcelona. Por otra parte, el tema del nacionalismo musical en relación con la canción popular suscitó el interés de Pedrell, fruto de lo cual fue la publicación en 1906 de “La cançó popular catalana, la lírica nacionalisada i l’obra de l’Orfeó Catala” y Lírica nacionalizada, estudios sobre el folklore musical, publicada en París en 1909. De sus últimos años datan sus obras Tomás Luis de Victoria abulense (1918), los cuatro volúmenes del Cancionero musical popular español (1917-1922), el ensayo P. Antonio Eximeno (1920) y Els Madrigals i La Missa de Difunts d’En Brudieu (1921).
Obras de ~: (según recop. de Francesc Bonastre). Óperas: El Último Abencerraje, 1868; Quasimodo, 1875; Le Roi Léar, 1877; Cléopatre, 1878; Little Carmen, 1888; Els Pirineus, 1891; La Celestina, 1902; El comte Arnau, 1904.
Operetas y óperas cómicas: Les aventures de Cocardy, 1873; Eda, 1887; Mara, 1889.
Zarzuelas (todas perdidas): Ells i elles, 1873; La fantasma groga, 1873; La guardiola, 1873; La verirat i la mentida, 1873; Lluch-Llach, 1873; Lo rei tranquil, 1873; Los secuestradores, 1889.
Orquesta: Danza habanera-Mazurca-Schotisch-Vals-Vals, 1856; Scherzo fantastique, 1872; Sinfonía en Re menor, 1872; Elegía a Romea, 1875; Meditación fúnebre, 1875; Milà, 1876; La veu de les muntanyes o Lo cant de les muntanyes, 1877; Hymne-Marche, 1878; Marche du couronnement, 1878; Gavotte en Do mayor, 1879; Excelsior, 1880 (Madrid, Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 1992); Gavotte en La menor, 1880; I trionfi, 1880; “Sardana” para el drama Gerona de B. Pérez Galdós, 1893.
Voz y orquesta: Contradanza coreada-vals coreado-polka coreada, 1859; Cançó llatina, 1878; Himno para los Juegos Florales de Madrid, 1878; Il Tasso a Ferrara, 1878; Mazeppa, 1878; Serenata coreada, 1878; Lénore, 1880; La matinada, 1905; Visió de Randa, 1905; Glossa, 1906.
Banda: Marcha fúnebre, 1859; Pasodoble, 1860; Ofertorio, 1867; Dertusa, 1880; Los tres amores, 1880; Otger, 1885.
Voz y conjunto instrumental: Gaillarde, 1879; La festa de Tibulus, 1879; Himne a Venus, 1880.
Voz y piano: Julia, 1857; Despedida, 1858; Horas de recreo, 1861; Amores en el desierto, 1862 (Noches de España, 1871); La ermita, 1862; La serenata, 1862; Un pensiero, 1862; Cuando me miro en tus ojos, 1863; Eres niña, 1863; La pescadorcita, 1863; Siete melodías, 1863; Despedida, 1864; Ecos de Italia, 1864; Melodías, 1864; Seis lieder, 1864; El ruiseñor, 1865; Cantos de la infancia, 1866; Dos melodías, 1866; Embriaguez, 1867; Resposta a la Cançó de Teresa, 1867; Noches de España, 1871 (Andrés Vidal Roger); Tres lieder, 1871; Balada, 1875; Lágrimas, 1875 (Andrés Vidal Roger); Consolations, 1876; Orientale, 1876; Orientales, 1876 (Réverie, Mi1án, Lucca, 1876); Dieciséis lieder, 1879 (Ildefonso Alier); Lais, 14 lieder, 1879; Balada, 1880 (Ildefonso Alier); Cinco lieder, 1880; Escenas infantiles, 1880; Preghiera dell’orfanello, 1880; Seis lieder, 1880; Sirventés, 1880; Avuy farà un any, 1884 (Enciclopedia musical, Rius i Julia); May més, 1884 (Enciclopedia musical, Rius i Julia); Mignon, 1884 (Vidal Llimona, 1905); Aires andaluces o Coplas de contrabandistas, 1889 (Ildefonso Alier); Aires de la tierra del cantaor Silverio, 1889 (Ildefonso Alier); Canciones arabescas, 1906 (Andrés Vidal Roger).
Música de cámara: Colección de piezas de baile, 1861; Doce composiciones, 1872; Dos Nocturnos-Trío, 1872; Chant du soir, chant du matin, 1875; Elegía a Fortuny, 1875; Cuarteto de cuerda, 1878.
Piano: Galop, 1858; Vals, 1860; Álbum del pianista, 1861; El canto de la ronda, 1862; El canto del pescador, 1862; El canto del trovador, 1862; Gran vals, Romanza original, 1862; Melodías características, 1862; Nocturno, 1862; Un pensiero, Melodía variada, 1862; Concerto, 1863; Cuatro mazurkas, 1863; Danza habanera, 1863; Dos grandes valses, 1863; Melodía variada sobre un tema de la ópera Rigoletto, 1863; Seis valses, 1863; Impromptu, 1864 (Andrés Vidal Roger); Jeannies, 1864; Krakoviana, 1864; Seis composiciones, 1864; Seis mazurkas, 1864; Sonata, 1864; Tres transcripciones sobre temas de las óperas Il Profeta, Rigolelto e Il Trovatore, 1864; Ocho mazurkas, 1865; Recuerdos del país, 1865; Tema variado y Allegro scherzando sobre temas de Faust, 1865; Tres mazurkas, 1865; Dolora, 1866 (Ildefonso Alier); Estela, 1866; Estudios melódicos (1.ª serie), 1866; Lian-lian, 1866; Piezas sueltas, 1866; Rigodons sur “Miréio”, 1866; Scènes, 1866; Scherzo-Vals, 1866 (Andrés Vidal Roger); El arte del compás, 1867; Fantasías sobre temas de óperas, 1867; Nocturno, 1869; Fantasía sobre temas de E’ultimo Abenzeraggio, 1870; Elegía, 1871; Dos nocturnos, 1872 (Andrés Vidal Roger); Dos valses fáciles (El arrullo, Enrique), 1872 (Vidal Llimona); Escenas infantiles, 1880 (Casa Dotesio); Tres tandas de valses, 1881 (Ildefonso Alier); Rapsodias sobre motivos de ópera, 1885; El cant de la muntanya, 1893 (Casa Dotesio).
Música religiosa en latín: Stabat Mater, 1856; Missa, 1857; Missa, 1858; Stabat Mater, 1858; Salve Regina, 1860; Missa, 1861; Missa, 1861; 2 Benedictus, 1862; Benedictus, 1862; Dixit Dominus, 1862; Magnificat, 1862; Miserere, 1862; Benedictus, 1863; Cibavit eos, 1863; Ave Maria, 1864; Missa, 1864; Missa, 1865; Dixit Dominus, 1866; Iste confessor, 1866; Kyrie, 1866; Laudate Dominum, 1866; Magnificat, 1866; O sacrum convivium, 1866; Stabat Mater, 1866; Tantum ergo, 1866; Tantum ergo y Genitori, 1866; Te Deum, 1866; Vexilla Regis, 1866; Christus natus, 1867; Hodie Christus, 1867; Missa de réquiem, 1868; Aleph. Ego vir videns, 1869; Aleph. Quomodo sedet, 1869; Christus factus est, 1869 (La Lira del Santuario, 1876; Salterio Sacro Hispánico, 1882); Lamed. Matribus suis dixerunt, 1869; Misa, 1869; Misa, 1869; Senza speme, Ave María, 1870; Filiae Jerusalem, 1875 (Salterio Sacro Hispánico); Misa breve, 1875; Salve Regina, 1875 (Salterio Sacro Hispánico); Bone Pastor, 1876 (Salterio Sacro Hispánico); Missa de réquiem, 1876 (Salterio Sacro Hispánico); Missa solemne de Gloria, 1876 (Milán, Lucca); Te Deum, 1876; Alma Redemptoris Mater, 1882 (Salterio Sacro Hispánico); Ave Maria y Regina caeli laetare, 1882 (Salterio Sacro Hispánico); Ave Maria y Santa Maria, 1882 (Salterio Sacro Hispánico); Ave Regina caelorum, 1882 (Salterio Sacro Hispánico); O Gloriosa Virginum, 1882 (Salterio Sacro Hispánico); O salutaris Hostia, 1882 (Salterio Sacro Hispánico); Tantum ergo y Genitori, 1882 (Salterio Sacro Hispánico); Super flumina Babylonis, 1906 (Salterio Sacro Hispánico).
Música religiosa en castellano: Letrilla, 1861; Rosario, 1861; Tres Avemarías, 1861; Aria al Santísimo Sacramento, 1862; Despedida y Gozos al Santísimo Sacramento, 1862; Gozos a Santa Mónica, 1864; Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri, 1864; Alleluia, 1865; Tres gozos a varios santos, 1865; Tres Padre nuestro y Ave María, 1865; Gozos e Himno al beato Juan Berchmans, 1866; Himno al Santísimo Sacramento, 1866; Gozos al Niño Jesús, 1867; Himno a Sto. Tomás, 1867; Himno a la Virgen, 1872; Canto doloroso, dolores y Salve dolorosa, 1875; Himno a Sta. Teresa, 1875 (Faustino Bernareggi); Himno y Canto a la Virgen, 1875; Plegaria a la Virgen, 1875 (Faustino Bernareggi); A Santa Teresa de Jesús, 1876 (Faustino Bernareggi); Jesús als pecadors, 1880; Llevant Déu, 1880; Glosa a lo divino y Coplas del alma que pena por ver a Dios, 1908.
Otras: Himno, 1860; Coro de esclavas para la ópera Cléopatre, 1880; Scénario del oratorio La Samaritaine, 1880; Don Ramon i don Joan, 1902.
Escritos: “Apuntes y observaciones sobre estética musical”, en La España Musical (1866); “La ópera”, en La España Musical (1866); “D. Juan Antonio Nin (necrología)”, en El País, Tortosa, 29 de agosto de 1867; “La música del porvenir”, en La España Musical (1868); “Revistas musicales” [colección de artículos humorísticos (seudónimo Aben-Ciram)], en La España Musical (1869); “Cartas a un amigo sobre la música de Wagner”, en La España Musical, 295, 300, 302, 303, 306 y 309 (1872); Gramática musical o Manual expositivo de la teoría del solfeo, en forma de diálogo, Barcelona, L. Domenech, 1872; Los poemas del pianista. l. Las sonatas de Beethoven, Barcelona, VR, 1873; “Viajes artístico-humorístico-musicales por Italia, por un tal doctor Sambuca”, en Gaceta de Catalana (1877); “Música y músicos”, ms., 1879 (inéd.); La ópera Lohengrin en Madrid, cuatro palabras antes de su representación, Madrid, Editorial José María Ducazcal, 1881; Salterio Sacro Hispano, Barcelona, 1882; Notas Musicales y Literarias, revista quincenal, 2 de julio de 1882-15 de junio de 1883; Gramática musical, Barcelona, Tipografía Hispano Americana, 1883; “Los músicos en camisa”, en La España Musical (1885); Sobre la fundación de una escuela superior de música en Barcelona. Carta abierta al Sr. Víctor Gerhardt, Barcelona, 1885; Transcripciones de música religiosa antigua, grabadas para una no nacida segunda época del Salterio Sacro Hispano, ms. 1886 (inéd.); La Ilustración Musical Hispanoamericana, revista quincenal dirigida por F. PedreIl (1888-1896); Los músicos españoles antiguos y modernos en sus libros o escritos sobre la música, ensayo de una bibliografía musical española. Vol. l. Estudios generales, Barcelona, Torres y Seguí, 1888; Por nuestra música. Algunas consideraciones sobre la magna cuestión de una escuela lírico nacional [...], Barcelona, Imprenta Henrich y Cía., 1891; Diario de Barcelona, 43 artículos de crítica musical (1891-1892); Gramática o Manual expositivo de la teoría del solfeo [...], Barcelona, Andrés Vidal Roger, 1892; “Los músicos anónimos”, en Pro Patria (1892); Nuestra música en el siglo XV, Ateneu, 1893; Hispaniae Schola Musica Sacra, I. Christophorus Morales, 1894, II. Franciscus Guerrero, 1894, III y IV. Antonius a Cabezon, 1895, V. Johannes Ginesius Perez, 1895, VI. Psalmodia modulata a diversis auctoribus, 1895, VII y VIII. Antonius a Cabezon, Barcelona, Editorial Juan Bautista Pujol, 1896; Diccionario técnico de la música, fascículos en La Ilustración Musical Hispanoamericana, Barcelona, Víctor Berdós, 1894; Sentir en español, discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (10 de marzo de 1895), Barcelona, Víctor Berdós, 1895; La música religiosa en España, 48 números (1896-1899); “Anotaciones manuscritas al estudio bio-bibliográfico destinado a preparar una edición completa de las obras del insigne maestro abulense Tomás Luis de Victoria”, en La música religiosa en España, n.° 12 (1896) al n.º 27 (1898); Teatro lírico español anterior al siglo XIX, La Coruña, C. 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Paulino Capdepón Verdú