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José Antonio Pavón y Jiménez-Villanueva

Biografía

Pavón y Jiménez-Villanueva, José Antonio. Casatejada (Cáceres), 8.IV.1754 – Madrid, 13.III.1840. Botánico y farmacéutico.

Hijo de Gabriel Pavón Manzano y Josefa Jiménez- Villanueva Pavón, nace José Antonio Pavón y Jiménez- Villanueva el 8 de abril de 1754, recibiendo las aguas bautismales el día 22 de dicho mes. Según parece tuvo una única hermana, María de las Mercedes.

Tras la muerte de su madre marchó a Madrid, a la edad de once años, y fue acogido por su tío, José Pavón, boticario segundo de Carlos III. Comenzó sus estudios medios, de Lógica, Física, Ética y Metafísica, el 14 de septiembre de 1768, en el madrileño Convento de Santo Tomás, de los padres dominicos, hoy desaparecido —en su lugar se levantó, en 1902, la parroquia de Santa Cruz—. Los finalizó el 22 de julio de 1771. Más tarde, desde 1773 hasta 1777, fue pensionado por el Rey para estudiar, en la Real Botica, Farmacia, Química y Botánica; también avanzó en el conocimiento de esta última ciencia en el Real Jardín Botánico, entones ubicado en la antigua huerta de Migas Calientes y donde era primer catedrático (desde 1771) Casimiro Gómez Ortega, y segundo catedrático (desde 1773), Antonio Palau y Verdera.

El 8 de abril de 1777, hallándose con la comitiva de la Corte, empleado en la botica de La Granja de San Ildefonso (Segovia), fue nombrado, a propuesta de su antiguo maestro, Gómez Ortega, y por orden del rey Carlos III, como “segundo Botánico” de la expedición que entonces se estaba preparando para estudiar las producciones, principalmente vegetales, del Perú —el “primer Botánico” era Hipólito Ruiz López (1752-1815); ambos acompañarían a Joseph Dombey (1742-1796), médico y botánico francés, para quien el marqués de Condorcet, secretario de la Academia de Ciencias francesa, había pedido al Gobierno español (en febrero de 1776) autorización para “pasar a la América y recorrer las Cordilleras de los Andes y otras montañas en donde debe haber yerbas provechosísimas, y formar un herbario con ellas”; además, viajarían los dibujantes José Brunete (1746- 1787) e Isidro Gálvez (1754-1829)—. Poco después de su nombramiento, el 22 de abril, Pavón quiso revalidarse de boticario, pero con toda seguridad no lo logró, sin duda por no alcanzar la edad reglamentaria (tenía veintitrés años).

El 19 de septiembre partieron de Madrid a Cádiz; el 4 de noviembre zarparon, definitivamente, en El Peruano; el 8 de abril de 1778 llegaron a Callao.

Aunque en principio la comisión era de cuatro años —Dombey regresó a Cádiz el 22 de febrero de 1785—, la expedición fue prorrogada (oficio del 7 de abril de 1784) y en aquellas tierras permanecieron hasta el 1 de abril de 1778, cuando partieron de Callao hacia Cádiz, adonde llegaron el 12 de septiembre.

Mucho antes (la Corona dio su aprobación el 7 de marzo de 1784, y el nombramiento fue a mediados de noviembre) se agregaron a los expedicionarios dos nuevos individuos, Juan José Tafalla (1755-1811), que debería formarse como botánico, y el dibujante Francisco Pulgar (muerto en 1811), los cuales quedaron en Perú a la vuelta de Ruiz, Pavón y Gálvez; más tarde, en 1793, se les agregó Juan Agustín Manzanilla (fl. 1793-1816), en 1796 el dibujante José Gabriel Rivera (muerto en 1814 o 1815) y en 1800 el dibujantes José Javier Cortés y Alcocer Pérez (1775-1840), quienes continuaron enviando materiales (descripciones, dibujos, plantas secas, etc.) hasta 1815.

No fueron pocas las penalidades sufridas en sus viajes por Perú y Chile —ataque de una partida de rebeldes partidarios de Tupac-Amaru en Cuchero, Perú, el 1 de agosto de 1780; el incendio de la hacienda de Macora en Perú, el 6 de agosto de 1785, cuando se quemaron la ropa, el equipaje y los libros (obras de Jacquin, Linneo, Murray, Plumier, Tournefort), diarios de tres años y medio, descripciones de cuatro años, prensas, papel, etc., todo cuanto llevaban; naufragio del San Pedro de Alcántara frente a Peniche (Portugal), la noche del 2 de febrero de 1786; entre otras cosas el San Pedro transportaba el fruto de cinco años de trabajo (53 cajones, con semillas, plantas secas, minerales, 1013 dibujos, animales preparados, conchas, utensilios y ropa de los indios, etc.); muerte de Brunete en Pasco, Perú, el 14 de mayo de 1787, etc.—. A pesar de todo, no fueron escasos los materiales que llegaron a la metrópoli: colecciones de objetos arqueológicos y etnográficos, de minerales, rocas y fósiles, animales disecados, insectos, mariposas, maderas, semillas y frutos, plantas vivas, 2400 descripciones de distintas especies, 1800 dibujos y un herbario de unas 6000 muestras de plantas distintas —con los sucesivos envíos de los que se quedaron en el Perú, los números crecieron hasta unos 2260 dibujos y unas 10.000 muestras; entre estas últimas están comprendidas, también, aquellas que le fueron requeridas a Dombey, en cumplimiento de las instrucciones originales, a su vuelta a Cádiz en 1785.

Gran parte de estas colecciones —y los expedicionarios— no tuvieron acomodo en ninguna de las instituciones existentes —el Real Jardín Botánico, desde 1781 en su emplazamiento definitivo del paseo del Prado, y el Real Gabinete de Historia Natural, ambas dependientes de la Primera Secretaría de Estado; mientras que la expedición y los expedicionarios dependían, entonces, de la Secretaría de Estado y del Despacho Universal de Gracia y Justicia de Indias—.

En un principio (8 de noviembre de 1788), Gómez Ortega propuso que se instalaran en el Botánico, que era el lugar más lógico para completar sus trabajos sobre la flora de Perú y Chile; pero, a la postre, se creó una nueva institución, la “Oficina Botánica de la Flora Peruana y Chilense”, que desde el 1 de agosto de 1792 tuvo su sede en la calle Don Pedro, n.º 10, en unos “cuartos” en la casa donde vivía Francisco Cerdá y Rico, primer oficial de la Secretaría de Gracia y Justicia para el Despacho de Indias —hasta entonces trabajaron en sus propios domicilios y en el de Gómez Ortega—. Esta “Oficina Botánica” llevó una vida azarosa, con numerosos traslados, hasta su liquidación en octubre de 1831 y la consiguiente incorporación de sus fondos al Real Jardín Botánico, donde aún permanecen.

Tras su llegada, Ruiz, con Pavón y Gálvez y la supervisión de Gómez Ortega, propusieron un plan para la publicación de la “Flora Peruana y Chilense” (24 de abril de 1789); se decidió dar a la luz primero una obra que recogiese los nuevos géneros descubiertos (27 de enero de 1790), el Florae Peruvianae, et Chilensis prodromus [...], publicado en Madrid, en la imprenta de Gabriel de Sancha, en 1794; antes se había elegido el grabador de las planchas, José Rubio (c. 1759-post.

1799), quien realmente no trabajó demasiado (sólo doce láminas). Más tarde vieron la luz el tomo I de la Flora Peruviana, et Chilensis [...] (Madrid, Imprenta de Gabriel Sancha, hacia julio de 1798), el Systema vegetabilium Florae Peruvianae et Chilensis [...] (Madrid, Imprenta de Gabriel de Sancha, diciembre de 1798) y los tomos II (Madrid, Imprenta de Gabriel Sancha, 1799) y III (Madrid, Imprenta de Gabriel Sancha, 1802). Del resto de los tomos proyectados —doce y cinco suplementos—, se grabaron y estamparon cien láminas del tomo IV, entre 1802 y 1804 —el Praefacio debió de escribirse a finales de 1807 o principios de 1808; este tomo, completo, vio la luz entre 1954 y 1958— y 74 del tomo V, entre 1804 y 1822 —de las que 67, con el texto respectivo, se publicaron entre 1959 y 1960—. En las 536 láminas que se conservan de la “Oficina Botánica” intervinieron 51 grabadores; y en los dibujos, además de los artistas antes mencionados, Bruno Salvador Carmona (c. 1736- 1801), el mencionado José Rubio y Antonio Delgado Meneses (fl. 1801-1837).

Mientras, José Pavón fue nombrado miembro correspondiente y, pocos meses después, académico supernumerario de la Real Academia Médica de Madrid, para lo cual presentó una memoria titulada, Disertación botánica sobre el género Araucaria [...] (leída el 25 de septiembre de 1794); apenas veintiún días más tarde optaba a la plaza de académico numerario con la memoria Disertación botánica sobre los géneros Broussonetia, Tovaria y Actinophyllum [...] (leída el 16 de octubre de 1794), siendo admitido, a los pocos días, como académico en el ramo de las Ciencias Naturales (30 de octubre de 1794) —ambas memorias se publicarán juntas en el tomo I de las “Memorias” de la Academia (1797)—. El siguiente grupo de plantas sobre el que se interesó fue el que, entonces, se incluía en el género Laurus; ya en diciembre de 1803 ofreció presentar una monografía, la que al fin, con el título de Laurographia Florae Peruvianae et Chilensis, leyó en sesión pública en agosto de 1805. La Academia aprobó su publicación en el tomo II de las “Memorias” que se estaba preparando, pero dichas “Memorias”, seguramente por causa de las guerras napoleónicas, nunca se publicaron —volvió a intentarlo, sin éxito, en 1817; una reconstrucción más o menos facsimilar vio la luz en 1989—. Su participación en la vida de la Academia fue intensa e importante hasta el nacimiento de la Real Academia de Ciencias de Madrid (7 de febrero de 1834). Formó parte de comisiones diversas, de ordinario en temas relativos a las ciencias (Entomología, Meteorología y, ante todo, Botánica y las Ciencias Naturales en su conjunto), más raramente, y junto a su compañero Hipólito Ruiz, se le requirió para informar acerca de temas sanitario-farmacéuticos; fue repetidamente comisionado en el ramo de las ciencias naturales (entre 1801 y 1830); coordinador y censor de los textos que deberían publicarse en los tomos II y III de las “Memorias”; bibliotecario (desde el 3 de noviembre de 1808); durante las guerras napoleónicas, luchó por la salvaguarda de los materiales diversos que la Academia guardaba; trabajo que le fue recompensado con el nombramiento de bibliotecario perpetuo (27 de abril de 1816); el 20 de noviembre de 1824, cuando la Real Academia quedó clausurada por motivos políticos, fue Pavón una de las personas nombradas por la institución para custodiar sus fondos —cuando la reapertura, en marzo de 1828, Pavón ya había renunciado al cargo de bibliotecario—; facilitó el acceso a la Academia a numerosos científicos nacionales y extranjeros; y, aunque fue uno de los firmantes de la Real Academia de Medicina que el 29 de diciembre de 1830 recomendaban la creación de una Academia de Ciencias Naturales, no fue ni socio fundador ni académico numerario o supernumerario —se le distinguió como académico de honor el 20 de febrero de 1830—, seguramente por sus discrepancias con Antonio Sandalio de Arias, su presidente. Además, a parir de la publicación de la edición tercera de la Farmacopea Hispana (Madrid, 1803), tomó parte en la lucha de la Academia de Medicina contra la Real Junta Superior Gubernativa de Farmacia, por el control de ese texto.

En 1801 publicaron H. Ruiz y J. Pavón el Suplemento á la Quinología [...] (Madrid, Viuda é hijo de Marín, 1801). Esta obra complementa la Quinología, ó tratado del árbol de la quina ó cascarilla [...], que había sido publicada bajo la autoría única de Ruiz (Madrid, Viuda é hijo de Marín, 1792), con los nuevos envíos de materiales por parte de Tafalla y Sebastián José López Ruiz, más las respuestas a lo publicado por Francisco Antonio de Zea —discípulo de Mutis— en los Anales de Historia Natural, tomo II, n.º 5 (1800), Memoria sobre la quina según los principios del Sr. Mutis [...] y a una carta de Antoine-Laurent de Jussieu.

Ruiz continuó trabajando sobre las diferentes especies de quinas, a partir de los nuevos materiales enviados por Tafalla, pero los problemas de la España de principios del siglo xix frustraron su publicación; lo mismo le ocurrió a Pavón, quien a partir de la muerte de su compañero, en 1816, preparó una Nueva Quinología [...], concluida en 1826, obra que fue editada, comentada y adicionada con importantes estudios por John Eliot Howard, Illustrations of the Nueva Quinologia of Pavon, with coloured plates [...] (Londres, 1859-1862) —el manuscrito, según parece, le fue vendido por Miguel Colmeiro en 1858—; antes, Augustin-Pyramus de Candolle ya había dado a conocer gran parte de los materiales inéditos de la Nueva Quinología —sin duda a partir de un manuscrito regalado por Pavón— en Notice sur les différents genres et espèces dont les écorces ont été confondues sous le nom de Quinquina, publicado en la “Bibliothèque Universelle des Sciences, Belles- Lettres et Arts: Sciences et Arts” de Ginebra (tomo 41, vol. 14(2), págs. 144-162, junio de 1829) y en el “Prodromus systematis naturalis Regni Vegetabilis” (“pars quarta”, 1830).

No debía de ser muy buena la situación laboral de José Pavón, cuando el 14 de febrero de 1800 solicitó los “honores de Vicedirector del Real Gabinete [de Historia Natural], con opción a la primera vacante en dicho cargo” —ofrecía, a cambio, un herbario de mil quinientas muestras o pliegos de plantas europeas y una colección de semillas—; José Clavijo Fajardo, su director de hecho, no le fue favorable. Peor debió de ser su situación años más tarde; desde 1806 hasta 1815 se interrumpió el pago de los salarios a los integrantes de la “Oficina Botánica” —en la fecha última se abonaron los emolumentos atrasados—; con la restauración borbónica la situación no mejoró, el caos administrativo provocó una constante irregularidad en el pago de los salarios y de las cantidades asignadas a la “Oficina”. Ante esta situación, unida quizá al desaliento personal y al deseo de contactar con otros científicos y de darse a conocer fuera de nuestras fronteras, optó Pavón por intentar la venta de las colecciones y trabajos inéditos americanos custodiados en la “Oficina Botánica” —evidentemente, los materiales del Perú y Chile propios y los enviados por Tafalla y Manzanilla hasta 1815, más parte de los de la Expedición de Nueva España de Martín de Sessé y Lacasta y José Mariano Mociño—. Su primer contacto, el 22 de julio de 1813, fue James Edward Smith, presidente de la Sociedad Linneana de Londres, a quien regaló su “Laurographia”, inédita, y comunicó la posibilidad de adquirir materiales americanos por parte de cualquier botánico interesado. Un año más tarde, a mediados de 1814, apareció el primero de ellos, Aylmer Bourke Lambert; es de suponer que la presencia de Ruiz, quien no debía de conocer tal relación, dificultó los negocios; su muerte, en 1816, facilitaría sin duda el envió de la primera remesa el 1 de diciembre de 1816 —1500 muestras o pliegos de plantas secas, 100 frutos y semillas y 104 insectos americanos, 300 insectos ibéricos y una colección de libros de Botánica de autores hispanos—; en total, Lambert recibió diez remesas, entre 1816 y el 8 de mayo de 1824, que contabilizan un total de 15.894 pliegos de plantas secas americanas —ante todo de México y del Perú—, más otras 3000 ibéricas y toda una serie de colecciones de semillas, frutos, drogas, insectos, conchas, libros, estampas, etc. —tras la muerte de Lambert, en 1842, su herbario se subastó; por ello, las plantas hispanoamericanas vendidas por Pavón están hoy repartidas por los más importantes herbarios del mundo—. En 1825 contactó con Augustin-Pyramus de Candolle, pero no parece que este botánico ginebrino obtuviera otros materiales de Pavón que unas cuantas semillas y un manuscrito sobre las quinas, seguramente la “Nueva Quinología” pero sí facilitó la compra de plantas secas por parte de Jean-Pierre- Philippe Dunant y Moise-Étienne Moricand —hoy en gran parte en el Jardín Botánico de Ginebra—.

Más importante fue la venta de materiales a Philip Barker Webb, quien adquirió 4994 pliegos de plantas secas, principalmente mexicanas y peruanas, que recibió en tres lotes entre el 24 de noviembre de 1826 y el 25 de octubre de 1827 —a su muerte, el botánico inglés donó su herbario al Museo Botánico de la Universidad de Florencia—. Poco antes de su muerte en 1840, la Academia de Ciencias y Artes de Barcelona le compró a Pavón unos trescientos pliegos de plantas, hoy en el Instituto Botánico de la ciudad catalana.

Por último, en agosto de 1841, el hijo de Pavón, José Antonio Pedro Aquilino, tras la muerte de padre, vendió al botánico ginebrino Pierre Edmond Boissier, con la mediación de Georges-François Reuter y los buenos oficios de Miguel Colmeiro, entre seis mil y ocho mil pliegos de plantas ibéricas, mexicanas y peruanas —hoy, también, en el Jardín Botánico de la ciudad suiza—. Estas ventas, a la postre, acarrearon el descrédito de Pavón ante el resto de los naturalistas hispanos —Mariano Lagasca, Antonio Sandalio de Arias, Miguel Colmeiro, etc—.

Tras la vuelta al poder absoluto de Fernando VII y la huida o el alejamiento de la Corte de Lagasca y de Simón de Rojas Clemente, fue nombrado Pavón, en octubre de 1823, encargado interino del cuidado de las colecciones botánicas de Mutis —desde 1817 adscritas al Real Jardín Botánico, aunque depositadas en un “desván” del actual Museo del Prado—, de la publicación de la “Flora de Santa Fe de Bogotá” y de la biblioteca del Real Jardín —curiosamente, no parece que Pavón fuera muy partidario del régimen absolutista; no sería “purificado” hasta el 3 de enero de 1832—. Tales nombramientos no debieron de ser del agrado de Sandalio de Arias, nuevo presidente de la Junta del Real Jardín Botánico, quien informó negativamente al Gobierno (13 de diciembre de 1823).

Intentó reunir Pavón todas las “Floras americanas” —los materiales de Ruiz y Pavón, Mutis, Née, Sessé y Mociño, etc.— en una nueva “Oficina Botánica”, pero sus peticiones no tuvieron respuesta. Entre mayo y agosto de 1827 dimitió de su cargo de bibliotecario interino y de su encargo al respecto de lo de Mutis.

Este encadenamiento de sinsabores no paró con la desaparición de la “Oficina” en abril de 1831; en septiembre de 1835 fue suspendido de sueldo, en tanto no informase acerca de los objetos “desaparecidos”.

Falleció unos años después, en Madrid, en la calle de Juanelo, casa n.º 19, 2.º piso (antes, n.º 15), el 13 de marzo de 1840, de una disentería. Tenía ochenta y seis años.

Fue Pavón amante de las lenguas clásicas; ya que en el año 1800 era socio de la Real Academia Latina de Madrid y todavía en 1825 era socio honorario de la Real Academia Grecolatina; el 16 de noviembre de 1831 fue nombrado tesorero y el 28 de noviembre decano de esta última sociedad —ambas, en realidad, son la misma, con el nombre cambiado—.

José Antonio Pavón se había casado, probablemente en Madrid, el 9 de julio de 1789, con María Juliana Sinforosa Sánchez-Herrero y Gálvez (nacida en Madrid, 28 de julio de 1770). Tuvo cinco hijos: Simón, nacido en 1790, murió en el parto; Mateo, nacido en 1791, solo vivió tres días; María Lina Mercedes nació el 23 de septiembre 1797 y murió el 29 de agosto de 1799; José María Francisco Antonio nació el 9 de abril de 1800 y murió el 13 de agosto de 1801, y José Antonio Pedro Aquilino, nacido 3 de enero de 1802 y que fue el único que le sobrevivió.

Obras de ~: con H. Ruiz, Florae Peruvianae, et Chilensis prodromus, sive novorum generum plantarum Peruvianarum, et Chilensium descriptiones, et icones. Descripciones y láminas de los nuevos géneros de plantas de la flora del Perú y Chile [...], Madrid, 1794 (Roma, 1797 [se publica, únicamente, la parte latina, con numerosas correcciones y notas de G. Xuárez]; Historiae Naturalis Classica, t. XLIII [ed. facs., con los tres vols. de la Flora Peruviana, et Chilensis, con introd. y notas de F. A. Stafleu], Lehre, 1965); “Disertación Botánica sobre los géneros Tovaria, Actinophyllum, Araucaria y Salmia, con la reunión de algunos que Linneo publicó como distintos”, en Memorias de la Real Academia Médica de Madrid, 1 (1797), págs. 191-204 [también en tirada aparte, con distinta paginación]; con H. Ruiz, Flora Peruviana, et Chilensis, sive descriptiones, et icones plantarum Peruvianarum, et Chilensium, secundum systema Linnaeanum digestae, cum characteribus plurium generum evulgatorum reformatis [...], Madrid, 1798-1802, 3 vols. (Historiae naturalis classica t. XLIII [ed. facs., con el Florae Peruvianae, et Chilensis prodromus, con est. prelim. de F. A. Stafleu], Lehre, 1965, 3 vols., Madrid, Fundación de Ciencias de la Salud-Real Jardín Botánico-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Ediciones Doce Calles, 1995-1997 [ed. facs., con ests. prelims. de J. M. López Piñero, J. L. Fresquet Febrer, R. Rodríguez Nozal y A. González Bueno]); con H. Ruiz, Systema vegetabilium Florae Peruvianae et Chilensis, characteres Prodromi genericos differentiales, specierum omnium differentias, durationem, loca natalia, tempus florendi, nomina venacula, vires et usus nonnullis illustrationibus interspersis complectens [...] Tomus primus [...], Madrid, 1798; con H. Ruiz, Suplemento a la Quinología, en el qual se aumentan las especies de quina nuevamente descubiertas en el Perú por Don Juan Tafalla, y la quina naranjada de Santa Fe con su estampa. Añádese la respuesta a la Memoria de las Quinas de Santa Fe, que insertó Don Francisco Zea en los Anales de Historia natural, y la satisfacción a los reparos o dudas del ciudadano Jussieu sobre los géneros del Pródromo de la Flora del Perú y Chile [...], Madrid, 1801; ([Burgos], Biblioteca de Clásicos de la Farmacia Española, Fundación de Ciencias de la Salud, 1994 [ed. facs., con H. Ruiz, Quinología, o tratado del árbol de la quina o cascarilla [...], est. prelim. de M. L. de Andrés Turrión y M. E. Alegre Pérez]); con H. Ruiz, “Observaciones críticas a la parte botánica del viage [sic] de Mrs. Humboldt y Bonpland, divididas en dos partes. La primera sobre el género Cinchona ó quina, y la segunda sobre las siete especies de los géneros Ceroxylon, Matisia y Freziera, publicadas por Mr. Amato Bonpland en su obra intitulada Plantae aequinoctiales, y dadas a conocer algunas de ellas anteriormente en la Quinologia y Flora Paruviana”, en Mercurio de España (1807), págs. 224- 247; con H. Ruiz, “Flora Peruviana, et Chilensis, sive descriptiones, et icones plantarum Peruvianarum, et Chilensium, secundum systema Linnaeanum digestae, cum characteribus plurium generum evulgatorum reformatis [...], Tomus IV”, en Anales del Instituto Botánico A. J. Cavanilles (AIBAJC), 12(1) (1954), págs. 113-195; (“(Pars II)”, 13 (1956), págs. 5-70; “(Pars III)”, 14 (1957), págs. 717-784; “(Pars IV)”, 15 (1958), págs. 115-241 [también publicado en un volumen, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1958); ed. del texto inéd., a cargo de E. Álvarez López, y facs. de la láminas, que quedaron terminados hacia finales de 1807 o principios de 1808]); con H. Ruiz, “Flora Peruviana, et Chilensis, sive descriptiones, et icones plantarum Peruvianarum, et Chilensium, secundum systema Linnaeanum digestae, cum characteribus plurium generum evulgatorum reformatis [...], Tomus V”, en (AIBAJC), 16 (1959), págs. 353-462 (“(Pars II)”, 17(1) (1960), págs. 377-495 [ed. incompleta del texto inéd., a cargo de E. Álvarez López, y facs. de la láminas, éstas se grabaron entre 1804 y 1822]); con H. Ruiz, Laurographia Florae Peruviana et Chilensis [...], [Bilbao], Ayuntamiento de la Villa de Belorado (Burgos) y Real Jardín Botánico (CSIC) [1989] [reprod. facs. del texto y las láminas correspondientes al género Laurus publicado en el tomo IV de la Flora Peruviana, et Chilensis, vide supra, introd., transcr. y notas de A. González Bueno y M. C. Navarro Aranda].

 

Bibl.: H. Ruiz y J. Pavón, “Beauharnoisia, genus novum florae peruvianae ineditum, Polyand. Tetragyn. Linnaei, Guttiferis affine, Jussieu Gen. plantar.”, en Annales du Museum National d’Histoire Naturelle, 11 (1808), págs. 71-73, pl. 9; A. B. Lambert, An illustration of the genus Cinchona; comprising descriptions of all the officinal Peruvian barks, including several new species. Baron de Humboldt’s Account of the Cinchona forests of South America, and Laubert’s Memoir on the different speies of Quinquina. To which are added several dissertations of Don Hippolito Ruiz on various medicinal plants of South America [...] And a short account of the spikenard of the ancients [...], London, 1821; J. E. Howard, “Examination of Pavon’s collections of Peruvian barks contained in the British Museum”, en Phamaceutical Journal and Transactions, 11 (1852), págs. 489-498 y 557-564; 12 (1852-1853), págs. 11-15, 58-62, 125-129, 173-180, 230-235 y 338-343 [también en tirada aparte, con distinta paginación, Londres, 1853]; J. E. Howard, Illustrations of the Nueva Quinologia of Pavon, with coloured plates by W. Fitch, and observations on the Barks described by [...], London, 1859-1862 [publicación, con comentarios y adiciones importantes, de la “Nueva Quinología o sea Una monografía de 41 especies de quina o cascarilla cuyo género es en Botánica Cinchona, cuyas especies diferentes, las once están ya publicadas en la Flora peruana y chilense y las 30 inéditas descubiertas en el Perú y varias prov. de Quito por D. Hipólito Ruiz, D. José Pavón y el discípulo de botánica D. Juan Tafalla, y últimamente corregidas y aumentadas con nuevas observaciones interesantes por D. José Pavón, Director de la Flora. Año de 1826”]; R. González Fragoso, “Una carta inédita de Pavón”, en Actas de la Sociedad Española de Historia Natural, 12 (1883), págs. 69-71; O. J. González Hidalgo, “Algunas noticias sobre la expedición científica hecha al Perú por orden del rey de España Carlos III”, en Revista de los Progresos de las Ciencias, 22(6) (1889), págs. 352-372; E.-T. Hamy, Joseph Dombey. Médecin, naturaliste, archéologue, Explorateur, du Pérou, du Chili et du Brésil, (1778-1785): sa vie, son oeuvre, sa correspondance [...], Paris, 1905; F. Barras de Aragón, “Noticias del regreso de Pavón a España y de algunos envíos de ejemplares del Perú hechos al Gabinete de Historia Natural de Madrid”, en Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, 15 (1915), págs. 358-360; H. Ruiz, Relación del viaje hecho a los reynos del Perú y Chile por los botánicos y dibuxantes enviados para aquella expedición, extractado de los diarios por el orden que llevó en estos su autor don Hipólito Ruiz [...], Madrid, Comisión de Estudios Retrospectivos de Historia Natural de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 1931 [ed., rev,, anotada y con ests. de A. J. Barreiro; hay una trad. al ingl.: Travels of Ruiz, Pavón and Dombey in Peru and Chile (1777-1778), by Hipólito Ruiz, with an Epilogue and Official Documents Added by Agustín Jesús Barreiro, Translation by B. E. Dahlgren, vol. XXI, Chicago, Botanical series, Field Museum of Natural History, 1940]; A. J. Barreiro, “Don José Antonio Pavón y Jímenez, 1754-1840”, en Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, Congreso de Lisboa, 7 (1932) págs. 5-11; R. Pichi-Sermolli, “Le collezioni cedute da J. Pavón a F. B. Webb e conservate nell’ Herbarium Webbianum”, en Nuovo Giornale Botanico Italiano, 56 (1950), págs. 699-701; H. Ruiz, Relación histórica del viage, que hizo a los reynos del Perú y Chile el botánico D. Hipólito Ruiz en el año de 1777 hasta el de 1788, en cuya época regresó a Madrid [...] Segunda edición, enmendada y completada de todo lo que le faltaba, según la copia definitiva, inédita, del manuscrito de D. Hipólito, hallada y copiada en el Departamento Botánico (Historia Natural) del Museo Británico, por el Dr. Jaime Jaramillo- Arango [...],Madrid, Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 1952, 2 vols. [ed., rev., anotada y con ests. de J. Jaramillo- Arango; el tomo II contiene “Ilustraciones y mapas contemporáneos, tomados de las obras inéditas ‘Descripción Histórico-Geográfica, Política, Eclesiástica y Militar de la América Meridional”; hay una trad. al ingl.: The journals of Hipólito Ruiz. Spanish botanist in Peru and Chile 1777-1788. Translated by Richard Evans Schultes and María José Nemry von Thenen de Jaramillo-Arango. Transcribed from the original manuscripts by Jaime Jaramillo-Arango, Portland, Oregon, Timber Press, 1998]; E. Á lvarez López, “Algunos aspectos de la obra de Ruiz y Pavón”, en AIBAJC, 12(1) (1954) págs. 5-111; R. Roldán y Guerrero, “En torno a la biografía del ilustre botánico D. José Antonio Pavón y Jiménez”, en Boletín de la Sociedad Española de Historia de la Farmacia, 6(24) (1955), págs. 150-156; E. Á lvarez López, “Comentarios sobre ‘Laurus’ de Ruiz y Pavón, con notas de Dombey acerca de algunas de sus especies” en AIBAJC, 13 (1956) págs. 71-78; E. Á lvarez López, “Dombey y la Expedición al Perú y Chile” en AIBAJC, 14 (1957) págs. 31- 129; A.R. Steele, Flowers for the King: The expedition of Ruiz and Pavon and the Flora of Peru, Durham, North Carolina, Duke University Press, 1964 [hay una trad. esp.: Flores para el rey. La expedición de Ruiz y Pavón y la Flora del Perú (1777- 1788), Barcelona, Ediciones del Serbal, 1982]; M.E. Ron Álvarez, “Aportación al conocimiento de la historiografía de botánico D. José Antonio Pavón y Jiménez”, en Anales de la Real Academia de Farmacia 36(4) (1970), págs. 599-631; H.S. Miller, “The Herbarium of Tylmer Bourke Lambert. Notes of its acquisition, dispersal and present whereabouts”, en Taxon, 19(4) (1970), págs. 489-553; R. Roldán y Guerrero, Diccionario biográfico y bibliográfico de autores farmacéuticos españoles, vol. IV, Madrid, 1976; F. A. Stafleu y R. S. Cowan, “Taxonomic literature. A selective guide to botanical publications and collections wich dates, commentaries and types. 2.ª ed.”, en Regnum Vegetabile, vol. 110 (1983); E. Estrella, “Contribución al estudio de la obra quinológica de Jose Pavón”, en Asclepio, 39(1) (1987), págs. 27-52; A. González Bueno (ed.), La expedición botánica al virreinato del Perú (1777-1788), Madrid, Comisión del Quinto Centenario, etc., 1988, 2 vols. [con textos de A. González Bueno, J.-P. Clément, E. Estrella, P. Cabello, M. L. de Andrés Turrión, A. Miguñe Alonso, A. de Pedro, M. Cabello Martín, M. L. García-Ochoa Roldán, P. Nájera Colino]; J. Tafalla, Flora Huayaquilensis, sive descriptiones et icones plantarum Huayaquilensium secundum systema Linnaeanum digestae, [Madrid], Instituto ad Conservandam Naturam (ICONA, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alomentación), Horto Regio Matritense (CSIC), 1989 [ed, rev., anotada y con ests. de E. Estrella; se publican, parcialmente, los vols. 5-7, 9-12 y suplementos 1-5 de la Flora Peruviana, et Chilensis]; A. González Bueno, “Una colección de quinas perteneciente a José Pavón”, en Acta Botánica Malacitana (ABM), 14 (1989), págs. 195-197; R. Rodríguez Nozal, “Las colecciones americanas generadas por las Expediciones botánicas de la España ilustrada: un análisis de su dispersión”, en Llull, 17 (1994), págs. 403-436; R. Rodríguez Nozal, “La ‘Oficina Botánica’ (1788-1835): una institución dedicada al estudio de la Flora Americana”, en Asclepio, 47(2) (1995), págs. 169-183; R. Rodríguez Nozal y A. González Bueno, “Las colonias al servio de la ciencia metropolitana: la financiación de las “Floras americanas” (1791-1809)”, en Revista de Indias 55(205) (1995), págs. 597-634; A. González Bueno y R. Rodríguez Nozal, “The Expedition to Peru and Chile (1777-1788): inventory of scientific production”, en Huntia, 9(2) (1996), págs. 107-132; R. Rodríguez Nozal, La “Oficina de la Flora Americana” (1788-1835) y la marginación del proyecto de las expediciones botánicas ilustradas, Madrid, Universidad Complutense, 2001 [CD]; J. I. García-Armendáriz, “Botánica y latín: las enmiendas de Gómez Ortega y Pavón al Columela de la Matritense”, en Cuadernos de Filología Clásica. Estudios Latinos, 22(1) (2002), págs. 267-281; A. González Bueno y R. Rodríguez Nozal, “Algo más sobre la producción científica de los botánicos de la Expedición al Virreinato del Perú (1777-1788)”, en ABM, 14 (2002), págs 195-197.

 

Félix Muñoz Garmendia

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