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Juan Gutiérrez de Altamirano

Biografía

Gutiérrez de Altamirano, Juan. Medellín (Badajoz), ú. t. s. xv – Nueva España (México), 1562 post. Licenciado, juez de la Audiencia de Santo Domingo, juez de residencia, gobernador interino de la isla de Cuba en combinación con Manuel de Rojas, en 1525 y 1526.

Hijo de Hernán Gutiérrez Altamirano y de Teresa Carrillo. Según Vélez de Gómara era primo de Hernán Cortés. Servía como licenciado en Leyes en la Audiencia de Santo Domingo cuando fue enviado por ésta a la isla Fernandina (así se llamaba entonces Cuba) como juez de residencia póstuma de Diego Velázquez, y gobierna en la isla mientras ejerce su comisión. Consta en muchos documentos fehacientes que llegó a Santiago de Cuba el 29 de mayo de 1524 y queda como teniente de gobernador, al par que como juez de residencia. Como desde septiembre de 1524 la Audiencia designa gobernador interino a Manuel de Rojas “Altamirano tomó la parte del gobierno respectivo a la parte judicial y municipal, mientras que el regidor y dependiente de la Casa Real Manuel de Rojas que, con aprobación de la Audiencia, lo había tomado en el Ayuntamiento de Santiago, continuó ejerciendo interinamente todos los demás cargos, como teniente gobernador de Cuba en nombre del Almirante” (Pezuela, 1863, pág. 17). Respecto al juicio de residencia de Diego Velázquez comenta Pezuela (1868, pág. 121) que “ni en la tumba se libró de un juicio que desde el descubrimiento del Continente Americano no excluyó a ninguno de los que gobernaron en los nuevos países”.

Condenó al difunto adelantado a multas, por no haber establecido aranceles e impuestos en todos los lugares y por haber aceptado presentes y banquetes y consintiendo que se sacaran indios para otras posesiones. Y, como consecuencia de esta residencia tomada póstumamente a Velázquez, suspendió en sus funciones a todos los regidores (Pedro Paz, Andrés de Duero, Diego de Soto y otros).

Durante su interinato continuó el alzamiento de los indios en las encomiendas de Santiago y en casi todas las demás villas. La administración de la isla estaba confusa; Altamirano introduce la recaudación de diezmos bajo las pautas que se observaban en España, creando además los impuestos de almojarifazgos, y el de los quintos sobre el, poco, oro que se recogía en las arenas de algunos ríos y en las peñas cerca de Trinidad y de Santiago. Cesó como gobernador interino el 27 de abril de 1526.

Cuando Gonzalo de Guzmán fue a tomarle su residencia en 1526, se defendió bien, ya que era hombre justo, aun cuando sufrió muchos desabrimientos. Marchó a Nueva España y quedó como procurador de Cortés en 1528. Lo representó en la causa de Diego Hernández contra Cortés en 1529, y muchos años después, más que sexagenario, aparece como testigo en la información de Saavedra en 1562 (Hugh Thomas, 2001).

Casó con Mencía Maldonado, con la que tuvo a Juan Altamirano, y en segundas nupcias, con Juana Altamirano, prima suya de Medellín, con quien tuvo a Hernán Gutiérrez Altamirano. Se ignora el año de su muerte.

 

Bibl.: J. de la Pezuela, Diccionario Geográfico, Estadístico, Histórico de la Isla de Cuba, vol. I, Madrid, Imprenta del Establecimiento de Mellado, 1863; Historia de la Isla de Cuba, vol. I, Madrid, C. Bailly-Bailliere, 1868, cap. IV, pág. 121; F. Calcagno, Diccionario Biográfico Cubano, New York, Imprenta y Lib. de N. Ponce de León, 1878, pág. 32; P. Hurtado, Indianos Cacereños [...], Barcelona, Tipolitografía de Luis Tasso, 1892, pág. 131; E. S. Santovenia, Historia de Cuba, vol. I, La Habana, Ediciones Trópico, 1943, págs. 170, 172-174, 245-246 y 248; Historia de la Nación Cubana, vol. I, La Habana, Ediciones Historia de la Nación Cubana, 1952, págs. 88-89, 113 y 271; C. Márquez Sterling, Historia de Cuba [...], Madrid, Las Américas Publishing Company, 1969, pág. 25; R. Guerra, Manual de historia de Cuba [...], La Habana, Ediciones de Ciencias Sociales, 1971, pág. 54; N. Silverio- Sáinz, Cuba y la Casa de Austria, Miami, Ediciones Universal, 1971, págs. 54-55, 57 y 69; H. Thomas, Quién es quién de los conquistadores, Barcelona, Salvat, 2001, págs. 300-301.

 

Fernando Rodríguez de la Torre