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Manuel Pedregal y Cañedo

Biografía

Pedregal y Cañedo, Manuel. Grado (Asturias), 12.IV.1831 – Madrid, 22.VII.1896. Político y jurista, ministro de Hacienda de la Primera República Española.

Manuel Pedregal y Cañedo, hijo de un modesto herrador asturiano, llegó a ser un personaje de relevancia en los ámbitos intelectuales, de la política y de la abogacía en la segunda mitad del siglo XIX. Su dimensión pública se debió, esencialmente, a su condición de ministro de Hacienda en el Gobierno de Emilio Castelar (Primera República Española, 1873).

Su gran curiosidad intelectual le hizo interesarse especialmente en los problemas de su época, publicó diversos trabajos sobre historia, economía, legislación, sociedad y política y mantuvo, a lo largo de su vida profesional, una estrecha vinculación con instituciones de gran raigambre, como fueron la Institución Libre de Enseñanza, el Ateneo de Madrid o el Círculo de la Unión Mercantil. Como jurista gozó de gran crédito en Oviedo, de cuyo Colegio de Abogados llegó a ser decano, y en Madrid, donde compaginó la política con el ejercicio profesional. Durante toda su vida defendió vigorosamente el ideal republicano. Por él luchó bastante antes de la Revolución de 1868 y del exilio de la reina Isabel II.

Pedregal pasó su infancia en la villa de Grado (Asturias), donde realizó los estudios de enseñanza primaria.

En 1843 se trasladó a Oviedo, donde se graduó como bachiller y estudió la carrera de Derecho.

En la Universidad de Oviedo obtuvo la licenciatura en Leyes, en 1856. En el último año como alumno universitario ya se dio a conocer por su afición al debate político, concretamente con sus intervenciones, en el curso 1855-1856, en el entonces recientemente creado Ateneo de Oviedo (Academia Científica y Literaria, fundada, en 1854, por varios estudiantes).

En el Bienio Progresista, y cuando se discutía en el Parlamento el proyecto de Constitución non nata de 1856, Pedregal participó en las polémicas que, sobre la mínima tolerancia religiosa contemplada en aquel proyecto, tuvieron lugar en el Ateneo ovetense. Se enfrentó a las ideas expuestas por los principales representantes del carlismo en Asturias (Guillermo Estrada y José Indalecio Caso). Éstos se oponían radicalmente al texto constitucional, especialmente en lo concerniente a la libertad religiosa, lo que provocó las discrepancias de los sectores liberales, fuertemente motivados éstos por la situación de la política nacional tras el pronunciamiento de O’Donnell y La Vicalvarada.

Al finalizar la Década Moderada (1844-1854) adquirió importancia notable, a nivel nacional, el Partido Demócrata de Nicolás María Rivero y Castelar, como antecedente de las ideas republicanas. En la misma corriente ideológica, Pedregal y Cañedo presidió, en Asturias, el comité de un Partido Liberal Democrático fundado en Oviedo en 1856 y organizado, en buena medida, gracias a su contribución y trabajo.

Participó activamente en el movimiento republicano asturiano; el 30 de septiembre de 1868, tras el exilio de la reina Isabel II, estampó su firma en la proclama revolucionaria de la Junta de Asturias que exaltaba la soberanía nacional y la libertad y atacaba a la derrocada Monarquía.

Fue concejal del primer Ayuntamiento de Oviedo, tras la Revolución de 1868, y, aunque poco tiempo después se trasladó a Madrid, su vinculación y cariño a la tierra que le vio nacer se mantuvo a lo largo de toda su vida. Trabajó y colaboró con eruditos en temas sociales y locales asturianos. Escribió un prólogo, en 1888, a la obra de Ciriaco Miguel Vigil en la que se publicaron interesantes documentos sobre los fueros y privilegios concedidos a la ciudad de Oviedo desde el siglo XII. En él, Manuel Pedregal atribuye un valor inestimable a tales documentos, sobre todo para los que quisieran ahondar en el conocimiento de la historia de Asturias, que en aquellas fechas escribía Fermín Canella Secades. Otros trabajos, artículos o conferencias suyos, con el trasfondo asturiano, fueron los que versaron sobre las antiguas ordenanzas del Principado, los primeros pobladores de Asturias, temas jurídicos, como el derecho de familia o municipal, y artículos sobre personajes como Campomanes, Flórez Estrada o Jovellanos.

Proclamada la República, el 11 de febrero de 1873, fue nombrado gobernador civil de La Coruña. Siendo diputado por Gijón, en 1873, y a poco de abrir sus puertas las Cortes Federales, fue nombrado ministro de Gracia y Justicia por Pi y Margall, pero dimitió a escasas horas del nombramiento. Según contó, en 1881, José María Celleruelo, ministro de Gracia y Justicia en el Gobierno de Segismundo Moret, la renuncia de Pedregal se produjo tras una escandalosa sesión parlamentaria, motivada por la aparición en Madrid de unos pasquines que a modo de burla se preguntaban sobre la figura del ministro propuesto por Pi y Margall.

Fue vicepresidente de las Cortes Constituyentes en los meses de junio, julio y agosto de 1873. El 7 de septiembre de 1873, Nicolás Salmerón, tercer presidente de la Primera República, abandonó el cargo al restablecerse la pena de muerte con motivo de la guerra contra el movimiento “cantonalista”. Ante la propuesta de firma de algunas condenas prefirió optar por la dimisión. Le sucedió Emilio Castelar, de cuyo gobierno formó parte, como ministro de Hacienda, Manuel Pedregal (desde el 8 de septiembre de 1873 hasta el 3 de enero de 1874).

Las guerras carlistas, el cantonalismo y la insurrección en Cuba supusieron el fracaso para la corta experiencia de la Primera República. La situación política en España, en el transcurso del año 1873, era ciertamente complicada y a los problemas citados se unía la difícil situación económica y financiera de la nación, además de las rivalidades personales entre Pi y Margall y Castelar. Por otro lado, los republicanos federales y los unitarios mantenían notables diferencias ideológicas. En este contexto, Manuel Pedregal hubo de enfrentarse, en los cuatro escasos meses en que gestionó la hacienda española, a una situación delicada en lo que al estado de las finanzas públicas se refería. El principal problema provenía de la necesidad de atender, sin demora, los gastos de guerra. El estado del Tesoro Público era deplorable, por lo que en el primer proyecto de ley que presentó a las Cortes pidió autorización para plantear medidas extraordinarias de guerra. Posteriormente, presentó otro proyecto que trató sobre la extinción del déficit público.

El 3 de enero de 1874 se reabrieron las Cortes Constituyentes, tras un período de suspensión provisional acordado por Emilio Castelar, y el golpe de estado del general Pavía puso fin a la Primera República Española. En ese momento Manuel Pedregal y Cañedo era ministro de Hacienda. Desde entonces, y hasta el año 1881, permaneció un tanto alejado de la política activa, dedicándose a su bufete de abogado y a la publicación de estudios de carácter jurídico, histórico y económico. En su doble condición de jurista y político, y acerca de su personalidad, los testimonios de sus coetáneos hablaron de “uno de nuestros hacendistas más competentes” (Gumersindo de Azcárate), de “un carácter decidido y resuelto á no tolerar la injusticia, ni aún la ilegalidad” (Gabriel Rodríguez) o del “ilustre asturiano, maestro en el foro y en la política, cultivador asiduo de la ciencia y servidor entusiasta y sincero de la Patria” (Rafael María de Labra).

Para el escritor Palacio Valdés, según se puede ver en las semblanzas que escribió sobre los oradores del Ateneo, Pedregal “es un amigo leal de su siglo y le sirve con una inteligencia poderosa y con la reconocida integridad de su carácter”.

Siendo abogado ejerciente en Madrid, intervino en la defensa de causas y en pleitos que le dieron gran fama y reputación como letrado, y en esos años de alejamiento de la política continuó con su labor de conferenciante en diversas instituciones, principalmente en la Institución Libre de Enseñanza, a cuya Junta directiva perteneció, como consiliario, desde el curso 1881-1882 y hasta la fecha de su fallecimiento en 1896. En ese período, Segismundo Moret y Laureano Figuerola ocuparon los cargos de presidente y vicepresidente, respectivamente, de la citada institución, y en ocasiones Manuel Pedregal ostentó la presidencia en funciones, en sustitución de Moret, debido probablemente a las obligaciones de este último como ministro de los gobiernos de Sagasta y de Posada Herrera durante la Regencia de María Cristina.

En 1881 volvió a la actividad política al presentarse, de nuevo, a las elecciones a Cortes por Oviedo. En el Congreso de los Diputados dirigió una de las minorías republicanas y representó a la circunscripción de Oviedo, al menos en 1881, 1886, 1891 y 1893.

Fue, habitualmente, el encargado por su partido de debatir las cuestiones de la Hacienda. No en vano, las ciencias jurídicas, políticas y económicas gozaron de su especial predilección, y los que le conocieron coincidieron en destacar su afición por la cátedra y su habilidad en el foro.

De ahí que sobresalieran sus intervenciones en los debates sobre los presupuestos del Estado. En su discurso en contra de la totalidad del presupuesto para 1892-1893 expuso y defendió la aplicación de la doctrina liberal en materia presupuestaria, especialmente en el establecimiento de ingresos estatales. En la discusión parlamentaria mostró sus amplios conocimientos de economía (lector de Adam Smith, Adolfo Wagner y otros tratadistas) y de la situación de la hacienda inglesa cuando Sir Robert Peel redujo algunos tipos impositivos, cuestión que aportó al debate como argumento en defensa de sus tesis, comparando el estado de las finanzas públicas en España y Gran Bretaña.

Criticó el déficit público de aquellos años y sostuvo, como medidas para sanear la hacienda del Estado, la eliminación de monopolios (excepto el del tabaco, sobre el que no se pronunció) y arrendamientos, así como la reducción de tipos fiscales. Planteó la relación inversa, expuesta por el economista Laffer en el siglo XX, existente entre los niveles de recaudación y los tipos impositivos. “[...] en la ciencia está recomendado que se disminuya el tipo de imposición para conseguir aumento en el rendimiento total del impuesto”, explicaba Pedregal en el Congreso.

En relación con los temas de comercio exterior siempre defendió el librecambio, en línea con el pensamiento de sus compañeros ateneístas Laureano Figuerola y Gabriel Rodríguez.

En 1887, Nicolás Salmerón había fundado el Partido Republicano Centralista, del que Manuel Pedregal formó parte como dirigente nacional. Él mismo y su buen amigo Rafael María de Labra mantuvieron vivo el ideal republicano en Asturias, junto a los líderes del partido en la región, entre los que destacaron Indalecio Corugedo, José González Alegre, Adolfo González Posada y Adolfo Álvarez Buylla. En estos años, sin embargo, el movimiento republicano estaba muy dividido. La escisión de centralistas y federalistas se mantenía y eran notables las diferencias ideológicas patentes desde la crisis final de la Primera República.

Manuel Pedregal y Cañedo casó con Ascensión Sánchez Calvo, nacida en Avilés, hermana de Estanislao Sánchez Calvo, filósofo asturiano. Uno de sus hijos, José Manuel Pedregal y Sánchez Calvo militó en las filas del Partido Reformista de Melquíades Álvarez y fue ministro de Hacienda, en 1922, en el Gobierno presidido por Manuel García Prieto.

A los sesenta y cinco años de edad falleció víctima de un ataque de apoplejía. Perteneció a una generación que fue testigo de cambios radicales en la agitada vida política y social de la España de la segunda mitad del siglo XIX. Representó su papel, como intelectual, jurista o político en los años de la Revolución Gloriosa, en el corto y fallido experimento de la República y en los primeros años de la Restauración borbónica.

Entre los cargos que ostentó, además de los que ocupó en la actividad política, estuvieron los de decano del Colegio de Abogados de Oviedo (de 29 de diciembre de 1864 a 20 de diciembre de 1865 y de 26 de mayo de 1869 a 11 de mayo de 1870), rector de estudios y presidente en funciones de la Junta de gobierno de la Institución Libre de Enseñanza. Dictó numerosas conferencias y publicó libros y artículos en revistas sobre temas jurídicos, de economía y de historia.

En su principal obra, Estudios sobre el engrandecimiento y la decadencia de España, analizó la historia española desde la invasión árabe y primeros tiempos de la Reconquista hasta la decadencia, en su interpretación, de la casa de Austria.

 

Obras de ~: Estudios políticos, Oviedo, Imprenta y Litografía de Brid y Regadera, 1868; Estudios sobre el engrandecimiento y la decadencia de España, Madrid, F. Góngora y Cía. Editores, 1878; El poder y la libertad en el mundo antiguo (conferencia pronunciada el 13 de enero de 1878 en la Institución Libre de Enseñanza), Madrid, J. C. Conde y Cía., 1878; “Un Concejo de Asturias en el siglo XV”, en La Ilustración Gallega y Asturiana (LIGA), t. 1, n.º 4, 10 de febrero de 1879; La unión aduanera de España y Portugal (conferencia pronunciada el 15 de noviembre de 1879 en el Círculo de la Unión Mercantil), Madrid, Imprenta de Manuel G. Hernández, 1879; “Antiguas ordenanzas del principado de Asturias”, en LIGA, t. 2, n.º 9 (28 de marzo de 1880) y n.º 10, 8 de abril de 1880; “D. Juan Díaz Porlier”, en LIGA, t. 2, n.º 12 (28 de abril de 1880); “Jovellanos economista”, en LIGA, t. 2, n.º 35 (18 de diciembre de 1880), pág. 434; Nociones de Hacienda Pública, Madrid, Librería Universal, 1881; La cuestión agraria en Irlanda (conferencia pronunciada en la Institución Libre de Enseñanza), Madrid, Est. Tipográfico de los Señores M. P. Montoya y Cía., 1881; Concepto de la democracia: resumen de la discusión sostenida en la Sección de Ciencias Morales y Políticas del Ateneo de Madrid, durante el curso de 1881 a 1882, Madrid, Est. Tipográfico de M. P. Montoya y Cía., 1882; Instituciones de crédito (conferencia pronunciada el 7 de enero de 1882 en el Círculo de la Unión Mercantil), Madrid, Est. Tipográfico de M. P. Montoya y Cía., 1882; “Influencia de las doctrinas de Argüelles en las ideas modernas”, en La Ilustración Cantábrica, t. 4, n.º 9 (28 de mayo de 1882); El feudalismo: curso de historia universal, Madrid, Tipografía de Manuel G. Hernández, 1883; “Rapsodia económica político-monárquica del Marqués de Santa Cruz de Marcenado”, en La Ilustración Nacional (Madrid), año V, n.º extraordinario (1884); ¿Existe el partido obrero? (estudio publicado en “El Día”), Madrid, Imprenta Central a cargo de Víctor Saiz, 1885; Sociedades cooperativas, Madrid, Imprenta Popular, 1886; “Las clases obreras: su situación en el régimen antiguo y en el moderno. El partido obrero: su programa, su influencia en el orden político y en el social” y “D. Álvaro Flórez Estrada. La organización industrial y mercantil de la España antigua. La libertad de trabajo y de cambio. La situación y las necesidades actuales de la industria y del comercio” (conferencias pronunciadas en el Ateneo de Madrid dentro del ciclo “La España del siglo XIX”), Madrid, 1886; Postrimerías de la Casa de Austria en España (conferencias pronunciadas en el Ateneo de Madrid en abril de 1884), Madrid, Imprenta de Fortanet, 1886; “Jovellanos, escritor”, en Asturias (revista ilustrada del Centro Asturiano) (Madrid), n.º 80 (1891); Estado jurídico y social de los indios (conferencia pronunciada el día 18 de febrero de 1892 en el Ateneo de Madrid con motivo del 4.º centenario del descubrimiento de América), Madrid, Est. Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra, 1892; El matrimonio y el divorcio en el Derecho internacional privado (memoria presentada al Congreso Jurídico Ibero-americano), Madrid, Imprenta de la Viuda de M. Minuesa de los Ríos, 1892.

 

Fuentes y bibl.: Colegio de Abogados de Oviedo, Libro de Actas de los años 1850 a 1888, fol. 61.

A. Palacio Valdés, Los oradores del Ateneo: semblanzas y perfiles críticos, Madrid, Casa Editorial de Medina, Est. Tipográfico de J. C. Conde y Cía., 187?; J. M.ª Celleruelo, “Conferencia del Señor Pedregal en la Institución Libre de Enseñanza”, en LIGA, n.º 3, 28 de enero de 1881; “Don Manuel Pedregal y Cañedo”, en LIGA, n.º 14, 18 de mayo de 1881; Á. M.ª Segovia, Figuras y figurones: biografías de los hombres que más figuran actualmente así en la política como en las armas, ciencias, artes, magistratura, alta banca, etc., etc., t. IV, Madrid, Imprenta de Domingo Molina, 1881; C. Miguel Vigil, Colección histórico-diplomática del Ayuntamiento de Oviedo. Precedida de un discurso preliminar por el Excmo. Sr. D. ~, Oviedo, Imprenta de Pardo, Gusano y Cía., 1889; Ateneo de Madrid, Velada en honor de Don Manuel Pedregal y Cañedo celebrada el día 20 de febrero de 1897 bajo la presidencia del Excmo. Sr. D. Segismundo Moret, Gijón, Fototipia y Tipografía de O. Bellmunt y Cía., 1897; Á. Fernández de Miranda, Grado y su concejo, Oviedo, Diputación Provincial, 1982; J. D. Pedregal G. Tuñón, “Mi abuelo”, en El Eco de Grado (Biblioteca Municipal Valentín Andrés Álvarez de Grado), n.º 4 (diciembre de 1992); Mª V. Malavé, “D. Manuel Pedregal y Cañedo”, en Revista Viejo Cubia, nº 4, diciembre de 2005.

 

María Victoria Malavé Verdejo

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