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Juan Ramírez de Arellano

Biografía

Ramírez de Arellano, Juan. El Noble. Señor de los Cameros (I). ?, p. m. s. XIV – c. 1385. Noble, ricohombre, merino, mariscal de Navarra y embajador.

Era primogénito del alcaide de Estella, Ramiro Sánchez, señor de Arellano, Allo y Ujué, y de otros lugares navarros, y de Elvira Sánchez, señora de Berdún, Esgu, y de otros lugares aragoneses. Casó con Toda López de Rada, que falleció sin dejar sucesión, y, en segundas nupcias, con Venancia de Branc, hija de los condes de Armagnac. Fue, desde muy joven, merino de la Ribera y, en 1350 figuraba entre los catorce ricos-hombres del Reino en la coronación de Carlos II de Navarra. En 1354 participó, junto a otros nobles navarros, en el asalto a la fortaleza de L’Aygle, y, en 1357, en la expedición del Monarca a Normandía para tratar de hacerse con el trono francés. En 1360 era nombrado mariscal de Navarra y, sin que estén suficientemente aclaradas sus diferencias con el monarca Carlos II, en 1362, se desnaturalizó del Reino. Tras esta ruptura, pasó al servicio de Pedro IV de Aragón, en calidad de camarero mayor del Reino de Aragón, donde intervino como negociador en varios tratados de paz —Adamuz, Castelfabib, Uncastillo y Sos—, y entabló amistad con el infante Enrique de Trastámara, el futuro Enrique II de Castilla. En este Reino actuó como mediador del rey navarro Carlos de Evreux, recibiendo por ello, el 21 de enero de 1366, las villas de Arellano y Subiza.

Iniciada la guerra civil castellana (1366-1369) entre el rey Pedro I y su hermanastro Enrique de Trastámara, abandonó Aragón y tomó partido por éste, pasando con sus criados y vasallos a Castilla, proclamándolo rey en Calahorra, y asistiendo, en Burgos, a su coronación. Es, pues, un claro ejemplo de lo que Salvador de Moxó denominaba nobleza nueva. El jefe de un noble linaje navarro que asciende en la escala social castellana gracias al apoyo que prestó a Enrique de Trastámara en la guerra contra su hermanastro, el rey Pedro I de Castilla, en cuya muerte, en Montiel, participó directamente, convirtiéndose desde ese momento en un estrecho colaborador del nuevo rey. Enrique II de Castilla, para recompensarlo por este apoyo político y militar, el 8 de abril de 1366, en Burgos, le entregó las villas y lugares que había tenido el último titular del señorío de los Cameros del linaje de los López de Haro, Juan Alfonso de Haro III, a quien Alfonso XI ordenó matar, a finales de 1334, pues éste no tuvo hijos legítimos y sus sucesores apoyaron al rey don Pedro en esta guerra. Este señorío estaba constituido por un conjunto de derechos jurisdiccionales pertenecientes al Rey en determinados lugares, vinculados a funciones judiciales y de mercado —alcabalas, sobre todo—, menos sujetas a procesos inflacionarios, y que éste cedía a su vasallo. Los principales son éstos: Yanguas y sus aldeas, Munilla y sus aldeas, San Román de Cameros y sus aldeas, Soto, Trevijano, Luezas, Montalvo de Cameros, Muro de Cameros, Santa María, Torre en Cameros, Rabanera, Valdosera, Ajamil, Vadillos, La Avellaneda, Murillo de Calahorra, Ólvega, Nalda, Villanueva de Cameros, Entrena, la Casa de Alberite, Hornos, Mansilla, Villavelayo, Montenegro, Viniegra de Arriba y Viniegra de Abajo, Canales de la Sierra, la Casa de Arnedillo, etc. También le donó Enrique II la villa de Navarrete, en 1369, donación que fue revocada en 1381, y Muro de Aguas, Albelda y Viguera, en 1369. Asimismo, trató de sustituir al citado Juan Alfonso de Haro III como patrón del Monasterio de Santa María de Herce, aunque, el 22 de diciembre de 1380, desde la Asamblea del Clero reunida en Medina del Campo, Juan I de Castilla, le ordenó abandonar la encomienda a que sometía indebidamente al citado monasterio y a su abadengo, apropiándose de las rentas que el ejercicio del derecho de patronazgo producía al encomendero de la institución religiosa. No obstante, en este caso, si no en derecho sí de hecho, tanto él como sus sucesores, actuaron como patronos del mismo.

Mostró asimismo un claro interés en incorporar al señorío de Cameros territorios situados en el ámbito riojano y camerano, cambiando, a veces, los territorios situados en otros lugares, como Armesyldo, que cambió al Monasterio de las Huelgas Reales de Burgos por la bailía de Alcanadre y su aldea de Carbonera, el 15 de mayo de 1369.

Actuó como procurador del Rey castellano en 1370 en los tratados de paz que firmó con Aragón, y, en 1375, lo envió como legado pontificio ante Gregorio XI y, muerto Enrique II, sirvió a Juan I de Castilla, quien le donó Cigudosa, en 1377, Pinillos, Jalón, Alcocera y Arrúbal, en 1378, y Aguilar del río Alhama, Valdemadera, Navajún y Andaluz, con sus aldeas: Osona, Centenera, Fuentepinilla, Tajuecos, Valderrodilla, Valderrueda, Torreandaluz, La Seca, Fuentelabol y Ventosa, en 1381.

Dividió los territorios que le entregó en donación Enrique II de Castilla entre sus hijos, como, luego, harán sus hijos con sus descendientes, con lo que el linaje que había creado perderá poder e influencia política y militar, tanto en la frontera castellana con Navarra y Aragón como en la Corte.

El 29 de octubre de 1385 dictó testamento en Soria, poco después de que su hijo Juan Ramírez de Arellano, el Mozo, muriera el 14 de agosto de 1385 en la batalla de Aljubarrota.

 

Bibl.: E. González Crespo, “Los Arellano y el señorío de Los Cameros en la Baja Edad Media”, en En la España Medieval, vol. II (1982), págs. 395-410; J. Martínez Díez, Historia de Alfaro, Logroño, Editorial Ochoa, 1983; M. Diago Hernando, “Implantación territorial del linaje Arellano en tierras Camero-riojanas a fines de la Edad Media”, en Berceo (Logroño, Instituto de Estudios Riojanos [IER]), 120 (1991), págs. 65-82; “Un noble entre tres reinos en la España del siglo XIV: Juan Ramírez de Arellano”, en Príncipe de Viana, 64 (2003), págs. 523-556; P. López de Ayala, Crónicas, ed., pról. y notas de J. L. Martín, Barcelona, Planeta, 1991; M. A. Moreno Ramírez de Arellano, Señorío de Cameros y Condado de Aguilar. Cuatro siglos de régimen señorial en La Rioja (1366- 1733), Logroño, IER, 1992; M. Toledo, Historia de la Villa y Tierra de Yanguas, Soria, 1995; A. Lafuente Urién, I. Granado Hijelmo, M. C. Fernández de la Pradilla Mayoral, R. García Aser, F. J. Gallo León, El Señorío de los Cameros: introducción histórica e inventario analítico de su archivo, Logroño, IER, 1999; P. Pérez Carazo, “El ejercicio del poder en el abadengo de Santa María de Herce en la Baja Edad Media”, en Actas de la XII Semana de Estudios Medievales de Nájera, Logroño, IER, 2002, págs. 583-597; “Santa María de Herce y sus relaciones con los Señores de Cameros”, en Actas de Los monasterios riojanos en la Edad Media: historia, cultura y arte. Logroño, del 20 al 24 de octubre de 2003, Logroño, Ateneo Riojano & Consejería de Cultura y Deporte del Gobierno de La Rioja & Fundación Ibercaja, 2004, págs. 113-116; Santa María de Herce y su abadengo en la Edad Media, Logroño, Universidad de La Rioja, IER, 2008.

 

Pedro Pérez Carazo

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