Serrano Simeón, José Calixto. Sueca (Valencia), 14.X.1873 – Madrid, 7.VII.1941. Compositor.
De niño, su padre quiso alejarlo de su pasión musical y lo metió a mancebo de botica. Pero él convenció a su progenitor de que lo suyo era el mundo del pentagrama y que viviría siempre de la música. No se equivocó.
Lo curioso es que su padre dirigía la Banda Municipal de Sueca y de él recibió las primeras lecciones de solfeo. Quería ser tan buen violinista como Sarasate.
Quedó matriculado en el Conservatorio de Valencia y allí estudió solfeo, armonía y composición con el maestro Salvador Giner.
Se especializó en música de zarzuelas y comedias musicales. Fue uno de los más populares y prestigiosos autores de su tiempo, cuya música ha seguido escuchándose, siendo admirado y querido por los valencianos.
Fundamentalmente por haber compuesto el Himno Regional y El Fallero.
Su primera obra importante fue la música para una obra del género chico de los hermanos Álvarez Quintero, El motete, que compuso ya viviendo en Madrid.
Y después, La mazorca roja, que le produjo importantes beneficios.
Más de cincuenta obras líricas compuso el maestro Serrano con éxito. Varias de ellas con libreto de Carlos Arniches. A saber: La mala sombra; La reina mora; Alma de Dios; El amigo Melquiades; La canción del olvido; El trust de los tenorios; Los de Aragón; Moros y cristianos; La alegría del batallón; El carro del sol; Los claveles; La Dolorosa; La venta de los gatos, para la que los hermanos Quintero se inspiraron en su libreto en un relato de Gustavo Adolfo Bécquer.
Se dio la circunstancia que esa obra, La venta de los gatos, era una de las favoritas de su autor, quien la creyó siempre de las mejores de su repertorio. Sin embargo, fue la única que no pudo estrenar en vida.
Pasaron más de veinte años desde que la compusiera, hasta que pudo darse a conocer. Pero entonces ya no la pudo dirigir —ni escuchar— su creador. Se fue a la tumba con esa pesadumbre.
Era un artista puro, al decir de quienes lo conocieron bien. Con fama de perezoso, que no era tal: escribía música cuando le apetecía y se sentía inspirado. Componía de madrugada. Decía que sus vecinos estaban acostumbrados a escucharle tocar el piano, en especial un médico quien, cuando Serrano no practicaba con su instrumento, se alarmaba, creyéndolo enfermo.
Para la historia de la música española, el maestro Serrano fue uno de los más grandes compositores, y de los más populares.
Obras de ~: Alma de Dios, con libreto de García Álvarez y Carlos Arniches, 1907; La alegría del batallón, con libreto de Carlos Arniches y Quintana, 1909; El trust de los tenorios, libreto de García Álvarez y Carlos Arniches, 1910; El carro del sol (1911); Los de Aragón, libreto de Juan José Llorente, 1927; Los claveles, libreto de Sevila y Carreño, 1929; La Dolorosa, libreto de Juan José Llorente, 1930.
Bibl.: “El Caballero Audaz”, en Galería (Ediciones ECA) (1949), págs. 525-532; M. Gómez García, Diccionario del Teatro, Madrid, Ediciones Akal, 1997, pág. 773; R. Díaz Gómez, “Serrano Simeón, José”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, vol. IX, Madrid, SGAE, 2002, págs. 945-950.
Manuel Román Fernández